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Villanueva de los Infantes (Ciudad Real)



¿Dónde nació Villanueva de los Infantes (Ciudad Real)?

Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) nació en Ciudad_Real.


Villanueva de los Infantes es un municipio español del sureste de la provincia de Ciudad Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Es cabeza de partido judicial y capital del Campo de Montiel, contando con una población de 5064 habitantes (INE 2017).

El escudo de Villanueva de los Infantes fue otorgado en 1421 por el infante Enrique. Representa la cruz de la Orden de Santiago con un castillo y un león, en alusión a los reinos de Castilla y León; y dos escudos de la Casa de Aragón en alusión al infante Enrique (hermano de Alfonso V de Aragón). La bandera de Villanueva de los Infantes fue otorgada en 1986. Es de dos colores: El rojo carmesí representa a Castilla y el blanco a la Orden de Santiago.

Villanueva de los Infantes se halla en el centro de la Altiplanicie del Campo del Montiel y de la comarca histórica homónima.

Las localidades cercanas más importantes son Valdepeñas (30 km), Manzanares (44 km), y Almagro (70 km). Se sitúa a 92 km de la capital de la provincia, Ciudad Real, y a 220 km de Madrid.

Los ríos más importantes son el Jabalón, afluente del Guadiana que nace a 20 km de Villanueva de los Infantes en Los Ojos de Montiel (Montiel) y el Azuer que nace en el término de Villahermosa, en pleno corazón del Campo de Montiel.

Villanueva de los Infantes tiene 5.373 habitantes (INE 2015). Desde los años 50 del siglo XX, cuando albergaba el doble, la población ha ido en progresivo descenso hasta hoy día. Entre las causas principales de la despoblación se hallan la emigración rural sin retorno, el abandono de las labores agroganaderas y la pérdida de preeminencia como capital comarcal frente a otras localidades de la misma comarca, como La Solana, o frente a ciudades del entorno como Valdepeñas, Manzanares, Albacete y Ciudad Real.

El gentilicio es infanteño, -a.

Según datos del INE

Villanueva de los Infantes pertenece por su latitud al clima mediterráneo que se caracterizan por la estacionalidad de las temperaturas. Este clima está influenciado por el hecho de estar situado en el interior de la península ibérica y en la meseta, a 890 msnm.

Los inviernos son fríos (media de 5º) y los veranos cálidos y secos (media de 28 °C). Las temperaturas aun así pueden llegar a descender por debajo de los -5 °C. Hay una gran brusquedad en el cambio de estaciones: primavera y otoño son meras transiciones y podemos encontrar en ellas situaciones típicas de invierno o verano. Las precipitaciones son irregulares a lo largo del año.

Entre la fauna de la zona hay que destacar las aves (perdiz, codorniz, cigüeña, abubilla, ruiseñor...) y los mamíferos (conejo y liebre). También existen algunos reptiles.

La flora predominante es el matorral: romero, jaras, salvias, tomillo... han ido proliferando en terreno que los encinares han cedido al hombre para los cultivos de secano (cereal, vid y olivo). El principal elemento arbóreo de la zona es la encina.

En el término municipal de Villanueva de los Infantes hay numerosos testimonios de poblamiento ibérico oretano, romano altoimperial y tardorromano. No obstante, en el emplazamiento de la misma localidad no hay testimonios de ningún dato arqueológico con una cronología anterior a la Edad Media. Recientemente también se ha desmentido la supuesta existencia de la colonia romana de Anticuaria Augusta, supuestamente fundada por el liberto Marco Ulpio Gresario (CIL 3235), tal y como señala una leyenda.

El poblamiento de Villanueva de los Infantes parece derivar de la confluencia de las poblaciones medievales de La Moraleja, Jamila y el Castillo de Peñaflor. Jamila, situada frente al santuario de la Virgen de la Antigua, es un edificio columnado que, aunque tiene orígenes ibéricos, fue monumentalizado entre los siglos XIII-XIV. Según excavaciones recientes, el edificio se abandonó y acabó incendiado, lo cual puede coincidir con que a mediados del siglo XIV tanto la población de Jamila como la de Peñaflor se trasladaran a La Moraleja por razones de salubridad.

La Moraleja fue aldea dependiente de Montiel hasta que se convirtió en villa independiente el 10 de febrero de 1421 gracias al privilegio dado por el maestre de Santiago e infante de Aragón, Don Enrique. Según Carlos J. Rubio, el maestre dio este privilegio con fines políticos y también dio a la villa el primer nombre de Villanueva del Infante, que no fue aceptado por los enemigos de D. Enrique. En 1480 el maestre don Alonso de Cárdenas acabó con la controversia mandando que se llamase Villanueva de los Infantes en alusión a D. Enrique y sus hermanos.

Esta villa siguió creciendo y fue proclamada capital del Campo de Montiel (histórico) por Felipe II en 1573, momento en el que se establecieron la vicaría y la Gobernación. Figuras como Santo Tomás de Villanueva, el humanista Bartolomé Jiménez Patón, el artista Francisco Cano o grandes iconos culturales como Quevedo, Cervantes y Lope de Vega convirtieron la villa en un importante foco cultural y espiritual.

Con un relevante papel estratégico y militar en la Guerra de la Independencia, estuvo bajo dominio francés desde el 1 de enero de 1810, aunque este dominio duró menos de dos años. Tras ser recuperada, en ella se instaló la Junta Superior de La Mancha.

La decadencia de la población se inició a mediados del siglo XIX, al ser desposeída de su antigua gobernación en 1834 y de la vicaría en 1875. En 1895 la regente María Cristina le concedió el título de ciudad y ya en el siglo XX, en 1974, fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y en 2004 considerada "El lugar de la Mancha" de Don Quijote por un equipo de la Universidad Complutense liderado por el doctor en sociología, natural de Villanueva de los Infantes, Francisco Parra Luna.[1]

Edad del Cobre: Alrededor de Villanueva de los Infantes encontramos restos prehistóricos de poblaciones de la Edad del Cobre e inicios de la Edad de Bronce de gran valor en la Meseta Sur, como El Castillón, el Cerro de los Conejos o el Arroyo del Toril, con cronologías entre el 2500-1200 a. C. aproximadamente. Destacan cerámicas campaniformes, ciempozuelos, puntilladas, etc., industria ósea y elementos de prestigio como ámbar o marfil. Todo ello y su ubicación en el valle del río Jabalón -sobre las vías naturales este-oeste y norte-sur- parece indicar la existencia de importantes relaciones con otras regiones peninsulares.

Antigüedad: Igualmente, el periodo ibérico -oretano, siglos V-I a. C.- y la posterior presencia romana en el valle del río Jabalón confirman la fertilidad del hábitat, cuanto menos hasta el siglo V d.C.

Edad Media: De este periodo destaca el Edificio columnado de Jamila (siglos XIII-XIV). La mayor parte del yacimiento fue excavado arqueológicamente a finales de los años 90 del siglo XX por el Proyecto Arqueológico "Entorno Jamila". El yacimiento destaca por tener tres sectores: en el lado meridional se encuentra una estancia alargada con una columnata monumental (14 columnas de un metro de diámetro). En el espacio central se han encontrado distintas estructuras, entre otros, un gran silo que pudo tener la función de pozo. El tercer sector es un casa con hogar, poyo y horno, situada al norte, para lo cual se reaprovechó el material anterior. Esta misma fase utilizó y colmató el pozo como basurero. Se han vertido distintas interpretaciones a este edificio: de carácter religioso y de carácter económico-administrativo. Sobre la función religiosa esta hipótesis ha evolucionado desde las primeras teorías vertidas por el Proyecto "Entorno Jamila", que asoció en un principio este edificio a ser un mausoleo romano dedicado a Marco Ulpio Gresiano, un liberto de Trajano, y, tras haber recibido numerosas críticas científicas, actualmente propone que el edificio albergó una ermita cristiana de carácter monumental y dedicada a Nuestra Señora de Jamila, antecedente del santuario actual de Ntra. Sra. de la Antigua. Tras su final dramático, incendiada, se construyó la mencionada casa central a modo de cortijada. Esta teoría se fundamenta a partir de algunos hallazgos arqueológicos, si bien sigue considerándose fantasiosa desde el mundo académico. En relación a las funciones administrativas, la hipótesis inicial partió de Carmen García Bueno, al considerar este edificio con las funciones de almacén o pósito, de las cuales proceden las últimas teorías, formuladas por Carlos J. Rubio, de ser este edificio un ejemplo de las muchas casas de bastimento que poseía la Orden de Santiago para la explotación rural del territorio y con la cual dicha Orden Militar ejercía su poder señorial.

Paralelamente a Jamila, algo más cerca de Villanueva de los Infantes, se erigió en el cerro de El Castillón el núcleo de Peñaflor. Se trata de una aldea en alto y fortificada con una muralla-cerca de mampostería. A pesar de que está muy arrasada -apenas queda el aljbe y parte de la cerca excavada en los años 80-, se ha podido estudiar algunas partes de su necrópolis, confirmando las dataciones del siglo XIII. No obstante, el lugar perduró como "fortaleza" (lugar de refugio) de los habitantes de Villanueva de los Infantes como poco hasta principios del siglo XVI.

Edad Moderna: De esta etapa destaca el puente de Triviño, una estructura pontuaria de más de 100 metros, 6 arcos y casi 5 metros de calzada. En 1786 sufrió una gran reconstrucción de la que lo que hoy se ve es su mayor exponente. Se cree que este puente pudo tener un origen romano.

Villanueva de los Infantes es Conjunto Histórico Nacional pues se trata de una villa monumental en sí misma. Dispone de Oficina Municipal de Turismo para guiar a los visitantes por algunos de sus monumentos:

Arquitectura Religiosa:

Actualmente con un acabado de su capitel que nada tiene que ver con el original: tiene un tejado de teja árabe cuando debería tener pizarra negra y plomo, según está descrito en las relaciones topográficas de Felipe II, que dicen: "36) La Iglesia parroquial desta villa es de buen edificio, de una nabe; tiene una torre muy buena en estremo. Es muy galana, muy alta; labrada de sillería, con muchas bentanas y alquitrabes, frisos y cornisas. Con un chapitel hecho de pizarra negra y plomo a la forma de los que Su Magestad a mandado facer en el Escurial y en otras obras suyas. Ay esta pizarra a la parte de sierra Morena, siete leguas desta villa y más cerca"


Arquitectura Civil


Samar

En Villanueva de los Infantes podemos disfrutar de los platos y vinos típicos de la Mancha. Entre los platos más típicos encontramos los galianos, las migas, el tiznao, los huevos a la porreta, el ajo y el pisto manchego. Destaca el queso manchego tanto del pueblo como de las localidades de sus alrededores. Sus vinos pertenecen a la Denominación de Origen de la Mancha y su aceite a la del Campo de Montiel. El plato más típico y autóctono de la localidad es la "ensalá de limón", que se realiza con zumo y pulpa de limón, cebolla, aceite, pimentón y manzana o naranja.

La patrona de Villanueva de Los Infantes es Nuestra Señora la Virgen de La Antigua, una talla del siglo XIII conocida en la Edad Media como Santa María de Jamila. Fue coronada canónicamente el último sábado de mayo del año 2000, por el obispo prior de Ciudad Real, Rafael Torija de la Fuente. Su fiesta se celebra el día 8 de septiembre, coincidiendo con la Natividad de Nuestra Señora. El patrón es Santo Tomás de Villanueva, cuya fiesta se celebra el 18 de septiembre, con privilegio pontificio (la fiesta de Santo Tomás de Villanueva se celebra el 10 de octubre).

Por orden cronológico:



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