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Roncesvalles



Roncesvalles (en euskera Orreaga y oficialmente Orreaga/Roncesvalles) es una villa y municipio español de la Comunidad Foral de Navarra, situado en la merindad de Sangüesa, en la comarca de Auñamendi y a 47,7  km de la capital de la comunidad, Pamplona. Su población en 2019 era de 22 habitantes[2]​: 12 hombres y 10 mujeres (INE).

El puerto de Roncesvalles correspondía antiguamente al collado axial de Ibañeta (1066 m), vía de paso natural que se utilizó desde la prehistoria para acceder a la península ibérica. El punto de mayor altitud del municipio es la cima del monte Orzanzurieta, con 1567 msnm.

Las casas e instituciones religiosas y de atención a los peregrinos jacobeos se hallan en el pueblo de Roncesvalles, situado al pie de Ibañeta, donde arranca la famosa llanada en la que los cantares de gesta ubican la batalla contra los carolingios. Roncesvalles, al cabo del tiempo, sigue siendo enclave fundamental para los peregrinos del Camino de Santiago. Por Ibañeta y Roncesvalles entra el llamado Camino Francés, el mismo que recorrió Aymeric Picaud en el siglo XII, el cual se funde en la villa de Obanos, muy cerca de Puente la Reina, con el otro que procede del Somport de Huesca, también en los Pirineos, conocido por Camino Aragonés.

El municipio de Roncesvalles limita por el norte, en el collado de Ibañeta, con el de Valcarlos, municipio navarro transpirenaico, y por el sur con el de Burguete, la que fue primera población de la comarca, llamada entonces Burgo de Roncesvalles. Al este limita con el municipio de Orbaiceta.

Roncesvalles fue de siempre vía de paso para entrar en la península ibérica. Se identifica con la mansio Summo Pyreneo (Ibañeta), en el Itinerario Antonino A-34 Ab Asturica Burdigalam, donde se recogen los itinerarios que los funcionarios romanos confeccionaban a modo de guías de viajeros,.[3]​ Por Roncesvalles penetraron fundamentalmente los celtas, los vándalos (409), los godos que se establecieron a lo largo de la cuenca del Duero y Carlomagno durante el siglo VIII. Carlomagno, dado que fue derrotado en Zaragoza, decidió, camino de vuelta a su reino, reducir a ruinas la capital de los vascones, Pamplona. Fue al regreso, en los Pirineos, entre el collado de Ibañeta y la hondonada de Valcarlos, donde hubo de sufrir una contundente emboscada por partidas de nativos vascones, a los que les resultó fácil provocar un descalabro general a base de lanzar rocas y dardos. El Cantar de Roldán, escrita en algún lugar de Francia hacia finales del siglo XI, concibió el desastre en el llano, entre Roncesvalles y la villa de Burguete, y los atacantes ya no eran vascones, sino sarracenos, quienes en realidad nunca llegaron a expandir sus dominios tan al norte. Y la misma calzada romana sirvió como camino de entrada para los primeros peregrinos.

     Población de derecho (1842-1897, excepto 1857 y 1860 que es población de hecho) según los censos de población del siglo XIX.      Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001-2011) según los censos de población del INE.      Población según el padrón municipal de 2020 del INE.

Roncesvalles está comunicada por carretera por medio de autobuses con origen y destino en Pamplona[5]​ y otras localidades de Navarra. Además, hay servicio de taxis de varias localidades de alrededor.[6]

La economía de Roncesvalles se basa en las rentas que se obtienen de las tierras del municipio (explotación forestal principalmente), de alguna explotación agrícola-ganadera existente en el municipio y sobre todo de las actividades hosteleras.

La economía local está hoy en día orientada a la atención de los peregrinos y turistas, debido a la condición de Roncesvalles como tradicional primera etapa en España del Camino de Santiago.

A pesar de su escasa población, el pueblo cuenta con una notable oferta de hospedaje: un hotel, un edificio de apartamentos turísticos, dos hostales y un refugio de peregrinos que depende de la Colegiata. Roncesvalles posee una oficina de turismo, un museo y una oficina del peregrino. El hotel y los hostales poseen además bar-restaurante.

En cualquier caso, el mantenimiento del complejo histórico-artístico excede los recursos municipales y exige la aportación económica de instancias oficiales.

Estos son los últimos alcaldes de Roncesvalles:[7]

El Hospital fundado por el obispo de Pamplona Sancho de Larrosa, con la colaboración del rey de Aragón y Pamplona Alfonso Sánchez (más conocido como Alfonso I el Batallador) y siguiendo así la tradición de su padre el rey Sancho Ramírez, I de Aragón y V de Pamplona y la de su hermanastro Pedro I de Aragón y de Pamplona de potenciar y proteger el camino del santo junto con algunos nobles. Los Papas lo tomaron desde un principio bajo su protección. Desde su fundación lo ha regido un Cabildo de canónigos regulares de San Agustín. En 1984 pasó a depender del Arzobispado de Pamplona. El Prior sigue ostentando el título medieval de Gran Abad de Colonia. El cargo de «hospitalero» lo lleva un canónigo. En el siglo XVII se repartían 25 000 raciones anuales entre los peregrinos.

El hospital que existe actualmente fue diseñado en 1792 por el arquitecto José Poudez, levantándose entre 1802 y 1807 con los criterios de la arquitectura neoclásica. Consiste en un gran bloque horizontal con tres plantas hacia el patio y cuatro hacia el este, apenas marcado por ventanales cuadrangulares, y al que se accede por un portal con arco de medio punto enmarcado por pilastras, friso y frontón triangular.

También conocida como Silo de Carlomagno por suponerse que su origen se debe al enterramiento de combatientes francos caídos en el 778, lo que no es inverosímil. Se remonta al siglo XII, por lo que está considerada la edificación más antigua de Roncesvalles.

El Sancti Spiritus hay que considerarlo templo funerario, pero no fue lugar de enterramiento perpetuo en el medievo. Era el recinto en que se oficiaban misas por los peregrinos fallecidos en el hospital que, enterrados en otro lugar, una vez transcurrido un tiempo sus restos eran depositados en el osario bajo la capilla exenta.

Pequeña iglesia gótica del siglo XIII, situada junto al Silo de Carlomagno. Es una sencilla fábrica de planta rectangular con dos tramos que incluyen la cabecera recta y bóveda de crucería simple. Unas columnas de fuste cilíndrico sirven de soporte para la cubierta. En su interior hay una figura del Apóstol Santiago. El exterior tiene muros de sillar irregular, sin contrafuertes, con una portada de arco apuntado y Crismón.

Fue utilizada como parroquia hasta el siglo XVIII. Quedó sin culto durante un largo periodo hasta que fue restaurada por Florencio Ansoleaga en el siglo XX, quien abrió un pequeño óculo sobre la puerta.

Aunque se afirma que la campana colocada en su espadaña es la mítica y legendaria que orientaba a los peregrinos durante la noche o las nieblas, perteneciente a la capilla de San Salvador en el Collado de Ibañeta, no es cierto. Tiene dos inscripciones: 'San Román' y la fecha '1800'.

La iglesia colegiata de Santa María es la fábrica más lujosa de Roncesvalles y el mejor ejemplo navarro del gótico, no sólo francés, sino del más puro gótico similar al contemplado en la región parisina conocida como la Isla de Francia. Acoge una preciosa imagen de la Virgen del siglo XIV.

El templo actual se construyó gracias a Sancho el Fuerte (1194-1234), quien lo eligió como lugar de enterramiento. No hay datos concretos sobre las fechas de la construcción de la iglesia, pero se sabe que fue a principios del siglo XIII, entre 1215 y 1221.

La Colegiata sufrió importantes desperfectos, ocasionados principalmente por varios incendios ocurridos en 1445, 1468 y 1626. A comienzos del siglo XVII, su estado de deterioro y casi abandono propició su reconstrucción, que abarcó todo el recinto colegial, especialmente a la iglesia y al claustro. Se enmascaró el interior gótico y se le dio forma barroca salvo en el presbiterio y el tramo de nave que le precede, donde quedaron a la vista los elementos góticos.

De planta cuadrada cubierta con bóveda de terceletes con ligaduras de nervios más elaborados que los de la iglesia y las claves decoradas. La bóveda se apoya en cuatro ménsulas de gran tamaño que representan unos ángeles.

El exterior se presenta como un bloque cúbico de sillería, con cierto aspecto de fortaleza; de ahí que en ocasiones se le denomine torre de San Agustín. Unos contrafuertes adosados a las esquinas que llegan hasta la cubierta piramidal refuerzan el conjunto, que data del siglo XIV. En el centro de la capilla se sitúa el sepulcro de Sancho VII el Fuerte.

También hay que reseñar una serie de esculturas relacionadas con las obras del claustro de la Catedral de Pamplona. Se trata de dos capiteles que representan el Pecado original y la Expulsión del Paraíso, que cabe pensar formaron parte del claustro gótico.

Situada en el Puerto de Ibañeta, en la actualidad es un edificio construido de nueva planta construida en 1964 en el mismo lugar donde hubo desde el siglo XI un ermita bajo la misma advocación junto con un hospital y un albergue para peregrinos.

La Colegiata de Roncesvalles desde Ibañeta

Interior de la iglesia de la Colegiata

Capilla de Santiago

La llamada "Mesa de Roldán"

Capilla de Sancti Spiritus

Capilla de San Agustín con el sepulcro de Sancho VII el Fuerte

Itzandeguía, refugio de peregrinos

Vista de la iglesia desde el actual albergue de peregrinos

Posada y hotel de Roncesvalles

Monumento batalla de Roncesvalles

A unos cien metros de la capilla del Sancti Spiritus, al borde de una pequeña hondonada de verdes pastizales, se halla una edificación envuelta en misterio. Domenico Laffi había escrito que la capilla funeraria estaba muy cerca del hospital de peregrinos. La situaba a occidente, lo que parece coincidir con el emplazamiento de Itzandegia. «Es un gran y bello hospital en el que los peregrinos pueden permanecer tres días. Pueden comer y dormir, y los tratan muy bien».

El edificio es una casona de piedra de 32 x 12 metros. Consta de nave única de seis tramos, cuya techumbre sostienen cinco arcos apuntados que descansan sobre los muros, que a su vez se apoyan en diez contrafuertes, cinco por cada lado. Tiene dos accesos, uno mayor, ancho como para el paso de carros, vuelto de espaldas a Roncesvalles, alzado casi un metro sobre el suelo, desnivel que no existiría hasta tanto no fue edificada la casa casi adosada. La otra puerta, menor, en el lateral derecho, permite el paso a la única planta, que en otro tiempo debió de contar con otra superior.

Es edificio ciego, salvo la escasa luz que dejan pasar seis aspilleras, verticales y estrechas, en lo alto del muro que da al mediodía. La última restauración terminó con el Xacobeo 1993. La mayor parte de los contrafuertes exteriores había desaparecido al igual que los arcos de la bóveda, «recuperándose sobre el modelo de los tres que aún se conservaban», anotaron los profesores Miranda y Ramírez. Pero no parece que fuese así, porque por algunas fotografías de antaño puede comprobarse cómo la estructura medieval había sido alterada, adaptada a los requerimientos del caserío rural en que se había convertido, con amplios ventanales, puertas para distintos cometidos y dependencias adyacentes. Ni siquiera estaban los gruesos contrafuertes.

Ocupan un edificio yuxtapuesto a la Casa Prioral formando un bloque horizontal. Consta de tres niveles en altura y un reducido ático de óculos. En el segundo cuerpo se abre una arcada sobre pilastras acanaladas.

La Biblioteca

Comprende más de 15 000 volúmenes de todo tipo de materias, aunque destacan las obras sobre cuestiones teológicas, filosóficas y de historia eclesiástica. Hay volúmenes en distintas lenguas: hebreo, griego, latín, vascuence e incluso chino. Algunas de las piezas más interesantes, como el códice La Pretiosa (del siglo XIV), se exponen en el Museo de la Colegiata.

Todavía conserva una importante sección de Archivo Histórico conformado a lo largo de los casi nueve siglos de existencia del hospital, que incluye pergaminos, libros de administración, documentos relativos a la historia interna y las repercusiones exteriores de la vida capitular, etc.

El Museo

Situado en la planta baja del edificio, recoge gran cantidad de objetos de arte representativos de la Colegiata, que incluyen escultura, pintura y orfebrería, así como muebles, tapices, monedas y libros de gran interés bibliográfico.

En escultura destacan la estatua de una figura femenina sedente, gótica del siglo XIV, y una talla de San Miguel fechada en el segundo tercio del siglo XVI. Asimismo, algunos relieves y estatuas que formaban parte del retablo mayor de la Colegiata, realizado entre 1618 y 1624.

En pintura lo más destacable es el tríptico de la Crucifixión (escuela noreuropea del siglo XVI), cedido a la Colegiata en 1720 por doña Jerónima Jiménez de Esparza, de origen aparentemente flamenco. Una tabla de la Sagrada Familia, realizada por Luis de Morales, que guarda semejanza con la de la Catedral Nueva de Salamanca. El lienzo del martirio de San Lorenzo, barroco de la primera mitad del siglo XVII, así como otro de Judith portando la cabeza de Holofernes.

En orfebrería hay que resaltar una hermosa arqueta de plata dorada, cubierta de fina labor de filigrana y fechada entre 1274 y 1328. Existe otra arqueta de plata parcialmente dorada, que se ha fechado en el siglo XVI, cuyo interés radica en que aprovecha medallones y relieves de la época medieval.

Figuran también los relicarios y especialmente el denominado «Ajedrez de Carlomagno», llamado así por su disposición en damero. Esta pieza, adscrita al gótico de la segunda mitad del siglo XIV, está formada por un alma de madera, forrada de láminas de plata parcialmente dorada, esmaltes translúcidos y vidrio.

La famosa esmeralda de Miramamolín, que se identifica, según la leyenda, con la que Sancho VII el Fuerte arrebató del turbante al rey moro en la Batalla de las Navas de Tolosa, a raíz de la cual se incorporó, como un símbolo, al escudo de Navarra. El evangelario en el que juraban fidelidad los reyes de Navarra, obra de orfebrería románica.

Los topónimos latinos y romances, empleados desde la Edad Media para referirse al enclave pirenaico, son muchos y variados, si bien algunos hay que considerarlos parcialmente erróneos a causa de malas interpretaciones de copistas y de personajes muy alejados de Navarra, a grafías derivadas de otras equivocadas o a intentos por enmendar lo que se suponía que estaba mal escrito. Sin agotar las respectivas listas, he aquí algunos de los más frecuentes:

Existe una importante devoción por la Virgen de Roncesvalles en todo el Pirineo navarro. El 8 de septiembre se festeja el Día de la Virgen de Roncesvalles, patrona de Roncesvalles.

Durante los domingos y festivos de mayo y junio suelen acudir en romería las parroquias de los valles y pueblos del entorno e incluso de Pamplona.



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