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Ignacio Girona y Targa



¿Qué día cumple años Ignacio Girona y Targa?

Ignacio Girona y Targa cumple los años el 17 de enero.


¿Qué día nació Ignacio Girona y Targa?

Ignacio Girona y Targa nació el día 17 de enero de 867.


¿Cuántos años tiene Ignacio Girona y Targa?

La edad actual es 1156 años. Ignacio Girona y Targa cumplirá 1157 años el 17 de enero de este año.


¿De qué signo es Ignacio Girona y Targa?

Ignacio Girona y Targa es del signo de Capricornio.


Ignacio Girona y Targa (n. Tárrega, Lérida; 1781 - f. Barcelona; 1867), es el fundador de la Casa Girona, un conjunto de empresas familiares que participaron en la creación de entidades bancarias, prospecciones mineras, metalurgia, inversiones en seguros, obras de infraestructuras, etc. Fue también el patriarca de una centenaria saga de empresarios, pues sus hijos fueron importantes empresarios de la Cataluña y España del siglo XIX, en especial, Manuel en Barcelona y Jaime en Madrid y Bilbao; continuaron algunos nietos en el siglo XX, como Ignacio y Juan Girona y Vilanova, Manuel Henrich y Girona, Carlos Sanllehý y Girona;[1][2]​ biznietos como Joaquín Folch y Girona,[3]​ tataranietos como Alberto Folch-Rusiñol y Girona,[4]​ y por esta rama llegan hasta el siglo XXI; toda una prueba de longevidad en una estirpe empresarial con más de 200 años de historia; algo único en España.

Los orígenes de la familia hay que situarlos a principios del siglo XVIII, cuando Cataluña se preparaba para su entrada en el capitalismo y en la revolución industrial. Tras la Guerra de Sucesión y el Decreto de Nueva Planta, Cataluña en general, y Tárrega en particular entraron en una época de gran desarrollo económico. Tárrega triplicó su población a lo largo del siglo XVIII.

Gaspar Girona y Magrinyà, natural de La Selva del Campo (Tarragona), hijo de un payés y negociante, se desplazó a Tárrega donde montó una tienda de tejidos. Se casó con María Antonia Castelltort, heredera de un propietario de una tienda de telas sita en la plaza Mayor de dicha ciudad. Gaspar y su suegro colaboraron en el negocio, ampliándolo. Casaron a su hijo José Antonio Girona y Castelltort con Antonia Targa, hija de un rico comerciante de Tárrega (auténtico especialista en subastas), cuyo primogénito fue Ignacio Girona y Targa.

Las sucesivas herencias de diversos parientes, la estrategia matrimonial, la institución del heredero único o hereu y las características de los descendientes, facilitó una creciente concentración patrimonial a lo largo de las generaciones. Los Girona no sólo eran comerciantes, sino que, ya desde un principio, compatibilizaron las actividades comerciales con las agrarias.[5]​ En la Tárrega del siglo XVIII, los comerciantes eran también los financieros pues, a diferencia de los agricultores, generaban tesorería a lo largo de todo el año. Cuando los agricultores precisaban tesorería para llegar hasta la cosecha, eran los comerciantes los que los financiaban. Por esta razón, los comerciantes eran, de alguna manera, también banqueros. Los Girona eran uno de estos comerciantes que compatibilizaban sus actividades comerciales con las financieras.[5]​ Ignacio Girona y Targa heredó la principal fortuna de Tárrega, pero al trasladarse a Barcelona su fortuna pasó a ser comparativamente mediana.

Nace en Tárrega en 1781. Entra en el negocio telas de su padre, José Antonio Girona y Castelltort. En 1803 su padre lo envía a Barcelona a seguir estudios de comercio. Ignacio y su hermano Ramón se establecen definitivamente en Barcelona.[6]​ En Barcelona se casó dos veces y durante 25 años tuvo 8 hijos. Consolidó el grupo familiar, asumiendo la función de organizar, desde una estructura patriarcal, al conjunto sus miembros.[5]

Ignacio tenía dos hermanos varones: Gaspar y Ramón. Gaspar Girona y Targa nació en Tárrega en 1785. Siguió la carrera milar donde llegó al grado de Teniente Coronel de Infantería. Murió soltero en Tárrega, donde vivió los últimos su vida, en 1858. Por su parte, Ramón Girona y Targa nació en Tárrega entre 1794 y 1795, dedicando su vida a las actividades industriales y comerciales. Se casó con 40 años con Ana Font de quien tuvo dos hijos: María del Remei y Juan Girona y Font. Juan Girona y Font estudió medicina en Barcelona y ejerció como médico, siendo uno de los médicos que estaba presente cuando el atentado con bomba del Liceo en 1893 y que estuvo atendiendo a todos los heridos. Su hijo, Juan Girona y Fontanals tuvo a su vez dos hijos: Juan y Alicia Girona y Alemany, de los cuales el primero murió joven sin hijos, y la segunda es la última persona viva que lleva el apellido de los Girona de Tárrega, teniendo varios descendientes pero ya son Bosch y Girona.

En 1806, Ignacio Girona y Targa se casa con Antonia Agrafel y Obrador, hija de un relojero con orígenes familiares en Selzach, entonces Francia y ahora Suiza, con la que tuvo 3 hijos: Juan, Mercedes y Antonia. Ignacio y su mujer compartían vivienda con sus suegros y cuñados. En la Barcelona todavía amurallada, esto era normal, pues no había espacio para todo el mundo que quería vivir en ella. Primero mueren sus suegros y cuñados, luego murió su mujer Antonia, quedando en la casa la última hermana Agrafel, Rita, con la que se casó. Con Rita tuvo 5 hijos que llegaron a la edad adulta: Manuel, Ignacio, Jaime, Esperanza y Casimiro.

Con la llegada a Barcelona de las tropas de Napoleón Bonaparte regresa a Tárrega, donde permanece durante la Guerra de Independencia entre 1808 y 1812. En Tárrega es perseguido por los franceses y cuando lo tienen casi, se oculta en la capilla de la virgen del Remei (Remedio) y los perseguidores pasan de largo, por lo que la convierte en la patrona de su familia.[7]

Durante los 20 años siguientes, se dedicó básicamente a las actividades financieras y comerciales, préstamo de dinero tanto a particulares como al Estado (compra de Deuda Pública), arrendamiento de derechos señoriales, comercialización de productos y adquisición de bienes en la desamortización de Mendizábal. En las operaciones de mayor envergadura actuaba con socios, como cuando estableció una fábrica de indianas (telas estampadas) en la calle Alt de Sant Pere de Barcelona.[5]

En 1812 funda la empresa Girona y Cía., teniendo como socios a su hermano Ramón, José Ceriola, Antonio Mitjana y Tomás Capella (se liquida en 1844). Esta empresa se dedica a las actividades más diversas, como las de banca y finanzas, industrias, obras públicas, derechos sobre el consumo de aguardiente, administración del tabaco, participación en la rede de hospitales públicos del Principado, etc.[8]

Durante los años 1820-1823 participa de forma activa en la compra de bienes desamortizados, pero sobre todo participa, más adelante, en la venta de los bienes subastados procedentes de las desamortizaciones de Mendizábal (1836 y Espartero (1841).[8]

A partir de los años 1830, se dio cuenta de que, para afrontar las nuevas expectativas de desarrollo económico, necesitaba establecer una nueva estrategia profesional. Liquida su casa de comercio y en 1839 constituye con sus hijos mayores de edad (Juan y Manuel) y un socio de su absoluta confianza (Juan Bautista Clavé, también de Tárrega) la sociedad mercantil «Girona Hermanos, Clavé y Compañía». Esta sociedad, bajo su batuta, se convertiría en la base de un proceso de constitución de compañías que él definía como la Casa Girona y que, con el tiempo, se fueron configurando con capital exclusivamente familiar. En la sociedad se fueron integrando los restantes hermanos varones a medida que iban siendo mayores de edad. La dirección recayó primero en su hijo Manuel con el socio Clavé, a la que luego se añadió su hijo Ignacio.[5][9]

En esta época, ya había comenzado a consolidar su fortuna y se siente atraído por la comercialización de los productos agrarios. Viendo la posibilidad de deshacerse de la Deuda Pública, destina parte de este capital a comprar fincas rústicas, especialmente las desamortizadas. Lérida había quedado al margen de la revolución industrial pero tenía un fuerte crecimiento económico de carácter agrario. Para ello, en 1839 desplazó a su hijo mayor, Juan, a Lérida para que se ocupase de comprar tierras que se viesen beneficiadas por la construcción del futuro Canal de Urgel (construido más tarde por la propia empresa familiar), como el Castell del Remey, el Ferrocarril de Zaragoza a Barcelona,[10]​ (también construida por la empresa familiar, tras construir la línea de Barcelona a Granollers) y diversas carreteras. Para él todas las actividades económicas (agrarias, comerciales, industriales y financieras) eran un conjunto y no creía necesario especializarse en una rama.[5]

Ignacio Girona y Targa fue el que puso los fundamentos de lo que sería la «Casa Girona», y cuando sus hijos fueron llegando a la edad adulta, su actividad económica y profesional se fue diversificando. El conjunto de los negocios emprendidos por los miembros de la familia, aunque fuesen de naturaleza diversa, estaban vertebrados por un sentido unitario que les confería la casa, de la cual ninguno de los 5 hijos se separó antes de la liquidación definitiva. Desde su creación en 1839 hasta su liquidación en 1867 la empresa familiar destacó en los campos de los seguros, la industria, finanzas y, en especial, una febril actividad constructora de obras públicas. Aunque este periodo coincidió con sus últimos 20 años de vida, y que la dirección y administración de las sociedades recaía en sus hijos, el padre siempre mantuvo un papel muy activo en la organización de los negocios familiares. Participar y favorecer la dinámica de los cambios que experimentaba el país, no era posible sino se tenía una visión global de las transformaciones de los sectores económicos, y él la tenía. Entre 1839 y 1867 su fortuna personal tuvo crecimiento espectacular: multiplicó por 125 su capital.[9][5]

Para conservar la armonía familiar y evitar las peleas entres sus descendientes (cuando el padre se salió de la sociedad Girona Hermanos en 1855, y dividió su capital entre todos los hijos, ya hubo roces con Pablo Enrich, el viudo de su hija pequeña, Esperanza), decidió dividir su fortuna en 8 partes iguales para cada uno de sus hijos o, en caso de fallecimiento, de sus descendientes. Era consciente de que con esta decisión rompía con una tradición familiar por la que la fortuna de los Girona pasaba de hijo mayor en hijo mayor (hereu). Para conservar de alguna forma la tradición, pasó las fincas que había heredado de sus padres a su hijo mayor, Juan. Los hijos recibieron así, ya en vida del padre, una parte importante de la fortuna a cuenta de la herencia.[5]

Al morir en Barcelona el 19 de enero de 1867, dejó una herencia de 350.000 duros, que sumados a los 255.000 duros que ya había repartido en 1855 entre sus descendientes, constituyen una cifra extraordinaria, sobre todo, si se considera que ninguno de los bienes valorados en la herencia lo había heredado de sus antepasados. Cuando murió era el primer contribuyente de Cataluña y tenía la primera fortuna del país, no obstante el reparto que hizo de su fortuna en 1855.

Era una persona creyente, poco amiga del lujo, por lo que pidió ser enterrado en tierra, y no en un nicho o panteón, como entonces empezaba a hacerse,[11]​ y pidió que en sus exequias se evitase todo tipo de ostentación. A sus hijos les dio una buena educación, pero espartana, característica que conservaron todos ellos a lo largo de su vida.[5]

Ignacio Girona y Targa fue el timón de la familia y de sus negocios hasta sus últimos momentos. Para él, la casa y la familia eran la base de la preeminencia social y económica. Para continuar de alguna manera con la casa, quiso que su hijo Manuel (era el mayor de los hijos de la segunda esposa) le sucediese como líder familiar pero, a pesar del relieve social y económico que adquirió, tanto entre la familia como fuera de ella, cuando faltó el padre, ya no fue lo mismo.[5]​ Tras la muerte del padre, los hermanos, hijos de la segunda mujer (Rita), Manuel, Jaime, Ignacio y Casimiro, permanecieron muy unidos y participando juntos en la mayor parte de sus negocios, pero la muerte de su padre supuso el final de una etapa familiar. Al morir Ignacio Girona y Agrafel en 1886, el primero de los hijos en morir, entró una nueva generación y, aunque mantuvieron la firme unidad hasta que murieron el resto de sus tíos, en la primera década del siglo XX, la relación entre los primos hermanos ya no podía ser lo mismo.

Ignacio Girona y Targa fue impulsor y director de muchos de los proyectos que pusieron los fundamentos a la industrialización de Cataluña y fue un protagonista principal en uno de los periodos más dinámicos de la historia de la economía catalana.

Los hermanos Manuel (1817-1905), Ignacio (1824-1889), Jaime (1826-1907) y Casimiro (1834-1909) han pasado a la historia por haber formado el núcleo más poderoso y más emprendedor de la burguesía barcelonesa del siglo XIX.[12]​ Según Juan Girona y Vilanova eran un equipo, y tenían los papeles y funciones repartidos entre ellos: Manuel era el brillante, al que le gustaba figurar y estar en todos los sitios; Jaime era parecido a Manuel, pero en menos, era quien llevaba en primer lugar los asuntos en Madrid y fuera de Cataluña; Ignacio era una persona a la que le gustaba trabajar, pero que no le gustaba nada figurar ni aparecer, prefería estar en un discreto segundo plano; Casimiro era parecido a Ignacio, pero todavía tenía menos gusto por figurar y aparecer. Por estas razones, siempre se llevaron particularmente bien entre ellos. Entre los cuatro hermanos la relación fue siempre magnífica, y en el grupo cada miembro mantenía su función, sin pisarse ni enfrentarse. A ninguno de los hermanos le molestaba, ni le preocupaba, que fuese Manuel el que se llevase muchas medallas que les hubiesen correspondido a alguno de ellos en particular o a todos ellos en conjunto.

Los Girona vivían en un palacio que luego compraron en 1850 al conde de Santa Coloma, sito en la calle Ancha 2, de Barcelona, que da a la plaza del Duque de Medinaceli, en el lugar donde actualmente hay el Registro Civil.[9]​ El actual edificio es de 1865 y acabó siendo propiedad de Manuel Girona y Agrafel.

La educación de los hijos fue espartana, sin tener ningún tipo de vacaciones a lo largo del año. Manuel (en Barcelona) y, en menor medida, Jaime (en Madrid) eran hombres de mundo, a los que les gustaba figurar y apoyaban cualquier buena iniciativa empresarial, cultural y política. Por su parte, Ignacio y Casimiro tenían un carácter más reservado y estuvieron siempre centrados en el trabajo. Para no separarse demasiado, los hermanos acabaron viviendo casi de lado: Manuel en la Ronda de San Pedro 3-5 (la casa todavía existe), Ignacio en la Plaza Cataluña 14 (a mitad del actual El Corte Inglés) y Casimiro en Fontanella 1, junto al chaflán de Plaza Cataluña y Portal del Ángel. Según algunas fuentes, quien vivía en la Ronda San Pedro 3-5 no era Manuel Girona y Agrafel sino su hijo Manuel Girona y Vidal, quedándose el padre a vivir en la calle Ancha 2. Jaime vivía normalmente en Madrid, pero continuó participando en los negocios de Cataluña con sus hermanos. El mayor de todos, Juan, hermano sólo de padre, siempre vivió aparte de la familia y no se integró jamás en el grupo, haciendo su vida en Lérida.

De los hermanos, el más apegado a su padre, fue Ignacio, que en la repartición de la herencia paterna, prefirió aquello personal de su padre, como la finca del Castell del Remey, sus retratos (los que figuran en esta entrada), etc. También era el más tradicional y el que hizo, socialmente, mejor boda.

Los Girona representan la familia ideal de su época porque «cada uno de ellos se va trasladar a un sector económico diferente y todos hicieron unas buenas bodas».[13]

Con la Restauración Borbónica proliferaron los títulos nobiliarios en Cataluña, pero los hermanos Girona-Agrafel fueron de las familias importantes que no quisieron ennoblecerse. Manuel rehusó públicamente los títulos que pidieron para él a Alfonso XII, como el de marqués del Llano de Barcelona y que le ofreció Cánovas del Castillo y el de conde de Urgel que pidieron al acabarse la construcción del Canal de Urgel. No así la siguiente generación.[14]

Nació en 1807 y falleció en 1871. Viendo la importancia que tenía la técnica para el futuro, su padre lo envió a estudiar relojería en Suiza y Francia (1824-1829) e ingeniería mecánica en Inglaterra (1830-1833). Efectuó prácticas de ingeniería mecánica en Bayard, Ginebra, París, Lyon, Mánchester, Sheffield, Leeds y Birmingham. En 1929 una sociedad inglesa presentó en Barcelona una máquina de vapor para dragar el puerto creada por él, que causó admiración. Aspiró a la cátedra de Mecánica de la escuela de la Junta de Comercio (antecesora de la Escuela de Ingenieros Industriales) de Barcelona, pero no la logró, lo que le causó una gran decepción.

Tuvo una importante actividad profesional y empresarial: modernizó los diversos molinos de aceite y de harina que la Casa Girona tenía en la provincia de Lérida; diseñor diversas máquinas textiles que instaló en fábricas de Tarrasa y Sabadell; diseñó una fábrica a la inglesa en Villanueva y Geltrú. En 1930 instaló en Arbeca la primera prensa de aceite hidráulica y creó una bomba de agua para eliminar el agua de los subterráneos de la Lonja de Barcelona.[12]​ Su padre le encargó sus tierras en Lérida, siendo el que se ocupase de lo que más tarde fue la finca de más de 900 ha situada entre Balaguer y Tárrega, que se denominaría Castillo del Remei. Cuando su padre compró la parte de Torre Neral denominada Torre del Bisbe, por haber sido del obispo de Solsona, Juan fue quien transformó la casa con una torre fortificada en el castillo con cuatro torres que existe actualmente.

Era hijo de la primera mujer, lo cual podría explicar que nunca se integrase en el estrecho grupo de los hermanos de las segunda mujer, aunque fuese hermana de su madre. En 1844, se retira como socio activo (socio colectivo) de la empresa familia Girona Hermanos, Clavé y Cía. a partir de cuyo momento hace vida completamente aparte en la zona de Lérida. En 1855, cuando su padre reparte entre los hijos su participación en la sociedad familiar, pasa a ser socio pasivo (socio comanditario).[12]​ Aparte de sus actividades agrícolas, también participó en la creación de algunas industrias en Villanueva y Geltrú, Igualada y Manresa.

Estaba casado con una suiza y tuvo un único hijo, Marcelino Girona y Guyé (†1896), que casó con María Llagustera, el cual tuvo, a su vez, varios hijos Girona y Llagustera (o Llagostera): Daniel (casado con María Quintana de San Juan, †1942; sin hijos) doctor en Ciencias Exactas, político nacionalista, historiador, secretario de la Sección de Ciencias Exactas del Ateneo Barcelonés, Secretario de la Sección de Arqueología e Historia del Centro Excursionista de Cataluña, y secretario de la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona; Santiago (de joven fue un significado miembro de la Congregación de la Inmaculada Concepción y San Luís Gonzaga); Enrique (fue miembro de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País); Victoria (murió de niña y en honor suyo financió el Pabellón de Santa Victoria en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo); Adela (casada en 1895 con el médico Francisco J. Llibre, sin hijos) y Carolina (soltera).

Nació en Tárrega en 1810. Se casó en 1831 con Juan José de Anzizu y de Yarza (Hernani 1802-Barcelona 1865),[15]​ hijo del farmacéutico del Palacio Real de Madrid, catedrático y decano de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona. De esta rama descienden los abogados, procuradores y administradores de fincas de apellido Anzizu.[16]

Juan de Anzizu y Girona (†1909) se casó con Juana Morell, siendo los padres de José María de Anzizu y Morell, que inició en 1904 una saga centenaria de Procuradores de los Tribunales que llega hasta nuestros días.

María del Remey de Anzizu y Girona (†1914) se casó con Eduardo Maluquer de Tirrell (1839-1915), abogado, del Partido Liberal, que fue Diputado a Cortes, Senador Vitalicio, y presidente de la Diputación de Barcelona (1886-1890). Tuvieron muchos hijos: Eduardo Mª Maluquer de Anzizu (1866-1920) casado con Dolores Maluquer y Salvador (padres de Alberto Maluquer y Maluquer (1894-1966) que fue Secretario General del F. C. Barcelona); Rosa casada con Pedro Auger; José María (soltero); Montserrat (soltera) y Josefa casada con Juan Comabella y Maluquer.

Juana de Anzizu y Girona falleció en 1893.

La escritora, historiadora, archivera y poetisa, monja del Real Monasterio de Santa María de Pedralbes, Sor Eulalia de Anzizu (1868-1916), bautizada como Mercedes de Anzizu y Vila, era hija única de Ignacio de Anzizu y Girona (†1878).

Nació en 1815 y murió en 1888. Se casó con Pedro Rodríguez. No tuvo descendencia.

Nació en 1817 (aunque se discute el lugar y fecha de su nacimiento) y murió en 1905. Fue el líder de la familia y el que se hizo más famoso de entre los hermanos. Inició muchas empresas en las que también solían participar sus hermanos, y viceversa. Fue, junto con su hermano Ignacio, el gerente de la empresa que representaba los intereses de la familia: Girona Hermanos, Clavé y Compañía, Sociedad en Comandita que luego pasó a ser Girona Hermanos y Compañía, desde su fundación por su padre en 1839 hasta su liquidación en 1869. Fue alcalde de Barcelona, diputado por Seo de Urgel, senador y senador vitalicio por el partido conservador. Tiene una calle dedicada en Barcelona. Se casó con Carolina Vidal y Ramón, hija del banquero Manuel Vidal y Quadras, originario de Sitges, que hizo fortuna en Cuba.[16][17]​ Tras traladarse su hermano Ignacio a la Plaza de Cataluña, fuera de las antiguas murallas, Manuel siguió el ejemplo y se construyó muy cerca un edificio en la Ronda San Pedro núm. 3-5, que todavía existe y conserva sus lemas en la fachadas: «La fe fortalece, la esperanza vivifica» en la número 3; «La caridad ennoblece, el trabajo dignifica» en la del número 5. Algunas fuentes dicen que en estas casas quien vivió fue su hijo Manuel Girona y Vidal, y que él continuó viviendo en la calle Ancha 2 hasta su muerte. A favor de esta última opción está el que cuando su hermanos Ignacio se trasladó a la Plaza de Cataluña y su hermano Casimiro a la calle Fontanella tocando a la Plaza de Cataluña, Manuel les comentó que yéndose a vivir "tan lejos" no podrían verse tan a menudo (para el tamaño de la ciudad actual, la Plaza de Cataluña y la Calle Ancha (carrer Ample) están cerquísima, pero para la ciudad recientemente liberada de las murallas era una distancia enorme). Los Girona eran muy aficionados a colocar lemas en sus propiedades. En comentarios populares, no exentos de ironía, se daba como bueno que su lema personal era: «Fuera vicios, trabajar duro e interés compuesto».

Su hijo, Manuel Girona y Vidal se casó con Odilia Fernández-Maquieira y Oyarguren, que tuvieron como hijos a Luis, Carlos, Javier y Manuel. Luís murió soltero. Carlos Girona y Fernández-Maquieira casó con María Concepción Salgado y Mercader, teniendo varios hijos. Uno de los hijos, Jorge Girona y Salgado, que desapareció en Barcelona durante la Guerra Civil, tiene una calle dedicada en Barcelona, justo detrás del Palacio Real de Pedralbes, parte de cuyos terrenos eran de la villa de veraneo de Manuel Girona y Agrafel (se añadieron a los que también donó Eusebio Güell), actualmente parte de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Barcelona. Su hermana Carmen Girona y Salgado de Puig, fallecida centenaria en junio de 2009, ha sido la última descendiente de Ignacio Girona y Targa en llevar su apellido. Otra hermana, María Mercedes Girona y Salgado se casó con el segundo conde de Churruca y la última hermana, Odilia Girona y Salgado se casó con el marqués de Pozo Rubio.[16]Javier Girona y Fernández-Maquieira tuvo una hija, Concepción Girona y Lapuente, que se casó con el Dr. Santiago Ripol y Noble. Manuel Girona y Fernández-Maquieira, fue diputado y se casó con Mercedes Villavechia y Sicart, teniendo dos hijas que se casaron una (Eugenia Girona y Villavechia) con el conde de Sicart y Barón de Salillas y la otra (Isabel Girona y Villavechia) con el conde de San Miguel de Castellar.[16]

Su hija, Ana Girona y Vidal, se casó con Domingo Sahllehý y Alrrich, que fue alcalde de Barcelona y tiene una plaza dedicada. Ya viuda, Ana, recibió el título de Marquesa de Caldas de Montbui. Su hijo Carlos Sanllehý y Girona fue un reputado historiador y director de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona durante más de 20 años; era una buena persona (por ejemplo, iba habitualmente al asilo a afeitar a los viejos, siempre de incógnito); se casó con la condesa de Solterra, quedando viudo muy joven y dando al Palacio Real de Pedralbes su cama de matrimonio para que estuviese en el dormitorio de la Reina. Manuel Sanllehý y Girona recibió el título de conde de Caldas de Montbui y murió soltero. Juan Bautista Sanllehý y Girona se casó con María Segura y, finalmente, Ágata Sanllehý y Girona se casó con Juan de Urruela y Morales, marqués de San Román de Ayala.[16]

En la parte trasera de la catedral de Barcelona, a ambos lados de la puerta principal, hay dos placas conmemorativas. La de la derecha hace memoria de que Manuel Girona y Agrafel sufragó la fachada principal, y la de la izquierda, que sus hijos Manuel y Ana lo hicieron lo propio con el cimborrio. La mayor parte de la familia Girona colaboró económicamente para poder culminar tan costosa obra.

Nació en 1824 y murió en 1889, siendo el primero de los hermanos varones en morir. Casó con Amelia de Vilanova y Nadal, una mujer de extraodinaria belleza, culta y que pertenecía a una noble y adinerada familia de Barcelona, la cual había quedado viuda muy joven, tras dos años de matrimonio con Antonio de Bruguera y Martí, hijo de una rica familia originaria de Mataró, con quien había tenido una hija, Ana.

Socialmente, Ignacio, fue el que hizo la mejor boda, lo que le permitió moverse entre la alta sociedad tradicional barcelonesa.

Los Girona vivían en el palacio de la calle Ancha 2, de Barcelona.[16]​ En la misma edificio vivían varios hermanos. Ignacio, construyó a una de las primeras casas del ensanche en la actual plaza Cataluña 14, lado Besós, en lo que entonces era el arranque del Paseo de Gracia.[18]​ Ignacio edificó una villa de veraneo en la entonces independiente villa de Sarriá, cerca de la de su hermano Manuel, de la cual se conserva parte del enorme parque: es el actual parque de Vil·la Amèlia.[19][20]

A los 25 años se integró en la empresa familiar Girona Hermanos, Clavé y Cía para colaborar con su hermano Manuel y el socío Clavé en la dirección de la empresa. Fundó junto con su hermano Casimiro, diversas fundiciones y forjas que dieron lugar a la importante metalúrgica Material para Ferrocarriles y Construcciones, conocida popularmente como Can Girona, que estuvo en la familia hasta 1947.

En 1876 se involucró en la minería del carbón con la compra de diversas minas de lignito en el Bajo Segre, fundando la empresa de las Minas de la Granja de Escarpe. Junto a las minas construyó una fábrica de cemento, aprovechando que en la zona abundaba la roca calcárea. Para su explotación construyó el primer ferrocarril de vía estrecha de la comarca, el cual permitía llevar el cemento hasta el río Segre donde se embarcaba hasta Barcelona por el río Ebro. Fueron sus hijos quienes en 1907 tomaron el control de la otra gran empresa minera de la cuenca, La Cabonífera del Ebro, S.A., integrando en la misma sus minas y la fábrica de cemento, para crear una de las más importantes empresas lignitíferas de España.[21]

Fundó y presidió la Compañía General del Crédito «El Comercio» en 1856, que cerró tras una muerte dulce en la crisis general de 1867. Fue el primer director de la sucursal de Barcelona del Banco de España, en 1874, en uno de los momentos más tensos de la relación entre el Banco de Barcelona (que dirigía su hermano Manuel) y el Banco de España, cargo en el que solo estuvo unos meses, es de suponer que, entre otras razones, para evitar problemas con su hermano, dada la unión que había entre ellos.[22][23]​ La sucursal del Banco de España de Barcelona tenía su oficina en la calle Ancha 2, de Barcelona, donde vivía su hermano Manuel y había estado la primera oficina del Banco de Barcelona, tras su fundación.

Heredó, junto con su hermano Jaime al que luego le adquirió su parte (1882), la finca Castell del Remey sita en la Plana de Urgel y en el patio del castillo colocó su lema: «L'home fa la casa, la casa fa l'home» ('El hombre hace la casa, la casa hace al hombre'), siguiendo la costumbre familiar. Participó y tuvo cargos directivos en muchas empresas.[24]

Sus últimos años fueron, desde el punto de vista económico, más bien tristes, pues ningún negocio de los que tenía parece irle bien y, además, tiene contraída una gran deuda con su hermano Manuel, a la que tiene que hacer frente su esposa. Al morir en 1889, sus hijos y su esposa han de dar la cara e intentar salir de la complicada situación económica en la que se encuentra la familia. Su esposa, Amelia de Vilanova, aunque es muy rica, se ve obligada, además de reconocer la deuda de su marido con Manuel y lo que le debe su marido, a solicitar ayuda económica a su cuñado Manuel Girona y Agrafel. Su esposa, junto con sus hijos Ignacio y Juan, con la ayuda de sus hijas María y Elena, tuvieron que hacer frente a la complicada situación familiar.[8]

Su hijo Ignacio Girona y Vilanova, se dedicó a las empresas agrícolas (fincas del Castell del Remey y de Sant Jordi de Mollé) y a la política (fue diputado y senador); se casó en primeras nupcias (1883) con Concepción Ferrer-Vidal y Soler, hija de José Ferrer y Vidal de Villanueva y Geltrú, y en segundas nupcias con Ana Jover y Casas, hija del banquero Jover. No tuvieron hijos. Su otro hijo varón, Juan Girona y Vilanova, dedicó su vida a la gerencia de la metalúrgica Material para Ferrocarriles y Construcciones, conocida popularmente como Can Girona, y acabó teniendo toda la gran finca del Castell del Remey (la había tenido a medias con su hermano). Su hija María Girona y Vilanova se casó con Alberto Escubós y Llosas, empresario industrial, fundador de la patronal Fomento del Trabajo Nacional y escritor de la Renaixença en el periódico La Renaixença (firmaba como A.E.), del cual llegó a ser secretario; tuvieron cinco hijos: Teresa, Elena, Antonio, María y Alberto. Su hija Elena Girona y Vilanova, casó con el industrial Joaquín Folch y Solá (tuvieron 7 hijos), que fue el padre del Joaquín Folch y Girona y el abuelo de Alberto Folch Rusiñol, línea por la que todavía continúa la saga de grandes empresarios.[16]

Nació en Barcelona en 1826 y murió en Madrid en 1907 (podemos ver el retrato de Jaime Girona y Agrafel, pintado por Federico de Madrazo, en la galería virtual del Museo del Prado).[25]​ Fue enviado por su padre, Ignacio Girona y Targa, a Madrid como delegado y director de la oficina del Banco de Barcelona en Madrid.

Posteriormente (1872) fundó el Banco de Castilla y fue su presidente, estando en el consejo el marqués de Vinent y Rafael Cabezas (antiguo Ministro de Hacienda). Con su hermano Manuel, el marqués de Comillas, el conde de Güell y el conde de Gamazo, entre otros, fundó el Banco Hispano Colonial.

Fundó en Madrid la empresa Jaime Girona y Cía. en la que participaba la empresa familiar Girona Hermanos y Cía.[9][26]​ También fundó diversas empresas siderúrgicas en Asturias (Duro Felguera) y el País Vasco, entre ellas, en 1882, la Sociedad Altos Hornos y Fábricas de Hierro y Acero de Bilbao (AHB), luego Altos Hornos de Vizcaya, de la cual fue presidente durante 25 años. Altos Hornos de Vizcaya tuvo un barco denominado Jaime Girona que fue requisado durante la Guerra Civil. Fue socio fundador, en representación del Banco de Castilla, de la Compañía General de Tabacos de Filipinas. También fue vicepresidente de la empresa minera y siderúrgica Duro Felguera. Fue diputado y senador vitalicio.

Se casó con Saturnina Canaleta y Morales (los Canaleta fueron una importante y larga saga de industriales del textil en Cataluña), de la que tuvo 3 hijos. Jaime Girona y Canaleta, senador, fue el I conde de Eleta y se casó con Isabel de Aranzo y Daguerre (marquesa del Águila Real); tiene una calle dedicada en Madrid y no tuvieron hijos. Manuel Girona y Canaleta (II conde de Eleta) murió soltero y sin hijos. Milagros Girona y Canaleta, viuda de 33 años, casada en primeras nupcias con D. Andrés Bruguera y Bungaldier, se casó en segundas nupcias con Álvaro López de Carrizosa y Giles, 1.er conde del Moral de Calatrava y diputado a Cortes, que era un terrateniente andaluz, viudo, maestrante de Ronda y mayordomo de semana de la Casa Real, muy elegante pero con poco patrimonio. A su vez, su hijo Àlvaro López de Carrizosa y Girona se casó con la princesa María Teresa de Ratibor y Grimaud d'Orsay.[14]​ Su hijo, Jaime López de Carrizosa y de Ratibor, III conde de Eleta, V marqués de Mochales, XIII marqués de Casa Pavón, III conde de Moral de Calatrava, se casó con María del Rosario de Mariátegui y de Silva, XII duquesa de Almazán.

En la actualidad solo quedan descendientes de la rama de Milagros Girona y Canaleta, entre los que figura la actual (2011) marquesa de Mochales. Los condados de Eleta y de Moral de Calatrava están vacantes desde hace más de 40 años.

Nació en 1834 y murió en 1909. Fundó junto con su hermano Ignacio la empresa conocida popularmente como Can Girona.[16]​ Cuando la Desamortización de Medizábal compró la mitad de las tierras (unas 500 ha) que habían pertenecido al Monasterio de Poblet en las que se encontraba el castillo de Milmanda.[27]​ Participó en diversas empresas de la familia.

Se casó con Emilia Clavé y Flaquer, hija del socio de su padre en Girona Hermanos, Clavé y Cía que también vivía en la calle Ancha 2, de Barcelona. Allí también nació Juan Anselmo Clavé y Prats, según dice una placa mandada colocar por Manuel Girona y Agrafel, cuando era alcalde de Barcelona.

Sus hijos Joaquín y Juan Girona y Clavé murieron solteros y sin hijos. Su hija María Girona y Clavé, se casó con José Escubós y Llosas,[16]​ industrial, (que era hermano del marido de su prima hermana María Girona y Vilanova, hija de Ignacio Girona y Agrafel), cuyos hijos e hijas no tuvieron descendencia. Fue la que heredó las tierras de Poblet. Su hija Ana Escubós y Girona murió soltera quemada viva en la Plaza de toros de las Arenas durante la Guerra Civil Española, y su otra hija, Mercedes Escubós y Girona, murió soltera, siendo la última en morir, dejando 500 Ha de las tierras de Poblet a los Salesianos, dejando a los monjes de poblet las tierras y edificios que tenía dentro de la muralla del monasterio.

Finalmente, Manuela Girona y Clavé se casó con el industrial José Bertrand y Salsas,[16]​ que tiene una calle dedicada en Barcelona, en el Turó parc, que es la única rama por la que continúa habiendo descendencia de Casimiro.

Se casó con Pablo Henrich y Prat,[16]​ que era escribano de cámara de la Audiencia Territorial de Barcelona. Murió antes que su padre, dejando dos hijos. Un hijo Manuel Henrich y Girona,[28]​ que fue industrial y político (alcalde de Barcelona), y una hija, Carolina Henrich y Girona, que casó con el Dr. Baldomero Comulada. Ninguno de los dos tuvo nietos, por lo que esta rama está extinta.



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