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Ishtar



Ištar o Ishtar era la diosa babilónica del amor y la belleza, de la vida, de la fertilidad. Se asociaba principalmente con la sexualidad: su culto implicaba la prostitución sagrada; la ciudad sagrada Uruk se llamaba la "ciudad de las cortesanas sagradas", y ella misma fue la "cortesana de los dioses". Ištar tenía muchos amantes; sin embargo, como señala Guirand:

Incluso para los dioses el amor de Ištar fue fatal. En su juventud la diosa había amado a Tammuz, dios de la cosecha y, de acuerdo con la epopeya de Gilgamesh, este amor causó la muerte de Tammuz.

Se asocia en otras regiones con diosas como Inanna en Sumeria, Anahit en la antigua Armenia (Urartu), Astarté (Asera) en Canaán, Fenicia y en las religiones abrahámicas. Ištar, Inanna y estas diosas representan el arquetipo de la diosa madre.

En Sumeria era conocida como Inanna (siendo dos diosas distintas que representan lo mismo) y posteriormente en Babilonia, y en su zona de influencia cultural en todo Oriente Medio, recibe los títulos honoríficos de Reina del Cielo y Señora de la Tierra.

Para Joseph Campbell Ištar/Inanna, que amamanta al dios Tammuz, es la misma diosa que Afrodita y que la egipcia Isis, que alimenta a Horus.[1]​ en su libro Diosas

La leyenda de esta diosa nace del relato de Semiramis quien fue esposa de Nemrod que fue como logró todas sus conquistas, mediante dicha alianza a través de su matrimonio con él. Sin embargo, después de la muerte de Nimrod o Ninus como también se le conoce, Semíramis aseguró haber quedado embarazada y afirmó que los rayos del sol habían concebido de manera milagrosa al hijo que esperaba, y cuando nació fue llamado Tammuz. Semíramis afirmó que su hijo Tamuz era la reencarnación de su esposo Nimrod, quien fue hecho deidad del Sol por tal milagro. Tamuz habría nacido exactamente en el Solsticio de Invierno,que es entre el 21 al 25 de diciembre, según el calendario babilónico. Decretando una fiesta anual en donde se le daba rienda suelta a las pasiones para asegurar la fertilidad del pueblo y la cosecha. Antes de su muerte, Semíramis decreta que ella y Tamuz debían ser adorados como dioses, él como dios del Sol (baal) y ella, al considerarse la esposa de un dios y la madre terrenal de otro dios (Tammuz), se proclama a sí misma; la Reina del Cielo. Tiempo después esta festividad es retomada por los griegos nombrándola Saturnalia. Hecha para el dios Saturno dios del sol y la agricultura.

Con la llegada del catolicismo y, en un intento por evangelizar a los distintos pueblos y tratando de evitar las fiestas paganas y desenfrenadas de la humanidad, tomó dicha festividad y la decretó como el nacimiento de Cristo el año 440; el Papa León Magno estableció esta fecha para la conmemoración de la Natividad o Navidad, casi un siglo más tarde, en 529 el emperador Justiniano la declara oficialmente festividad del Imperio.

Desde ese día, Nimrod y Semiramis (ahora deificados como dios y diosa) han aparecido con distintos nombres que reflejan el lenguaje y la cultura  en la que fueron adoptados. Semiramis, como la madre de todas las madres, era la diosa de la fertilidad y la belleza Diosas de la fertilidad

Hija de Sin, dios de la Luna, y Nannar, la Luna. Hermana menor de Ereškigal y hermana gemela de Šamaš, en sumerio Utu, dios del Sol. Compañera de Tammuz, en sumerio Dumuzi.

Su número asociado en el panteón de la mitología mesopotámica es el 15.

Como primer arquetipo psicológico de la dinámica femenina en la historia, y en contraposición a su hermana Ereškigal o a Ki, la diosa de la tierra, Ištar no se puede considerar dentro del grupo de las diosas madre, puesto que su relación con los humanos es más como inspiración para la acción vital que como refugio.[2]​ Con este carácter, Ištar aparece en la epopeya de Gilgamesh.

Se la asocia al planeta Venus, estrella de la mañana y del anochecer. Su símbolo es una estrella de ocho puntas. En su honor, los astrónomos han llamado Ishtar Terra a un continente de Venus.[3]​ Su animal asociado es el león.

Ishtar era hija de Sin (dios lunar) o de Anu. En carácter de hija de aquel, era la dama bélica; como descendiente de este, el exponente del amor, la licenciosidad y la intemperancia y la violencia caprichosa hasta el extremo.

Bajo el aspecto guerrero se le rendía culto en Agadé y en Sippar, con el nombre de Anunit. También tiene un carácter astral, ya que personifica a varios astros: a Venus, al Sol, la Luna, y a las estrellas reunidas en constelaciones.

Ishtar estaba asociada al planeta Venus como estrella de la mañana, y en las fronteras de Babilonia se la representaba mediante una estrella de ocho puntas. También, de pie, completamente desnuda, con las manos encima del vientre, o sosteniéndose los senos, o blandiendo un arco sobre un carro tirado por leones.

En su aspecto de divinidad amorosa, Isthar es la protectora de las prostitutas y de los amoríos extramaritales, que por cierto no tenían connotación especial en Babilonia, ya que el matrimonio era un contrato solemne que perpetuaba la familia como sostén del Estado y como generadora de riquezas, pero en el que no se hablaba de amor o de fidelidad amorosa.

Ištar no es una diosa del matrimonio, ni es una diosa madre. El matrimonio sagrado o la sacra hierogamia, que se representaba todos los años en el templo babilónico, no tiene un implicación moral ni es modelo de matrimonios terrestres, es un rito de fertilidad altamente estilizado con tonos litúrgicos.

Su versión sumeria, Inanna, fue muy venerada a partir del reinado de Sargón.

También en la Biblia, en el libro del profeta Jeremías, se le nombra en el capítulo 44 refiriéndose a ella como La Reina del Cielo.

Ishtar recibió culto en el templo babilónico llamado E.tur.kalam.ma.[4]​ En 1778 a. C. Hammurabi construyó un trono para hacer culto a Ishtar,[5]​ y en 1775 a. C. confeccionó imágenes para esta misma.[5]

Su primer esposo fue su hermano Tammuz. Al morir Tammuz, Ishtar descendió a los infiernos para arrancarle a su hermana, la terrible Ereškigal, el poder sobre la vida y la muerte.

Después de darle instrucciones a su sirviente Papsukal, de ir a rescatarla si no regresaba, descendió a la tierra de las tinieblas, Irkalla. Comenzó valiente y desafiante, gritando al portero que abriera la puerta antes de que la echase abajo. Pero en cada una de las siete puertas era despojada de una de sus prendas, y con ellas se iba despojando de su poder, hasta que llegó desnuda e indefensa ante Ereškigal, que la mató y colgó su cuerpo en un clavo.

Con su muerte, todo el mundo comenzó a languidecer. Pero el fiel Papsukal llegó hasta los dioses y les pidió que creasen un ser capaz de entrar en el mundo de los muertos y resucitase a Ishtar con la comida y el agua de la vida. Así es como Ishtar volvió a la vida, pero tenía que pagar el precio: durante seis meses al año, Tammuz debe vivir en el mundo de los muertos. Mientras está allí, Isthar ha de lamentar su pérdida; en primavera, vuelve a salir y todos se llenan de gozo.

Algunos consideran a esta leyenda como el origen de la llamada "Danza de los siete velos".

Existen otros nombres relacionados con esta diosa: Astarté, Astaroth, Esther y Stára (en persa).



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