Saṃsāra (en sánscrito: संसार) es el ciclo de nacimiento, vida, muerte y encarnación (renacimiento en el budismo) en las tradiciones filosóficas de la India; hinduismo, budismo, jainismo, bön, sijismo y también en otras como el gnosticismo, los Rosacruces y otras religiones filosóficas antiguas del mundo.
Según estas religiones en el transcurso de cada vida, el Dharma (acciones hechas para bien) y el Karma (consecuencia de lo realizado/decidido) determinan el destino futuro de cada ser en "el proceso del llegar a ser" (evolución o involución). Este proceso cíclico termina con el logro del moksha (liberación del ciclo del nacimiento y de la muerte).
Saṃsāra deriva del sánscrito saṃsārí, que significa 'fluir junto', 'pasar a través de diferentes estados', 'vagabundear'. "Samsara" es la raíz de la palabra Malay "sengsara" que significa sufrimiento. La persona sujeta al saṃsāra se llama saṃsāri.
Los orígenes históricos del concepto del ciclo de repetición, reencarnación, no están claros, pero la idea aparece frecuentemente en textos religiosos y filosóficos de la antigua Grecia e India durante la primera mitad del primer milenio A.C. Orfismo, Platonismo, Jainismo y Budismo discuten sobre la transmigración de los seres de una vida a otra. En la India el concepto parece haberse originado en la religión védica por la heterogenia cultura shramanica. El Budismo y el Jainismo son la continuación de esta tradición. También el movimiento temprano de los Upanishad fue influenciado por él. La reencarnación fue adoptada por el brahmanismo védico ortodoxo. Los brahmanes escribieron por primera vez estas ideas en los primeros Upanishad.
Samsara es el ciclo de nacimientos, vida, muertes y renacimientos en la mayoría de las tradiciones filosóficas de la India incluyendo hinduismo, budismo y jainismo. Se asume como un hecho irrefutable de la naturaleza. Estas tradiciones difieren en la terminología con la que describen al proceso y cómo es interpretado.
La mayoría de estas religiones consideran al samsara negativamente, como un estado de sufrimiento del que hay que escapar. Algunos como los advaitas, consideran que el mundo y la participación en el samsara es fundamentalmente maya (ilusión).
En el hinduismo samsara es visto como mera ignorancia de la verdadera naturaleza del ser: no hay diferencia entre el alma (el yo) y Brahman (lo divino). Debido a avidya ('ignorancia', lo contrario de vidya) el alma cree en la realidad del mundo temporal y fenoménico, lo que lleva a la confusión de creer que el cuerpo es el yo. Ese estado de ilusión es conocido como māyā.
Según el hinduismo personalista el samsara es generado por el deseo del alma de disfrutar aparte de la Divinidad y sus allegados.
El hinduismo tiene varios términos para referirse al estado de liberación de la materia, como mokṣa, mukti, samādhi o mahasamadhi.
Las tradiciones de yoga sostienen creencias diferentes. Mokṣa o liberación se puede alcanzar mediante:
En el jainismo, karma, anuva (ego) y el velo de māiā son considerados puntos centrales de sus creencias.
En el jainismo, la única liberación del samsara se llama mokṣa o mukti. El Saṅsāra es la existencia mundana caracterizada por los continuos renacimientos y reencarnaciones en varias formas de existencia. Se describe como una existencia llena de sufrimiento y miseria a la que, por tanto, merece la pena renunciar. El Saṃsāra está con todos los seres ya que el alma está atada al Karma desde siempre, sin ni siquiera un comienzo temporal.
Se corresponde con el sufrimiento, propio del mundo material, del que los seres humanos son los únicos seres renacidos capaces de distanciarse, mediante la liberación, y, posteriormente, de separarse, mediante el nirvana. El tiempo necesario para liberarse del samsara depende de las prácticas espirituales y del karma acumulado en vidas anteriores.
Los budistas mahayana utilizan el término para referirse a uno de los cinco skandhas o estratos que forman la personalidad humana.lo
El samsara en las religiones europeas primitivas como el gnosticismo tiene su origen en tradiciones mesopotamicas tales como el moabicismo y esta, a su vez de las influencias orientales védicas que provenían del valle del río Indo. En estas religiones el samsara era un ciclo de nacimiento-muerte-nacimiento que tenía un total de 108 vidas en el reino de los humanos y otras como vegetal o animal. Terminada la última vida en el reino de los humanos, el difunto era enjuiciado en el mundo de Netzáh con Anubis y los tribunales del karma, en el cual si su Dharma sobrepasaba la balanza, se iba a un lugar de trascendencia en el cielo y si su karma era más abundante involucionaba en animal y luego en planta, y así sucesivamente hasta el ser viviente más básico; sin embargo posteriormente volvía a evolucionar y pasar progresivamente por los reinos de la existencia. La obra más conocida acerca del tema esta en el libro Pistis Sophia y otros pergaminos y papiros escritos en copto. En Egipto el término Dharma era Maat (pluma de avestruz), alegorizando que la sutileza de sus obras debían ser muy livianas en comparación con el Karma, que metafóricamente eran peso para la balanza cósmica.
Aunque es sistemáticamente negado en el judaísmo, ciertas partes de la escritura parecen indicar alguna alineación con el renacimiento o el ciclo interminable.[cita requerida] Especial mención se hace del Eclesiastés, que se dice fue escrito por Salomón al final de su extensa búsqueda de la Sabiduría. En el cap. 1 y versos 2 al 8 hace una reflexión sobre el mundo, en la que menciona ciertas características cíclicas que parecen relacionarlo con ideas religiosas más antiguas sobre el ciclo de la vida.
Frente a la Filosofía, Samsara se parte en dos significados: el común y el propiamente filosófico. El común se refiere a la visión religiosa, un alma que viaja de cuerpo en cuerpo mientras va consumiendo el Karma acumulado por los actos en vidas pasadas. El filosófico toma este conjunto de creencias populares como un símbolo de:
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