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Misterio (teatro)



Misterio, en el contexto teatral europeo, es el drama religioso medieval que pone en escena pasajes de las Sagradas Escrituras y, con preferencia, de la vida, pasión y muerte de Jesucristo. Por su carácter arcano, simbólico y mágico, los misterios medievales pueden considerarse herederos de los rituales celebrados en Eleusis (cerca de Atenas), en la antigua Grecia y continuados posteriormente por el Imperio romano.[1]​ Su precedente más inmediato en la dramaturgia de la Edad Media europea fueron los Milagros, más breves y profanos.[2]

Su práctica y desarrollo fue común en gran parte de Europa entre los siglos XIII y XVI. Se representaban inicialmente dentro de los templos o en sus pórticos, y más tarde en las plazas de las poblaciones.

El significado del término misterio (del latín «mysterium», ceremonia) es doble: por una parte alude al tipo de representación y, por otro lado, toma su raíz y hace referencia al mester, oficio de los gremios responsables de conservar y representar estos dramas religiosos.[3]

La evolución que acabó convirtiendo los diálogos dramatizados (que daban vida al drama litúrgico) en prototipos del drama sacro, es decir, los milagros, los juegos («jeux») y los misterios, puede concretarse en cinco factores:[4]

El valor histórico del milagro es haber servido de contexto a la evolución de la Edad Media hacia la Edad Moderna.[5]​ Buen ejemplo de ello son los Misterios de la Pasión de Arnoul Greban (con treinta y cinco mil versos, más de doscientos personajes y cuatro jornadas de puesta en escena), o el de Jean Michel: 65.000 versos, diez jornadas y pasajes entre lo costumbrista y lo truculento, como los amores de Judas Iscariote y la vida profesional de María Magdalena.

Los milagros liberaron el modelo del drama sacro del yugo religioso, meclándose en cierto modo con el teatro profano medieval. Las vidas de los santos (tomadas de la Leyenda dorada) y, en un sentido amplio, los "milagros de la Virgen", conforman el fondo dramático de las representaciones que, por ello, tomaron el nombre general de milagros, que en Francia se llamaron «jeux» (juegos) y en Inglaterra, uniendo ambos términos, se convirtieron en «miracle-plays» (milagro-juegos).[nota 3][4]

Todo parece indicar que en la península ibérica, los misterios siguieron las tradiciones desarrolladas en catedrales francesas como las de Nevers, Reims, Orleans o Compiègne con motivo de las celebraciones de la Navidad, Epifanía, Ascensión y San Juan Bautista. El ejemplo más antiguo es el Auto de los Reyes Magos, de finales del siglo XII, y el más popular y mejor conservado el Misterio de Elche.[6]

Además del referido Auto de los Reyes Magos, se han conservados ejemplos posteriores, como la Representación del nacimiento de Nuestro Señor de Gómez Manrique, compuesta en la segunda mitad del siglo XV para las clarisas del monasterio de Calabazanos; la Tragedia llamada Josephina de Miguel de Carvajal y el Auto de las Cortes de la Muerte de Carvajal y Luis Hurtado, ambas del siglo XV; y la Farsa sacramental en coplas de Hernán López Yanguas, hacia 1520.

También cabe anotar aquí la creación de nuevos misterios como la puesta en escena del Misterio de Obanos (Navarra), a partir de 1965.[7]

Es abundante la documentación conservada en Cataluña de un importante conjunto dramático de ejemplos de misterios y milagros de origen medieval y renacentista, tradiciones que en algunos casos se han recuperado posteriormente.[nota 4]

Hay noticia de la representación, ya en 1380, en la diócesis de Gerona, del Misteri del Martiri del molt gloriós Sant Esteve; y de ese periodo también los misterios del Bisbetó en Montserrat. Y entre los últimos, puede anotarse el Victoria Christi, escrito por Bartolomé Palau en el siglo XVI.

En el ámbito de la lengua catalana, pueden incluirse varios misterios recogidos en la Comunidad Valenciana, como el Misterio de Elche y los de la provincia castellonense.[8]

Los más antiguos misterios del medioevo francés fueron, en su mayoría, escritos en lengua farcita (una mezcla del latín y el habla popular). Quizá el más primitivo sea el Misterio de los Reyes Magos, hallado en un códice de 1060, que se conserva en Nevers, localidad situada en el corazón de Francia y en el recorrido del Camino de Santiago. Otros conocidos misterios galos son: Las vírgenes locas y las vírgenes prudente (compuesto en la mitad del siglo XII en Angulema) y el Misterio de San Nicolás (Nicolás de Bari, obispo de Mira en el siglo IV, de Jean Bodel (Arras), en el siglo XII); el Jeux de Adán, (escrito en el sur de Inglaterra o en Normandía, a finales del XII); los cuarenta y dos Miracles de Notre-Dame del siglo XIV; los Misterios del Antiguo Testamento y los Actos de los Apóstoles (entre los siglos XIV y XV).[9]

Son muy abundantes los ejemplos de «sacre-rappresentazione» en la península itálica en torno a los siglos XV y XVI. Equivalentes a los misterios, estas piezas dramáticas de argumento religioso, son de origen toscano, y sus títulos orientan sobre el contenido del drama sacro: Rappresentazione di Sant'Orsola vergine et martire (de autor anónimo); La rappresentazione dei Santi Giovanni e Paolo, de Lorenzo de Médici; Rappresentazione di San Giorgio come ferisce il drago, de Feo Belcari; Rappresentazione di Santa Guglielma, de la emprendedora dramaturga Antonia Pulci (1452-1501); etc.[10][11]

Los misterios medievales ingleses, conocidos como «miracle-play», se conservan reunidos en varias colecciones conservadas, como la de Chester (con 24 piezas), la de Towneley (también llamada colección de Widkirk (30 piezas) y la de Coventry (de 142 piezas). Existen numerosas referencias, prácticamente cada condado o ciudad importante tiene su ciclo de «miracle-plays».[12]

Sus puestas en escena eran gremiales, es decir, las representaban las «guilds» (guildas o cofradías) de distintos oficios medievales, disponiendo cada una de ellas de su "pageant", recintos o escenarios móviles itinerantes.[13]

Los misterios en la zona centroeuropea de influencia alemana mejor documentados son el de Santa Catalina de Alejandría y el de Santa Dorotea, ambos del siglo XIV.[14]​ Todavía se representan las «Passionspiel» en Oberammengau, o el «Osterpiel» de Viena y otros juegos navideños como las «Weihnachtpiel».



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