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Historia de la escritura



La historia de la escritura comprende los distintos sistemas de escritura que surgieron desde la Edad del bronce (finales del IV milenio a. C.).

Los primeros sistemas de la escritura a finales del IV milenio a. C. no se consideran una invención espontánea, pues se fundamentan en viejas tradiciones de sistemas simbólicos que no se pueden clasificar como escritura en sí mismas, pero que sí comparten muchas características que recuerdan a aquella. Estos sistemas se pueden describir como protoescritura y utilizaban símbolos ideográficos e mnemónicos que podían transmitir información, si bien estaban desprovistos de contenido lingüístico directo. Estos sistemas aparecieron al principio del periodo neolítico, ya en el VII milenio a. C. si no antes (Kamyana Mohyla), en pleno Paleolítico Superior. Se ha observado el uso de tales signos lineales de una posible escritura lineal paleolítica no solo en la zona astur-cántabro-aquitana o franco-cantábrica, sino también en cuevas del sur de la península, concretamente en las cuevas de la Pileta y Nerja en Málaga.[1]​ Destacan la escritura vincha, que muestra una evolución gradual a partir de símbolos sencillos desde el VII milenio, aumentando en complejidad durante el VI milenio y culminando en las Tablas de Tartaria (Rumanía) y las Tablas de Gradeshnitsa (Bulgaria), ambas del V milenio, con filas de símbolos cuidadosamente alineados que evocan la impresión de un «texto». La Tabla de Dispilio, de finales del VI milenio, es similar. Las escrituras jeroglíficas del antiguo Oriente medio (egipcia, protocuneiforme sumeria y cretense) nacen naturalmente de aquellos sistemas simbólicos, de manera que resulta difícil decir ―sobre todo porque poco se conoce acerca del significado de los símbolos― en qué momento preciso la escritura nace de la protoescritura.

En 2005 se descubrieron en China unos símbolos de la escritura Jiahu grabados sobre caparazones de tortuga que se dataron mediante radiocarbono en el VI milenio a. C. Los caparazones se encontraban enterrados junto a restos humanos en 24 tumbas neolíticas excavadas en Jiahu, provincia de Henan, al norte de China. Según algunos arqueólogos, la escritura de los caparazones presentaba similitudes con la escritura sobre huesos oraculares del II milenio a. C.[2]​ Otros,[3]​ sin embargo, rechazan esta afirmación por no estar suficientemente probada, argumentando que unos simples diseños geométricos, como los que encontramos en los caparazones de Jiahu, no se pueden relacionar con la primera escritura.

La escritura del Indo, del II milenio a. C. puede, de igual manera, constituir una protoescritura, quizás ya influenciada por el nacimiento de la escritura en Mesopotamia.

Las «runas eslavas» mencionadas por algunos autores medievales también pueden haber sido un sistema de protoescritura. Un ejemplo histórico es el sistema de pictogramas inventado por Uyaquq antes de desarrollar el silabario de Yugtun. [cita requerida]

Por definición, la Historia comienza con los registros escritos. Los restos de la cultura humana sin la escritura constituye el ámbito de la Prehistoria (véase La escritura y la historicidad más abajo). Sin embargo, el «origen de la escritura ha dejado de ser un misterio».[4]

La evolución de la escritura fue un proceso originado por la práctica económica y la necesidad en el antiguo Oriente Próximo.[4]​ La arqueóloga Denise Schmandt-Besserat determinó la conexión entre las «fichas» de arcilla sin categorizar previamente y la primera escritura conocida, el protocuneiforme.[4][5]​ Las fichas de arcilla se utilizaban para representar bienes e incluso puede que unidades de tiempo empleado en el trabajo, haciéndose su número y tipos cada vez más complejos según avanzaba la civilización. Se alcanzó un alto grado de complejidad cuando se tuvo que manejar más de cien tipos distintos de fichas, y estaban envueltas con arcilla, con marcas que indicaban el tipo de fichas del interior. Estas marcas pronto reemplazaron a las fichas en sí, y los envoltorios de arcilla se constituyeron, como puede demostrarse, en el prototipo de las tablillas de escritura sobre arcilla.[5]

El sistema de escritura mesopotámica original (ca. 3500 a. C.) deriva de este método de conservar operaciones,[4]​ y para finales del IV milenio a. C.,[6]​ ya se había transformado en el uso de un estilete de forma triangular que se presionaba sobre arcilla flexible (escritura cuneiforme). Así, la invención de los primeros sistemas de escritura es más o menos contemporánea con el principio de la Edad del Bronce en la última mitad del IV milenio a. C. en Sumeria.

Las primeras formas de escritura eran logográficas en naturaleza, basadas en elementos pictográficos e ideográficos.[7]​ No obstante, a mitad del III milenio a. C., los sumerios habían desarrollado un anexo silábico para su escritura, reflejando la fonología y la sintaxis del idioma sumerio hablado. Esta escritura logo-silábica fue pronto adoptada por los hablantes acadios y eblaítas para sus propios idiomas, y posteriormente por los hititas y los ugaríticos.

Aunque es posible que la escritura egipcia sea un ejemplo de difusionismo (arqueología) transcultural de sus contemporáneos comerciales de Mesopotamia, los egipcios no tomaron prestados los símbolos escritos mesopotámicos. En su lugar, utilizaron su propia iconografía artística. Hay muestras de jeroglíficos egipcios arcaicos en la Paleta de Narmer del 3100 a. C., y aún mayor grado de elaboración se puede ver en los Textos de las Pirámides del III milenio a. C. En el sur de Egipto, Günter Dreyer descubrió registros de entregas de lino y aceite que, según la prueba del carbono, han sido datados entre el 3300 y el 3200 a. C., anteriores, pues, al periodo dinástico. Este hallazgo cuestiona la creencia extendida de que los primeros pueblos en escribir fueron los sumerios de Mesopotamia (actual Irak) en algún momento anterior al 3000 a. C.[8]

También surgió en esta época una escritura protoelamita logográfica aún por descifrar, que evolucionó a un elamita lineal hacia finales del III milenio, que a su vez fue reemplazado por la escritura cuneiforme tomada del acadio.

La escritura del Indo apareció hacia el 2600 a. C. y sobrevivió al declive de la cultura del valle del Indo sobre el 1700 a. C.[9]​ Sin embargo, todos los registros son extremadamente breves y no está claro que fuera realmente un sistema de escritura.

La escritura china, que data aproximadamente del siglo XII a. C. (finales de la dinastía shang), era gráficamente independiente de las escrituras del Oriente Medio, aunque, como en el caso del egipcio, puede que el difusionismo transcultural haya tenido algún papel relevante.

Las escrituras precolombinas, que datan del siglo III a. C. aproximadamente en Mesoamérica, de las cuales solamente la maya se sabe que fue una escritura real, tuvieron unos orígenes independientes de los del Viejo Mundo. Si el rongorongo de la Isla de Pascua fue también una escritura real, tuvo también un desarrollo independiente.

Prácticamente, todos los sistemas de escritura utilizados en el mundo actual descienden en última instancia de la escritura china o de los alfabetos semíticos.

La escritura surgió en una variedad de culturas diferentes en la Edad del bronce.

El sistema de escritura sumerio original deriva de un sistema de fichas de arcilla que se utilizaban para representar bienes. A finales del IV milenio a. C., ya había evolucionado hacia un método de contabilidad en el que se utilizaba un estilete redondeado que se imprimía sobre arcilla flexible con ángulos variables para grabar números. A este sistema se incorporó una escritura pictográfica utilizando un estilete afilado para indicar lo que se estaba contando. La escritura con estilete redondeado y estilete afilado fue poco a poco reemplazada hacia el 2700-2500 a. C. por un estilete en forma de cuña (de ahí el término cuneiforme). Finalmente, la escritura cuneiforme se convirtió en un sistema de escritura de propósito general para los logogramas, las sílabas y los números. A partir del siglo XXVI a. C., esta escritura se adaptó al idioma acadio y más tarde a otros como el hurrita y el hitita. Otras escrituras similares en apariencia a este sistema son el ugarítico y el antiguo persa.

La escritura fue muy importante para mantener la cohesión del Estado egipcio. La alfabetización se concentraba en una élite educada de escribas. Ser escriba era la aspiración de cualquier egipcio de ascendencia humilde. El sistema jeroglífico fue siempre difícil de aprender, y en el transcurso de los siglos se complicó aún más al aumentar el número de signos jeroglíficos.

Los signos cuneiformes eran escritos por escribas mediante cuñas, sobre tablillas casi siempre de arcilla (muy escasamente grabados en metal), que luego se guardaban en una suerte de primitivas bibliotecas, escrupulosamente organizadas, que servían para el aprendizaje de futuros escribas. Estas bibliotecas pertenecían a la escuela de cada ciudad o, a veces, a colecciones particulares.

Las tablillas estaban escritas en columnas (variantes en número), que indicaban:

En China, los historiadores han hallado mucha información sobre las primeras dinastías chinas a partir de los documentos escritos que han perdurado. La mayor parte de los escritos de la dinastía shang han llegado a nosotros en forma de huesos o accesorios de bronce. Las muescas sobre caparazones de tortuga o jiaguwen han sido datadas por medio de la prueba del carbono hacia el 1500 a. C. Los historiadores se han dado cuenta de que el tipo de medio utilizado tenía un efecto sobre lo que se quería documentar y el modo en que se empleaba.

Ha habido recientemente descubrimientos de muescas sobre caparazones de tortuga del 6000 a. C., como la escritura de Jiahu y la escritura de Banpo, pero existe polémica sobre si estas muescas poseen suficiente complejidad como para ser consideradas un sistema de escritura.[2]​ Si se afirma que es un idioma escrito, la escritura en China antecedería a la escritura cuneiforme mesopotámica, la cual hace tiempo que se reconoce como la primera aparición de la escritura, en unos 2000 años. Sin embargo, parece más probable que las inscripciones sean más bien una forma de protoescritura similar a la escritura Vinča contemporánea en Europa. Las muestras irrefutables de escritura en China son de alrededor del 1600 a. C.

La escritura protoelamita aún no descifrada surge hacia el 3200 a. C. y evoluciona a un elamita lineal hacia el III milenio, siendo más tarde reemplazado por el elamita cuneiforme tomado del acadio.[cita requerida]

Los jeroglíficos anatolios son una escritura jeroglífica aborigen propia de Anatolia occidental que aparece por vez primera en los sellos reales de Luwia alrededor del siglo XX a. C., que se usaban para registrar el idioma jeroglífico de Luwia.

Los jeroglíficos cretenses se encuentran en objetos de la Creta minoica (de principios a mediados del II milenio a. C.). La escritura lineal B ya ha sido descifrada, al contrario de lo que ocurre con la lineal A.

Los primeros alfabetos puros (más propiamente "abyads", que emparejan un único símbolo a cada fonema, pero no necesariamente un solo fonema a un único símbolo) surgieron hacia el 1800 a. C. en el antiguo Egipto como una representación del idioma desarrollado por los obreros semíticos de Egipto, pero ya por entonces había una ligera probabilidad de que los principios del alfabeto se incorporaran a los jeroglíficos egipcios. Estos primeros abyads tuvieron poca importancia durante varios siglos y solamente a finales de la Edad del Bronce la escritura protosinaítica se divide en el alfabeto protocananeo (hacia el 1400 a. C.), el silabario de Byblos y el alfabeto ugarítico (hacia el 1300 a. C.).

La escritura del Indo de la Edad del Bronce Media, que data realmente del principio de la fase de Harappa hacia el 3000 a. C., aún no ha sido descifrada.[10]​ No está claro si debería de considerarse como un ejemplo de protoescritura (un sistema de símbolos o algo parecido) o si es realmente una escritura de tipo logográfico-silábico de otros sistemas de escritura de la Edad del Bronce.

En el continente americano se desarrollaron varios sistemas de escritura para las lenguas indígenas de América incluso antes de la llegada de los europeos. Aunque frecuentemente se ha dicho que estas escrituras tenían un carácter pictográfico o nemotécnico, desciframientos realizados en la segunda mitad del siglo XX han probado que varias de las escrituras precolombinas eran sistemas fonológicos completos para representar un idioma arbitrariamente a partir de su pronunciación. En especial en Mesoamérica, las inscripciones epiolmecas, al parecer escritas en un idioma mixe-zoque, fueron reelaboradas para dar lugar indirectamente a la escritura maya y a los sistemas de notación de los códices aztecas.

Existen otras zonas del planeta donde había escritura. En la isla de Pascua se encontraron escritura en rongorongo, que es un sistema de escritura indescifrado que tiene un origen independiente del resto de escrituras del planeta, ya que fue desarrollado autóctonamente.

La invención del alfabeto no fue un episodio repentino, sino el resultado de todo un largo proceso. El primer modelo de alfabeto, el ugarítico, ignoraba las vocales. El alfabeto fenicio también sólo presentaba consonantes,[11]​ y es simplemente el alfabeto protocananeo en la forma en que se prolongó hasta la Edad del Hierro (tomada convencionalmente de la fecha umbral 1050 a. C.). Este alfabeto dio origen al alfabeto arameo y al alfabeto griego, así como, probablemente por transmisión griega, a distintos alfabetos anatolios y protoitálicos (incluyendo el alfabeto latino) en el siglo VIII a. C. El alfabeto griego es el que introduce por primera vez signos vocálicos. (Dieron el último paso, pues separaron vocales de consonantes y las escribieron por separado). La familia bráhmica de India probablemente tuvo su origen a través de los contactos arameos desde el siglo V a. C. Los alfabetos latino y griego a principios de la Era Común dieron pie a distintas escrituras europeas, como las runas, el alfabeto gótico y el alfabeto cirílico, mientras que el alfabeto arameo originó los abyads hebreo, sirio y árabe, y el alfabeto sudarábigo originó el alfabeto ge'ez.

Los historiadores hacen una distinción entre la prehistoria y la historia, siendo esta última definida por la presencia de fuentes escritas autóctonas. La aparición de la escritura en un lugar determinado viene a menudo seguido de varios siglos de inscripciones fragmentadas que no pueden quedar incluidas en el periodo "histórico", y solamente la presencia de textos coherentes marca la "historicidad". En las primeras sociedades alfabetizadas pasaron no menos de 600 años desde las primeras inscripciones hasta las primeras fuentes textuales coherentes (aproximadamente del 3200 al 2600 a. C.). En el caso de Italia, pasaron unos 500 años desde el primer alfabeto protoitálico hasta Plauto (del 750 al 250 a. C.), y en el caso de los pueblos germánicos existe un lapso de tiempo similar desde las primeras inscripciones del Elder Futhark hasta los primeros textos como el Abrogans (del 200 al 750 aproximadamente).



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