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La Montaña



La Montaña es, junto a Cantabria y Santander, uno de los nombres que ha recibido históricamente el territorio de la actual comunidad autónoma de Cantabria, en el norte de la península ibérica (España).

Desde el siglo XIII el término ha hecho referencia en España a un territorio algo más amplio del que hoy corresponde a la comunidad autónoma de Cantabria. Posteriormente, en el siglo XIX, y con la nueva división provincial de 1833, el territorio de La Montaña se identificó con la recién nacida provincia de Santander,[1]​ por quedar encuadrada casi toda La Montaña en la provincia santanderina. En la actualidad, y por extensión, se denomina al conjunto de la comunidad autónoma cántabra con el topónimo de La Montaña, nombrando a los cántabros con el gentilicio de montañeses. Sin embargo, la identificación con la provincia de Santander fue desde el principio inexacta, dado que su extensión es significativamente mayor.

La implantación en 1833 de la provincia de Santander, dentro del esquema racionalizador y centralista ideado por Javier de Burgos, estableció por primera vez en el territorio una entidad administrativa unificadora. El nombre de la capital, norma general de la época para nombrar a las nuevas provincias, fue sustituyéndose por el de La Montaña, sin oficialidad.

El apelativo viene de la geografía accidentada del norte de Castilla la Vieja, que contrastaba con el espacio de la Meseta. La altimetría regional de Cantabria, concretamente, es bastante fuerte, con más del 40% de su superficie por encima de los 700 metros de altitud y con un tercio del territorio con pendientes de más del 30%.[3]

La aprobación del Estatuto de Autonomía en 1981 popularizó definitivamente el nombre de Cantabria para la región. Sin embargo, la equivalencia La Montaña-Cantabria sobrevive en el siglo XXI, citada sobre todo en contextos históricos.[5]

El nombre de La Montaña ha servido tanto para nombrar al territorio ocupado por la actual Cantabria (incluso varios municipios colindantes que pertenecen a provincias limítrofes) como a una comarca de Cantabria. Entre el siglo XIII y la práctica totalidad del siglo XX, La Montaña fue el nombre que utilizaron el común de las gentes de esa tierra para denominar a lo que hoy se llama Cantabria.

Actualmente, a nivel popular, apenas se usa ya el nombre de La Montaña para denominar a la región ya que desde la década de los 70 del siglo XX se ha ido popularizando el nombre de Cantabria entre la población, quedando La Montaña prácticamente como un recurso para textos académicos. Sin embargo, sigue vigente la tradición en la que los habitantes de las tierras altas de Cantabria denominan La Montaña a las tierras situadas a menor altitud que las suyas en dirección al Mar Cantábrico. Aunque las tierras altas de Cantabria también son históricamente La Montaña, dicha distinción procede de la división geográfica de La Montaña, esto es, La Montaña Baja y La Montaña Alta. En la parte alta, la expresión La Montaña baja quedaría simplemente en La Montaña.

Curiosamente y de forma tradicional en Cantabria, los habitantes de los valles interiores de la Comunidad utilizan el término La Montaña para referirse a la parte baja de la región, lo que se correspondería con la zona de la Marina, es decir, la zona llana y pegada al mar. Esta peculiaridad puede deberse a que la costa de Cantabria es lo que siempre se ha identificado con la zona en la que vivían los denominados montañeses. En otras zonas del interior de Cantabria los habitantes reciben diferentes nombres en función del valle en el que viven, como: pasiegos (valle del Pas), campurrianos (valle de Campoo), lebaniegos (valle de Liébana), merachos (valle del Miera), purriegos (valle de Polaciones), tudancos (valle de Tudanca) o sobanos (valle de Soba).

A continuación se muestran varios ejemplos de esta curiosa circunstancia:

José María de Pereda, en su obra Peñas Arriba, explicó el significado que tenía entre las gentes de Tudanca (llamada Tablanca en su novela) el territorio de La Montaña:

Amador de los Ríos en su libro titulado "España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza e historia" de 1891 dedicó un volumen a la entonces Provincia de Santander, tratando el significado de 'la Montaña' entre los lebaniegos:

El filólogo británico Ralph Penny en "El habla pasiega: ensayo de dialectología montañesa" escribía respecto a lo que entendían los pasiegos por 'la Montaña':

También acerca de la relación entre los pasiegos y 'la Montaña', Menéndez Pidal en "Pasiegos y Vaqueiros. Dos cuestiones de geografía lingüística. Revista de la Facultad de Filología, Tomo 4, 1954 , págs. 7-44", afirmó:

En el compendio titulado "Crónica de la Provincia de Santander", escrita en 1919 y publicada en 1922 por el historiador camargués Mateo Escagedo Salmón, en el apartado "Geografía Cántabra en el siglo XIV (Fuente Histórica: El Becerro de las Behetrías) se dice:

Más adelante, y nuevamente, en 1931, el ya por entonces Cronista de la Provincia de Santander, Mateo Escagedo Salmón, trató de nuevo el concepto que de 'la Montaña' se tenía entre los habitantes de la hermandad campurriana de Cinco Villas (concejos de Lantueno, Santiurde, Somballe, Villas de Rioseco y San Miguel de Aguayo), siendo extendible esta percepción a toda la comarca de Campoo:

Nuevamente Mateo Escagedo Salmón, esta vez en un Extraordinario dedicado al turismo en la Montaña del periódico "La Voz de Cantabria" (1932), decía respecto al partido judicial de Reinosa:

Gregoria Lasaga Larreta en "Los Pasiegos" de 1896, comentaba:

En la reedición de esta obra realizada 2003 y que fue llevada a cabo por Eloy Gómez Pellón y Miguel Ángel Sánchez Gómez se comenta:

En Valderredible, perteneciente históricamente al partido judicial de Reinosa, ocurre la misma percepción. Josué Fonseca Montes indica que Valderredible no se encuadraba en las "Montañas Bajas de Burgos", y dice:

El catedrático don Manuel Ballesteros Gaibrois, en el prólogo a la obra de su ilustre y llorado don Antonio Ballesteros Beretta, La Marina Cántabra y Juan de la Cosa, publicada en Santander en 1954, escribía:

Igualmente en "Cantabria de pueblo en pueblo" de Mann Sierra Pereda (1980) se entrevista a tres vecinos de Villacantid a los que se les pregunta, entre otras cuestiones:

Respecto al Valle de Soba, en "Cantabria de pueblo en pueblo" de Mann Sierra Pereda, se explica que:

Sin embargo, existe un municipio costero al que habría que excluir de la comarca de 'la Montaña'. José Pedro Sánchez-Llamosas en "El Habla de Castro" (1982) explica el significado de 'la Montaña' entre los naturales del municipio castreño:

El geógrafo gallego Ramón Otero Pedrayo decía que:

Ante estos datos, podemos sacar en coclusión que la comarca geográfica de 'La Montaña' equivale a las tierras menos elevadas de la región, a las más cercanas al mar, con la excepción del área de Castro-Urdiales.

Entre los siglos XIV y XX, La Montaña era el nombre con que los habitantes de ella llamaban a su tierra. Consecuentemente, se llamaban a sí mismos montañeses los habitantes del territorio correspondiente a la actual Comunidad Autónoma de Cantabria, incluso por montañeses se tenían también los moradores del norte de las actuales provincias de Burgos y Palencia.

El nombre de Cantabria comenzó de nuevo a reivindicarse entre los eruditos montañeses como sinónimo de La Montaña a partir del siglo XVIII.[9]​ Entre los siglo XVII y XIX es frecuente observar en diversos escritos como los montañeses designan a su región con la denominación Provincia de Cantabria o simplemente Cantabria, además de denominarse cántabros. No obstante, emplean con más frecuencia y cotidianidad el nombre de La Montaña y montañeses para ellos mismos, tanto dentro cómo fuera de su tierra.

Se podría hablar de una total coexistencia entre ambos términos desde el siglo XVIII. Es curioso ver como en el Proyecto económico, en que se proponen varias providencias, dirigidas á promover los intereses de España, con los medios y fondos necesarios para su plantificación escrito en el año 1762 por D.Bernardo Ward, del Consejo de S.M y su Ministro de la Real Junta de Comercio y Moneda de 1779 se nombra a esta región con ambas denominaciones. En este proyecto realizado por este economista irlandés se pretende una división en Departamentos para el Reino de España, que sería la siguiente:[10]

Cuando se crearon las actuales provincias en el año 1833 se crea la de Santander, aunque la Diputación Provincial reclamó el nombre de «Provincia de Cantabria». Si la provincia llegó a llamarse "Santander" no fue solo por la preponderancia e insistencia de la ciudad de Santander por que fuera así, sino porque las Cortes decidieron que las provincias, excepto las forales, se denominasen como sus respectivas capitales.

En 1922, Julián Fresnedo de la Calzada describió en su ensayo ¿Qué es la Montaña?, el uso abusivo que se hacía de los términos "La Montaña" y "montañés" para referirse a la Provincia de Santander ya que según él era incorrecta usar el nombre de La Montaña para denominar a toda la provincia:

No siempre que se utilizó el nombre de La Montaña, este entraba conflicto con otros nombres históricos. Así, Menéndez Pelayo defendía el nombre de Cantabria y los republicanos cántabros presentaron un borrador de Estatuto Cántabro-Castellano, que según algunas interpretaciones indica una relación con Castilla, pero que en su texto aclara que a una hipotética autonomía de Cantabria se le podrían unir los territorios culturalmente cántabros que pertenecían a las provincias castellanas.[11]​ Esto no significaba perder la influencia castellana (aunque ya no política), en la que se englobaba el apelativo La Montaña, sino ganar la cántabra.

En ciertos momentos históricos el uso del nombre La Montaña estuvo ligado a posturas políticas conservadoras, opuestas al regionalismo, que defendían la total unión de la provincia de Santander con Castilla.[12]

Debe tomarse por contexto de las siguientes declaraciones la realidad jurídica de la provincia de Santander, y en algunas de ellas, como las relativas a Menéndez Pelayo y a Pereda, la intención culta de anteponer el nombre de Cantabria al de Santander y, en ocasiones, al de La Montaña.

Además de en el imaginario popular, la expresión La Montaña se popularizó en determinados momentos gracias a su aplicación a distintos elementos definidores del territorio cántabro. Así, el escritor José María de Pereda tituló uno de sus libros Escenas montañesas;[13]Buenaventura Rodríguez-Parets también hizo aparecer La Montaña en muchos de sus títulos (Cuentos de La Montaña, Mitos y supersticiones de La Montaña, Estudio sobre los refranes y el refranero montañés, etc.);[5]​ igual hicieron otros, como José María de Cossío y Tomás Maza en su Romancero popular de La Montaña.[5]

Una de las denominaciones del dialecto cántabro es el de montañés. De la misma manera diferentes asociaciones y negocios llevan los nombres de La Montaña o montañés (destaca El Diario Montañés, periódico local), aludiendo a uno de los nombres históricos de la región. También en el campo de los deportes está presente, pues existen en Cantabria pruebas como el Circuito Montañés.



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Comentarios
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Antonio say:
Saber de esto familias de este apellido.
2022-09-02 20:50:20
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Antonio say:
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2022-09-02 20:50:20
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