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La conclusión del sistema marxiano



La conclusión del sistema marxiano (en alemán, Zum Abschluss des Marxschen Systems) es una obra de Eugen von Böhm-Bawerk publicada originalmente en 1896, y cuya edición en español es del año 2000, en la que su autor introduce la noción de intensidad psíquica en el meollo mismo de la teoría del capital con el fin de poder dar una definición adecuada de conceptos económicos clásicos tales como la tasa o tipo de interés.

La obra de Böhm von Bawerk apareció primero en 1896, en Staatswissenschaftliche Arbeitern: Festgaben für Karl Knies, una colección de ensayos en honor al economista alemán Karl Knies. Más adelante en el mismo año sería publicada como una obra aparte, lánzandose una versión traducida al ruso en 1897 y otra traducida al inglés en 1898.[1]

Böhm-Bawerk examina el análisis de valor de Marx, alegando que el error básico en el sistema de Marx fue el resultado de una auto-contradicción de la ley del valor de Marx, es decir, cómo la tasa de ganancia y los precios de producción del tercer volumen del Capital de Marx contradicen la teoría del valor de Marx en el primer volumen. También ataca a Marx por minimizar la influencia de la oferta y la demanda en la determinación del precio permanente, y por una ambigüedad deliberada con tales conceptos.

Según esta obra, Marx procede por eliminación a la hora de averiguar cuál es el elemento clave que permite la conmensurabilidad de dos mercancías fenomenológicamente distintas. Pero no habría sido honesto intelectualmente. La demostración está formalmente trucada porque no busca el elemento común conferidor del valor en otros bienes “como la tierra, la leña de los árboles, los recursos hídricos, las minas de carbón, los yacimientos de petróleo, las aguas minerales, las minas de oro, etc.” El ser humano, en su escala valorativa, valora siempre más, a igualdad de circunstancias los bienes presentes que los bienes futuros. Sin embargo, la intensidad psíquica relativa de dicha diferencia de valoración subjetiva varía mucho de unos seres humanos a otros, e incluso para un mismo ser humano puede también variar mucho a lo largo de su vida en función de sus circunstancias particulares. Esta diferente intensidad psíquica de la valoración subjetiva de los bienes presentes en relación con los bienes futuros, recogida en la escala valorativa de cada ser humano actor, da lugar a que en un mercado en el que existan muchos agentes económicos, cada uno de ellos dotado de una distinta y variable preferencia temporal, surjan múltiples oportunidades para efectuar intercambios mutuamente beneficiosos.

Para la escuela austriaca, el socialismo será imposible y el papel de las instituciones no podrá quedar reducido al de mera superestructura ideológica. Pero, además, la crisis en la praxeología -fruto de un cúmulo cada vez mayor de evidencias de que la racionalidad plena no es posible pues los factores psicológicos, subjetivos, infestan por doquier todos los momentos de las acciones, pues no son las decisiones ya lo importante sino el curso de las elecciones que constituye una acción económica- que fundamentaba el paradigma clásico en Economía (la Teoría de la elección racional), dará lugar, al abrigo de planteamientos como el de los austriacos, a lo que se ha venido en llamar Nueva Economía Institucional (NEI), por un lado, y a algunas teorías locales pero no secundarias si se tiene en cuenta el papel central que la Escuela austriaca otorga al empresario –en concreto, la Teoría de los costes de transacción-.

La conclusión del sistema marxiano ha sido visto como una de las discusiones más importantes de las teorías económicas de Marx, junto con la Crítica de Böhm-Bawerk de Marx de Rudolf Hilferding, una defensa de Marx contra Böhm-Bawerk.[2]​ La obra se considera la crítica "clásica" del Capital.[3]​ La mayoría de las críticas posteriores a la economía marxista han repetido los argumentos de Böhm-Bawerk.[4]

El economista Peter Boettke atribuyó a Böhm-Bawerk la demostración de contradicciones internas entre la teoría del valor de Marx y su teoría de la distribución.[5]

El economista marxista Ernest Mandel identifica a La conclusión del sistema marxiano como parte de una literatura, comenzando con el socialdemócrata alemán Eduard Bernstein, que critica el método dialéctico que Marx tomó prestado de Georg Wilhelm Friedrich Hegel como "inútil", "metafísico" o "desconcertante". Él culpa a Böhm-Bawerk y a los otros críticos por lo que él considera su "estrechez positivista".[6]

El economista marxista Paul Sweezy rechaza la opinión de Böhm-Bawerk de que la teoría del valor debe ser abandonada. Sin embargo, considera que La conclusión del sistema marxiano es la mejor declaración del argumento de que el hecho de que la ley del valor no controle directamente en la producción capitalista requiere el rechazo de la teoría del valor.[4]



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