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Matapozuelos



¿Qué día cumple años Matapozuelos?

Matapozuelos cumple los años el 3 de marzo.


¿Qué día nació Matapozuelos?

Matapozuelos nació el día 3 de marzo de 1.


¿Cuántos años tiene Matapozuelos?

La edad actual es 2023 años. Matapozuelos cumplió 2023 años el 3 de marzo de este año.


¿De qué signo es Matapozuelos?

Matapozuelos es del signo de Piscis.


Matapozuelos es un municipio y localidad española de la provincia de Valladolid, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Cuenta con una población de 1055 habitantes (INE 2017).

La localidad se sitúa en un terreno llano que fertilizan los ríos Adaja y Eresma. Produce cereales, trigo y garbanzos y cría de ganado. Tiene estación de ferrocarril en la línea Madrid-Irún, intermedia entre las de Pozaldez y Valdestillas. Su iglesia, la de Santa María Magdalena, declarada bien de interés cultural, tiene una airosa torre muestra del dominio del arte de construir de los alarifes moriscos: tres cuerpos de ladrillos, rematados por una linterna, aguja, bola de hierro y veleta.

Etimológicamente el nombre de la localidad puede derivar de Mota Pozuelos, siendo esta última alusiva al llamado cerro de las bodegas, más sus respiraderos (una pocilla es un sumidero) de las bodegas, que es lo que identifica topográficamente al pueblo al aproximarse el viajero al mismo antes de su crecimiento en el siglo XX; si bien no existe confirmación epigráfica, desde julio de 2018 hay constancia arqueológica.

Carlos V les eximió de albergar huéspedes por haber dado 16 camas de ropa a Medina del Campo y Tordesillas para el aposentamiento real (1532). Contaba en 1551 con 30 vecinos hidalgos y a finales del siglo XVI estaba comprendida en la tierra de Olmedo y tenía 1460 vecinos, que se redujeron a 208 en 1646. Al terminar el siglo XVII era villa de realengo con alcalde.

La construcción de la iglesia de la localidad, dedicada a Santa María Magdalena, se remonta a mediados del siglo XVI.[1]

Matapozuelos albergó el principal zoológico de la comunidad autónoma de Castilla y León: «Valwo, el parque de la naturaleza», clausurado en febrero de 2007 por la compañía que lo compró pocos años antes, Parques Reunidos.[2]​ Más adelante las instalaciones se reconvirtieron en granja-escuela.[3]

En Matapozuelos y en el castro que existe en un espigón en la confluencia de los ríos Eresma y Adaja han aparecido restos de la segunda Edad del Hierro y de época romana, por lo que se cree que este puede ser uno de los posibles emplazamientos de la ciudad prerromana vaccea- de Nivaria,[4]​ aunque por ahora no hay suficientes pruebas que lo corroboren. Palol y Wattemberg,[5]​ en su carta arqueológica de España, teorizaron al respecto. Actualmente en esta ubicación se halla la ermita de Siete Iglesias (de la cual se posee constancia documental desde el siglo XVI) y cuenta con un hito del Camino de Santiago de Madrid.

En julio de 2018 se catalogan 90 bodegas en el casco urbano.[6][7]​ La mayor parte de ellas bajo el Colegio de San Gregorio (Casa Granja del también Colegio de San Gregorio de Valladolid y documentado desde 1629), en un cerro urbanizado que preside la localidad, cuyos vestigios se hallan completamente horadados por los sótanos citados.

Los elementos, a menudo reutilizados, hallados en la bodega son, en primer lugar, el arco de medio punto, que remata todo dintel; en segundo lugar corona todo techo la bóveda de cañón, que por vecindad da nombre a sus habitaciones (cañones, y al tonel único, casi del tamaño de la propia sala que ocupa) distribuidas en una sala principal -lagar- y sus cañones contiguos construidos los cuales, en tercer lugar, conforman una nave central y naves laterales (o cripta por su singularidad); en cuarto lugar la hornacina, cuyo fin es guardar, como estante empotrado, y la aureola, que se usa como adorno sobre el arco de ladrillo.

Además arco y bóveda aparecen de nuevo en sus respiraderos, los cuales emergen ya al aire libre, desde los sótanos mediante un cuerpo -en quinto lugar- con tiro cuadrangular equivalente a la chimenea (en la bodega siempre a ras de suelo de la misma) y su parte externa en el tejado; dichos respiraderos tienen otra variante -en sexto lugar- cónica. En séptimo lugar, en el acceso, al descender por su escalera, desdentada del uso, aparecen otra vez en su pared arcos de medio punto ciegos como forma de reparto de fuerzas del hastial.

En octavo lugar, el respiradero más grande, el del lagar, por donde entra la luz del día. En él se encuentra el pilón -en noveno lugar- lleno de mosto, y ya en décimo y último lugar los candiles, uno en cada lado del cuadrilátero de la habitación, antes del comienzo de la bóveda. Esta se refleja ondulante en el techo en lapso de tiempo durante el cual la uva se prensa bajo la piedra de moler contigua, a espera de ser almacenada en barril o pellejo de piel vacuna.

Sus materiales padecen en la actualidad exceso de humedades a causa la ausencia del fuego u hogueras llevadas a cabo por la mano del hombre para expeler a la calle el gas tóxico que produce la fermentación del vino, y en general a que ya casi no se habitan: en las que están en roca viva, que presentan desconchones y esquirlas -visibles aún las huellas del pico de su excavación- y también en las de ladrillo, los cuales vuelan o parten por deshacerse la cal en las hiendas y pierden finalmente la cara vista, y su revestimiento se cuartea. Este conjunto constructivo permite datar su construcción en la Edad Media, en el rómanico en general y específicamente las cupulillas cónicas recuerdan al arte bizantino, en todo caso como arquitectura civil.

En el propio barrio del torrejón (contiguo al barrio del Colegio), existió una casa que por su importancia como conjunto arquitectónico merece detenerse en su estudio. En su planta alta, a la cual se accedía a través de un portal y una gran escalera central, con alcobas pareadas italianas, esto es, con capiteles de orden Corintio, de claro influjo oriental y misma época,[8]​ de la cual actualmente sólo se conserva un escudo heráldico (hay uno blasón más en la actualidad junto a éste, coetáneo del anterior, cuya ubicación primigenia era el patio) y sigue manteniéndose en parte parcialmente la fachada original, destacando su pórtico. En una de las accesos a dicho barrio, había un torrejón -de ahí el topónimo- perteneciente ya a dicha casa solariega, de ladrillo rojo y media planta a dos alturas, cuya ventana superior lucía una bella reja de forja en celosía, sobresaliente a la fachada, más su alféizar, para asomarse y otear la calle perpendicular. A continuación, el citado edificio dedicado a vivienda residencial, de dos plantas, y balcones en el medio de los cuales y sobre la puerta una galería de madera en vez de terraza, puerta de una hoja con mirilla en ventana pequeña y el mencionado pórtico, marco de esta y bajos de la casa de piedra blanca. Ambas compartían una acera de dicha piedra segoviana. Continuaba el conjunto con otras edificación para uso agrícola. El conjunto ocupaba una manzana entera, e incluía, a la espalda de la casa, un gran patio con un exuberante jardín, aún cuidado hasta mediado el siglo XX.



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