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José (padre de Jesús)



José de Nazaret (en hebreo, יוסף הקדוש‎) fue, según la tradición cristiana, el esposo de María, quien era la madre de Jesús y, por tanto, padre putativo de Jesús. Tanto su vida y sus ancestros familiares se describen en el Nuevo Testamento de la Biblia.

Según el Evangelio de Mateo, era de oficio artesano (en el original griego, «τεχτων»; Mateo 13:55a), lo que ya en los primeros siglos del cristianismo se concretó en carpintero, profesión que habría enseñado a su hijo, de quien igualmente se indica que era "artesano".[a]​ Era de condición humilde, aunque las genealogías de Mateo[b]​ y Lucas[c]​ lo presentan como perteneciente a la estirpe del rey David. Se desconoce la fecha de su muerte, aunque se acepta que José de Nazaret murió cuando Jesucristo tenía ya más de 12 años, pero antes del inicio de su predicación. En efecto, el Evangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando este ya cuenta con 12 años,[d]​ pero no se menciona a José de Nazaret en los evangelios sinópticos durante el ministerio público de Jesús, por lo que se presume que murió antes de que este tuviera lugar. Las Escrituras señalan a José como «justo»,[e]​ lo que implica su fidelidad a la Torá y su santidad.

La figura de José fue contemplada y admirada por diversos Padres y Doctores de la Iglesia y es hoy objeto de estudio de una rama particular de la teología, la josefología.

Según Lucas, José era hijo de Helí o Elí;[f]​ no obstante, según Mateo fue Jacob el padre de José.[g]

En el Evangelio de Mateo[h]​ muestra parte del drama que vivió José de Nazaret al saber que María estaba embarazada. Iba a repudiarla, en secreto porque era justo, porque no quería que fuera apedreada según lo dispuesto en la Torá.[i]​ La Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén interpreta que la justicia de José consistió en no querer encubrir con su nombre a un niño cuyo padre ignoraba, pero también en que, convencido de la virtud de María, se negaba a entregarla al riguroso procedimiento de la ley de Moisés.[5]​ Según el Evangelio de Mateo, el ángel del Señor le manifestó en sueños que ella concibió por obra del Espíritu Santo y que su hijo «salvaría a su pueblo de sus pecados», por lo que José aceptó a María.[j]

Luego, antes que Herodes I el Grande ordenara matar a los niños menores de dos años de Belén y de toda la comarca, José tomó al niño Jesús y a su madre y huyó a Egipto.[k]​ Al morir Herodes, José entró nuevamente con el niño y su madre en tierra de Israel pero, al enterarse de que Arquelao, hijo de Herodes el Grande, reinaba en Judea, tuvo miedo de ir allí y se retiró a la región de Galilea, a Nazaret.[l][nota 3]​ Según el Evangelio de Lucas, Nazaret había sido el lugar de residencia de María, ya desposada con José, cuando acaeció la Anunciación.[m]

La última vez que José aparece en la Biblia es cuando Jesús tenía 12 años, en el relato de su pérdida y hallazgo en el templo.[d]​ A partir de allí, solo se le menciona cuando se hace referencia a Jesús como su hijo.[n][o][p][q]

José (o Joseph en su transcripción arcaica al español, usada hasta inicios del s. XIX) es un nombre masculino de origen hebreo que deriva de yôsef (יוסף) «añada», del verbo lehosif (להוסיף) «añadir». La explicación del significado de este nombre se encuentra en el libro del Génesis, al describir nacimiento de José, el hijo preferido del patriarca Jacob.

El hecho de que José de Nazaret sea mencionado como padre putativo de Jesús, ha dado lugar a una etimología popular del diminutivo de este nombre: Pepe. Según esta opinión, se trata de un acrónimo resultante del conjunto de ambas iniciales; P.P.[6][7]​ Sin embargo es mucho más probable que provenga de Jusepe (forma antigua del nombre en español), de manera análoga a otras lenguas romances, como el catalán (Pep, de Josep) y el italiano (Peppe o Beppe, de Giuseppe).[8]

El Evangelio de Mateo en griego señala que Jesús de Nazaret era «hijo del artesano» (Mateo 13:55a) y el Evangelio de Marcos expresa que a Jesús mismo le hacían de ese oficio: «¿No es éste el artesano?» (Marcos 6:3).

El término griego usado en ambos casos, «τεχτων», no corresponde específicamente a «carpintero», sino a «artesano», a «obrero»,[9]​ aunque más frecuentemente se diga de José que era carpintero. De hecho, así se lo suele traducir en la mayoría de las Biblias, incluyendo la Biblia de Jerusalén: «¿No es éste (Jesús) el hijo del carpintero?» (Mateo 13:55a).[10]

El protoevangelio de Santiago relata que José era viudo con hijos y que tiempo después tomó a María como su esposa.[11]

El libro apócrifo La Historia de José el Carpintero, escrito en el siglo VI y enmarcado como una biografía de José dictada por Jesús, describe cómo José tuvo una esposa antes de María con la que tuvo seis vástagos, cuatro hijos y dos hijas. Los nombres de los hijos serían Judas, Justo, Santiago y Simón, y los de las hijas Asia y Lidia. Según este relato, los llamados hermanos de Jesús serían hijos de José de un matrimonio anterior. José habría vivido cuarenta años soltero, luego su primera esposa permanecería bajo su cuidado cuarenta y nueve años hasta la muerte de esta. Un año después de su muerte, a la edad de noventa años José desposaría a María. La muerte de José sería la edad de 111 años, atendida por ángeles y afirmando la virginidad perpetua de María.[1]

La Enciclopedia Católica señala distintos pasajes de los escritos apócrifos referidos al matrimonio de José, relatos a los que califica de poco confiables:

Cuando (José) contaba con cuarenta años de edad desposó a una mujer llamada Melcha o Escha para algunos, Salomé para otros, con quien convivió cuarenta y nueve años y con quien tuvo seis vástagos, dos hijas y cuatro hijos, el menor de los cuales era Santiago (el Menor, llamado “el hermano del Señor”). Un año después de la muerte de su esposa, cuando los sacerdotes anunciaron por toda la Judea que ellos deseaban encontrar en la tribu de Judá algún hombre respetable para desposar a María, de entonces doce a catorce años de edad, José, quien ya tenía en dicho momento noventa años, fue a Jerusalén entre los candidatos, un milagro manifestó la elección de José realizada por Dios, y dos años después la Anunciación tuvo lugar.[2]

Los Padres de la Iglesia fueron los primeros en retomar el tema de José de Nazaret. Ireneo de Lyon señaló que José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la María es figura y modelo.[12]​ A Ireneo se sumó Efrén de Siria con un sermón laudatorio,[13]Juan Crisóstomo,[14]Jerónimo de Estridón,[15]​ y Agustín de Hipona, quien apuntó de forma taxativa refiriéndose a José y a María:

De acuerdo con Hegesipo, el hermano de José era Cleofás,[16]​ padre de Simeón. Epifanio, obispo de Salamina, agrega que José y Cleofás serían hermanos, hijos de Jacob, apellidado Pantera.[17]

Epifanio escribió en su obra El Panarion (c. 374-375) que José fue padre de Santiago y de sus tres hermanos (José, Simeón, Judá) y dos hermanas (una Salomé y una María)[18]​ o (una Salomé y una Ana)[19]​ con Santiago siendo el hermano mayor. Santiago y sus hermanos no eran hijos de María, sino hijos de José de un matrimonio anterior. Después de la muerte de la primera esposa de José, muchos años después, cuando tenía ochenta años, "tomó a María (madre de Jesús)". Según Epifanio, las Escrituras los llaman "hermanos del Señor" para confundir a sus oponentes.[20][21]

Numerosos autores cristianos, varios de ellos doctores de la Iglesia, se refirieron a lo largo de la historia a José de Nazaret (Beda el Venerable, Bernardo de Claraval, Tomás de Aquino en su Summa Theologiae, 3, q. 29, a. 2 in c.).[22]Sixto IV (1471-1484) introdujo la festividad de San José en el Breviario romano, e Inocencio VIII (1484-1492) la elevó a rito doble.

También desde el comienzo de la Orden de Frailes Menores, los franciscanos se interesaron en José de Nazaret como modelo único de paternidad. Distintos escritores franciscanos desde el siglo XIII al XV (Buenaventura de Fidanza, Juan Duns Scoto, Pedro Juan Olivi, Ubertino da Casale, Bernardino de Siena, y Bernardino de Feltre) fueron sugiriendo progresivamente cómo José de Nazaret podría convertirse en un modelo de fidelidad, de humildad, pobreza y obediencia para los seguidores de Francisco de Asís.[23]

Sin embargo, fue Teresa de Ávila quien dio a la devoción a San José el espaldarazo definitivo en el siglo XVI. Esta mística española relata su experiencia personal referida a José de Nazaret en el Libro de la Vida:

El papa Pío IX lo proclamó el 8 de diciembre de 1870 patrono de la Iglesia universal.[25]​. En 1889, el papa León XIII publicó la encíclica Quamquam pluries acerca de él, y el 15 de agosto de 1989, al cumplirse su centenario, el papa Juan Pablo II le dedicó la exhortación apostólica Redemptoris custos.[26]​ Dicha exhortación apostólica, es considerada por muchos, la carta magna de la teología de San José.[27]​. En ocasión del inicio de su ministerio petrino en la solemnidad de san José de 2013, el papa Francisco refirió en su homilía los alcances de la custodia que en la Iglesia católica se atribuye a este santo[28]​; el 8 de diciembre de 2020 escribió la carta apostólica Patris corde con ocasión del 150 aniversario de la declaración por Pío IX de San José como patrono de la Iglesia Universal y con ese mismo motivo declaró un Año de San José, desde el 8 de diciembre de 2020 hasta el 8 de diciembre del 2021.[29]

José de Nazaret fue declarado patrono de la familia y es considerado por antonomasia el patrono de la buena muerte, atribuyéndosele el haber muerto en brazos de Jesús y de María. Debido a su trabajo de carpintero es considerado patrono del trabajo, especialmente de los obreros, por dictamen de Pío XII en 1955, que quiso darle connotación cristiana a la efeméride del Día internacional de los trabajadores.[30]​ La Iglesia católica lo ha declarado también protector contra la duda y el papa Benedicto XV lo declaró además patrono contra el comunismo y la relajación moral.

Se le considera patrono de la Asociazione Catoliche Laboratrice Italiana desde su fundación al igual que la Acción Católica Argentina.[31]​ Ha sido proclamado patrono de América, China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica, Bohemia, Croacia, Perú, Vietnam, Costa Rica, teniendo esta última, la única arquidiócesis del mundo dedicada al santo.[32]

José constituye uno de los tres pilares que componen la familia cristiana modelo, tanto en su aspecto interno (en las relaciones entre los distintos miembros que la integran) como en el externo (la familia en la sociedad).

Se puede afirmar que José no era padre adoptivo en sentido estricto pues no hubo ninguna adopción, ningún negocio jurídico equivalente a ello. José fue la persona que, según la tradición cristiana, Dios eligió para constituir una familia para Jesús. Y tal familia se caracterizó por solo tres elementos, destacando que de ellos, José asumió el rol paterno.

José, un hombre justo, se caracterizó en sus relaciones familiares, por dar un trato de máximo respeto y apoyo a María y por servir de modelo, por voluntad de Dios, a Jesús. Son estas notas las que constituyen el aspecto fundamental de la familia cristiana vista internamente. Y nos llevan a afirmar que José es una de las figuras centrales del cristianismo, un hombre excepcional.

En el presente, algunos teólogos católicos sostienen que José subió al Cielo en cuerpo y alma;[33]​ incluso algunos sostienen que José fue inmaculado desde su concepción. Ninguna de estas posturas, sin embargo, ha sido asumida por el magisterio de la Iglesia católica. La «Josefología», como rama de la Teología que estudia a José de Nazaret, está en constante evolución.[34]

La iconografía paleocristiana mostró a José de Nazaret como un hombre joven hasta por lo menos el siglo V. Así se presenta en una lápida del siglo III ubicada en las catacumbas de san Hipólito, en Roma, y también en el sarcófago de san Celso datado del siglo IV y situado en Milán.[35]​ Asimismo, los Padres de la Iglesia concordaron en que se trataba de un hombre joven.

Muchos artistas posteriores lo presentaron como un anciano.[35]​ A fines del siglo XVI, Johannes Molanus (1533–1585) alentó un cambio en la forma de representar a san José, argumentando que las diferentes experiencias de vida relatadas por los evangelios (incluyendo la huida a Egipto y la manutención de su familia en tierras extrañas) sugerían que se trataba de un hombre joven, capaz de enfrentar tales situaciones.[36]​ Después de Molanus, muchas imágenes abandonaron la representación tradicional de san José como un hombre anciano, calvo o canoso, y dieron al santo una apariencia externa juvenil.

Generalmente se lo representó en alguna escena junto a la Virgen María, llevando ordinariamente como distintivo un cayado (bastón con el extremo superior curvo) o un instrumento de su oficio. Así se lo contempla:



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