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Moksha (jainismo)



La palabra sánscrita mokṣa (en letra AITS, मोक्ष) o la palabra prácrita mokkha (en letra AITS, मोक्ख) significa ‘liberación’, ‘salvación’ o ‘emancipación’ del alma. Es un estado de éxtasis de un alma que está completamente libre de las ataduras del karma y del samsara, el ciclo del nacimiento y la muerte. Un alma así liberada ha alcanzado su verdadera naturaleza de gozo infinito, conocimiento infinito y percepción infinita. Un alma que alcanza ese estado es llamada siddha y es considerada un alma suprema.

En el jainismo este estado es el objetivo más elevado y noble que una persona debe aspirar a alcanzar. De hecho es el único objetivo que una persona debería tener, pues otros objetivos son contrarios a la verdadera naturaleza del alma. Con un correcto conocimiento, fe y esfuerzo todas las almas pueden obtener dicho estado. El jainismo es también conocido como moksha-marga o ‘camino a la liberación’.

El concepto del moksha presupone la existencia de almas infinitas y eternas que son por sí solas las que realizan y disfrutan sus acciones y de las que son responsables. Todas las almas están enredadas en las actividades mundanas, atadas a sus karmas desde los inicios de los tiempos reencarnándose y transmirando de una existencia a otra. Según el jainismo todas las almas pueden poner fin a este ciclo repetido de nacimientos y muertes obteniendo una liberación.

Desde el punto de vista del potencial de obtener el moksha, los textos jainas dividen las almas en dos categorías: bhavia y abhavia. Las almas bhavia son aquellas que tienen fe en el moksha, y por tanto harán algunos esfuerzos para obtener las liberación del alma.

Esta cualidad se llama bhaviatā.[1] Pese a todo, el bhaviatá por sí solo no garantiza el moksha por la necesidad del alma de realizar esfuerzos para obtener este estado.

Los jainas defienden el concepto de la individualidad de las almas, incluso después de la liberación. Hay infinitos seres vivos que han logrado el moksha y esas almas siguen manteniendo cualidades distintivas tras el moksha. Así, existen infinitos siddhas, almas liberadas, que viven en ese estado de éxtasis.

Siddhasila es según la cosmología jainista el lugar en el que los siddhas o almas liberadas permanecen. Este lugar está en la cúspide del universo.

La liberación o moksha solo puede obtenerse en forma humana. Todos los seres deben reencarnarse en humanos y practicar la fe, el conocimiento y las conductas correctas para lograr la liberación. Según el jainismo, el nacimiento humano es raro e inestimable por lo que uno debe tomar decisiones sabias.

Según el jainismo, la samiak-twá (‘la calidad de lo igual’, la capacidad de percibir todo como igual), samyak-dársana (‘visión igualitaria’, ver a todas las almas como iguales, percepción racional), samyak-gñana (conocimiento racional) y samiak-charitra (conducta racional). ―conocidas en conjunto como ratna-traia (las ‘tres gemas’ del jainismo)― constituyen el verdadero dharma. Todo ello constituye el moksha-marga (‘sendero de liberación’).[2]

El kevala-gñana es el máximo grado de conocimiento trascendental que puede obtener un alma samiak-dristi (‘que ve a todos por igual’). También significa conocimiento absoluto, omnisciencia o iluminación. El kevala es un estado de aislamiento del alma (yiva) alcanzado a través de prácticas ascéticas que deshacen los últimos residuos del karma, liberándose así de las ataduras del círculo de muerte y nacimiento.

La persona que ha obtenido el kevala-gñana es llamado kevali o también yina (‘vencedor’) o arjat (‘digno de adoración’, ‘venerable’) y es tratado como un dios por las jainas.

Frecuentemente los textos jainas emplean los términos nirvana y moksha de manera intercambiable.[3][4]



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