x
1

Villafranca del Cid



Vista de la localidad

Villafranca del Cid (en valenciano y cooficialmente Vilafranca) es un municipio de la provincia de Castellón, Comunidad Valenciana, España. Situado en la comarca de Alto Maestrazgo, aunque histórica y socialmente se considera un municipio de Los Puertos de Morella.[2]​ Cuenta con 2197 habitantes (INE 2020).

La real villa de Villafranca del Cid se halla situada en el límite occidental de la provincia de Castellón, a 85 km de la capital. El pueblo se encuentra en un elevado altiplano a 1125 m sobre el nivel del mar. Pese a ello el resto del término es muy accidentado, destacando entre las principales alturas el "Tossal dels Montllats" (1643 m), el "Tossal del Mas de Coder" (1467 m), el "Tossal del Mas d'Altava" (1426 m), "Mas de Tosca de Dalt" (1379 m), el "Tossal d'Arriello" (1314 m) y el canto del "Picaio" (1305 m). Por el contrario la parte más baja se encuentra en el río Monleón a 710 m sobre el nivel del mar. Los puntos más elevados están formados básicamente por rocas calcáreas que la erosión ha biselado a veces profundamente. La disolución de la caliza ha conseguido caprichosos moldeados en "Les Coves del Forcall".

Se accede a esta localidad desde Castellón tomando la CV-10 y luego la CV-15.

El término municipal de Villafranca del Cid limita con las siguientes localidades: Portell de Morella, Castellfort, Ares del Maestre, Benasal, y Vistabella del Maestrazgo todas ellas de la provincia de Castellón además de Mosqueruela y La Iglesuela del Cid en la provincia de Teruel.

Villafranca presenta unos inviernos largos y fríos, con una temperatura media de aproximadamente 3 °C, y unos veranos relativamente suaves, con valores térmicos medios que no sobrepasan los 20 °C, pero a pesar de su ubicación mediterránea, cuenta con una temperatura media anual de tan solo 10 °C. Aunque los meses más fríos del año suelen coincidir con enero, diciembre y febrero, en este orden (durante estos meses los termómetros se encuentran muchas veces por debajo de cero), el riesgo de heladas queda ampliado, según las estadísticas, a siete meses, que van desde noviembre a mayo, ambos incluidos.

En cuanto a las precipitaciones, los valores son característicos de un clima de influencia mediterránea, pero con matices orográficos. Así, los temporales lluviosos están ligados a las situaciones de levante que provocan la máxima pluviometría y las nevadas, llegando muy débiles las borrascas de influencia atlántica.

Durante los meses fríos las precipitaciones se pueden dar en forma de nieve, por causa de la considerable altitud de la zona, aunque no es de extrañar alguna nevada ocasional entrada la primavera. El resultado hídrico anual ronda los 700 l/m2, dándose principalmente en forma de lluvia en otoño y en la primavera y quedando las estaciones de invierno y verano como las más secas con valores muy semejantes. Estadísticamente, los meses más lluviosos son octubre y mayo (con valores medios de 90 l/m2); julio y enero son los que marcan los mínimos anuales (35 l/m2).

Sus orígenes se pierden en la nebulosa de la prehistoria. Así lo afirman el poblado de la Edad del Bronce de la Ereta del Castellar, los numerosos yacimientos ibéricos que jalonan el término, alguna que otra pintura rupestre[4]​ e históricamente los restos romanos hallados en su término (antiguas calzadas secundarias, monedas imperiales, etc.). Pero la partida de nacimiento de la actual Villafranca lleva fecha del 7 de febrero de 1239 .[5]​ Su fundador fue don Blasco de Alagón que la denominó "Rivus Truitarum" o "Riu de les Truites" (Río de las Truchas en castellano). El puente gótico-romano que cruza el "Riu de les Truites" fue por el cual el rey Jaime I cruzó y pisó por primera vez las tierras castellonenses.

Tras pertenecer a la casa de Alagón, a la de Anglesola después y otra vez a la de Alagón, se incorporó a los "Términos Generales del Castillo de Morella" el 14 de mayo de 1303. El 27 de diciembre de 1333, los vilafranquinos se rebelaron contra las decisiones de los jurados morellanos, iniciándose con este acto la lucha por su independencia que duró casi cuatro siglos y a la que se sumaron otras aldeas.

Hubo una serie de pleitos con Mosqueruela perdiendo el castillo del Mallo y el caserío de la Estrella entre 1335 y 1340.

El rey Pedro IV el Ceremonioso autorizó la construcción de murallas y concedió la independencia de Morella el 8 de junio de 1358; pero once años después cambió de parecer y anuló el privilegio. Felipe IV comprendió la carga financiera que suponía esto para las aldeas, y en pago a los servicios prestados por los aldeanos en las guerras de Francia y Cataluña, las independizó.

Fue el prócer notario Joan Baptista Penyarroja quien conseguía de Carlos II la independencia de todas las aldeas y su erección en villas reales el 8 de febrero de 1691.

En la Guerra de Sucesión, la villa tomó partido por el archiduque Carlos de Austria. En octubre de 1874 tuvo lugar la batalla de Villafranca.

Aunque siempre hubo un importante núcleo tradicionalista y fuera hijo del pueblo un guerrillero tan famoso como "El Serrador", Villafranca tomó parte por los liberales de Isabel II; pero Cabrera la tomó por sorpresa en 1834. Después fue otra vez fuerte liberal hasta que se abandonó por hallarse aislado entre los dominios carlistas. En su término se libraron dos memorables batallas: la del "Mas de la Carrasca" y la del "Pla de Mosorro", el 28 de junio de 1875, ganada por Jovellar, Azcárraga y Villaviciosa, contra Dorregaray, Cucala y Villalaín (muerto este en la acción). Se ha considerado esta batalla como el principio del fin de la guerra en el centro y Valencia.

En 1943 la Diputación provincial elige mayoritariamente a su alcalde Juan Antonio Aznar Íñigo para el cargo de procurador en Cortes en la I Legislatura de las Cortes Españolas (1943-1946), representando a los Municipios de esta provincia.[6]

La industria fundamental en la economía del municipio es la textil con tres empresas que se dedican a ello.

Por otra parte, juega un papel importante la industria del mueble, así como el aserradero, uno de los más grandes de la provincia en este sector.

Los platos típicos que cabe destacar son: caldos, pucheros, el ternasco, conejo con caracoles, perdices, codornices, productos porcinos, embutidos y jamones. Morcillas y bolos del cerdo. En cuanto a repostería destacamos la cuajada, pasteles de calabaza y boniato, rosquillas de aguardiente, mantecadas.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Villafranca del Cid (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!