La lira (del griego «λύρα», posteriormente en latín «lyra»), es un instrumento de cuerda punteada antiguo, con forma de ábaco, cuyo origen los griegos atribuyeron a Hermes, dios de la retórica y el comercio (otras versiones menos populares lo atribuyen a la musa Polimnia, una de las nueve musas artísticas, hijas de Zeus). Fue el instrumento musical que talló Orfeo, y el que porta Apolo (dios de la música), como símbolo de la unificación del estado ciudadano, de la cultura, la música, la religión y las ciencias. Este instrumento era muy importante en la vida cotidiana y popular en todas las poblaciones griegas, siendo muy frecuente hallar en las antiguas vasijas escenas donde se puede ver a los personajes ejecutando la lira y otros instrumentos cordófonos.
La lira es un instrumento musical que, como el arpa, se tocaba con las dos manos.
Según la Biblia, siglos después, en manos de David, el rey poeta y sabio, ejecutaba la lira (kinnor) como el salterio, evocando la unión con la divinidad y la religión. El rey David tocaba la lira para tranquilizar a Saúl.
Los instrumentos descendientes de la lira son la cítara, el arpa, la guitarra y el laúd, que continúan la tradición de la lira hasta nuestros días como los instrumentos del poeta y el trovador. Dyehuty es el dios de la sabiduría, la escritura, la música y de la Luna, en la mitología egipcia. Estaba relacionado con la música como inventor de la lira. Precisamente la lira proviene del arpa egipcia.
La lira más antigua y sencilla tenía tres cuerdas pero después pasó a cuatro, cinco, seis, siete e incluso doce. En Egipto, llegó a tener hasta dieciocho. Las partes de la lira, además de las cuerdas eran:
En Grecia, las tres cuerdas recibían los nombres de las tres musas de Delfos; de la grave a la aguda: Nete, Mese e Hípate. Las cuerdas pasaban sobre una concha de tortuga, llamada en griego cheloné y chelys, palabra que sirvió también para designar cierta especie de lira, cuya fonética inspiró a un nuevo instrumento, el chelo. La añadidura del mogas hacia la lira más pesada que la cítara y por esta razón la llevaban colgada a la espalda por medio de una correa o tahalí, y de esto sacó Apuleyo el nombre de apta balteo, esto es, propia para ser colgada en las espaldas. Filóstrato describiendo la lira de Anfión (rey de Tebas) dice que la madera empleada en la construcción de la lira era boj y lo demás era de cuernos de cabrón montés. Los dos brazos de la lira de Terpsícore que se encuentra en el Museo Napoleón están hechos de anillos. Esta lira representa una de aquellas que están formadas de una concha de tortuga y los brazos de astas de cabrón. La lira, que Aquiles tiene en la mano en la lámina 8ª del tomo 1.° de las pinturas de Herculano, es de color encarnado, de lo que puede deducirse que pintaban la madera de las liras de aquel color que era su favorito. Por un pasaje de los fastos de Ovidio se demuestra que los Citaristas tenían el gusto de llevar un Chlamys o capa de color encarnado. La estética de los instrumentos para esa época reunían también decorados de dorado y blanco, y con terminaciones elegantes.
Los poetas han entendido por lira la más hermosa y más calma armonía así es que hace un gran papel en sus poemas y hablan con entusiasmo del placer que causa. Tenía la ventaja de poderse cantar y acompañarse con ella y se servían de ella en los coros trágicos.
Precisamente, «lira» proviene del griego «λυρικός» (lírico o lírica).Al arte de tocar la lira se le llamaba citaristica o lirística, y al acto de tocaría se le daba los nombres de Lyrizein, Kytarizein y Psallein y a los tocadores los liristas y citaristas. El que cantaba y se acompañaba con la lira era conocido con el nombre de Lyrodos o de Citharaedus y los de Lyrodia y Citharaedia eran las palabras que designaban la acción de acompañarse de este modo. Algunas veces la lira y la flauta se acompañaban recíprocamente a lo que Suidas da el nombre de Synaulia o según el dialecto ático xynaulia con cuya palabra se entendía el recíproco acompañamiento de dos flautas.
Largo sería el poner el catálogo de los músicos que han sido célebres en este instrumento. La mitología señala como los más famosos a Apolo, Mercurio, Terpsícore, Orfeo, Lino, Anfión, Demódoco, etc. Todos los griegos aprendían la música y al principio o al fin de las comidas cantaban unas canciones llamadas escolias y principalmente la de Harmodio y Aristogitón. Pasaba la lira de uno a otro y cada uno cantaba a su vez una estrofa acompañándose con ella. En Atenas habiendo en una ocasión semejante pasado la lira a manos del gran estratega militar Temístocles, que no sabía tocarla, se lo tuvo por falto de educación. La palabra amousikos u hombre que no sabe la música significaba un hombre sin gusto y sin educación o, como se dice entre nosotros, un paleto.
Muchos siglos después, en su obra renacentista intitulada Lira Barberina, Giovanni Battista Doni hizo una colección de diferentes figuras de la lira. Le dio aquel título porque daba en ella la explicación de una que hizo fabricar para el cardenal Francesco Barberini según el sistema de los antiguos tal como él lo concebía. El editor de esta obra, después de la muerte de Doni, reunió en dos grandes tomos todo cuanto había escrito este sobre música.
En la Grecia pre-clásica, y con la evolución de las teorías de la armonía, donde definitivamente se cerró la discusión que el número de notas debía ser 7, era frecuente utilizar liras y cítaras de siete cuerdas.
En la mitología griega la lira fue inventada por Hermes quien se la regaló a Apolo a cambio del caduceo (vara con dos serpientes que representa al comercio) y, desde entonces, figuró como atributo de este dios. En la mitología egipcia el dios Dyehuty estaba relacionado con la música y era considerado el inventor de la lira: se dice que su nombre proviene de la flor de lirio debido a su forma tan similar.
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