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Primera dama de Chile



Primera dama de la Nación,[3][4]​ o simplemente primera dama, es la denominación utilizada en Chileasí como en otros países— para referirse a la cónyuge del presidente de la República. Es un título protocolar, aunque ha llegado a tener cierto reconocimiento oficial.[n 1]​ Tradicionalmente, ha sido la responsable de dirigir o coordinar las actividades en materia social de la presidencia y, además, de acompañar al presidente en visitas oficiales al extranjero.[1]

Históricamente en Chile, en una ocasión, el título de «primera dama» habría sido ostentado por alguien que no era cónyuge del gobernante —Isabel Riquelme, madre de Bernardo O'Higgins—; asimismo, en tres ocasiones el título ha quedado vacante, por soltería del presidente respectivo —Jorge Alessandri[n 2]​ y los dos períodos presidenciales de Michelle Bachelet[n 3][n 4][n 5]​—, aunque en tales oportunidades sus principales labores se asignaron a otras personas, tales como a cónyuges de ministros de Estado u otros familiares.

Debido a que este título protocolar ha sido tradicionalmente ocupado por mujeres, todavía no existe claridad respecto al caso de que un varón ocupe tal cargo; si bien se ha propuesto nombrarlo «primer caballero», esto aún no ha sido llevado a la práctica.

Durante la Colonia, la cónyuge del gobernador era conocida como «presidenta» —los gobernadores también eran llamados «presidentes», por la función de presidir la Real Audiencia—, denominación que siguió siendo utilizada con el advenimiento del periodo republicano, y así consta en la prensa del siglo XIX. A partir de mediados del siglo XIX, esta denominación fue lentamente superada por la de primera dama.[5]

Enriqueta Pinto Garmendia (1841-1851) fue la primera en habitar el Palacio de La Moneda, pues su marido, el presidente Manuel Bulnes, trasladó allí la sede de gobierno y residencia presidencial en 1846.[5]​ Desde aquella época, las primeras damas se convirtieron en «dueñas del palacio», encargándose de decorarlo, organizar grandes eventos en él, participar en la recepción de visitas ilustres, además de ser testigos del trabajo diario de sus maridos y, en ocasiones, de influenciarlo.[5]

La mayoría de las primeras damas del siglo XIX fueron admiradas y respetadas por la ciudadanía por su activa labor social, por ejemplo, así ocurrió con Delfina de la Cruz Zañartu (1876-1881), cónyuge de Aníbal Pinto, que gestionó ayuda para los heridos de la Guerra del Pacífico, al igual que su sucesora, Emilia Márquez de la Plata Guzmán (1881-1886), cónyuge de Domingo Santa María, que realizó labor benéfica con viudas y huérfanos causados por dicha guerra.[5]

A inicios del siglo XX, las primeras damas continuaron realizando actividades de beneficencia, generalmente en privado o sin mayor figuración, y apoyando o acompañando a sus maridos presidentes.[6]

Desde los Gobiernos Radicales, las primeras damas comenzaron a tener mayor protagonismo, y su papel fue mucho más allá de acompañar a los presidentes en las ceremonias oficiales, lo cual tiene a coincidir con la emancipación femenina.[7]​ Ellas comenzaron a destacarse por su enérgico trabajo en labores sociales, yendo en ayuda de damnificados por desastres naturales y fundando organismos o instituciones en favor de niños desvalidos y, en general, de los sectores más pobres del país, como también por su activa intervención en cuestiones de índole política, como la promoción del sufragio femenino, como fue el caso de Juana Rosa Aguirre Luco (1938-1941).[7]

A partir de aquella época, las primera damas crearon y dirigieron diversas iniciativas y fundaciones de asistencia y ayuda social: el Comité Pro-Pascua de los Niños Pobres en 1941, iniciativa de Juana Rosa Aguirre; la Asociación de Dueñas de Casa, en 1947; la Fundación El Ropero del Pueblo, en 1954, creada por Graciela Letelier Velasco (1952-1958) y transformada por María Ruiz-Tagle (1964-1970), en el CEMA; con estas dos últimas organizaciones se institucionalizó el papel de las primeras damas y se determinó formalmente la relación con estas organizaciones.[8]​ Con Rosa Markmann (1946-1952), cónyuge de Gabriel González Videla, las primeras damas tuvieron una oficina propia en el palacio de La Moneda;[7]​ comenzando a poseer un gabinete formal, para coordinar las diversas actividades que asumieron.

En 1971, con Hortensia Bussi (1970-1973), el CEMA pasó a llamarse Coordinadora de Centros de Madres (COCEMA). Durante la dictadura militar, con Lucía Hiriart (1974-1990), la COCEMA pasó a ser CEMA-Chile en 1974, adquiriendo una gran importancia,[9]​ debido a los ingresos que recibía de la Polla Chilena de Beneficencia;[10]​ al año siguiente se creó la Fundación Nacional de Ayuda a la Comunidad (FUNACO).[8]

Tras el retorno a la democracia, CEMA-Chile dejó de ser administrada por la primera dama y se fundaron nuevas organizaciones. En 1990, con Leonor Oyarzún (1990-1994), se transformó a la FUNACO en la Fundación Integra), orientando su trabajo en los niños en extrema pobreza, se creó la Fundación de la Familia y, en 1992, se inició el Programa de Promoción de la Mujer (PRODEMU).[8]​ El gobierno de Patricio Aylwin creó en 1990 la Red de Fundaciones de la Presidencia de la República, agrupando a las fundaciones y demás organizaciones de carácter cultural y social, que eran dirigidas por la primera dama, y dependiente de la presidencia;[11]​ desde entonces, las primeras damas han sido responsables oficialmente de dirigir tal red. Luego, con Marta Larraechea (1994-2000), se creó la Fundación Nuevos Tiempos, en 1994, de la que se originarían el Comité Nacional para el Adulto Mayor en 1995 —antecesor del Servicio Nacional del Adulto Mayor—, y el Museo Interactivo Mirador (MIM), en 2000.

Con Luisa Durán (2000-2006) nació la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles en 2001, y la Fundación Chilenter en 2002. En 2006, cuando asumió como presidenta Michelle Bachelet, quien no tenía cónyuge, se decidió crear oficialmente el cargo de director del área sociocultural de la presidencia, a quien le correspondería administrar la Red de Fundaciones, en ausencia de una primera dama.[12]​ En 2010, Cecilia Morel (2010-2014), como cónyuge del presidente Sebastián Piñera, asumió formalmente como directora del área sociocultural de la presidencia. Ese mismo año, Matucana 100 fue desligada de la Red de Fundaciones, pasando a relacionarse con el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.[13]

Lucía Hiriart Rodríguez
(98 años)
Servicio: 1974-1990
Viuda de Augusto Pinochet Ugarte

Leonor Oyarzún Ivanovic
(102 años)
Servicio: 1990-1994
Viuda de Patricio Aylwin Azócar

Marta Larraechea Bolívar
(76 años)
Servicio: 1994-2000
Esposa de Eduardo Frei Ruiz-Tagle

Luisa Durán de la Fuente
(80 años)
Servicio: 2000-2006
Esposa de Ricardo Lagos Escobar



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