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Tribus perdidas de Israel



Las Diez Tribus Perdidas fueron diez de las doce tribus del antiguo Israel, que se dice fueron deportadas del Reino de Israel después de la conquista por el Imperio Neo-Asirio, cerca del año 722 a.C.[1]​ Muchos grupos étnicos se han proclamado descendientes de estas «tribus perdidas»,[2]​ y algunas religiones adoptan la idea mesiánica de que las tribus regresarán.

La tradición de «las tribus perdidas» apareció en la era post-bíblica y un número considerable de textos apócrifos se han elaborado subsecuentemente sobre el tema. En el siglo VII y VIII, el retorno de las tribus perdidas se asoció con el concepto del regreso del Mesías.[3]

La historia escrita está en desacuerdo con las leyendas elaboradas en los textos apócrifos. El historiador Tudor Parfitt ha declarado que: «las Tribus Perdidas son, de hecho, nada más que un mito» y escribe «este mito es una característica vital del discurso colonial a lo largo del periodo de los imperios Europeos de ultramar, desde inicios del siglo XV hasta la segunda mitad del XX».[4]Zvi Ben-Dor Benite afirma que: «La fascinación con las tribus ha generado, junto con estudios académicos ostensiblemente no ficticios, una cantidad masiva de literatura de ficción e historias fantásticas».[5]​ El antropólogo Salva Weil ha documentado que varias y diversas tribus y personas reclaman afiliación a las Tribus Perdidas a lo largo del mundo.[6]

Algunos estudios de ADN han refutado cualquier conexión entre judíos étnicos modernos y la mayoría de los grupos étnicos, discutidos abajo, que claman ser parte de las Tribus Perdidas. Por ejemplo, un estudio publicado recientemente sobre los orígenes genéticos de los japoneses no sustenta la idea de alguna relación genealógica.[7]

Con base en las escrituras, la idea de las "Diez Tribus" se encuentra en 2º de Reyes 17:6: "En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos." De acuerdo con el Tanaj, Jacob (que fue después nombrado Israel; Génesis 35:10) tuvo doce hijos (Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón; Dan y Neftalí; Gad y Aser; José y Benjamín), y al menos una hija (Dina) con dos esposas y dos concubinas. Los doce hijos fueron los padres/líderes de las doce Tribus de Israel:

Así, las dos divisiones de las tribus son:

División Tradicional:

División según el repartimiento de tierra en Israel:

De acuerdo con la Biblia, el Reino de Israel (o Reino del Norte) fue uno de los dos estados sucesores de la antigua Monarquía Unida (que también era conocido como Reino de Israel), siendo fundado alrededor del año 930 a.C., después que las Tribus de Israel del norte rechazaron al hijo de Salomón, Roboam, como su rey. Nueve tribus establecidas formaron el Reino del Norte: las tribus de Rubén, Isacar, Zabulón, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Efraín y Manasés. Además, algunos miembros de la Tribu de Levi, que no tenían tierras, quedaron englobados en el Reino del Norte. Las Tribus de Judá y Benjamín se mantuvieron leales a Roboam y formaron el Reino de Judá (O Reino del Sur). Miembros de Levi y algunos cuantos de Simeón, también fueron englobados en el Reino del Sur.

Según Crónicas 15:9, miembros de las Tribus de Efraín, Manasés y Simón "huyeron" a Judá durante el reinado de Asa de Judá (911 a.C.-870 a.C). Si estos grupos fueron absorbidos por la población o se mantuvieron como grupos distintos o si regresaron a su tierras tribales no es indicado.

En el año 732 a.C., el rey asirio, Tiglath-Pileser III, saqueó Damasco e Israel, anexando Aram[8]​ y el territorio de las tribus de Rubén, Gad y Manasés en Galaad, incluyendo los puestos de avanzada en el desierto de Jetur, Naphish y Nodab. La gente de estas tribus, incluyendo el líder de Rubén, fueron tomados cautivos y se establecieron en la región del Río Jabur, en Asiria/Mesopotamia. Tiglath-Pileser también capturó el territorio de Neftalí y la ciudad de Janoah en Efraín, poniendo un gobernador asirio sobre la región de Neftalí. Según Reyes 16:9 y Reyes 15:29, la población de Aram y la parte anexada de Israel fue deportada a Asiria.

Israel continuó existiendo con el territorio reducido como un reino independiente, subyugado por Asiria hasta alrededor de los años 725-720 a.C., cuando fue invadido de nuevo por Asiria y el resto de la población fue deportada. La Biblia relata que la población de Israel fue exiliada, dejando solo la tribu de Judá, Simón (que fue "absorbida" por Judá), Benjamín y la gente de la Tribu de Levi, que vivían entre las otras tribus israelitas en el Reino del Sur, Judá. Sin embargo, Israel Finkelstein estima que solo un quinto de la población (alrededor de 40,000 personas) fueron reubicadas fuera del área durante los dos periodos de deportaciones bajo el reinado de Tiglath-Pileser III, Salmanasar V y Sargón II.[9]​ Muchos también huyeron hacia el sur, a Jerusalén, que aparentemente incrementó su tamaño cinco veces durante este periodo, requiriendo que una nueva muralla fuera construida y una nueva fuente de agua fueran proveídas por el rey Ezequías.

La Biblia Hebrea no utiliza la frase "diez tribus perdidas", lo que hace cuestionar a algunos el número de tribus implicadas. 1º de Reyes 11:31 solo afirma que el reino fue tomado de Salomón y diez tribus dadas a Jeroboam:

Zvi Ben-Dor Benite afirma:

Existe cierta evidencia de una identificación continua en siglos posteriores de individuos israelitas de la Tribus Perdidas. Por ejemplo, Lucas 2:36 del Nuevo Testamento, un individuo es identificado dentro de la Tribu de Aser.

En Ezequiel 37:16-17, se le es dicho al profeta

Hay discusiones en el Talmud en cuanto a si las diez tribus perdidas eventualmente se reunirán con la Tribu de Judá, es decir, con el pueblo Judío.[11]

El aumento en el recuento de historias relacionadas con las tribus perdidas que ocurrió en el siglo XVII se debió a la confluencia de varios factores. De acuerdo a Parfitt:

En 1605, el misionero jesuita Matteo Ricci descubrió una pequeña comunidad de aproximadamente diez a doce familias de judíos chinos en Kaifeng, China, los Judíos de Kaifeng.[13]​ De acuerdo con escritos históricos, una comunidad judía en Kaifeng construyó una sinagoga en 1163 durante la Dinastía Song del Sur, que existió hasta finales del siglo XIX.

El viajero portugués y judeoconverso de origen sefardí Antonio de Montezinos regresó a Europa con recuentos de que algunas de las Tribus Perdidas estarían viviendo como nativos americanos en los Andes en Sudamérica. Menasseh ben Israel, un notorio rabino e impresor de Ámsterdam, estaba emocionado por estas noticias. Él creía que una era mesiánica se aproximaba y que tener gente judía situada alrededor del mundo era necesario para ello. En 1649 Menassah publicó su libro "La esperanza de Israel", en español y latín en Ámsterdam; incluía los relatos de Montezinos de las Tribus Perdidas en el Nuevo Mundo.[14][15]​ En él, Menasseh argumentaba y apoyaba la teoría de que los habitantes nativos de América en el momento de la Era del Descubrimiento Europeo eran, de hecho, descendientes de las Diez Tribus Perdidas de Israel.[14]

El 23 de diciembre de 1649, escribió:

Textos apócrifos acerca de las Tribus Perdidas, basados a distintos niveles en los textos bíblicos, han sido producidos por judíos y cristianos desde, al menos, el siglo XVII.[17]​ Una leyenda askenazí habla de "Die Roite Yiddelech" (Los Pequeños Judíos Rojos), que fueron separados del resto del pueblo Judío por el legendario Río Sambación, "cuyas aguas espumosas se levantaban alto hacia el cielo, un muro de fuego y humo que es imposible de penetrar".[18]

Los historiadores generalmente concluyen que los grupos conocidos como Tribus Perdidas se mezclaron con la población general. Por ejemplo, la Nueva Enciclopedia Estándar Judía declara que:

Declarando su convicción que "las Tribus Perdidas fueron de hecho nada más que un mito", Parfitt escribe que:

Exploración profunda y estudios de grupos alrededor del mundo a través de la arqueología y el nuevo campo de la antropología a finales del siglo XIX condujeron a una resurrección en los recuentos de las Tribus Perdidas.[21]​ Por ejemplo, debido a que los hallazgos arqueológicos de la compleja cultura y cosmovisión de la civilización del Río Misisipi parecían mucho más avanzados que las habilidades tradicionales de las culturas nativas americanas conocidas para los europeos al momento de su descubrimiento, se teorizó que esta antiguas civilizaciones, involucradas en la construcción de montículos, estaban ligadas a las Tribus Perdidas. Intentaron relacionar la nueva información con las construcciones bíblicas.[22]​ Sin embargo, los terraplenes hechos en Norteamérica han sido ligados a varios grupos nativos y la mayoría de los arqueólogos modernos consideran que la teoría de un origen no nativo es pseudociencia e, incluso, racista.[23]

Después de aprender sobre el Judaísmo normativo en el siglo XIX, los Bene-Israel a menudo migraron desde la villa de Konkani[24]​ a ciudades cercanas, que incluían Bombay,[25]Pune, Ahmedabad y Karachi, en el actual Pakistán.[26]​ Según la tradición Bene-Israel, después de siglos de viajar a través de Oriente Medio desde Israel, sus ancestros llegaron a la India y lentamente se asimilaron a la comunidad de su alrededor, pero manteniendo particulares tradiciones judías.[27]​ David Rahabi, un judío indio, encontró a los Bene-Israel en el siglo XVIII y tomó nota de sus costumbres judías.[28]​ Algunos historiadores creen que los ancestros de los Bene-Israel pertenecían a una de las Tribus Perdidas de Israel;[29]​ sin embargo, autoridades judías no han reconocido oficialmente a los Bene-Israel como una de las Tribus Perdidas.[30]​ Según Jerusalem Post, en 2002, un estudio de ADN ligó a los descendientes de Bene-Israel a los Cohanim (Tribu de Levi).[31]

Desde finales del siglo XX, algunas tribus en los estados de Mizoram y Manipur, en India, afirman que son los israelitas perdidos y han estado estudiando hebreo y el Judaísmo.[32][33]

Los Beta Israel ("Casa de Israel") son Judíos etíopes, también llamados "Falashas" en el pasado.[34]​ Algunos miembros de Beta Israel, así como varios escolares judíos, creen que descienden de la Tribu de Dan, lo que se opone a la historia tradicional etíope de que descienden de la Reina de Saba.[35]​ Tienen una tradición de conexión a Jerusalén.[36]​ Estudios tempranos de ADN muestran que descienden de etíopes puros, pero en el siglo XXI, nuevos estudios han demostrado alguna posible conexión con algunos inmigrantes judíos de los siglos IV y V, posiblemente viviendo en Sudán.[37][38][39][40][41]​ Los Beta-Israel iniciaron contacto con las otras comunidades judías a finales del siglo XX. Después del Halajá y discusiones constitucionales, oficiales israelíes decidieron, el 14 de marzo de 1977, que la Ley del Retorno aplicaba para los Beta Israel también.[42]

Los judíos Igbo de Nigeria reclaman ser descendientes de las Tribus de Efraín, Neftalí, Manasés, Levi, Zabulón y la Tribu de Gad. La teoría, sin embargo, no resiste al escrutinio histórico. Historiadores han examinado la literatura histórica en el África del Oeste de la época colonial y han descubierto que tales teorías se las brindaron los escritores occidentales que se las propusieron.[43][44]

Los Pashtun son predominantemente musulmanes, nativos de Afganistán y Pakistán, que conservan códigos de honor y costumbres religiosas indígenas preislámicos, Pashtunwali. El mito del origen Pashtun en las Tribus Perdidas de Israel nunca han sido concretadas a través de pruebas históricas concretas. Estudios genéticos refutan el mito también.[45][46]​ Muchos miembros del gremio Talibán de tribus Pashtun no necesariamente refutan su ascendencia Israelita.[47][48]

Un número importante de estudios genéticos refutan la posibilidad de una conexión, mientras otros la defienden.[49][50]

En el año 2010, "The Guardian" reportó que Israel iba a financiar un estudio genético para probar la veracidad de una conexión genética con las Tribus Perdidas de Israel. El artículo afirmó: "Evidencia histórica y anecdótica sugiere fuertemente una conexión, pero prueba científica definitiva nunca ha sido encontrada. Algunos líderes antropológicos israelíes creen que, de todos los grupos que afirman una conexión con las Diez Tribus, los Pashtun, tienen el caso más convincente".[51]

Muchas teorías afirman que los Escitas y/o Cimerios eran en parte o totalmente descendientes de las Tribus Perdidas de Israel. Se basan primordialmente en la creencia de que el Reino del Norte de Israel, que había sido deportado por los asirios, se dio a conocer en la historia como Escitas y/o Cimerios.[52]​ Existen varios puntos de vista con respecto a quiénes son sus descendientes modernos. La Inscripción de Behistún es citada como una conexión entre los israelitas deportados, los Cimerios y los Escitas.

George Rawlinson, un estudioso del siglo XIX, escribió:

Críticos de esta teoría argumentan que las costumbres de los Escitas y Cimerios difieren de aquellas de los Antiguos Israelitas.[54][55]​ Además, mayores investigaciones de historia de poblaciones antiguas no proveen de soporte suficiente para los enlaces propuestos entre estas antiguas poblaciones.[56]

En 1650, un adivino británico llamado Thomas Thorowgood, quien era predicador en Norfolk, publicó un libro llamado "Judíos en América o probabilidades de que los Americanos son de esa raza",[57]​ que había preparado para la sociedad misionera de Nueva Inglaterra. Tudor Parfitt escribe:

En 1652 el autor inglés Sir Hamon L'Estrange, interesado en la historia y teología, publicó un ensayo exegético llamado "Americanos no Judíos, o improbabilidades de que los Americanos sean de esa raza" en respuesta al ensayo de Thorowgood. En respuesta a L'Estrange, Thorowgood publicó una segunda edición de su libro con un título revisado e incluyó un prólogo escrito por John Eliot, un misionero puritano entre los indios que había traducido la Biblia a sus idiomas.[59]

En 1830, en Palmyra, Nueva York, EE. UU., se publicó por primera vez El Libro de Mormón. José Smith afirmó que el libro es una traducción de un registro antiguo descendiente del pueblo de Israel que emigró al continente americano alrededor del año 600 antes de Cristo. "Por tanto, es un compendio... escrito a los lamanitas, quienes son un resto de la casa de Israel". "Contiene también un compendio tomado del Libro de Éter, el cual es una relación del pueblo de Jared, que fue esparcido en la ocasión en que el Señor confundió el lenguaje de los del pueblo, cuando estaban edificando una torre para llegar al cielo" [60]

Algunos escritores han especulado que el pueblo japonés es descendiente directo de parte de las Diez Tribus Perdidas. Tudor Parfitt escribe que "la propagación de la fantasía sobre el origen israelí...forma una característica consistente de la compañía colonial de Occidente":

En 1878, Nicholas McLeod, un inmigrante escocés en Japón, publicó "Epítome de Historia Antigua de Japón".[62]​ McLeod dibujó correlaciones entre sus observaciones de Japón y el cumplimiento de profecías bíblicas:

Muchos otros autores siguieron a McLeod en especular sobre rituales paralelos entre Japoneses e Israelitas, cultura e idioma, en un intento por sustentar la hipótesis.[63]​ Arimasa Kubo, un ministro cristiano, tradujo el libro de McLeod al japonés y publicó un número importante de trabajos sobre el tema.[64]​ En su artículo "El misterio de las Diez Tribus Perdidas: Japón", comenta que muchas costumbres y ceremonias tradicionales en Japón son muy similares a aquellas del antiguo Israel.[65]​ Postulaba que, quizá, estos rituales vinieran de los judíos a través de miembros de las Diez Tribus Perdidas de Israel, que pudieron haber llegado al antiguo Japón.

Jon Entine enfatiza que la evidencia del ADN muestra que no hay ninguna relación genética entre los japoneses y los israelitas.[66]

Los Lemba (Vhalemba) de la parte sur de África, afirman ser descendientes de muchos hombres judíos que viajaron desde el actual Yemen a África en busca de oro, donde tomaron esposas y establecieron nuevas comunidades.[67][68][69]​ Investigaciones recientes publicadas en "South African Medical Journal" estudiaron variaciones en los cromosomas Y de dos grupos de Lemba, uno sudafricano y otro zimbabwense (los Remba). Concluyó que "Si bien no fue posible trazar inequívocamente el origen del cromosoma Y no africano en los Lemba y Remba, el estudio no sustenta las afirmaciones tempranas sobre su herencia judía." El investigador sugirió "un enlace más fuerte con poblaciones del Medio Oriente, probablemente el resultado del comercio en el Océano Índico."[70]​ Tienen tradiciones religiosas específicas similares a aquellas en el Judaísmo y una tradición de ser gente migrante, con pistas que apuntan a un origen en Asia Occidental o África del Norte. De acuerdo con la tradición oral de los Lemba, sus ancestros fueron judíos que vivieron de un lugar llamado Sena hace muchos años y que se asentaron en África del Este. Sena es un pueblo abandonado en Yemen, localizado en la zona este del Valle Hadramaut, donde la historia indica que fue habitado por judíos en pasados siglos. Algunas investigaciones sugieren que "Sena" podría referirse a Wadi Masilah, en Yemen, comúnmente llamado Sena, o alternativamente a la ciudad de Sana'a, también localizada en Yemen.[71][72]

Otras organizaciones enseñan otras variantes de la teoría, incluyendo la afirmación de que los Escitas/Cimerios representan en parte o completamente a las Diez Tribus Perdidas. Una de estas teorías postula que los Israelitas perdidos puedes ser definidos por el ADN-Y, que constituye la mayoría de la composición genética de Europa y Rusia,[73]​ que en conjunción con el Israelismo Británico y Brit-Am, creen que los Israelitas cruzaron el Bosforo desde la actual Turquía, de donde caminaron hasta Odesa en el Mar Negro. De ahí, en años posteriores, viajaron a Europa Occidental hacia Francia y a las Islas Británicas, incluyendo Irlanda.

Teoría del Cristianismo como descendientes de las 10 Tribus perdidas de la Casa de Efraim.

Muchos estudiosos consideran que las 10 Tribus perdidas de Israel, a los largo de los siglos de su diaspora pudieron retener algo de su memoria, identificandose a sí mismos como israelitas en los diferentes países a donde fueron exiliados y que eventualmente se asimilaron, casandose con las poblaciones locales, abandonando con el tiempo su fe hebrea (Oseas 8:8[74]​, Amós 9:8-9[75]​). En el nuevo testamento Jesus de Natzaret indica que una de sus principales prioridades es el rescate de las ovejas perdidas de la casa de Israel (posiblemente asiendo alusión a los asimilados de la 10 tribus perdidas de Israel o Reino de Efraim) (Mateo 15:24 [76]​), por lo que era necesario alcanzar primero a estos antes que a los pueblos gentiles. Al parecer Saul de Tarso, seguidor de Jesús, asoció esta declaración de su maestro con los gentiles que entraron más adelante al movimiento judeo-nazareno, en la carta a los efesios escribe: Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno; una profecía conectada directamenta a lo profetizado por Ezequiel en el capítulo 37 de su libro, en alusión a Efraim/Israel (Las 10 tribus) y Juda: 21 y les dirás: Así ha dicho el Eterno: He aquí, yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.

Saul de Tarso, como rabino judío, sabia acerca de la profecía dicha por Dios a Jacob, de que una nación, identificada de acuerdo a este planteamiento con la nación judía actual ( descendientes de la Tribu de Judah, Benjamin y los Levitas) y una multitud de pueblos (identificados como las 10 Tribus de Israel dispersas entre las naciones) volverían a ser un solo Israel y nunca más dos naciones separadas. Consciente de esto Pablo llevaría su predica a los gentiles, con el objetivo de traer de vuelta a la fe Judía, a la Tora y al pacto a los descendientes de las 10 tribus, que vivian entre los gentiles (pueblos no Israelitas), como gentiles (como si ellos mismos se consideraran gentiles y con todas las prácticas gentiles, como la adoración a ídolos, comidas impuras y la no observancia del Sábado), pero que dentro de si sabían o sentían que algo no los vinculaba con el entorno o la nación en donde vivían. Es muy probable que los Cristianos de hoy sean en su mayoría descendientes de las 10 Tribus de Israel asimiladas entre las naciones, que al perder su conexión hebrea, terminaron conformándose con su condición de gentiles y no emprendieron el retorno a su Dios, siendo que el deseo de la divinidad es este, tal como expresa Jeremias: ”Amado pueblo de Israel, ¡regresa ya a tus ciudades! ¡Pon señales en el camino para que puedas encontrarlo!.

La búsqueda por las Diez Tribus Perdidas no ha disminuido hasta el presente. En años recientes, grupos en países africanos, como Ghana, Camerún, Ruanda y otros países han reclamado ser parte de las Tribus Perdidas; también tribus en Papúa Nueva Guinea y Birmania han hecho reclamaciones similares. Algunos de estos grupos, como los Bnei Menashe de la India, han intentado (y han tenido éxito) en alinearse con los judíos en Israel.[33]



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