El plasma seminal es el segundo componente básico y con el mayor volumen de la eyaculación masculina (semen) de humanos y otros animales, luego del esperma como primer y más importante componente para la reproducción. Representa alrededor del 95 % del volumen del semen. Es un líquido resultado de las secreciones de las llamadas glándulas sexuales accesorias: vasos deferentes, la vesícula seminal, la glándula prostática, la glándula bulbouretral, la glándula periuretral y, en pequeña medida, las secreciones de los testículos y el epidídimo.
El plasma seminal está compuesto por una compleja variedad de elementos orgánicos e inorgánicos, que pueden no ser cruciales para la fertilización, pero optimizan las condiciones adecuadas para la motilidad, resistencia y transporte de los espermatozoides en la extensión reproductiva femenina.
La formación del semen se lleva a cabo en el aparato reproductor masculino durante la eyaculación luego de un orgasmo.
Previo a la eyaculación, las secreciones de las glándulas de Cowper y Littre han lubricado el canal de la uretra. Estas emisiones del pene erecto conforman el líquido preseminal y forman parte de la respuesta sexual del hombre. El líquido preseminal cumple funciones de lubricación durante la actividad sexual, colabora en la neutralización de la acidez en la uretra y vagina, y contribuye la coagulación del semen.
Las secreciones que quedan en la uretra pasan a formar parte del plasma seminal en la eyaculación. Aproximadamente el 5 % de la eyaculación está formada por las secreciones de estas dos glándulas y conforma la primera fracción.
La formación del plasma seminal, se inicia a partir de las contracciones del músculo liso alrededor de la cola del epidídimo. Las contracciones expulsan a los espermatozoides hacia inmersos en el fluido de cauda epididimal (FCE, también conocido como fluido de cauda epididimario) hacia los conductos deferentes. Este fluido es de naturaleza ácida y contiene proteínas como la β-N-acetilglucosaminidasa y la fibronectina, sintetizadas en el epidídimo y que participan en la maduración de los espermas.
Los conductos deferentes (ductus deferens) conectan la cola del epidídimo con los conductos eyaculatorios. Son dos tubos conformados una mucosa de epitelios cilíndricos con estereocilios y glándulas secretoras, luego una capa de músculos lisos longitudinales y finalmente una capa adventicia con vasos capilares y nervios. En estos tubos también se almacenan espermatozoides inmersos en el cauda epididimal que se distribuyen a lo largo de los ductos. De los epitelios se secretan aniones y proteínas (por ejemplo, acuaporina 9), y se absorben cationes que mantienen un ambiente luminal apto para el almacenamiento del esperma.
Al final de los conductos, se encuentra la ampolla deferente en donde se secreta ergotioneina, una sustancia antioxidante, y fructosa. Ambas secreciones contribuyen a la viabilidad de los espermatozoides en el plasma seminal.
Durante la eyaculación, los músculos en los conductos se contraen generando una acción peristáltica llevando los espermatozoides, el fluido del cauda epidimimal y el fluido luminal hacia la próstata.
Las secreciones generadas a partir de las contracciones de la próstata representan un volumen de 15 a 30 % del semen. La próstata es la fuente principal de la fosfatasa ácida, ácido cítrico, inositol, calcio, zinc y magnesio que se encuentran en la eyaculación. También provee al plasma seminal con la proteína albumina y la hormona oxitocina.
Las vesículas seminales contribuye con alrededor de 50 % a 60 % del volumen eyaculado de semen humano. La secreción de las glándulas seminales está compuesta por fructosa (consumida por los espermas a través de la fructólisis) y especies reactivas de oxígeno como superóxido dismutasa, catalasa, par glutatión peroxidasa / reductasa, ácido ascórbico, ácido úrico y tioles (crean una barrera de antioxidantes que protegen a los espermas). También semenogelina (activa la coagulación del semen), péptido C (insulina endógena), ligandos de zinc (para estabilidad de la cromatina espermática), antígenos (previenen una respuesta inmunitaria ante los espermatozoides en el aparato reproductor femenino) y estimulantes de la motilidad de los espermatozoides como potasio, bicarbonato, magnesio, prostaglandinas (E, A, B y F) y prolactina.
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