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Nombre papal



El nombre papal es el que adopta un papa tras ser elegido y con el que será conocido durante su pontificado. Tanto el líder de la Iglesia católica como el de la Iglesia ortodoxa copta (el papa copto) eligen nombres papales. Actualmente el papa de la Iglesia Católica es Francisco y el papa copto es Teodoro II.

Mientras que los papas de los primeros siglos mantenían sus nombres tras acceder al cargo, más tarde empezaron a utilizar un nuevo nombre al ser elegido. Esta práctica comenzó a realizarse en el siglo VI y se convirtió en habitual en el siglo X. Desde 1555, todos los papas han adoptado un nombre papal al ser elegidos.

Normalmente, al referirse a un papa, su nombre se traduce a los diferentes idiomas. Por ejemplo el nombre del papa actual es Franciscus en latín (el idioma de la Santa Sede), Francesco en italiano (el idioma de la Ciudad del Vaticano), Francisco en su español nativo, Francis en inglés, François en francés y Franziskus en alemán.

El título oficial del papa de la Iglesia Católica es su santidad. Otro título utilizado normalmente es santo padre.

El título completo, raramente utilizado, es:

El título oficial del Papa de la Iglesia Ortodoxa Copta es Papa de Alejandría y Patriarca de toda África en la Santa Sede de San Marcos Apóstol. Sucesor de San Marcos el Evangelista, Santo Apóstol y Mártir, en el Santo Trono Apostólico de la Gran Ciudad de Alejandría.

Está considerado como:

Otros títulos atribuidos al Jerarca del Trono Alejandrino son:

Durante los primeros siglos de historia de la Iglesia, los obispos de Roma continuaban usando su nombre de pila tras su elección. La costumbre de utilizar un nuevo nombre comenzó en 533, cuando Mercurio consideró inapropiado para un papa llamarse igual que el dios pagano romano Mercurio, y adoptó el nombre de Juan II en honor a su predecesor Juan I, que era venerado como mártir. En el siglo X, los clérigos procedentes del otro lado de los Alpes, especialmente de Francia y la actual Alemania, cambiaron sus nombres nativos por otros más tradicionales.

El último papa en utilizar su propio nombre fue Marcelo II en 1555, una decisión que ya entonces era algo excepcional. Los nombres son elegidos libremente por los papas, y no se basan en ningún sistema. Se han utilizado nombres de predecesores inmediatos o distantes, mentores, santos, o incluso familiares, como en el caso de Juan XXIII, que escogió este nombre por ser el de su padre y el del patrón de su pueblo natal.

En 1978, el cardenal Albino Luciani fue el primer papa de la historia en escoger un nombre compuesto, Juan Pablo I, en honor a sus dos predecesores: Juan XXIII, que le nombró obispo, y Pablo VI, que le nombró Patriarca de Venecia y cardenal. Juan Pablo I también fue el primer papa en más de mil años (desde Landón en 913) en escoger un nombre inédito. Tras la muerte de Juan Pablo I apenas un mes después de su elección, el cardenal Karol Wojtyła fue elegido papa y, deseando continuar la línea establecida por su predecesor, escogió el nombre de Juan Pablo II en su honor. En 2013 se añadió un nuevo nombre: al ser elegido, el cardenal Jorge Mario Bergoglio escogió el nombre de Francisco para enfatizar el espíritu de humildad de san Francisco de Asís.[1]

A menudo, la elección del nombre es vista como una indicación de a quién va a emular el nuevo papa, qué políticas va a seguir, o incluso la duración de su pontificado. Este fue el caso de Benedicto XVI, quien escogió su nombre para emular a Benedicto XV, además de para señalar que el pontificado de Benedicto XV, de siete años y medio, fue relativamente corto. El propio pontificado de Benedicto XVI, que finalizó con su renuncia el 28 de febrero de 2013, también duró menos de ocho años.

El primer papa fue san Pedro, y ningún papa ha escogido el nombre de Pedro II, aunque no existe ninguna prohibición de hacerlo. Desde los años 70, algunos antipapas han tomado el nombre de Pedro II.

Probablemente debido al controvertido antipapa del siglo XV conocido como Juan XXIII, este nombre se evitó durante más de 500 años hasta la elección de Juan XXIII en 1958. Tras su elección, no se sabía con certeza si su nombre sería Juan XXIII o Juan XXIV, hasta que él afirmó que su nombre era Juan XXIII. El número usado por un antipapa no suele incluirse en las listas.

Una vez se ha elegido un nuevo papa y él ha aceptado su elección, se le pregunta con qué nombre quiere ser llamado, y él escoge el nombre con el que será conocido a partir de entonces. A continuación, el cardenal protodiácono (el cardenal diácono de mayor rango) aparece en el balcón central de la Basílica de San Pedro y anuncia al nuevo papa mediante la siguiente fórmula:

Annuntio vobis gaudium magnum:
Habemus Papam!
Eminentissimum ac reverendissimum dominum,
dominum [praenomen],
Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem [nomen],
qui sibi nomen imposuit [nomen pontificale].

Os anuncio un gran gozo:
¡Tenemos papa!
El eminentísimo y reverendísimo señor,
Don [nombre de pila (en latín)],
cardenal de la Santa Iglesia Romana [apellido],
quien se ha impuesto el nombre de [nombre papal].


Normalmente es el Decano del Colegio Cardenalicio quien pregunta al nuevo papa cuál será su nombre. En el cónclave de 2005, el cardenal Joseph Ratzinger, el Decano, fue elegido papa (como Benedicto XVI), por lo que la pregunta la realizó el Vicedecano, el cardenal Angelo Sodano.

Nota: los números en cursiva indican un antipapa, y los números en blanco indican un papa que nunca existió debido a diversos motivos.

Según los Sedevacantistas el Cardenal Giuseppe Siri fue elegido papa con el nombre de Gregorio XVII.

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