Líjar es un municipio español de la provincia de Almería, Andalucía. En el año 2017 contaba con 395 habitantes. Su extensión superficial es de 28 km² y tiene una densidad de 14,11 hab/km². Sus coordenadas geográficas son 37º 17' N, 2º 13' O. Se encuentra situada a una altitud de 612 metros y a 86 kilómetros de la capital de provincia, Almería.
Líjar está ubicado en el centro de la provincia de Almería y su término municipal limita con las localidades almerienses de Chercos, Cóbdar, Alcudia de Monteagud, Fines, Albanchez, Cantoria y Macael.
Número de habitantes en los últimos diez años.
La población de Líjar se ha visto alterada por los flujos migratorios propios de la zona donde está enclavado, existiendo dos movimientos migratorios claramente identificados:
Si bien el desplazamiento de personas en ambos movimientos fue definitivo, estableciéndose la mayor parte en sus nuevos destinos para no volver (sólo de forma esporádica en estadios vacacionales), existió también un movimiento migratorio pronunciado en la década de los 80 del siglo XX de mano de obra masculina hacia el cantón italiano de Suiza con objeto de cubrir puestos de trabajo en la industria de la piedra, retornando a su lugar de origen en la mayor parte de los casos con el transcurso de los años.
Se conoce de presencia humana en la zona desde la prehistoria. Al igual que otros terrenos de Andalucía, sufrió la ocupación de los cartaginenses y de los romanos, atraídos por las riquezas minerales de la comarca. Con la ocupación árabe se dota de más importancia a la agricultura y se reduce la actividad minera. En la época musulmana Almería contaba con una buena industria de telas finas, como lino y seda. En un recuento de 1846 se contabilizaron en Líjar 25 telares, pero este sector artesano no perduró en el siglo XX.
Entre julio de 1870 y enero de 1871 tuvo lugar una guerra entre Francia y Prusia, y el triunfo de los prusianos sirvió para que terminaran de configurar la unificación alemana. La derrota fue de gran importancia para Francia, que contabilizó 140.000 galos muertos. El monarca español Alfonso XII realizó un viaje en septiembre de 1883 a Francia, Alemania, Austria y Bélgica.
En Berlín, un banquete de gala con Bismarck, ensalzó la causa prusiana y dio a entender que Alemania contaría con el apoyo de España en el caso de una nueva guerra contra Francia. También fue elegido como coronel honorario de la guarnición de ulanos en Alsacia, que era un territorio alemán reivindicado por Francia. A su regreso pasó por París con su uniforme prusiano y fue recibido por la plana mayor del gobierno francés además de por un buen número de ciudadanos franceses. El monarca sufrió una lluvia de insultos, abucheos y le fueron lanzados alguna que otra piedra y otros objetos de los ciudadanos. A su regreso a Madrid, el monarca fue recibido con una gran multitud de españoles que le lanzaba vítores en señal de apoyo.
Ante tal afrenta sufrida en Francia el Ayuntamiento de Líjar promulgó el siguiente bando:
Que el más insignificante Pueblo de la Sierra de los Filabres, debe de protestar en contra de semejante atentado, y hacer presente, recordar y publicar, que solamente una mujer vieja y achacosa, pero hija de España, degolló por si sola treinta franceses que se albergaron, cuando la invasión del año ocho en su casa. Que este ejemplo solo, es muy bastante para que sepan los habitantes del Territorio Frances, que el pueblo de Líjar, que se compone únicamente de trescientos vecinos y seiscientos hombres útiles, está dispuesto a declararle guerra a toda la Francia, computando por cada diez mil franceses un habitante de esta villa. Pues es necesario que sepa el Territorio Francés, que España ostenta en su escudo, la insignia de más valor que puede ostentar la primera nación del Mundo. Tiene en la nada menos que un León. Cuenta la Historia Española, un Sagunto, un San marcial, Bailén, Zaragoza, Otumba, Lepanto y un Pavía, que ninguna Historia de las que se conocen hasta el día puede presentar ejemplos tan terribles.
Que un Carlos Primero de España, supo hacer prisionero a un Rey Francés, y cuando lo guardaba en Castilla, con cuantas consideraciones se albergan únicamente en pechos Españoles, supo el solo atravesar, la Francia aterrorizando con su figura el Mundo. Que también hubo un Felipe Segundo, que en su reinado supo abarcar de uno a otro confín de la Tierra y que ahora, cuando el Pueblo de España, no cuenta ni con un Gonzalo de Córdoba, ni con un D. Juan Chacón, ni con un Conde de Gabia, ni un Dureña Ponce, hay todavía vergüenza y valor para hacer desaparecer del mapa de los Continentes a la Cobarde Nación Francesa.
El Ayuntamiento tomando en consideración lo expuesto por el Alcalde, acuerda unánimemente declararle Guerra a la Nación Francesa, dirigiendo comunicado en forma debida directamente al Presidente de la República Francesa, anunciando previamente al Gobierno de España esta Resolución.
No hubo incidentes bélicos importantes y 30 de octubre de 1983 tras 100 años de guerra incruenta se firmó la paz entre Líjar y Francia. Por representación del país galo acudieron el cónsul y vicecónsul de Francia en Málaga y Almería, y en representación de Líjar el alcalde Diego Sánchez Cortés. Se firmó la siguiente acta de paz:
Reunidos en la plaza pública de esta villa, por una parte los representantes de la Nación Francesa, en las personas del cónsul y vicecónsul de Málaga y Almería, y por otra la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Líjar, presidido por su Alcalde D. Diego Sánchez Cortés, siendo testigos de excepción autoridades civiles y militares de la provincia.
Se acuerda firmar la Paz entre Líjar y Francia, tras cien años de guerra incruenta, declarada por este Ayuntamiento el catorce de Octubre de mil ochocientos ochenta y tres.
Deuda viva del Ayuntamiento de Líjar en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.
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