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Teletón (Chile)



Teletón Chile, simplemente referida como la Teletón, es un evento benéfico televisivo realizado anualmente en dicho país desde 1978. Liderada por el animador de televisión Don Francisco, La Teletón de Chile fue la primera teletón y, debido a su éxito, ha sido imitada en otros países de la región.

La Teletón Chile es organizada por la Fundación Teletón —cuyo directorio actualmente lo preside Daniel Fernández Koprich y que tiene como directora ejecutiva a Ximena Casarejos—,[2]​ uno de los miembros fundadores de la Organización Internacional de Teletones (ORITEL), cuyo directorio es presidido por Mario Kreutzberger.[3]

La Teletón chilena consiste de un programa de televisión de 27 horas ininterrumpidas de duración, producido y transmitido por todas las cadenas de televisión de ese país agrupadas en Asociación Nacional de Televisión (ANATEL) —Canal 13, Chilevisión, Mega, Televisión Nacional de Chile, TV+, La Red y Telecanal— y en la que participan todos los medios de comunicación escritos y radiales. Los fondos recaudados por el evento, generalmente realizado o el último fin de semana de noviembre o el primer fin de semana de diciembre, son utilizados para la construcción y mantenimiento de los Institutos de Rehabilitación Infantil (IRI) para el tratamiento de niños con discapacidad motriz durante el siguiente año.

La Teletón se realizaba todos los años, salvo en aquellos años cuando se realizaban elecciones presidenciales. Eso cambió en 2017, donde pasó a realizarse todos los años, aludiendo a que las necesidades son muchas.

La última edición se realizó el 3 y 4 de abril de 2020, cuando se recaudó la suma de $ 34 703 593 204.

La Sociedad Pro-Ayuda del Niño Lisiado (SPANL) nació en Santiago de Chile, el 8 de mayo de 1947, cuando un grupo de médicos del Hospital Luis Calvo Mackenna, padres y educadores se unieron para trabajar en la rehabilitación de los niños con secuelas de poliomielitis que en ese entonces había azotado al país.[4]​ El 14 de agosto de ese año se realiza la primera reunión de socios, en la que se elige un directorio y se redactan los estatutos, en que se establece que los objetivos de la Sociedad son «otorgar atención médica, educación e instrucción, todo ello, de acuerdo a sus posibilidades técnicas y económicas, procurando la integración a la sociedad». En sus inicios, la Sociedad obtenía sus recursos a través de colectas que se realizaban una vez al año, además de otras actividades como bingos, canastas y té. El Ministerio de Justicia aprobó el 14 de septiembre de 1948 la personalidad jurídica de la Sociedad.

En 1950, la Sociedad arrienda una casa en la calle Génova, donde establece la «Escuela Especial de Lisiados», pero tras la epidemia de poliomielitis que se intensificó en 1955, la escasa infraestructura de la sede que la Sociedad tenía no dio abasto para atender a tantos menores. En vista de aquello, la Polla Chilena de Beneficencia donó una nueva sede, ubicada en Huérfanos 2681, en el Barrio Yungay. Al primer «Centro de Rehabilitación Carlos Urrutia» se sumó un internado y un taller de ortopedia donados por representantes de Chevrolet.

La poliomielitis comenzó a ser tratada con vacunas, por lo que dejó de ser la prioridad de la institución, a la que comenzaron a llegar pacientes con parálisis cerebral, malformaciones congénitas, discapacidades por accidentes, problemas neurológicos, distrofia muscular progresiva y otras enfermedades del aparato psicomotor. Nuevos aparatos donados por el gobierno de Dinamarca permitieron mejorar las salas de atención y los talleres de prótesis y órtesis.

Durante más de treinta años, la Sociedad Pro-Ayuda desarrolló sin grandes problemas sus labores médicas y educativas, a pesar de no contar con más financiamiento que los aportes entregados por países extranjeros. Sería recién en 1975 cuando la institución comienza a sufrir serios problemas económicos y ya en 1978, los requerimientos hacen que la Sociedad se vea sobrepasada, pues la casona de calle Huérfanos tenía una capacidad para atender a solo 75 pacientes.[5]

Una realidad diametralmente opuesta vivía en ese entonces Mario Kreutzberger, presentador de televisión chileno conocido como «Don Francisco». A fines de la década de 1970, Kreutzberger era indiscutidamente el comunicador más exitoso de la televisión gracias a Sábados Gigantes. Sin embargo, el animador sentía que debía hacer un aporte concreto al público chileno que lo había llevado hasta la cima. Con esto en mente, ideó una campaña benéfica que entregara aportes en dinero a un determinado grupo con algún tipo de necesidad, similar al evento realizado por Jerry Lewis en los Estados Unidos.[6]

Coincidentemente, Kreutzberger es invitado a una edición del programa de televisión Dingolondango, de la red estatal de televisión chilena TVN, donde debía donar dinero a una organización benéfica. Fue en ese momento cuando conoció a Ernesto Rosenfeld, presidente de la Sociedad Pro-Ayuda, a quien donó $ 15 000 de entonces y que le invitó a conocer la obra que el encabezaba. Así, se acercó y decidió que los niños discapacitados serían el grupo al que su nueva campaña ayudaría. Tras la decisión, propuso la idea al directorio de la Sociedad y en 1978 se comprometió a recaudar un millón de dólares para ellos. Para lograrlo, necesitaba una inédita cobertura comunicacional, que solo le podía brindar la unión de todos los medios de comunicación.

Uno por uno, Don Francisco convenció a todos los ejecutivos de la televisión chilena, a los dueños de radioemisoras, diarios y revistas, para que cedieran gratuitamente sus espacios y juntos motivaran a la comunidad a unirse a la maratón televisiva. Los artistas chilenos también participaron sin intereses personales en esta campaña. Sin embargo, la situación política y social de Chile en ese entonces no era la mejor: el país estaba polarizado, tras cinco años desde el golpe de estado de 1973 y el establecimiento de la dictadura militar, a lo que se sumaba la posibilidad de un inminente conflicto armado contra Argentina.

No obstante lo anterior, Don Francisco tuvo la osadía de intentar unir a todo el pueblo chileno en torno a esta obra de caridad. Así, el 8 de diciembre de 1978 se dio inicio a la primera Teletón chilena, que duró 27 horas, se transmitió en colores desde el Teatro Casino Las Vegas y recaudó $ 84 millones de pesos (2,5 millones de dólares de la época).[7]

Tras el éxito de la primera Teletón, se organizan cuatro teletones más para poder financiar los costos de la Sociedad Pro-Ayuda. A pesar de la crisis económica a la que entraría el país a principios de los años 1980, las cinco primeras teletones superaron las metas establecidas fácilmente. De acuerdo a lo estimado por Don Francisco, con lo recaudado hasta la Quinta Teletón (865.349.158 pesos de la época, equivalentes a 27 millones de dólares) era posible mantener la obra solidaria sin la necesidad de realizar los eventos televisivos, por lo que el lema de esta edición fue «El último paso, el más importante». El monto recaudado en dicha oportunidad fue de 263 millones de pesos, tres veces superior a lo recaudado en 1978 y ocho veces sobre la meta de aquel año.

La popularidad de la Teletón provocó que muchas personas con discapacidad intentaran ser tratadas por el nuevo Instituto de Rehabilitación Infantil de Santiago, ubicado en la Alameda junto a la estación Ecuador del Metro e inaugurado en 1979, provocando un explosivo aumento en la demanda. Además, nuevos pacientes comenzaron a ser tratados en los recién inaugurados IRI de Antofagasta, Concepción (ambos en 1981) y Valparaíso (en 1982).[5]

El crecimiento de la institución hizo que la decisión de no realizar más teletones tuviera que ser reconsiderada. Así, en 1985 se realizó la Sexta Teletón y se realizarían desde ese momento de manera casi ininterrumpida, exceptuando 1986, que por razones económicas y sociales provocadas por los desastres naturales ocurridos en el país no se realizó la Teletón ese año, además que en 1986 la Fundación se adjudica en remate público el Teatro Casino Las Vegas (desde entonces Teatro Teletón) y el comienzo de Sábado Gigante en Miami. Posteriormente, con el retorno a la democracia, se dejó de hacer la campaña los años en que se realizan elecciones presidenciales y/o parlamentarias, para evitar que la Teletón fuera utilizada con fines políticos y que su relevancia pase a segundo plano al quedar eclipsada por los comicios.

A través del Decreto Supremo Nº95, fue aprobada la personalidad jurídica de la Fundación Teletón, el 22 de enero de 1986. La Fundación Teletón quedaría desde ese momento a cargo de la organización y administración de la recaudación de fondos de la Sociedad Pro-Ayuda del Niño Lisiado.[8]​ En 1986 el Teatro Casino Las Vegas salió a remate, oportunidad que aprovechó la Fundación Teletón para adjudicárselo y rebautizarlo como Teatro Teletón, como no hubo tiempo para habilitar el Teatro, fue uno de los motivos por lo que no hubo campaña en 1986.

Con el paso del tiempo, la Teletón se convirtió en uno de los principales eventos realizados en el país, congregando a gran parte de la población. Sin embargo, las metas comenzaron a crecer y dejaron de ser tan alcanzables como en antaño, en gran parte por la construcción y mantenimiento de nuevos institutos de rehabilitación en Arica (1989), Puerto Montt (1991) e Iquique (1996).[5]​ Si en las primeras realizaciones, la Teletón juntaba entre el 75 y 85 % del monto pactado durante las primeras 23 horas, ya a fines de los años 1980 la meta comenzó a ser alcanzada solo horas o minutos antes del cierre oficial. En 1995, la Teletón sufrió su momento más duro. En la XIII Teletón, la meta establecida correspondía al doble de lo reunido en 1994, lo que equivalía a $ 6 277 027 832. Al cierre del evento, realizado por primera vez en el Estadio Nacional, el total recaudado alcanzó a $5 534 774 829, siendo la primera y única vez en que no se ha alcanzado la meta.

Tras este episodio, la Teletón realizó un estudio para encontrar las falencias de la campaña. Desde ese momento, Don Francisco dejó de tener el protagonismo exclusivo del evento, delegando parte de su rol como líder de la campaña a otras figuras de la televisión. La campaña de la Teletón 1996, en la que se cambió el antiguo logo del evento, se enfocó en atraer al público joven. Ese año, la meta fue alcanzada nuevamente, aunque no sin dificultades, lo que se repetiría en años posteriores. Solo en la Teletón 2003, la meta estuvo seriamente comprometida, por lo que un aporte final del Gobierno y de los directivos corporativos de la institución permitieron alcanzar un total de 10,6 mil millones de pesos.[9]

Desde el año 2000 se inauguraron los institutos de Coquimbo (2003), Talca (2006), Copiapó (2011), Calama (2013), Coyhaique (2013) y Valdivia (2016).[5]​ El 29 de abril de 2009 se colocó la primera piedra de lo que será el nuevo Teatro Teletón, que tendrá el nombre de Centro Artístico Cultural y de Convenciones Teletón.[10]

En la década de 2010, la tradición de no hacer la campaña en años con elecciones presidenciales o parlamentarias comenzó a quedar atrás. En 2013 se decidió emitir un documental llamado Teletón, orgullo de Chile, que fue estrenado el 1 de diciembre por los canales asociados a Anatel, además de TV Chile, relatando los 35 años de trayectoria de la campaña. Cuatro años más tarde, en 2017, se realizó por primera vez el evento en año electoral, a menos de tres semanas de las elecciones presidencial y parlamentarias.[11][12]

Notas


La labor de los profesionales de los Institutos de Rehabilitación Infantil (IRI) de la Teletón se ha especializado en atender niños y jóvenes de hasta 24 años que presenten alguna discapacidad motora, por causas musculares, neurológicas u óseas.

Entre las principales causas de las discapacidades que se atienden en Teletón, se encuentran: parálisis cerebral, mielomeningocele (espina bífida), amputaciones y malformaciones congénitas, paraplejias y tetraplejías por lesiones raquimedulares, secuelas de traumatismos craneanos y diversas enfermedades neuromusculares, genéticas o del sistema nervioso central.

El trabajo de rehabilitación se realiza diariamente en los trece IRI Teletón que se han construido a lo largo de Chile. El área médica es administrada por la Sociedad Pro-Ayuda al Niño Lisiado, mientras que la administración de recursos es ejecutada por la Fundación Teletón. Dentro de los planes de la Fundación se encuentra la creación de nuevos IRI, siendo los de mayor urgencia los de las ciudades de Valdivia —inaugurado en noviembre de 2016—[18]​ y en el futuro se espera reducir las distancias entre los centros a 100 kilómetros (incluyendo centros en Rancagua, Curicó, Chillán y Punta Arenas).[19]

El 16 de septiembre de 2015, un terremoto y posterior tsunami azotaron a Coquimbo, con lo cual el centro de rehabilitación ubicado en dicha ciudad resultó completamente inundado y destruido. El resultado de este evento es que, por primera vez, se tomó la decisión de trasladar y construir nuevamente un centro de rehabilitación en otro lugar, por lo que se barajaron varios lugares de conurbación La Serena-Coquimbo para edificarla. Finalmente, se eligió el sector de «El Llano» en Coquimbo —cercano a la Pampilla— para construir el nuevo IRI de Coquimbo. La Municipalidad de Coquimbo le entregó a Teletón el comodato para construir dicho centro de rehabilitación.[20]

De acuerdo a los informes entregados por la Fundación Teletón en 2006, 24 449 pacientes fueron atendidos durante ese año, totalizando 99 256 atenciones médicas y 485 657 atenciones terapéuticas, con un costo promedio de $ 369 000 por cada niño atendido (aprox. US$700). El 58,3 % de los pacientes se rehabilita en los institutos regionales y el 41,7 % lo hace en el centro de rehabilitación de la capital chilena. La mayoría de los atendidos tiene entre 3 y 14 años de edad, los cuales componen el 57,5 % del total, mientras que los menores de 3 años alcanzan el 11 %. 682 profesionales y administrativos trabajaron durante ese año en los diversos institutos de la Fundación.[21]

Aunque la Fundación Teletón recibe aportes financieros a lo largo del año, es gracias al evento Teletón donde se recauda la mayor cantidad de ingresos utilizados para la administración de los centros de rehabilitación.

Meses antes del evento, la Fundación Teletón inicia la campaña para incentivar a la sociedad a participar en la obra benéfica. A ella se suman las cadenas de televisión abierta chilena miembros de la Asociación Nacional de Televisión (ANATEL), diversas medios de comunicación como estaciones de radio y periódicos, diversos rostros televisivos y deportivos y más de una decena de empresas auspiciadoras.

Diversos afiches son colocados en las grandes ciudades de Chile y las cadenas de televisión transmiten los avisos publicitarios tanto de la Teletón como de las empresas auspiciadoras asociadas al evento. Para reforzar la campaña, la Fundación Teletón escoge un niño o niña «embajador» (hasta 2015, niño «símbolo»), que participa activamente durante la campaña en representación de todos los niños que son tratados en los institutos de la Teletón, como forma de apelar a la solidaridad de la nación. Los niños embajadores deben tener entre 4 y 7 años, ser comunicativos, locuaces, fotogénicos y que no tengan miedo a cámaras o al público.[22]

La campaña se refuerza a partir del mes de noviembre, cuando diversas figuras artísticas inician giras a lo largo del país. La campaña se inicia oficialmente con la gira hacia el norte del país y que posteriormente es continuada con el llamado «Tren de la Teletón» que recorre desde Santiago al sur a lo largo de la línea férrea.

En cada edición de la Teletón, más de una decena de empresas se comprometen a ser auspiciadores oficiales de la Teletón. En la Teletón 2006, la cifra de auspiciadores alcanzó las 24 empresas, aunque en años anteriores, éstas llegaron incluso a 30.

Para ser una de las empresas auspiciadoras, deben ser marcas de consumo masivo, líderes en el mercado, de importancia en la canasta familiar. Además, las empresas no deben ser competencia entre sí y debe existir un banco, destinado a la operación del proceso de donaciones.[23]​ A cambio, las empresas auspiciadoras deben dar una importante suma de dinero durante la campaña, financiar actividades de difusión y producción de la campaña. Cada año, la Fundación Teletón establece un monto mínimo de dinero que cada empresa debe colocar para poder participar en la próxima campaña, el cual aumenta año a año. Del total de dinero recaudado en cada versión, las empresas aportan entre el 20% y 25%.

Con la participación de las empresas auspiciadoras, la Teletón logra financiar gran parte de los costos publicitarios del evento y logra generar presencia al asociarse con empresas líderes del mercado. Las empresas asociadas, por otro lado, mejoran su imagen y promocionan sus principales productos utilizando a algunos de los rostros más populares de la nación.

Desde 1978, diversas empresas han trabajado como parte de la Teletón, pero solo cinco lo han hecho de manera ininterrumpida: Banco de Chile, Compañía de Cervecerías Unidas, Soprole, Unilever y Cambiaso Hermanos (Té Samurai y Té Supremo). Dos empresas que también trabajaron desde aquel año, decidieron retirarse: Johnson's Clothes en 2010, y Lucchetti en 2016, aunque esta última no estuvo presente en 1981 y 1982. Otras empresas destacadas que históricamente han trabajado como parte de la Teletón son por ejemplo: Nestlé, Watt's, Colún, Dos en Uno (Hoy Arcor), Procter & Gamble, Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, Ripley, Copec, LATAM Airlines (Ex LAN Chile y ex LAN Airlines), Laboratorios Maver y Claro.

A diferencia de otras teletones, no pueden ser auspiciadores los medios de comunicación —ya que esto restringiría la difusión del evento— ni tampoco empresas de distribución y venta de abarrotes, como mayoristas o supermercados.[23]​ De estos últimos, han participado en la campaña las cadenas de supermercados Líder[24]​ y Unimarc,[25]​ pero realizando donaciones condicionadas a desafíos realizados durante el evento, sin figurar entre las empresas auspiciadoras.

El punto culmine de la campaña es el evento televisivo de la Teletón, que se da inicio a las 22 horas (UTC-3 por horario de verano) generalmente el primer viernes de diciembre (aunque en algunas oportunidades ha sido trasladado a fines de noviembre). El evento se desarrolla principalmente en el Teatro Teletón, partiendo con el discurso inicial de Don Francisco ante las principales autoridades del país.

Tras la apertura, diversos artistas realizan presentaciones intercaladas con las donaciones y las historias de personas tratadas en los centros de rehabilitación de la Teletón. A lo largo de las «27 horas de amor» (denominación que recibe tradicionalmente el evento), se suceden diversos contactos en directo a lo largo del país con las diversas sucursales y cajas auxiliares del Banco de Chile, para hacer una evaluación del avance de las recaudaciones. Cada cierto tiempo, Don Francisco realiza los cómputos oficiales de la cantidad de dinero recaudada por la cuenta 24.500-03 hasta ese momento.

Tras la apertura, se realizan diversos bloques, generalmente liderados por diferentes rostros representativos de cada canal. Algunos de los segmentos más tradicionales incluyen un segmento para adultos transmitido durante la madrugada (conocido hasta 2017 como la «Vedetón», por la participación de vedettes),[26]​ un bloque matinal realizado generalmente en exteriores, la inauguración de un nuevo centro, el bloque infantil más conocido como «Levántate papito» (o «Levántate mamita»),[27]​ y un show de variedades y eventos deportivos generalmente transmitidos al inicio de la tarde del sábado. En todas las ciudades del país y diversas organizaciones, se realizan eventos simultáneos para poder incentivar a la población local para que participe y para recaudar dinero destinado para la Teletón.

La clausura de la Teletón era realizada tradicionalmente a la medianoche del día sábado en el Teatro Teletón, con la lectura del cómputo final oficial. Sin embargo, desde 1995 la ceremonia de clausura se realiza ante cerca de cien mil personas en el Estadio Nacional en Santiago. En esta ceremonia, se presentan los principales artistas invitados y las empresas entregan los aportes monetarios más grandes y aquellos provenientes de metas cumplidas durante la jornada. La ceremonia, que se da inicio a las 22 horas, se extiende hasta más allá de las 12 de la noche, luego de que en los últimos años las metas han sido alcanzadas pasadas las 27 horas oficiales. Desde ese entonces, en dos ocasiones la cual no se pudieron realizarse el cierre en el estadio ocurrió en 2014, cuando las malas condiciones climáticas obligaron a retomar excepcionalmente el Teatro Teletón para la clausura.[28]​ Sin embargo en la edición de 2019 se anunció que la Teletón que se realizará el 3 y 4 de abril de 2020 no se realizará el cierre en dicho recinto por resguardo de seguridad ocasionado por las protestas en el país desde octubre de 2019 se evaluó que el cierre de la campaña se cambiará la ubicación a Movistar Arena o en el mismo Teatro Teletón.[29]​ Finalmente, se realizó en el mismo Teatro Teletón producto de la pandemia de coronavirus.

Algunos de los artistas más importantes que se han presentado en la Teletón son Los Jaivas, Faith No More, Celia Cruz, Chancho en Piedra, Gloria Estefan, Emmanuel, José Feliciano, Ricardo Montaner, Los Prisioneros, Lucero, José Luis Rodríguez "El Puma", Sandro, Chayanne, Juanes, Fito Páez, Marco Antonio Solís, Ricky Martin, Beto Cuevas, Los Bunkers, Juan Luis Guerra, Tito el Bambino, Los Pitbulls, Mocedades, Luis Fonsi, Diego Torres, Joan Manuel Serrat, Yuri, Gloria Trevi, Prince Royce, Axel, Luis Jara, Américo, Daddy Yankee, Carlos Vives, Rosana, Congreso, Illapu, Alberto Plaza, David Bisbal, Carlos Baute, Enrique Iglesias, Natalino, Myriam Hernández, Pedro Fernández, Elvis Crespo, Miguel Bosé, Franco de Vita, Paulina Rubio, Leslie Grace, Raphael, Becky G, entre muchos otros.

Los canales de televisión asociados a ANATEL transmiten el evento Teletón. A lo largo de los años, los siguientes canales han transmitido la Teletón (en negrita los que continúan emitiendo el programa):

La Teletón está constituida como una fundación que recibió la personalidad jurídica por el decreto 59 del 22 de enero de 1986.[30]​ La fundación está dirigida por un directorio compuesto por nueve miembros, provenientes del mundo de la medicina y del empresariado, además de Mario Kreutzberger, quien ejerce como director honorario.[31]

La Fundación Teletón está dirigida por un directorio encabezado por un presidente; desde 1996, los presidentes han sido:

De acuerdo a la cuenta pública dada a conocer por la Fundación Teletón en 2006, el costo total realizado por los Institutos de Rehabilitación Infantil alcanza los 10 503 150 382 pesos chilenos (equivalentes a US$19,99 millones), de los cuales $1724 millones son por atenciones médicas, $4714 millones por atenciones terapéuticas y $3250 millones por servicios complementarios de rehabilitación como cirugías, medicamentos, ortesis y prótesis. La Fundación Teletón en sí tiene un costo neto de $1683 millones; aunque el evento Teletón 2006 tuvo un costo operacional de $1989 millones a los que se suman los costos de mantenimiento del Teatro Teletón y los gastos administrativos, estos se reembolsan en parte por el arriendo del teatro y la venta de servicios publicitarios.[21]

El 79 % del financiamiento de la Fundación Teletón se realiza gracias al evento solidario celebrado anualmente, mientras que un 16 % se realiza gracias al convenio FMT firmado con FONASA y el Ministerio de Salud. Algunas empresas, como la Polla Chilena de Beneficencia mantienen donaciones constantes a la fundación.[32][nota 1]​ Estos ingresos son invertidos por Banchile en un fondo de AFP, que en 2006 generó $630 millones de ganancias.[cita requerida]

[actualizar]En 2006, el financiamiento total realizado por el evento Teletón alcanzó los $14 110 203 362, cifra superior al resultado final entregado al cierre del evento en el Estadio Nacional y equivalentes a US$26 739 569 y al 0,018 % del PIB chileno. $10 764 334 188 correspondieron a aportes voluntarios personales, lo que equivale al 76,3 % del total; las empresas colaboraron con el 23,3 % restante que se desglosan en un 15,5 % de los auspiciadores estables y un 6,4 % de las tareas establecidas durante la jornada. La Región Metropolitana de Santiago es la que entrega mayor aporte ($4370 millones), dando un 31 % de las recaudaciones totales y 45,5 % de las recaudaciones entregadas en las oficinas del Banco de Chile durante las 27 horas del evento. El resto de las regiones entregan $4872 millones. En los últimos años ha crecido también la recaudación por medios virtuales (transferencias por internet o donaciones telefónicas), que en 2006 alcanzaron un 8,1 % del total de la recaudación anual. Además, la cuenta corriente 24 500-03 está abierta todo el año, no solo durante la realización del evento; en 2006, 368 millones de pesos fueron depositados fuera de dicho plazo.[21]

Si bien parece haber consenso de la opinión pública respecto a la nobleza y utilidad de la institución Teletón, no ocurre lo mismo con el espectáculo televisivo, principalmente por cuatro motivos:

Aunque los supuestos beneficios tributarios (por aplicación de la ley Nº 19.885 de donaciones con fines sociales) han sido desmitificados o puestos en duda,[39][40]​ persiste la crítica al modelo de recaudación solidaria por medio de un espectáculo televisivo y campaña mediática. En Estados Unidos, Paul K. Longmore —profesor de historia, escritor y célebre activista discapacitado— denunció esto en su libro “Telethons: Spectacle, Disability, and the Business of Charity” ("Teletones: espectáculo, discapacidad y el negocio de la caridad"; Oxford University Press, 2016). Además, en ese país las Teletones se redujeron a 3 horas de transmisión desde que Jerry Lewis se distanció de la Muscular Dystrophy Association (MDA) en 2010, y fueron definitivamente canceladas en 2015 sin que ello implicara la quiebra de la institución.[41]

En Chile el foco de controversias radica en que el programa de televisión promueve estereotipos negativos sobre la discapacidad. Como declaró (2016) Alejandro Hernández, entonces secretario ejecutivo de la Fundación Nacional de Discapacitados (FND) y experto en discapacidad: «Luego de más de 30 años trabajando por la integración social y laboral en discapacidad, creo necesario y urgente que el mismo comité de la ONU sugiera al gobierno chileno de Michelle Bachelet, no seguir aplaudiendo la campaña que se realiza también en Chile desde 1978».[42]​ Otra arista polémica ha sido la presencia de empresas auspiciadoras que, utilizando la marca Teletón, potencian sus ventas.[43]​ Estas críticas se acentuaron cuando el alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza, rechazó instalar gratuitamente pendones publicitarios en avenidas de su comuna y propuso cobrar a marcas por incluir su logotipo junto al de la Teletón, para luego donar el dinero recaudado al evento benéfico. Cuando Don Francisco rechazó la propuesta, De la Maza denunció que el animador exhibía una "actitud mafiosa".[44]

Las denuncias se infiltraron hasta el propio evento: durante el cierre de la Teletón 2002 —en el Estadio Nacional— se presentó la banda chilena Los Prisioneros, quienes alteraron la letra de su canción Quieren dinero para criticar a los grandes grupos económicos y a diversos políticos de derecha: «Quiero más Luksic, quiero más Angelini; quiero más UDI, quiero más Pinocheques; quiero más Büchi, quiero más Lavín; quiero más libras, quiero más dólares».[45]​ La organización reprobó el hecho, tanto por atentar contra el espíritu del evento, como por utilizar con fines políticos la campaña solidaria y su alcance mediático.

En enero de 2016, Iván Álvarez —fiscalizador del Servicio de Impuestos Internos— declaró que Teletón estaba vinculada con el caso Penta, por lo que este grupo empresarial supuestamente recibiría 15 % de la inversión recaudada por la cruzada solidaria, a través del Banco de Chile.[46]



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