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Milagro de Berna



La final de la Copa Mundial de Fútbol de 1954 se disputó el 4 de julio en el Wankdorfstadion de la ciudad de Berna, Suiza. El partido es conocido también como el Milagro de Berna. Los dos ganadores de los partidos de semifinales, Alemania Occidental y Hungría, se enfrentaron en un único partido de 90 minutos. Contra todos los pronósticos, Alemania Occidental derrotó a Hungría por 3:2 y se convirtió en Campeón Mundial por primera vez en su historia.

La victoria de Alemania Occidental provocó el júbilo en ese país, nueve años después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Este acontecimiento deportivo ayudó al denominado milagro económico alemán que permitió el surgimiento de la República Federal de Alemania, además de incrementar el espíritu nacionalista y la autoestima en ese país.[1][2]

La final de la Copa Mundial de Fútbol enfrentó a dos equipos desiguales en el papel, puesto que era la primera participación alemana en los Mundiales después de la Segunda Guerra Mundial y porque el combinado húngaro era uno de los más fuertes del mundo y eran conocidos como el Equipo de oro o Magiares mágicos.[3][4]

Al equipo húngaro lo respaldaba una racha acumulada de 33 partidos sin perder,[5]​ que comenzó el 14 de mayo de 1950 y se extendió hasta la final. Frente a los alemanes, el equipo húngaro era el máximo favorito para alzarse con la Copa Jules Rimet, por su historial reciente, el título en el torneo olímpico de fútbol en Helsinki 1952,[6]​ y por haber aplastado a Alemania Occidental en la primera fase del torneo, 8:3.[7]

El siguiente cuadro muestra el historial de enfrentamientos en ediciones anteriores de la Copa Mundial de la FIFA entre los equipos que disputaron la final del mundial.

Las selecciones de Alemania y Hungría se enfrentaron en 17 partidos oficiales de las selecciones adultas antes de disputar la final de la Copa Mundial de Fútbol de 1954. En cuanto a enfrentamientos mundialistas, esta era la segunda vez que se encontraban.

Hungría era, junto a las selecciones de Brasil y Uruguay, las máximas favoritas para ganar el torneo, mientras que el equipo de Alemania Occidental no era considerado siquiera para clasificar a cuartos de final.[10]​ Los magiares llegaban a la Copa del Mundo con un invicto de 29 partidos, casi cuatro años, y luego de doblegar a Inglaterra en Wembley 6:3.[11][12]​ Alemania, apenas estaba regresando al fútbol luego de la Segunda Guerra Mundial y la suspensión por parte de la FIFA de participar en la Copa Mundial de Fútbol de 1950. Luego de la eliminatoria mundialista, Alemania Occidental jugó un solo amistoso, en el cual superaron a Suiza 5-3 en Basilea.[13]

Alemania Occidental y Hungría se enfrentaron en el Grupo B, que también integraron las selecciones de Turquía y Corea del Sur. Los húngaros golearon 9:0 a los surcoreanos, en lo que fue la máxima goleada de los Mundiales hasta entonces. En aquel partido, Sándor Kocsis anotó una tripleta, mientras que su máxima figura, Ferenc Puskás contribuyó con dos tantos en uno de los partidos más limpios en la historia del fútbol, porque el árbitro francés Raymond Vincenti sólo sancionó cinco faltas.[14]

El mismo día, el 17 de junio, Alemania Occidental goleaba 4:1 a los turcos, que llegaban a la Copa del Mundo luego de eliminar a España en un sorteo. Comenzarían perdiendo los alemanes con un gol a los dos minutos de Suat Mamat, y luego del empate parcial, marcado por Hans Schäfer, Alemania Occidental le dio vuelta en el segundo tiempo para llevarse el triunfo.

Tres días más tarde, el 20 de junio, en el St. Jakob Park de Basilea, se enfrentaron Hungría y Alemania Occidental. Nuevamente, los teutones recibían un gol de camerino, marcado por Sándor Kocsis a los tres minutos. Más tarde, a los 21, Puskás anotaba el segundo gol y el propio Kocsis anotaba el tercer tanto para Hungría. El descuento alemán, antes del medio tiempo lo marcaba Alfred Pfaff a los 25 minutos. En el periodo complementario, Nándor Hidegkuti se hizo presente con otros dos goles en los minutos 50 y 54. Más tarde, Kocsis anotaría dos veces más (mins 67 y 78), y József Tóth marcó un gol más a los 73 minutos. Al equipo alemán apenas le alcanzó para descontar por intermedio de Helmut Rahn (min.77) y Herrmann (min.81). El marcador final de 8:3 dejaba clasificado a Hungría para los cuartos de final y los ratificaba como principal candidato al título.

Las críticas no dieron espera al técnico Sepp Herberger,[15]​ ya que Alemania Occidental quedaba empatado en dos puntos con Turquía, que goleó 7:0 a Corea del Sur. El reglamento del Mundial de 1954 obligaba a los dos equipos jugar un partido de desempate, el cual fue programado para el 23 de junio en el Hardturm-Stadion de Zúrich. Para Alemania Occidental no fue problema tomar la ventaja desde el minuto siete, gracias a un gol de Ottmar Walter, y así abrir el camino al triunfo y a la clasificación. Otros dos goles de Hans Schäfer, una tripleta de Max Morlock y un tanto del capitán Fritz Walter sellaban el resultado final de 7:2 sobre Turquía.

En cuartos de final, Hungría superó 4:2 a Brasil en un accidentado partido que fue denominado la Batalla de Berna, por el juego violento y la mala conducta de los jugadores de los dos equipos. Entre tanto, Alemania Occidental se deshizo sin problemas 2:0 del combinado de Yugoslavia. Ya en la semifinal, Hungría supo vencer 4:2 a otro duro rival, Uruguay que también era candidato al título por su condición de campeón defensor. En ese juego se destacó Sandor Kocsis con los dos goles decisivos en la prórroga. Alemania Occidental se encontró con la selección de Austria, a la cual superó fácilmente 6:1, con cuatro goles de los hermanos Walter (dos de Fritz y dos de Ottmar).

Previo a la final, estuvo en duda la presencia del capitán húngaro, Ferenc Puskás por una molestia en el tobillo,[16]​ causada por los alemanes en el partido de primera fase, de la cual no estaba recuperado al 100%.[10]​ Pese a ello, no tuvo problemas para jugar con el equipo titular en el partido decisivo.

La final de la Copa Mundial de Fútbol de 1954 comenzó a las 17:00, UTC+1, en el Wankdorfstadion de Berna, ante 60.000 espectadores que colmaron las gradas. La lluvia fue protagonista del partido porque dificultó el juego de ambos equipos; pero esta condición climática favorecía el juego de Fritz Walter.[17]

Hungría tomó la ventaja con dos goles en apenas ocho minutos de juego. Ferenc Puskás abrió la cuenta a los seis minutos y, al minuto ocho, Zoltán Czibor ponía el marcador 2:0. Sin embargo, los magiares se relajaron y el equipo de Alemania Occidental lograba empatar con una rapidez similar. Al minuto 10, Max Morlock anotaba el 2:1 y, ocho minutos más tarde, Helmut Rahn igualaba el tanteador.[4]

En el segundo tiempo fue figura el arquero alemán Toni Turek, parando varias ocasiones de gol de Hungría. Puskás comenzaba a cojear, fruto del golpe sufrido contra los alemanes en la primera ronda.[4]​ Faltaban seis minutos para el pitazo final y Helmut Rahn marcaba el 3:2 que le daba la inesperada diferencia a los teutones. A tres minutos del final, Puskás conseguía el empate, pero el juez de línea Benjamin Griffiths anulaba el tanto por fuera de lugar, en una decisión muy polémica.[16][18]

El árbitro inglés William Ling decretaba el final del partido y la selección de Alemania Occidental lograba su primer título en la historia de la Copa Mundial de Fútbol.

Reporte

El impacto causado por la victoria fue máximo en la sociedad alemana. En medio de la depresión de la posguerra el triunfo fue un aliciente para la población con el fin de salir adelante.[1]​ Además, el equipo que viajó a Suiza para jugar la Copa Mundial era integrado por futbolistas aficionados de torneos regionales alemanes,[16]​ ya que aún no existía una Bundesliga unificada y profesional, el fútbol carecía de infraestructura para mantenerse.[19]

En Alemania se recuerda particularmente el relato emotivo del locutor radial Herbert Zimmermann,[20]​ ya que en ese país había pocos televisores y fue privilegio de pocos ver la final. A continuación un fragmento del gol que sellaría el marcador final:

El técnico ganador, Sepp Herberger, es considerado como un ícono sociocultural y uno de los fundadores de la nueva República Federal de Alemania.[15]​ Los jugadores, encabezados por el capitán Fritz Walter, fueron tratados como héroes en su nación.[16]​ que apenas buscaba levantarse de las ruinas dejadas por la Segunda Guerra Mundial.[1]​ Herberger comentó después del partido:[20]

Por parte de Hungría, quedó la pérdida del título mundial y el invicto de 33 partidos. Luego del partido quedó registrada la frase del capitán húngaro Ferenc Puskás como muestra de la frustración y de la sensación de factores extradeportivos que contribuyeron a la inesperada derrota:[10][6]

Un estudio universitario encabezado por el historiador deportivo Giselher Spitzer publicado en el periódico Sueddeutsche Zeitung titulado "Dopaje en Alemania desde 1950 hasta la actualidad" llevado a cabo en conjunto por diversas universidades como la Universidad Humboldt de Berlín, la Universidad de Münster y la Universidad de Friburgo, habiendo estado esta última involucrada en el dopaje del equipo ciclista Telekom en la década de los años '50, y financiado por el Comité Olímpico Alemán, entre otras instituciones deportivas, ha llegado a la conclusión de que la Selección de fútbol de Alemania Occidental recurría al dopaje de forma sistemática desde el año 1949, y los jugadores que integraron parte del plantel campeón de 1954 estaban dopados con pervitinas y metanfetaminas,[21][22][23][24][25]​ resaltando el anterior uso de estas sustancias dado por las Wehrmacht en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial,[26][27]​ en contraposición con lo dicho por el entonces médico del plantel, Franz Loogen, quien afirmó que lo que consumieron los integrantes del plantel de 1954 fue Vitamina C.[23]​ Por otro lado, Walter Bronimmann, limpiador de los vestuarios del Wankdorfstadion donde se jugó la final, afirmó en el año 2004, a la cadena alemana Report, que había visto en el vestuario alemán inyectadoras con sustancias prohibidas y que pone en duda las declaraciones de Loogen dado la conveniencia de consumir vitamina C por vía oral que por vía intravenosa. Tanto el estudio como los dichos de Bronimmann se sustentan con los hechos de que, poco después del torneo, ocho integrantes del plantel sufrieran de hepatitis y otros dos de cirrosis, atribuido a la falta de higiene en las inyectadoras, sumado a que no se realizó control antidopaje y quienes investigaron sobre las anfetaminas en la época años después se vieron implicados en el caso de dopaje de ciclistas de Telekom.[24]​ El estudio explica que estos hechos se dieron en un marco de dopaje generalizado del deporte alemán y con un activo interés político de fomentar el uso de drogas entre los atletas con el objeto de asegurar éxitos internacionales, donde se utilizaron, entre otras sustancias, esteroides anabólicos, testosteronas, estrógenos y EPO.[28]




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