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Santuario de Las Lajas



El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas es un templo y basílica para el culto cristiano y veneración de Nuestra Señora de Las Lajas el edificio principal mide 27,50 metros, la altura hasta la torre es de 100 metros y el puente mide 50 metros de alto por 17 metros de ancho y 20 de largo. Este santuario se ubica en Ipiales, en el departamento de Nariño, al sur de Colombia y es destino de peregrinación y turismo desde el siglo xviii.

El santuario está situado en el cañón del río Guáitara, en el corregimiento de Las Lajas del municipio de Ipiales, a siete kilómetros de la ciudad cabecera municipal, en el departamento de Nariño, Colombia y a 10 km de la frontera con el Ecuador.

La edificación actual, construida al principio del siglo XX, sustituyó una capilla que databa del Siglo XVIII y es una iglesia de piedra gris y blanca de estilo Neogótico, a imitación del Gótico del siglo XIV, compuesta de tres naves construidas sobre un puente de dos arcos que cruza sobre el río y que hace de atrio o plaza de la basílica uniéndola con el otro lado del cañón.

La altura del templo, desde su base hasta la torre es de 100 metros, y el puente mide 50 metros de alto por 17 metros de ancho y 20 metros de largo.

El edificio principal mide 27.50 m. de fondo por 15 m. de ancho. En el interior, las tres naves están cubiertas con bóvedas de crucería. Tiene mosaicos en fibra de vidrio y en el día, su iluminación la da la luz que se filtra por los vitrales hechos por el Alemán Walter Wolf. El fondo o ábside de las tres naves es el muro de piedra natural del cañón y en la nave central se destaca la imagen de la Virgen del Rosario pintada por un autor desconocido en una piedra laja. El basamento del templo propiamente dicho, además de los dos arcos de medio punto del puente, es una cripta a imitación del estilo románico, de tres naves cubiertas con bóvedas de cañón de estructura en piedra sillar y que está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús.[1]

En el exterior se destacan tres torres que terminan en agujas decoradas con grumos y frondas; ventanales, rosetones, arbotantes, contrafuertes y pináculos.

Los muros que flanquean los accesos al santuario característicamente escalonados por la topografía del terreno, están llenos de exvotos y placas con agradecimientos por los favores recibidos, así como con aparatos ortopédicos para dar testimonio de curaciones atribuidas al favor de la advocación venerada.

Puedes conocer la majestuosidad de su arquitectura en el siguiente recorrido virtual.

El franciscano fray Juan de Santa Gertrudis, en su crónica del viaje entre 1756- 1762 por el sur del Reino de Nueva Granada, publicada en cuatro tomos con el título de “Maravillas de la naturaleza”, menciona el santuario en el libro III,[2]​ siendo posiblemente la referencia más antigua de su existencia.

Posteriormente, monseñor Justino Mejia y Mejia, capellán del santuario entre 1944 a 1977, e historiador, nos refiere la historia actualmente aceptada y que cuenta como alrededor de 1754 la imagen de la Virgen del Rosario fue descubierta por una indígena llamada María Mueses con Rosa, su pequeña hija, cuando se dirigían de Ipiales a su casa en Potosí; al verse sorprendidas por una tormenta, María y su hija, buscaron refugio a la vera del camino entre las oquedades formadas por las piedras planas y anchas o losas naturales (lajas) inmensas que caracterizan esa zona del cañón del río. Para sorpresa de la madre, la niña que hasta ese momento era considerada sordomuda llama su atención con las palabras: "Mamita, la mestiza me llama..." señalando la pintura seguramente iluminada en forma sugestiva por los relámpagos.[3]

Después de que las autoridades y los habitantes de la región comprobaran la verdad de los hechos, que fueron calificados como prodigio por las autoridades eclesiásticas el 15 de septiembre de 1754, el lugar fue convertido en una referencia para toda la comarca incluyendo el norte del Ecuador y se procedió a edificar el santuario cuya historia tiene cinco épocas bien definidas.[1]

Planta y Fachada de un proyecto anterior para el Santuario de las Lajas, realizados con planos copia del arquitecto Gualberto Pérez y Abraham Giacometti, arquitecto italiano y don Lucindo modificaron totalmente este proyecto originalmente de imagen Románica, por el que finalmente se construyó de estilo gótico.

La parroquia de Las Lajas hace parte de la Diócesis de Ipiales.

El santuario está bajo el cuidado o administración, en lo doméstico y en lo pastoral, por las hermanas Franciscanas de María Inmaculada; y en lo eclesiástico y religioso es atendido por el capellán y sacerdotes adscritos a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de las Lajas, en la diócesis de Ipiales.

Los servicios religiosos se hacen siguiendo el rito romano.

La peregrinación de los devotos al santuario es permanente, pero se incrementa en tres épocas del año: en septiembre cuando se celebran las fiestas patronales, sobre todo los días 15 y 16 de septiembre; el Jueves Santo cuando, los peregrinos, especialmente desde la ciudad de Pasto, o de Túquerres y pueblos cercanos, y del Ecuador, llegan a pie después de una travesía de más de 12 horas. También hay peregrinación en diciembre y los primeros días de enero de cada año.



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