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Lenguas jivaroanas



Las lenguas jívaras o jivaroanas (también, jíbaras o shíwaras) son una pequeña familia de lenguas, o quizá una única lengua aislada, de la selva amazónica del norte del Perú y oriente de Ecuador.

´Jíbaro o jívaro´ nació de la percepción de los estudiosos extranjeros, conquistadores y usurpadores de los territorios shuar, debido que sus abuelos fueron guerreros por la defensa de sus territorios por ende no se dejaron someter a sus caprichos y codicias..[3]

Se acepta ampliamente que la familia de lenguas jivaroanas está formada por cuatro lenguas diferentes habladas en la actualidad, aunque las relaciones entre ellas son menos claras. Si bien algunos proponen la siguiente división:[4]

Lo cierto es que las lenguas jivaroanas parecen ser ampliamente inteligibles entre sí, e incluso algunos hablantes de aguaruna, presumiblemente la lengua más divergente del resto, afirman que existe inteligibilidad mutua completa con el wambisa.[11]​ Es por esa razón, que algunos lingüistas consideran que todas estas variedades son una sola macrolengua o continuo dialectal, con el aguaruna como el dialecto más divergente. Esa división se fundamenta en diferente tratamiento de los fonemas del proto-shiwar *r y *h, que se confunden en aguaruna pero se mantienen diferenciados en las otras tres lenguas. Además de estas lenguas actualmente habladas se ha conjeturado que algunas lenguas extintas como el palta y el malacato, posiblemente eran lenguas de la familia jivaroana sobre la base de la toponimia y unas pocas formas léxicas conocidas, según criterios puramente geográficas podríamos definir un grupo meridional:

El jívaro se habla en los departamentos de Loreto y Amazonas, en el norte del Perú, y en las provincias de Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe, en el Oriente de Ecuador. Tiene tres variedades: Shuar (también, Shuara), Achuar-Shiwiar (también, Achuara, Achual), y Huambisa (también, Wambisa). Gordon (2005) trata estas variedades como lenguas diferentes.

El aguaruna se habla en cuatro departamentos peruanos: Amazonas, Cajamarca, Loreto y San Martín.

Las lenguas del grupo sur se extendían en el siglo XVI en las actuales provincias de Loja y El Oro así como por el departamento peruano de Cajamarca.

La lengua palta fue clasificada por Jacinto Jijón y Caamaño hacia 1940, seguido por Čestmír Loukotka como relacionada con el jíbaro. Sin embargo, existe tan poca documentación lingüística que la clasificación de la misma no resulta posible. Kaufman (1994) afirma que existe "poco parecido".

La no-clasficada llamada Candoshi frecuentemente se incluye en la familia jíbara (de hecho Joseph Greenberg acuñó el término Jíbaro-Candoshi). Sin embargo, el candoshi también ha sido relacionada con el záparo y el arawak.)

Según otra propuesta de Jorge Suárez las lenguas jivaroanas junto con las lenguas cahuapanas formarían la macrofamilia Jívaro-Cahuapana (o Hívaro-Kawapána), según una clasificación incompatible con la propuesta de Greenberg.

Otra agrupación hipotética denominada macro-andina, incluiría tanto a las lenguas Jívaro-Cahuapana, como al urarina, y al extinto puelche. Morris Swadesh propone la agrupación macro-jívara para incluir además a las lenguas huarpes. La agrupación andina de Greenberg estiendo todavía más este macro-andino con numerosas lenguas. Estas últimas propuestas han sido ampliamente criticadas y cuentan con poca evidencia en su favor. El siguiente esquema resume estas propuestas abarcadoras:

lenguas jivaroanas

lenguas cahuapananas

urarina

puelche

lenguas huarpes

otras

El inventario fonológico del proto-jívaro reconstruido por Payne (1981) es similar al sistema fonológico de las lenguas jívaras modernas:

En estas lenguas /*ŋ/ solo se conserva como /ŋ/ solo delante de /k/.

El inventario vocálico también es relativamente simple y directamente heredado por las lenguas modernas:

Desde el punto de vista de la tipología sintáctica, las lenguas jívaras parecen mostrar un orden sintáctico preferente SOV, poseen postposiciones y en general usan construcciones con el núcleo sintáctico situado al final. Los determinantes no posesivos también al nombre. Los pronombres personales (posesivos) preceden al nombre.

Desde el punto de vista de la tipología morfológica son lenguas aglutinantes y casi exclusivamente sufijantes. Morfosintácticamente presentan ergatividad escindida según la escala de animacidad del sujeto.

Debido a su distribución sintáctica y a los prefijos que pueden tomar las principales clases, no parece existir distinción entre nombres y adjetivos. Los nombres y adjetivos no tienen flexión ni de género, ni de número, aunque admiten diminutivos por ejemplo. Los nombres y adjetivos desnudos pueden ser definidos o indefinidos, cuando opcionalmente se pueden marcar como definidos postponiendo un enclítico o un determinante, o anteponiendo un pronombre de tercera persona (como en los siguientes ejemplos del shuar):

En shuar cuando un nombre hace objeto directo del verbo recibe la marca -n de objeto.

El verbo es naturalmente la parte más complicada de la morfología, en shuar, es el verbo, la estructura básica es:

La derivación incluye sufijos causativos, marcadores de cambio de diátesis.

Los numerales en las dos lenguas jívaras son:

Los términos entre paréntesis son préstamos del español.

El proto-shuar reconstruido de los idiomas shuar, achuar, aguaruna, y huambisa por Payne (1981):[13]

El proto-shuar-candoshi reconstruido por Payne (1981):[13]



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