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Naciones Originarias de Canadá



Las Naciones Originarias de Canadá (en inglés, First Nations; en francés, Premières Nations), también conocidas por su traducción literal de estos idiomas como Primeras Naciones, es la denominación moderna de los pueblos indígenas (y sus descendientes) de Canadá en los que se excluye a los Inuits (anteriormente mal llamados esquimales) y Métis, pueblos que en conjunto con las Naciones Originarias constituyen los indígenas de Canadá, es decir un grupo más amplio.[1]​ En Canadá, son representados por la Asamblea de las Naciones Originarias.

Las personas pertenecientes a las Naciones Originarias en Canadá han sido consideradas también como nativos canadienses, aborígenes, amerindios, e indígenas (un término utilizado por los francocanadienses). El Gobierno de Canadá los denomina oficialmente indios registrados en el caso de que tengan derecho a recibir los beneficios otorgados bajo la Ley India. El uso del término nativos americanos no corresponde a estos grupos ya que se refiere específicamente a los pueblos aborígenes de los Estados Unidos.

Primeras Naciones es un término legalmente indefinido que llegó a ser de uso común en la década de 1980 para reemplazar el término tribu india (pequeño grupo). El anciano Sol Sanderson dice que él acuñó el término a principios de los ochenta.[2]​ Una tribu se define como «un grupo de indios para quienes han sido reservadas tierras de uso colectivo para su beneficio o se ha reservado dinero por la Monarquía de Canadá, o se ha declarado una banda para los propósitos de la Ley India».[3]​ Actualmente hay más de 600 gobiernos de las Naciones Originarias en Canadá, aproximadamente la mitad de los cuales están localizados en las provincias de Ontario y Columbia Británica. Existe un poco de controversia acerca del uso del término Primeras Naciones por parte de las personas autodescritas como indígenas de Canadá, o por personas no indígenas al referirse a las personas indígenas de esta manera. Debido a que bajo los convenios de leyes internacionales, el término Primeras Naciones no es legal, a diferencia de personas indígenas o naciones.[cita requerida]

El Gobierno canadiense, muchas personas indígenas de Canadá, y muchas personas no indígenas usan el término Naciones Originarias por respeto al derecho de las personas indígenas de escoger ellas mismas cómo ser llamadas.

En general, las personas indígenas en Canadá que se identifican como Naciones Originarias no creen que los pueblos indígenas sean naciones-estados, mientras que aquellos que no usan el término, o insisten en el término pueblos indígenas, son soberanistas. Existen también pueblos indígenas en Canadá que utilizan el término primera nación para cualquier grupo étnico y o nómada privado de autodeterminación como un reconocimiento político de colonización. Estos grupos trabajan a nivel internacional defendiendo los derechos de las minorías y en auto-determinación.

Las reservas indias, establecidas en la ley canadiense por tratados como el Tratado 7, son los territorios contemporáneos de las Naciones Originarias. Algunas reservas están localizadas dentro de ciudades, como la reserva Opawikoscikan en Príncipe Alberto. Oficialmente existen más reservas en Canadá que las que existen en las Naciones Originarias, debido a que a algunas Naciones Originarias les fueron cedidas múltiples reservas por un tratado.

Otros términos incluyen condición de indio y condición de no indio, el último designando a un miembro de una Primera Nación la cual no tiene derecho a beneficios. El uso de la palabra indio en lenguaje de uso común es errático en Canadá, ya que algunos ven el término con carácter ofensivo mientras que otros la prefieren con tal de no ser llamados con terminología tal como persona aborigen (o pueblo aborigen). Todos los miembros de las Naciones Originarias que tienen derecho a beneficios son dados de alta en el Registro Indio, el cual sirve como el registro oficial de miembros de las Naciones Originarias. La administración de la Ley India y del Registro Indio son llevados a cabo por el Departamento de Asuntos Indios y de la Zona Norte del gobierno.

Bajo la proclamación real de 1763, el documento que mucha gente llama la Carta Magna india,[4]​ la Corona llama a los pueblos indígenas del territorio británico como tribus o naciones.

Los pueblos aborígenes en Canadá han interactuado con los europeos desde el año 1000 (ver Historia de Canadá, contacto con los europeos), pero el contacto prolongado ocurrió una vez que se establecieron asentamientos europeos permanentes.

Desde finales del siglo XVIII, las Naciones Originarias han creído que han sido puestas en la mira con el objetivo de ser asimiladas por lo que llaman cultura europeo-canadiense.[5]​ Estos intentos de asimilación alcanzaron un clímax con el establecimiento del sistema escolar residencial canadiense, la prohibición de prácticas culturales de Indígenas, y la Ley India de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.[6]

En 1885, algunas naciones originarias de cris y assiniboines en el oeste de Canadá actual participaron en la rebelión Nor-Occidental como parte de su resistencia a la expansión canadiense hacia el oeste. En gran parte de Canadá, las Naciones Originarias llegaron a estar sujetas a los controvertidos Tratados Numerados, mientras que en otras áreas como Columbia Británica, aún están siendo negociados tratados hasta el día de hoy.

En su informe gubernamental de 1969, el ministro de Asuntos Indios y Desarrollo del Norte de Canadá, Jean Chrétien, propuso la abolición de la Ley India de Canadá, el rechazo de la reclamación de tierras aborígenes, y de la asimilación de los pueblos de las naciones originarias por la población canadiense con el estatus de otras minorías étnicas en lugar de reconocerles como un grupo distinto.

Una respuesta de Harold Cardinal y los jefes indios de Alberta (titulada Ciudadanos plus pero comúnmente conocida como Red Paper) explicaba la amplia oposición a la propuesta de Chrétien de estatus de los indios en Canadá. El primer ministro Trudeau y los progresistas comenzaron a retractarse de lo expuesto en el informe gubernamental de 1969, particularmente después de la decisión en el caso Calder en 1973.[7]

En 1991, el primer ministro Brian Mulroney creó la Real Comisión para los pueblos aborígenes. Su reporte fue emitido en 1996; su propuesta más revolucionaria fue la creación de un gobierno para (y por) las Naciones Originarias que sería totalmente responsable dentro de su propia jurisdicción, y con el cual el gobierno federal se comunicaría con base en una relación nación a nación. Esta propuesta ofrecía una manera muy diferente de hacer política, más que la fórmula tradicional de asignar todos los asuntos de las Naciones Originarias bajo la jurisdicción de Asuntos Indios y de la Zona Norte, manejado por un ministro del gabinete federal. El reporte también recomendó proveer a los gobiernos de las Naciones Originarias con hasta 2,000 millones de dólares canadienses cada año hasta 2010, con el fin de reducir la brecha socioeconómica entre estas y el resto de la población canadiense. El dinero representaría un incremento de al menos un 50 % al presupuesto de Asuntos Indios y de la Zona Norte. Finalmente, el reporte insistió en la importancia de que los líderes de las Naciones Originarias afrontaran activamente los enormes retos que enfrenta su pueblo, que las Naciones Originarias puedan decidir su propio destino.

El gobierno federal, presidido entonces por Jean Chrétien, respondió al reporte un año después al presentar oficialmente sus disculpas por la forzada inducción cultural que el gobierno federal había impuesto a las Naciones Originarias, y ofreció una suma inicial de CAD$350 millones.

Dentro del espíritu promovido por la comisión Erasmus-Dussault, se han firmado varios acuerdos tripartitas (federal, provincial, y las Naciones Originarias) desde que el reporte se emitió. Así como han ocurrido varias crisis políticas entre los diferentes gobiernos de las provincias y las diferentes bandas de las Naciones Originarias a finales del siglo XX, las más notables fueron:

En 2001, el gobierno de Quebec, el Gobierno federal y la Nación Cri firmaron La Paix des Braves (La Paz de los Valientes, una referencia al tratado de paz de 1701 entre los dranceses y la Liga Iroquesa). El acuerdo permitiría a Hydro-Québec explotar los recursos hidroeléctricos de la provincia a cambio de una compensación por 3500 millones de dólares que serían dados al gobierno de la Nación Cri. Posteriormente, la Nación Inuit de Quebec se unió al acuerdo.

En 2005, los líderes de las Naciones Originarias, gobiernos de varias provincias y el gobierno federal firmaron el Acuerdo Kelowna, el cual produciría 5000 millones de dólares a lo largo de cinco años, pero el gobierno recién electo de Stephen Harper rehusó firmar el acuerdo.

Actualmente, muchas Naciones Originarias junto con sus compañeros los métis y los inuits, alegan que reciben recursos inadecuados para educación, y que sus derechos han sido pasados por alto en muchas ocasiones. Recientemente[¿cuándo?] James K. Bartleman, Teniente gobernador de Ontario, ennumeró la motivación de los jóvenes de los pueblos indígenas como una de sus principales prioridades de su agenda de trabajo. Durante su mandato, que comenzó en 2002, ha impulsado varias iniciativas para promover alfabetización y la construcción de puentes. El mismo Bartleman es la primera persona de extracción aborigen en asumir la posición de Teniente gobernador en Ontario.

A 2006, existen más de 75 comunidades de las Naciones Originarias en condiciones de tener que aplicar la recomendación de hervir el agua.[8]​ A finales de 2005, la crisis de agua potable de la primera nación Kashechewan recibió la atención de los medios a nivel nacional cuando la bacteria E. coli fue descubierta en su sistema de suministro de agua, después de dos años de vivir con la recomendación de hervir el agua. El agua potable les fue suministrada por una nueva planta de tratamiento construida en marzo de 1998. La causa del agua contaminada resultó ser un inyector de cloro obstruido que no fue descubierto por los operadores locales, que estaban poco cualificados para cuidar de la planta de tratamiento. Cuando se hicieron análisis oficiales, los niveles de cloro estaban alrededor de 1.7 mg/l (los niveles normales para una correcta desinfección estarían en 250 mg/l[9]​), lo cual era insuficiente para su desinfección, causando desórdenes crónicos de la piel, tales como impétigo y sarna[cita requerida]. Una investigación a cargo de Health Canada reveló que los desórdenes de la piel más bien se debían a vivir en condiciones antihigiénicas. La evacuación de Kashechewan es generalmente vista por los canadienses como un grito por ayuda para otros problemas sociales y económicos subyacentes que enfrentan los pueblos aborígenes de Canadá.

En el siglo XX la población de las Naciones Originarias de Canadá se incrementó 10 veces. Entre 1900 y 1950 la población creció solamente un 29 % pero después de 1960 el nivel de mortalidad infantil en las reservas bajó drásticamente y la población creció en un 161 %. Desde la década de 1980 el número de recién nacidos de las Naciones Originarias se ha más que duplicado y actualmente casi la mitad de la población de las Naciones Originarias tiene menos de 25 años. Como resultado se espera que la población de las Naciones Originarias de Canadá se incremente sobremanera en las próximas décadas.[10][11]

Existen muchas distintas culturas de las Naciones Originarias en Canadá, con origen en todas las regiones del país.

Las Naciones Originarias pueden ser agrupadas en áreas culturales basadas primariamente en el modo de vida de sus ancestros, u ocupación, al momento de ocurrir el contacto europeo. Esas áreas culturales corresponden de manera estrecha con las regiones de Canadá, [[geografía de Cacaza y recolección y la pesca en los ríos. En ambas áreas el salmón tenía una importancia mayúscula. Para los pueblos de las planicies, la caza de bisonte era la actividad primaria. En el bosque subártico, otras especies como el alce eran más importantes. Para los pueblos cercanos a los Grandes Lagos y el río San Lorenzo, se practicaba la agricultura rotativa, incluyendo el cultivo del maíz, frijol y calabaza.

Hoy en día, los pueblos de las Naciones Originarias trabajan en una gran variedad de ocupaciones y muchos también viven fuera del lugar de sus ancestros. No obstante, las culturas tradicionales de sus ancestros, forjadas por la naturaleza, aún ejercen una fuerte influencia en su cultura, desde sus actitudes espirituales hasta las políticas.

Cuando ocurrió el contacto europeo, los pueblos de las Naciones Originarias hablaban una amplia variedad de idiomas agrupadas en varias familias idiomáticas. Los pueblos con idiomas similares no compartían siempre el mismo material cultural. Por ejemplo, los hablantes de cree vivían tanto en los bosques como en las praderas. Así también, los pueblos con idiomas emparentados no siempre eran aliados entre sí.

Si bien, actualmente en Canadá se puede encontrar un gran número de idiomas de las Primeras Naciones, muchos de ellos están actualmente en peligro, con un número bajo de hablantes, como le sucede a muchas lenguas nativas en México.

Durante el contacto europeo, la organización de las Naciones Originarias variaba en tamaño, desde sociedades de bandas de pocas personas, hasta confederaciones multinacionales como los iroqueses.

Hoy en día, las organizaciones políticas son, principalmente, un subproducto de la interacción con los métodos de gobierno estilo europeo. También existen organizaciones políticas de las Naciones Originarias esparcidas a lo largo de Canadá, y éstas varían en sus propuestas políticas, puntos de vista, y razones para haberse formado. La mayoría de las organizaciones políticas surgen de la necesidad de mantenerse unidos y hacer escuchar sus opiniones. Las Naciones Originarias negocian con el Gobierno canadiense mediante la dependencia oficial, Asuntos Indios y Zona Norte de Canadá en todos los asuntos concernientes a tierras, concesiones y derechos.



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