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Ottaviani



Alfredo Ottaviani (Roma, 29 de octubre de 1890 - Ciudad del Vaticano, 3 de agosto de 1979) fue un cardenal italiano y Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Sirvió como secretario de la Sagrada Congregación del Santo Oficio en la Curia Romana desde 1959 a 1966 en que ese dicasterio fue reorganizado como la Congregación para la Doctrina de la Fe, de la cual él era Pro-Prefecto hasta 1968.

Ottaviani fue una figura prominente en la Iglesia de su tiempo y fue la principal voz conservadora en el Concilio Vaticano II.

Ottaviani nació en Roma; su padre era panadero. Estudió con los Hermanos de las Escuelas Cristianas en Transtíber. Ingresó en el Seminario Romano (junto a la Basílica de Letrán) y posteriormente en el Pontificio Ateneo de San Apolinar recibió sus doctorados en filosofía, teología y en derecho canónico.

El 18 de marzo de 1916, fue ordenado al sacerdocio. El 12 de enero de 1953, era designado Pro-Secretario del Santo Oficio y creado Cardenal Diácono de Santa María in Domenica por Pío XII.

El 7 de noviembre de 1959, fue nombrado por Juan XXIII como principal guardián de la ortodoxia doctrinal como Secretario del Santo Oficio. El 5 de abril de 1962, el cardenal Ottaviani fue designado arzobispo titular de Berrea, siendo consagrado por el mismo Juan XXIII el 19 de abril. Renunció al título arzobispal en 1963.

Era el líder de los conservadores de la Curia Romana durante el Concilio Vaticano II (1962-1965) y trabajó junto a, entre otros, el arzobispo Marcel Lefebvre C.S.Sp. Durante las últimas sesiones preparatorias del Concilio, el cardenal Ottaviani tuvo fuertes discusiones con el cardenal Augustin Bea sobre el tema de la libertad religiosa. Ottaviani se oponía a conceder la misma igualdad de condiciones a la religión católica frente a otras religiones, permitiendo una tolerancia religiosa (como mal menor) en un Estado Confesional católico. Su confrontación llegó a ser tan intensa que el cardenal Ernesto Ruffini tuvo que intervenir, observando su decepción en una “discusión tan seria”. Ottaviani también intervino durante las discusiones sobre la liturgia y sobre las fuentes de la Revelación Divina, que se entienden como Biblia y Tradición en Teología Católica. Según relata el padre Ralph Wiltgen S.D.V.[1]

Ottaviani era uno de los electores que participaron en el Cónclave de 1963, donde fue elegido Papa el cardenal Montini (había participado anteriormente en el Cónclave de 1958, que eligió Papa al cardenal Angelo Roncalli). Él era el Cardenal Protodiácono durante el cónclave, y como tal, tuvo el honor de anunciar la elección de Montini y de coronarlo el 30 de junio con la tiara.

En declaraciones al periódico italiano Corriere della Sera el 28 de octubre de 1965, en vísperas a la conclusión del Concilio Vaticano II y un día antes de su 75 cumpleaños, Ottaviani hizo la siguiente reflexión acerca de algunos de los posibles cambios que podían experimentar las leyes de la Iglesia:

Al cambiar del nombre del Santo Oficio a la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1965, Ottaviani fue nombrado Pro-Prefecto de la congregación; el Papa llevó a cabo el título de “Prefecto” hasta 1968. Pablo VI lo elevó hasta Cardenal presbítero (con el mismo título) el 26 de junio de 1967, y el 6 de enero de 1968 renunció como Pro-Prefecto de Congregación para la Doctrina de la Fe. El cardenal Ottaviani aceptó el magisterio del Concilio Vaticano II, y se esforzó desde la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe en corregir los errores y abusos que se dieron en la Iglesia durante la etapa postconciliar. Con respecto a esta labor de custodia de la doctrina, cabe resaltar el documento titulado Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales sobre los abusos en la interpretación de los Decretos del Concilio Vaticano II, de 24 de julio de 1966. En ese documento, Ottaviani afirmaba lo siguiente:

A la jerarquía, sin embargo, corresponde el derecho y el deber de vigilar, de dirigir y promover el movimiento de renovación iniciado por el Concilio, de manera que los documentos y decretos del mismo Concilio sean rectamente interpretados y se lleven a la práctica según la importancia de cada uno de ellos y manteniendo su intención. Esta doctrina debe ser defendida por los Obispos, que bajo Pedro, como cabeza, tienen la misión de enseñar de manera autorizada. De hecho, muchos pastores ya han comenzado a explicar loablemente la enseñanza del Concilio.

En septiembre de 1969, junto con el cardenal Antonio Bacci, escribió una carta a Pablo VI, apoyando un estudio de un grupo de teólogos bajo dirección del arzobispo Lefebvre donde discernían los inconvenientes del nuevo Ordo Missæ. Esta carta, conocida como la Intervención de Ottaviani, es de uso frecuente por los católicos tradicionalistas como pilar donde mostrar las supuestas debilidades del actual rito romano ordinario de la Misa.

Aunque el cardenal Ottaviani había presentado al Papa sus reservas con respecto al nuevo Ordo Missæ, él celebraba la Misa con el nuevo rito y así lo hizo hasta su muerte.[4]

En cuanto al análisis negativo del cardenal Ottaviani sobre la nueva Misa, tan frecuentemente citado, el obispo brasileño Fernando Arêas Rifan afirma que hay que tener en cuenta que su crítica fue realizada antes de la versión final corregida del nuevo rito de la Misa.[4]​ El Papa Pablo VI dedicó dos audiencias generales al nuevo Ordo Missæ. Después de las mismas, el cardenal Ottaviani escribió:

En la misma carta, el cardenal Ottaviani se quejaba de que su opinión reflejada en el Breve examen crítico hubiera sido publicada:





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