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Justiniano Borgoño



Justiniano Borgoño Castañeda (Trujillo, La Libertad, 5 de septiembre de 1836-Lima, 27 de enero de 1921) fue un militar y político peruano que en su calidad de segundo vicepresidente de la República ocupó la Presidencia del Perú, de abril a agosto de 1894, en reemplazo del fallecido presidente Remigio Morales Bermúdez.

Durante la guerra del Pacífico luchó en la defensa de Lima y en la Campaña de la Breña, en esta última en las filas del general Andrés A. Cáceres, a quien luego apoyó durante su enfrentamiento con el general Miguel Iglesias. Fue nombrado ministro de Guerra y Marina en el primer gobierno cacerista (1886-1887). Durante el gobierno de Remigio Morales Bermúdez (1890-94) fue segundo vicepresidente de la República, y presidente del Consejo de Ministros (1891). Al fallecer repentinamente el presidente Morales Bermúdez, y no obstante corresponder constitucionalmente la sucesión a Pedro Alejandrino del Solar por ser el primer vicepresidente, Borgoño asumió la presidencia, que ocupó por cuatro meses, antes de entregar el poder al general Cáceres, electo por segunda vez en unas elecciones amañadas.

Entre otros cargos que ejerció en su carrera política están los de prefecto de La Libertad y de Arequipa, así como diputado al Congreso de la República.

Fue hijo del general EP Pedro Antonio Borgoño Núñez (natural de Santiago de Chile y afincado en el Perú), y de la trujillana Manuela Castañeda y Madalengoitia.[1]​ Su padre, oficial del ejército real, llegó al Perú en 1820 y fue destinado por el virrey Pezuela a la guarnición en Trujillo, donde secundó al marqués de Torre Tagle en la proclamación de la independencia del norte del Perú y tuvo a su cargo el apresamiento de los oficiales realistas que se negaron a plegarse al movimiento patriota.[2]

Fue sobrino de José Manuel Borgoño, destacado oficial al servicio de la independencia de Chile y veterano de la batalla de Rancagua, que hizo la campaña al Perú bajo el mando del general José de San Martín.[3]

Justiniano estudió en el Colegio Seminario San Carlos y San Marcelo de su ciudad natal, de 1847 a 1852.[4]

Se casó con Jesús Salas de la Torre Urraca, hija del coronel chileno Francisco Salas Fuenzalida (prócer de la independencia de Chile y Perú) y nieta del prócer trujillano Gerónimo de la Torre.[cita requerida]

Se hizo cargo de la administración de la hacienda Tulape, que su familia poseía en el valle de Chicama.[4]

El 30 de octubre de 1856 se incorporó en el ejército con el grado de subteniente, y pasó a combatir la revolución iniciada por el general Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa ese mismo año. A órdenes del capitán de fragata Antonio de la Haza, luchó en un combate librado por la posesión del puerto de Islay, y luego en la toma de Iquique (1856) y de Arica (1858). Ascendió a capitán. Finalizada la guerra civil, retornó a sus labores agrícolas.[4]

Volvió al servicio al iniciarse la guerra del Pacífico en 1879, y organizó el Batallón Libres de Trujillo, donde se enrolaron jóvenes de la alta sociedad trujillana. Con el grado de teniente coronel, pasó a la guarnición de La Punta, en el Callao, con la misión de contrarrestar el bloqueo naval y un posible desembarco chileno.[4]

Fue ascendido a coronel y trasladado con su unidad al pie del Morro Solar, en la hacienda Villa. Combatió en la heroica resistencia del Morro Solar,[5]​ parte de la batalla de San Juan y Chorrillos, librada el 13 de enero de 1881, hasta que sin municiones y herido en la pierna derecha, fue tomado prisionero. Llevado a Lima, fue liberado el 9 de abril por el general Cornelio Saavedra Rodríguez, jefe de las fuerzas chilenas de ocupación, quien era amigo de la familia Borgoño radicada en Chile; a cambio, se comprometió a no volver a tomar las armas contra los chilenos.[1]

Borgoño retornó a Trujillo y reanudó sus labores agrícolas, pero a instancias del contralmirante Lizardo Montero, jefe político y militar de los departamentos del Norte, asumió como prefecto y comandante general del departamento de La Libertad, cargo que ejerció entre julio de 1881 y junio de 1882.[4]

Consciente que tenía por encima el deber de luchar por la patria antes que cumplir promesa alguna dada al invasor, organizó una pequeña fuerza, al frente de la cual se unió al ejército del Norte y fue partícipe del triunfo peruano en la batalla de San Pablo, el 13 de julio de 1882.

Cuando el general Miguel Iglesias dio el Grito de Montán invocando un acuerdo de paz con Chile aún con cesión territorial, Justiniano no estuvo de acuerdo y marchó a Tarma, donde se puso a órdenes del general Andrés A. Cáceres, jefe político y militar de los departamentos del Centro. Se le encomendó el mando del Batallón Zepita N.º 2,[6]​ al que disciplinó e instruyó con mucho celo. Siguió a Cáceres a lo largo de su campaña al norte y peleó en la batalla de Huamachuco, librada el 10 de julio de 1883, donde resultó herido, teniendo que retirarse a Conchucos.[4]

Fue nombrado comandante general de las fuerzas que debía organizar en el departamento de La Libertad para continuar la resistencia; allí asumió nuevamente la prefectura, de 16 de octubre a 30 de noviembre de 1883. Hecha la paz con Chile, reanudó sus negocios particulares.

Cuando el descontento se hizo masivo contra el gobierno del general Iglesias, Borgoño se sumó a la campaña del general Cáceres para derribar a dicho régimen. Volvió a ser nombrado prefecto y comandante general de La Libertad, cargo que ejerció de 22 de julio a 3 de septiembre de 1884.[4]

Tras rechazar la jefatura del Ejército del Norte, se trasladó a Lima para averiguar la situación del país y hacia donde se orientaba el sentimiento popular. Luego se dirigió a Arequipa, donde inició una activa colaboración con la revolución acaudillada por el general Cáceres. Fue nombrado sucesivamente prefecto y comandante general del departamento de Arequipa (de 25 de octubre de 1884 a 2 de enero de 1885); comandante general de la Primera División del Ejército; ministro interino de Guerra y Marina (de 8 de enero a 2 de febrero de 1885) y jefe militar de la plaza (de 27 de marzo a 13 de mayo de 1885).[4]

Al frente de sus tropas marchó hacia Concepción (Junín), donde se unió con las fuerzas del general Cáceres. El país libró entonces una guerra civil entre caceristas e iglesistas. Participó en el combate de Masma, librado el 4 de julio de 1885. Después de algunos movimientos tácticos se unió a la división del coronel Remigio Morales Bermúdez y contribuyó a la toma de Canta, el 15 de agosto. Luego participó en la batalla de Huaripampa, el 15 de noviembre, y en la toma del pueblo de Chicla, el día 30. Estuvo en la caída de la capital el 1 de diciembre, que puso fin a la guerra civil. Luego se le encargó el desarme de las partidas irregulares que todavía actuaban en Lambayeque, La Libertad y Cajamarca.[4]

Fue elegido diputado por Trujillo, ejerciendo dicha representación de 1886 a 1889. Fue también ministro de Guerra y Marina al inaugurarse el primer gobierno del general Cáceres,[7]​ cargo que ejerció en dos períodos: de 4 de junio a 22 de noviembre de 1886, y de 22 de agosto a 4 de octubre de 1887.[4][8]

Durante el gobierno del coronel (luego general) Remigio Morales Bermúdez (1890-1894) fue diputado por Pataz;[4]​ segundo vicepresidente de la República;[9]​ y presidente del Consejo de Ministros y ministro de Guerra, de 24 de agosto a 14 de octubre de 1891.[10][11]

El presidente Morales Bermúdez, víctima de una repentina enfermedad, falleció el 1 de abril de 1894, a solo cuatro meses de culminar su mandato. Ese mismo día, coincidentemente, estaba programado para que se realizaran las elecciones presidenciales, en las que participaba el general Cáceres, que contaba con el notorio apoyo gobiernista. El encargado de asumir el mando constitucional era el primer vicepresidente Pedro Alejandrino del Solar, pero este se había enemistado con los círculos caceristas al denunciar el doloso apoyo que el gobierno estaba dando a Cáceres. Los caceristas lograron suspender las elecciones, mientras que el Consejo de Ministros entregó la presidencia a Justiniano Borgoño para que en su calidad de segundo vicepresidente completara los cuatro meses que restaba al mandato de Morales Bermúdez. Todo esto se hizo con apariencias de legalidad, alegando que Del Solar se había excusado de asumir el poder; en realidad, Del Solar había protestado contra la marginación sufrida, en cartas enviadas a los ministros de Estado.[12][13]

Borgoño gobernó con un gabinete ministerial presidido por Baltasar García Urrutia, que a la vez era el canciller.[14]​ Durante su breve mandato, enfrentó en todo el país el accionar de las montoneras, sobre todo en el norte, donde actuaban la partida de los hacendados piuranos Teodoro, Oswaldo, Augusto y Edmundo Seminario. De otro lado, se adquirieron los vapores Constitución y Chalaco, este último de transporte militar; pero casi todo el presupuesto nacional se destinó a sostener al Ejército, prácticamente el único respaldo con el que contaba el gobierno.[1]

Borgoño convocó a nuevas elecciones, no solo para elegir a un nuevo Presidente, sino para renovar totalmente al Congreso, argumentando que su composición no era representativa y que no gozaba de ninguna autoridad ni prestigio. Esto último era un acto inconstitucional pues solo se podía renovar el Congreso por tercios. En realidad, Borgoño buscaba allanar el camino para la elección del general Cáceres, quien, como único candidato y representando al Partido Constitucionalista, ganó y asumió el poder el 10 de agosto de 1894. Poco después, Borgoño fue ascendido a general de brigada.[15]

El resultado de las elecciones de 1894 fue impugnado por los opositores de Cáceres, los partidos Civil y Demócrata o pierolista, que consideraron todo ese proceso como una usurpación. Ambos partidos, extrañamente aliados (pues Piérola había sido hasta entonces feroz anticivilista) formaron la Coalición Nacional, que pasó a la ofensiva en todo el país. Se inició una sangrienta guerra civil, cuyo desenlace llevó al poder a Nicolás de Piérola en 1895.[16]

Por propia voluntad, Borgoño se trasladó a Argentina, donde se consagró a la agricultura.[4]​ Como acto de represalia del nuevo gobierno, fue borrado del escalafón del ejército, junto con el general Cáceres.[17][18]

Retornó al Perú en 1901, ya bajo el gobierno de Eduardo López de Romaña. Por resolución legislativa de 20 de septiembre de 1902 fue reincorporado al escalafón, [19][20]​ siendo admitido en el Consejo de Oficiales Generales. Jubilado por límite de edad, se estableció en el balneario de Ancón,[4]​ donde también se retiró aquel caudillo a quien sirviera tan adictamente, el general Cáceres, que en 1919 recibió el bastón de mariscal de manos del Congreso, ya en el Oncenio de Augusto B. Leguía.[21]

Borgoño falleció en 1921; dos años después moría Cáceres.



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