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Régimen de Salazar



El Estado Novo (en español, Estado Nuevo o Nuevo Estado), llamado también Segunda República o República Corporativa, es el nombre del régimen político dictatorial, autoritario y corporativista que estuvo en vigor sin interrupción durante 48 años en Portugal, aunque con alteraciones de forma y contenido, como en 1933 con la aprobación de una Constitución por referéndum nacional, hasta 1974 con la Revolución de los Claveles en abril y tras un período turbulento llevaron a Portugal a la democracia.

Es también llamado Salazarismo, aunque este último término pueda también ser aplicado al periodo en que gobernó António de Oliveira Salazar, es decir, desde su ascenso al cargo de presidente del Consejo de Ministros en 1932, hasta su sustitución por enfermedad en 1968 por Marcelo Caetano.

Fue la dictadura más duradera del siglo XX en Europa Occidental. La dictadura portuguesa, incluyendo la dictadura militar —1926 a 1933— y la Segunda República —1933 a 1974—, duró cuarenta y ocho años.

El Estado Novo (1933-1974) fue un régimen autoritario, corporativista, conservador, tradicionalista, colonialista, nacionalista y tercerposicionista, por ende antiliberal, antiparlamentario, anticomunista, instituido bajo la dirección de António de Oliveira Salazar, un tradicionalista católico muy influenciado por Charles Maurras y por las encíclicas del papa León XIII (especialmente Rerum novarum) y de otros papas, es decir, en el magisterio de la iglesia y especialmente en la Doctrina Social de la Iglesia. El régimen se apoyaba en la censura, la propaganda, las organizaciones juveniles (Mocidade Portuguesa) y paramilitares (Legión Portuguesa), en el culto al jefe y la religión católica.

El Estado Novo presenta características de organización estatal, esencialmente el Estado corporativo, semejantes a los regímenes totalitarios instituidos por Francisco Franco en España, Benito Mussolini en Italia o Adolf Hitler en Alemania, pero suele considerarse que el Estado Novo no fue un régimen fascista convencional por la falta de un movimiento fascista de masas autónomo y porque Salazar apreciaba el tradicionalismo católico y desconfiaba del carácter modernista de los fascismos. Se puede decir que es un régimen fascista con particularidades o un régimen autoritario y corporativo de inspiración integrista y fascista.

Algunas veces, el Estado Novo es simplemente llamado República Corporativa (II República) debido a su principal característica: el corporativismo de tercera posición. Salazar daba mucha importancia a esta idea e intentó implantarla totalmente en Portugal.

Pero, comparado con otros países, el crecimiento económico de Portugal continuó siendo insuficiente. A finales de los 60, Portugal era uno de los países con una renta per capita entre las más bajas de Europa. Había desequilibrios regionales muy marcados en Portugal, entre las ciudades (principalmente las que se encontraban junto al litoral como Lisboa y Porto) que progresaban y se beneficiaban del crecimiento económico, y las zonas rurales que continuaban sin desarrollarse (muchos campesinos portugueses practicaban solo la agricultura de subsistencia). Por eso, casi dos millones de personas, en su gran mayoría de las zonas rurales, emigraron masivamente a las ciudades que estaban creciendo, o se dirigieron al extranjero en busca de un mejor nivel de vida, especialmente hacia Francia.

Pero, en la década de los 60, el país comenzó a sentir alguna inestabilidad por causa de los oposición democrática que iría aumentando por el anhelo de libertad y, principalmente, el fin de la Guerra Colonial Portuguesa (1961-1974). Esta situación inestable se agravó en los 70, con la insistencia del régimen en la continuación de la guerra pese a sus fuertes costos en vidas y dinero y con la "renovación en continuidad" de Marcelo Caetano, quien asumió el poder a la muerte de Salazar pero sin ejecutar cambio alguno en el régimen.

- Preservar a los portugueses de los efectos más dolorosos de la guerra. Por eso Salazar intentó y consiguió mantener la neutralidad portuguesa en la Segunda Guerra Mundial. Debido al desequilibrio de los sistemas de producción de la mayoría de los países europeos, la producción nacional aumentó para abastecer al país, privado de importaciones, y para la venta de productos alimentarios, téxtiles, metales (sobre todo wolframio) a los países europeos en guerra (sean del Eje o de los Aliados), acumulando muchas divisas y desarrollando de cierta forma la economía portuguesa.

- La contribución muy significativa para el mantenimiento de la neutralidad española (con el consiguiente beneficio para la causa aliada); el alineamiento español con la Alemania de Hitler hubiera tenido proyecciones negativas de dimensiones imprevisibles en el decurso y resultado de la guerra, y también afectaría a la seguridad, y posiblemente a la independencia de Portugal.

- El apoyo oportuno dado a la causa aliada, con la concesión de facilidades para establecer bases aéreas en las Azores a las fuerzas armadas aliadas, sin afectar a la soberanía nacional, constituyó un acto de gran relevancia y contribuyó a la supervivencia del Estado Novo en la posguerra, evitando la posterior hostilidad de los vencedores.

Los problemas de Ultramar implicaban también una pesada carga financiera que la economía portuguesa no podía soportar eficazmente, y el escaso desarrollo económico de las colonias africanas causó que la emigración de portugueses acudiera preferentemente a naciones que ofrecieran un entorno más favorable (sobre todo Francia o Canadá, pero también Brasil y Venezuela), siendo que el establecimiento de colonos portugueses en las colonias (quienes debían ejecutar la asimilación prevista en la Solución Portuguesa) siempre fue mucho menor al flujo migratorio dirigido al extranjero y solo generó dispersas minorías étnicas en los territorios de África, tornando impracticable el nuevo proyecto colonial del Estado Novo. Los problemas del imperio colonial fueron muy mal resueltos, lo que aumentó la oposición al régimen entre la población civil, e inclusive se extendió el descontento hasta las filas de las Fuerzas Armadas, lo cual generó su posterior caída en 1974 (mediante la Revolución de los Claveles).

El Estado Novo sufrirá diversas conmociones provocadas:

En las décadas de 1920 y 1930, el régimen colonial instaura un sistema racial separando los africanos "asimilados", que recibieron las bases de una educación que les permitió eventualmente ocupar un sitio en la administración colonial, de otros indígenas, privados de derechos y sometidos al trabajo forzado (que será abolido solo en 1962). Tras la Segunda Guerra Mundial, las colonias son todavía muy poco desarrolladas. En Santo Tomé y Príncipe, todavía ninguna escuela secundaria ha sido abierta mientras que en Mozambique y Angola las únicas instituciones abiertas en anexos a la Universidad de Coímbra están destinadas a los hijos de colonos. Entre 1941 y 1948, una prolongada hambruna en el Cabo Verde provoca la muerte de 50 000 personas, un tercio de la población, ante la «indiferencia total» del gobierno portugués: No llegó a enviarse ninguna ayuda humanitaria.[1]



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