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Soneja



Plaza del Mesón

Soneja (en valenciano Soneixa) es un municipio de la Comunidad Valenciana (España) perteneciente a la provincia de Castellón y la comarca del Alto Palancia. Soneja está situada en el camino natural que une Aragón con la Comunidad Valenciana.

El término municipal de Soneja tiene una extensión de 29,10 km², siendo atravesado por el río Palancia. La mayor parte del término se encuentra situada en el valle del río cuando este empieza a ensancharse. Por ello, a pesar de encontrarse en las estribaciones de la Sierra de Espadán, no hay elevaciones montañosas de relevancia (el monte de Palomera se encuentra a 626 metros sobre el nivel del mar, el Churro a 587 m.s.n.m., y las mayores cumbres de La Dehesa a 471 m.s.n.m.). El casco urbano se encuentra muy cercano al curso fluvial, a una altitud de 263 m.s.n.m. (cota en plaza de la Iglesia).

Alfondeguilla, Almedíjar, Azuébar, Castellnovo, Chóvar, Segorbe y Sot de Ferrer, en la provincia de Castellón; y Algar de Palancia y Sagunto, en la de Valencia

El emplazamiento de población en tierras hoy sonejeras se ha datado desde muy antiguo. El entorno de La Dehesa ha desvelado asentamientos humanos del Epipaleolítico,[1]​ y los historiadores consideran que, ubicada en el camino natural entre Sagunto y la antigua Segóbriga, ambas aliadas, se debió de establecer un emplazamiento romano, como lo demuestra un castro descubierto en el Monte Gómez, limítrofe entre los términos municipales de Soneja y Sot de Ferrer. Por otra parte, se han encontrado restos de finales de los tiempos ibéricos y de la plena romanización en diversos puntos del territorio, aunque hay razones para pensar que el emplazamiento donde hoy se encuentra el casco urbano de Soneja no tomaría carta de naturaleza, como población, hasta los s. X o XI.

En cuanto a su toponimia, tradicionalmente se ha pensado que su nombre podría derivar del nombre Sonexa, dado que –según datos facilitados por el que fuese procurador del Conde de Cervellón- "en el sitio que hoy ocupa el Palacio había una Alquería con su correspondiente torre, habitada por un moro llamado Sonexa; alfaquí de un grupo de moros establecidos en lo que hoy es la calle de la Hombría".[2]​ La toponimia actual, sin embargo, propone la tribu bereber de los Sanhaja (Sanhâga, Sinhaja, Sinhaya) como la hipotética fundadora de la aljama de Soneja, que surgiría en torno al s. XI en lo alto de la colina donde hoy se halla la plaza de la Iglesia y entorno.[3]​ La aldea conformada entonces por un pequeño grupo de casas sería el germen desde el cual se desarrollaría su actual núcleo urbano.

La antigüedad de Soneja puede decirse, por tanto, que se remonta a varios siglos previos a la conquista del reino de Valencia por el rey Don Jaime I. Como a otros musulmanes, se permitió a sus primeros pobladores continuar viviendo y conservando sus propias creencias y tradiciones, así como pagar impuestos a los señores cristianos, por lo que desde entonces fueron denominados "mudéjares". Se conserva, probablemente de los siglos inmediatamente posteriores, un acueducto medieval que aún hoy cumple su función.

A partir especialmente de la guerra de las Germanías, los mudéjares del reino de Valencia fueron obligados a convertirse al cristianismo, siendo llamados a partir de entonces "moriscos". En 1534 se crearon nuevas parroquias en lugares habitados por moriscos, como fue la de Soneja, Azuébar y Chóvar,[4]​ aunque siguió unida a la iglesia parroquial de Almedíjar y su curato.

El 8 de febrero de 1563 tuvo lugar el desarme de los moriscos valencianos, con la confiscación en Soneja de 27 espadas, 5 puñales, 2 ballestas, 1 rodela, 3 broqueles, 3 cervelleras y 1 daga.[5]​ Y en 1599 la parroquia de Soneja, Azuébar y Chóvar se convirtió en curato, desligándose de la iglesia parroquial de Almedíjar y aprobándose la fundación de una iglesia parroquial en el lugar de Soneja, para forzar la conversión real de sus moriscos.[6]

Tras la expulsión del reino de Valencia de la población morisca, decretada el 22 de septiembre de 1609, Soneja quedó convertido en un despoblado, pues la totalidad de los habitantes eran moriscos. El lugar fue nuevamente poblado por 39 familias cuando Don José Folch de Cardona les otorgó -junto a las 6 familias llegadas a Azuébar- la carta de población el 27 de noviembre de 1609.[7]​ Esta fue la primera carta puebla que se conformó en la geografía castellonense tras la expulsión de los moriscos.

Aunque tuvo una iglesia anterior (construida en 1633), el 5 de octubre de 1751 se inició la construcción de la actual Iglesia de San Miguel Arcángel, finalizando en 1768.[8]

Durante la primera guerra carlista sufrió diversas incursiones de las fuerzas carlistas, como fue el saqueo e incendio ocurrido en 1836.[9]​ Por este y otros motivos, la villa se fortificó con tres cercos amurallados entre 1839 y 1840.

Treinta años más tarde, entre 1861 y 1869, se desarrollaron las tareas de deslinde y amojonamiento para la completa separación de los términos municipales de Soneja y Azuébar.[10]

Ya en el s. XX, Soneja padeció nuevamente los rigores de la guerra y de la posguerra, pues en sus inmediaciones existió un campo de concentración que albergó prisioneros republicanos una vez terminó la guerra (entre dichos prisioneros se encontró el que sería posteriormente destacado dramaturgo, Antonio Buero Vallejo).[11]

Cuenta con una población de 1.447 habitantes, según INE (2019).

En cuanto al sector primario, el cultivo al que se dedica mayor extensión en Soneja es el frutal de secano (en particular, el algarrobo). Sin embargo, el olivo es el cultivo más relevante para la economía doméstica sonejera, aunque las transformaciones agrícolas para el plantado de cítricos han proliferado en la última década, a costa de eliminar del paisaje cultivos tradicionales y centenarios.

El cultivo predominante en la localidad se caracteriza por ser minifundista y muy parcelado, con una media de 2’85 ha por contribuyente.

La ganadería, en todas sus manifestaciones (trashumancia, cunicultura, avicultura, apicultura), es una actividad actualmente muy reducida y en retroceso. Y, de igual modo, el campo sonejero, como medio de vida y de trabajo, está padeciendo un progresivo abandono.[12]

En lo que concierne a la industria, el yeso ha sido y es una industria emblemática en Soneja, que ha ido concentrando toda la producción en una única gran empresa, a la vez que esa producción ha aumentado para abastecer a todo el país. Esta actividad lleva asociadas varias empresas locales, como son las de transportes por carretera.

La construcción figura como la principal actividad del sector secundario en cuanto al número de empresas registradas, a pesar de los datos negativos registrados a partir de 2008. Desgraciadamente, la inversión industrial registrada en maquinaria y bienes inmuebles ha sufrido un grave descenso desde mediados de la década de los noventa del siglo pasado.[13]

El redescubrimiento de los recursos de todo orden con que cuenta Soneja y su entorno inmediato (geográficos, naturales, medioambientales, sociales, históricos, culturales) está provocando que el turismo se esté erigiendo en uno de los principales factores económicos de desarrollo en Soneja. Aun así, resulta todavía escasa la oferta de alojamiento ofrecida en Soneja, especialmente la concerniente a turismo rural.[13]

Aunque importante, el número de empresarios en Soneja asociados a FECAP -la única asociación empresarial comarcal- no alcanza el total de los mismos.

El porcentaje medio de población parada en Soneja en los últimos años es inferior (2’5% en 2005) a la media de desempleados registrada en los niveles comarcal, provincial y autonómico. Del total de población desempleada, dos terceras partes (65’71%) lo conforman mujeres, de modo paralelo a lo que sucede a escala provincial. La población parada con edades comprendidas entre los 25 y los 44 años tiene mayor representación que la de edades superiores o inferiores a ese rango, hecho diferencial con respecto a escalas territoriales de mayor envergadura. Asimismo, el nivel de estudios realizados más frecuente entre la población parada sonejera es el correspondiente a la EGB/ESO, seguido del BUP/Bachillerato, lo que sitúa a los desempleados de Soneja por encima -en lo que a nivel académico logrado se refiere- de la población parada de escalas territoriales superiores. El grupo profesional más demandado por la población desempleada sonejera es el de trabajadores no cualificados, seguido del de empleados administrativos.

La mayor parte de esos parados proceden del sector terciario, y otro porcentaje importante del sector industrial. No obstante, la actividad económica que más desempleados ha producido en los últimos años ha sido la relacionada con la inmobiliaria, seguida por la industria manufacturera y la del alquiler.[14]

Museo del yeso: Es un museo en el que se exhiben piezas y audiovisuales de yeso.

La gastronomía de Soneja es muy similar a la del resto de la comarca del Alto Palancia, en la que está enclavada, y es uno de los aspectos más destacables de su patrimonio cultural. Esta, de transición entre la valenciana y aragonesa, se basa en la tradición mediterránea de las tierras de interior. Es una cocina sencilla, basada en la calidad de las materias primas, con las que se elaboran embutidos, un excelente aceite de oliva, o frutas y hortalizas de la huerta. Entre los platos de la cocina sonejera hay que destacar la "olla", en sus tres variantes (de ayuno, con cabeza de cerdo y de repollo), y el arroz al horno.

Su repostería viene representada por los coquitos, los "cocotes" (empanadillas de tomate), las tortas de tomate, la torta de "mollas", las "orilletas", los pasteles de Navidad (boniato y cabello de ángel), los "rosigones", los mantecados, las tostadas de almendra, los rollos de anís o vino, las tortas de manzana y las "margaritas" (magdalenas).

La manera más sencilla de llegar es a través de la autovía A-23, de Sagunto a Somport. La villa se encuentra a 50 km de Valencia, 57 km de Castellón de la Plana, 23 km de Sagunto y 95 km de Teruel. También tiene acceso ferroviario a través de la línea de cercanías C-5, que enlaza Valencia y Caudiel, y mediante autobús desde Castellón y Valencia.



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