Puebla de Alcocer es un municipio y localidad española de la provincia de Badajoz, en la comunidad autónoma de Extremadura. El término municipal, ubicado en la comarca de La Siberia, cuenta con una población de 1216 habitantes (INE 2017).
Está situada al NE de la provincia de Badajoz, a 178 km de su capital, en la comarca de La Siberia. Pertenece al partido judicial de Herrera del Duque. El término municipal tiene una superficie de 296,7 km² y la localidad se sitúa en la zona sur del mismo, sobre la falda septentrional de la sierra del castillo, y dentro un paraje natural privilegiado.
Está comunicada por las carreteras EX-103 y EX-322.
Son numerosos los vestigios encontrados dentro del término municipal, el más conocido es el yacimiento de «Lacimurga Constantia Iulia» , que alcanzó su mayor esplendor en el siglo II a. C. durante la época romana.
Primitivamente Puebla de Alcocer estuvo asentada al pie de la sierra, sobre el llano, trasladándose posteriormente a su emplazamiento actual, buscando, bien por razones de seguridad, bien por razones de salud, la proximidad del castillo. Allí se rodeó, además, de una cerca amurallada de piedra cuyos vestigios todavía resultan visibles en algunos lugares.
El ámbito donde se localizaba inicialmente el núcleo aún resulta conocido como «Aldeavieja». Parece ser de una época remota y se cuenta que los pilares que allí existen tuvieron su origen en unos baños romanos.
El historiador Vicente Paredes sitúa en este lugar a la antigua ciudad cartaginense Akra-Leukra, fundada por Amílcar Barca, el año 230 a. C. Existen ruinas en el pueblo conocidas como «El Castillo Viejo», que responde a las características de la fábrica bélica de los cartagineses.
Existen varias opiniones sobre el nombre que tuvo a lo largo de este período: Popula Coqueres, Popula Succosa, este último cuya traducción más acertada sería, pueblo o lugar de agua finas, que sí le va bien a Puebla, puesto que tiene muchos manantiales de aguas finísimas.
Existen restos de época romana, como restos de unos baños en la «Aldea Vieja», a la salida del pueblo hacia Castuera. La calzada que une por el puerto a Puebla de Alcocer con Esparragosa de Lares también es de opinión generalizada creer que es de origen romano. En la finca de Cogolludo, hoy en el medio del embalse de Orellana, se encontraba la ciudad romana de «Lacimurga Constantía Iulia».
Puebla de Alcocer fue un importante núcleo de repoblación en el siglo XIII (carta Puebla 1288). Fue declarada villa en 1441 y concedida a Gutierre de Sotomayor, maestre de la Orden de Alcántara, formando parte desde entonces del condado de Belalcázar. Durante esta época perteneció a varios señores y a algunos en varias ocasiones.
Por el año 1214, tuvo lugar la incorporación de la vertiente sur de los Montes de Toledo a los cristianos, por esta fecha, Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, entró en posesión de un extenso territorio, al sur de los Montes de Toledo, entre los que se encontraba Peña Alcocer, parte de los cuales vendió al Rey, y parte cambió por Añover y Baza, 20 de abril de 1243. Tres años más tarde desde Jaén, Fernando III, vendía a Toledo, por 55 000 maravedíes, los castillos de los pueblos citados y algunos más, con los términos y distritos con que habían sido asignados al arzobispo Rodrigo.
La primera carta de población de Alcocer la otorgó el Concejo de Toledo, el 2 de febrero de 1288, (a partir de esta fecha es cuando tomará el nombre de Puebla de Alcocer).
En 1326 Diego García de Toledo, con el objetivo de conseguir un mejor poblamiento en la villa, consiguió de Alfonso XI de Castilla la autorización de dos ferias anuales.
Sin embargo, los García de Toledo no consiguieron ejercer su dominio señorial durante mucho tiempo, ya que en 1332, Alfonso XI los devolvió a Toledo. De esta manera, Siruela y otros territorios que habían pertenecido al Temple y de los que se había aprovechado Diego García pasaban desde entonces a manos del Rey.
En el año 1344 Puebla de Alcocer se convirtió de nuevo en señorío, esta vez en beneficio del noble catalán [Bernardo II de Cabrera|Bernat]], vizconde de Cabrera. Tomó posesión de la Puebla de Alcocer y de un territorio relativamente amplio en el que estaban inmersas gran cantidad de tierras con las que formó lo que en adelante sería el Vizcondado de La Puebla.
El vizconde de Cabrera, nostálgico, siguió conservando, sin embargo el título de «señor de Aguilar», para lo cual no dudó en cambiar el nombre de la Puebla de Alcocer por el de «Aguilar».
A comienzos de junio de 1369, cuando la ciudad de Toledo, tras un largo asedio, se decidió a entregarse a Enrique II, se impuso como una condición la devolución a la ciudad de todos los lugares que le hubieran pertenecido en otro tiempo, entre los que se encontraba Puebla de Alcocer. En lo sucesivo, Puebla de Alcocer, seguiría perteneciendo a la jurisdicción toledana hasta mediados del siglo XV.
Puebla de Alcocer constituyó a partir de la segunda mitad del siglo XIII una comunidad de villa y tierra que dependiendo de la jurisdicción de Toledo, engloba varias aldeas de menor entidad.
Se instaura a partir de ese momento en La Siberia extremeña la familia Zúñiga, que años más tarde se unió con la de los Sotomayor.
A mediados del siglo XIV, la Puebla de Alcocer era núcleo de población más antiguo de toda la comarca. Toledo quería fortalecerla y promocionarla lo más posible. La propia lejanía existente entre la Ciudad del Tajo y su Villa explica la amplia autonomía que Toledo le concede. No es posible determinar con exactitud si se consiguió poblar convenientemente el territorio. Todo hace sospechar, sin embargo que Puebla de Alcocer y las aldeas de su término experimentaron a lo largo del siglo XIV un auge que a mediados del siglo siguiente parece fuera de duda. Desde el punto de vista de las atribuciones de la Villa, Puebla de Alcocer poseía, por concesión de Toledo, gran parte de los pueblos que hoy en día tiene la comarca.
El 22 de abril de 1441, Juan II declaró a Puebla de Alcocer «Villa en sí» dotada con jurisdicción propia. Se estaba dando, con ello, el primer paso para una futura enajenación de la Villa. Sin embargo, de nuevo Puebla de Alcocer volvió a la jurisdicción toledana, pues el 16 de octubre de 1444 Juan II se dirigía al concejo de la Villa, que había escrito al Rey solicitándole que no la enajenara, para asegurarles que su intención era la de conservarla en su poder. El día 7 del mismo mes Juan II concedía la Puebla de Alcocer al maestre de Álcántara, Gutierre de Sotomayor.
Puebla de Alcocer había sido constituida en cabeza de señorío por lo menos en dos ocasiones: en el primer tercio del siglo XVI, a favor de los García de Toledo, y tras un paréntesis de reintegración al concejo toledano, pasó a convertirse en cabecera de un vizcondado a favor de Bernat de Cabrera. Desde el primer tercio del siglo XV, cuando la Puebla había pasado nuevamente a depender de Toledo, los Sotomayor entraron en contacto con la Villa.
En 1594Tierra de Belalcázar en la provincia de Trujillo.
formaba parte de laA la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura. Desde 1834 es cabecera y sede del Partido judicial de Puebla de Alcocer. En el censo de 1842 contaba con 577 hogares y 2202 vecinos.
Marcado por el año 1954 con el Plan Badajoz, se construyeron varios pantanos con grandes presas para embalsar el agua destinada a regar grandes extensiones de tierras. Ello llevó a crear nuevos pueblos próximos a las zonas de regadío.
Sin embargo, el agua inundó las vegas de los ríos Guadiana, Zújar y Guadalemar, donde los vecinos de Puebla tenían sus mejores tierras, y de las que dependían para su sustento. Así al privarles de ellas perdieron sus puestos de trabajo, lo cual provocó que muchos jóvenes emigraran hacia los nuevos pueblos como a Entrerríos, que fue poblado totalmente con gente de Puebla. Igualmente, también marcharon a Torrefresneda, Zurbarán y Hernán Cortés.
Al reducirse el número de habitantes, el Gobierno quitó la cabeza de partido y el juzgado de primera instancia, además de algunos servicios, con lo que se perdieron aún más habitantes.
Como los demás pueblos y villas extremeñas, Puebla de Alcocer también contribuiría a la gesta de la Conquista americana con 34 personas de sus naturales, que se repartieron por todo el Continente americano en sus diferentes cometidos. Uno de ellos, llamado Hernando de Alcocer, tuvo un papel destacado en la conquista de Venezuela y posteriormente pasaba a los territorios de la actual Colombia, donde también contribuyó a la pacificación y población de la comarca de Bogotá.
Entre sus monumentos destaca su castillo del siglo XIII, si bien fue remodelado a finales del XV. Está situado en una mole rocosa alargada que permitía vigilar y defender una extensa área. Desde su cima se divisa un panorama de grandiosidad inigualable, cuyos amplísimos horizontes se extienden llanos en todas las direcciones.
Desde este se puede divisar todo el valle de La Serena, con el embalse que le da nombre, el embalse de La Serena, segundo mayor embalse de la península ibérica y uno de los mayores de Europa. Además, también puede observarse el embalse de Orellana, y sobre todo por la noche pueden distinguirse numerosos pueblos de los alrededores.
El castillo tiene planta poligonal e irregular con gruesos muros y sobre las rocas de la propia sierra, que le sirven de cimientos. Tiene dos puertas, una orientada hacia el este, y la otra hacia el oeste. En la zona inmediata a esta última puerta se encuentran las dependencias residenciales del castillo. De estas dependencias, actualmente tan solo quedan algunos muros de los que se puede deducir por los mechinales, puertas y ventanas existentes, de que constaban de tres plantas, y que la última era la principal, con una chimenea de la que aún se puede observar su campana.
Dentro del castillo destaca, su torre del homenaje con varios pisos. Es una torre cilíndrica de 25 metros y totalmente interior. En la parte superior de la misma puede observarse un blasón con las armas de Zúñiga, que fueron quienes reconstruyeron el castillo en el siglo XV. Tanto la muralla como la torre del homenaje pueden ser recorridas por los visitantes. Ha sido restaurado parcialmente en los últimos años, aunque sigue estando muy deteriorado. Actualmente se está barajando una posible reconstrucción de todas las dependencias interiores para su uso como hospedería.
Dentro del pueblo destaca la iglesia de Santiago Apóstol, en la archidiócesis de Toledo, de estilo románico-mudéjar de los siglos XI al XII. En sus orígenes se trató de una mezquita árabe.
El interior de la iglesia consta de tres naves divididas por arcos de distintos tamaños. En su interior pueden observarse varios frescos del siglo XIII, descubiertos tras la restauración realizada en los años 90. En la mencionada restauración el altar mayor fue recubierto por un fresco de estilo bizantino realizado por Boris Lugovskoy.
En la nave central del templo descansan los restos de Fray Fernando de Moraga, conocido por sus numerosos viajes al nuevo mundo. También se cree que reposaron allí los restos de Pedro I de Castilla, también conocido como Pedro el cruel.
La fachada norte de la iglesia tiene una portada de piedra labrada de estilo plateresco, mandada a construir por Fray Juan de la Puebla, en la que figura el lema del Maestre Don Gutierre de Sotomayor: Todo es poco; y coronada por una imagen de Santiago Apóstol con hábito de peregrino.
El convento de San Francisco, se terminó de construir en 1543, gracias a Felipa de Sotomayor, tía de Fray Juan de la Puebla. Es de estilo herreriano y delante la puerta tiene un patio con una cruz en homenaje a los caídos. La iglesia consta de una única nave, con una cúpula y una capilla en cada lado.
Fue lugar de noviciado de la Orden Franciscana de la provincia de Santa María de los Ángeles hasta su posterior traslado al monasterio de Guadalupe.
Con la desamortización de Mendizábal, pasarían a manos privadas la mayoría de las dependencias del convento, salvo la iglesia; de manera que se aprovecharían para construir viviendas particulares. En la actualidad se conserva en perfecto estado la iglesia, utilizándose para actos litúrgicos. En ella se encuentra la patrona del pueblo, la virgen del Rosario. Además también se han recuperado otras dependencias de las que tuviera el antiguo convento. Donde en su día estaban las bodegas, actualmente se encuentra el museo etnográfico. Y donde antes se encontraban las dependencias de los frailes, actualmente se encuentra el albergue municipal.
A las afueras de la población se erige otro gran complejo conventual: el de las Agustinas, también con gran iglesia y hermoso claustro. Su construcción data de mediados del siglo XVI. Fue abandonado y desmantelado al comienzo de la Guerra Civil Española, lo cual provocó el que su deterioro fuera más rápido. Posteriormente pasó a manos privadas.
Actualmente está en estado ruinoso, aunque todavía se conserva su portada plateresca, y en su interior su claustro de doble arcada con columnas de granito.
Existe una leyenda sobre su construcción, en la que la virgen se le apareció al párroco de Talarrubias sobre un peral, y le encargó su construcción para la Orden de la Inmaculada Concepción. También existe otra leyenda sobre una monja que estuvo sudando tres días después de muerta, y al sacar sus restos con el paso del tiempo se observó que tenía una cruz macada en el cráneo.
En la actualidad, sobre los restos que aún quedan del convento anidan numerosas aves, especialmente cigüeñas, palomas, y una gran concentración de cernícalo primilla.
Es una construcción de origen medieval realizada en mampostería, que durante años sirvió como capilla del antiguo cementerio del pueblo, que se asentaba en ese lugar, donde actualmente se asientan los pisos tutelados.
Es una construcción reciente en honor a san Isidro Labrador, de una sola nave, cubierta de madera a dos aguas. Se sitúa en «La laguna», próximo al estanque existente en la zona, donde se celebra el 15 de mayo una romería en honor al santo. Dentro de la ermita pueden observarse las imágenes de San Isidro Labrador y de la Virgen de Fátima.
Museo de reciente creación en el que viajas por la historia de Agustín Luengo Capilla, «El Gigante Extremeño.» Personaje de finales del siglo XIX que pasará a la historia por ser uno de los hombres más altos del mundo. Los restos de Agustín, permanecen expuestos en el Museo Nacional de Antropología de Madrid en la sala de los orígenes de dicho museo. En el museo del Gigante podemos visitar varias salas en las que nos encontraremos un ninot a tamaño natural de Agustín, carteles de circo en el que trabajó, noticias y documentos de la época, además de la reproducción facsímil de los restos que aún se conservan en Madrid.
Como se dijo anteriormente, el museo se ubica en lo que fueron las bodegas del antiguo convento de San Francisco. Consta de tres naves comunicadas entre sí, en las que se muestran numerosos objetos típicos donados o cedidos por los propios vecinos del pueblo. Una de las naves contiene numerosos restos arqueológicos romanos de lo que fue la antigua villa romana de «Lacimurga» con cerámicas, relieves, tejas, etc. pertenecientes a la Hispania Romana. Las restantes naves muestran numerosos objetos de uso cotidiano de los habitantes del pueblo hasta no hace demasiado tiempo, como aperos del campo, un antiguo telar, un antiguo gramófono, etc.
Se localiza en la plaza de España, y fue allí donde vivió el Gutierre de Sotomayor maestre de la Orden de Alcántara, y sus descendientes. Posteriormente este edificio pasó a ser propiedad del Ducado de Osuna. Fue reconstruido en el siglo XVII. De sus fachadas destaca la que da hacia la plaza de España, por su portada de piedra con relieves, sus ventanas enrejadas, y por un gran arco que esconde en su interior un pasadizo que permitía acceder a otras dependencias del palacio situadas en la parte alta de la plaza. En esta parte del palacio hay un doble vano con arcos de medio punto a modo de mirador hacia la plaza.
En los últimos años ha tenido numerosos usos: Parte de las dependencias se ha usado como oficina de correos, otra parte como oficina del registro de la propiedad, y otra con una tienda tradicional conocida como «Los ruices». En la actualidad se ha rehabilitado todo el edificio y alberga la casa de la cultura, así como oficinas del ayuntamiento, y la biblioteca municipal.
Destaca su fachada hecha con sillares de piedra tallada. En ella llama la atención el gran arco de medio punto sobre la puerta, y también la presencia sobre la puerta de dos figuras en modo amenazante. Como su nombre indica, albergó la institución de la Santa Inquisición. Hoy en día se encuentra totalmente rehabilitada, siendo de titularidad privada.
Es del siglo XVII y destaca, como en la anterior, su portada de sillares de piedra, rematados con pináculos tallados. Su portada es muy elegante y bella. En la actualidad se encuentra en buen estado, siendo de titularidad privada.
Es del siglo XVII. Destaca la portada, trabajada con relieves y con el escudo de la familia de los Chacones sobre azulejos. Además del escudo, también hay repartidos otros adornos en azulejos sobre la fachada. Actualmente se encuentra en buen estado, siendo de titularidad privada.
Es una fachada del mismo estilo que la de la casa de los Chacones, por tanto, del siglo XVII, trabajada con relieves y con adornos de azulejería sobre la fachada, aunque sin escudos. Actualmente se encuentra en buen estado, siendo como las anteriores, de titularidad privada.
Es de principios del siglo XX, destaca su gran fachada de tres pisos, que da a dos calles. Tiene numerosas y grandes ventanas enrejadas dispuestas de manera simétrica, y sobre la puerta principal se muestra el escudo de los Solo de Zaldivar. Su fachada llama la atención por su estilo palaciego. Se encuentra en buen estado aunque no está habitada, siendo de titularidad privada.
Entre los platos más destacados se encuentran las migas, ajoblanco, gazpacho, caldereta de cordero y los embutidos de la matanza. También el queso típico de toda la comarca, conocido como "Queso de La Siberia". La abundancia de caza y pesca proporciona los ingredientes para elaborar el escarapuche, un plato muy refinado pero ya en desuso.
En repostería, los principales postres son la candelilla, canelones con miel, almendradillos o el queso dulce de almendras.
Pese a encontrarse en una zona bastante seca y árida, dispone de numerosas fuentes y manantiales repartidos por todo el término municipal, con agua de gran calidad procedente de la sierra. Gracias a ellos se han evitado problemas de abastecimiento de agua de los vecinos en épocas de grandes sequías.
Antiguamente, cuando todavía no había agua corriente en las casas, las mujeres salían a por agua a las fuentes, cargadas con cántaros de barro que sostenían en caderas y cabeza, y manteniéndolos en equilibrio. También se hacía uso de bestias y carros que llevaban los cántaros. En homenaje a las mujeres que llevaban el agua, se les dedicó una fuente ornamental realizada en los años 90, llamada "El camino", en la que puede verse la escultura de una mujer hecha en bronce acarreando agua con dos cántaros, uno a la cabeza y otro bajo el brazo y sobre la cadera.
Uno de los manantiales más usados antiguamente para abastecer a las casas es el conocido como "El chorro", del que sale un agua de excelente calidad. Se sitúa junto al convento de San Francisco, y en tiempos sirvió también para regar la huerta del convento. En la actualidad, además de la fuente existente, esta abastece de agua a otras fuentes de agua potable más recientes repartidas por el pueblo, como "La Posá" (curiosa por la gran tinaja de barro de donde sale el agua), "El refugio", ...
Otro de los manantiales destacados en el municipio es "El bonal", situado en la carretera hacia Cabeza del Buey. Debido a la gran cantidad de agua que producía, fue usado antiguamente como lavadero público. Allí era donde las mujeres iban cargadas con cestos llenos ropa para lavar. En la actualidad los grifos del lavadero han sido suprimidos, y parte del agua va a algunas fuentes de agua potable del pueblo, como la conocida como "fuente de las escuelas".
Otra fuente destacada es la llamada "Oñamira", situada en la zona del convento. Llama la atención por estar recubierta de azulejos de varios colores, y por estar cercada con una gran verja de hierro forjado. Es la fuente con grifos alrededor más antigua del pueblo, probablemente de 1903. Por fuera tiene un gran pilar, que se llena con el agua que mana de la fuente, que antiguamente fue utilizado como abrevadero para el ganado. En la actualidad se usa como fuente ornamental.
Por último, destacan también los "Pilares de la Aldeavieja", situados a las afueras del pueblo. Su origen es romano. Se cree que fue aquí donde se fundó el pueblo. Los pilares existentes, de los que mana un agua de excelente pureza y finura fueron y son utilizados como abrevaderos para el ganado.
Corporación constituida el 13 de junio de 2015:
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