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Virgen del Pino (Gran Canaria)



Nuestra Señora del Pino es una de las advocaciones marianas que representan a la Virgen María. Está situada en el camarín de la Basílica de Nuestra Señora del Pino[4]​ del municipio de Teror, en la isla de Gran Canaria, España. La virgen grancanaria fue coronada canónicamente en 1905 y en 1914 fue declarada patrona principal de la Diócesis de Canarias (que engloba a la provincia de Las Palmas)[5]​ por el Papa Pío X.[6][7][8]

La leyenda relata que la imagen de la Virgen fue encontrada en lo alto de un pino, de ahí su nombre. Existen leyendas similares en otros lugares de España, tales como la Virgen del Pino de El Paso en la isla de La Palma, y en localidades como Vinuesa y Niebla. En todos estos casos tales advocaciones toman la denominación de Virgen del Pino.

Si bien, para el caso de la imagen de Teror en escritos antiguos se la menciona como Santa María de Therore, es decir, Nuestra Señora de Teror. Dicha denominación pasaría más tarde a la actual de Nuestra Señora del Pino.

El momento de la aparición de la Virgen del Pino de Teror siempre ha estado envuelto en un halo de misterio, existiendo todo tipo de versiones, algunas más o menos piadosas y otras que quitan al asunto todo carácter sobrenatural y hasta dan referencias de la persona que se trajo la talla desde la península -España. Sin embargo, la tradición popular cuenta como hacia el año 1481 la imagen de la Virgen María apareció de manera sobrenatural en lo alto de un pino situado en las inmediaciones donde años más tarde sería levantada la basílica que la alberga.

Los diferentes reconocimientos del pino de la aparición de la imagen de la Virgen estuvieron orientados a la comprobación de la tradición. El pino de la aparición, robusto y ejemplar autóctono, tuvo 41,75 metros de altura y 6,72 metros de circunferencia.

Sin embargo, la extraña lápida que sirvió de pedestal a la Virgen, con huellas podomorfas grabadas en la piedra, sólo fue vista por los pocos que subieron al alto pino, ya que la misma desapareció al caer el árbol. Señala la tradición que la aparición tuvo lugar el 8 de septiembre de 1481, siendo venerada la imagen desde entonces, además de por unos pastores, por el propio Fray Juan de Frías, obispo de la entonces Diócesis de Canarias. De acuerdo con el relato tradicional, todo esto ocurría cuando se estaba culminando la conquista de Gran Canaria, que tuvo lugar entre 1478 y 1483.[9]​ Cronológicamente, la Virgen del Pino sería el cuarto culto mariano más antiguo de Canarias de entre las patronas insulares, tras la Virgen de Candelaria en Tenerife, la Virgen de las Nieves en La Palma y la Virgen de la Peña en Fuerteventura.

El lugar de la aparición era un frondoso bosque que en el siglo XV se extendía por todo el centro y norte de la isla, que algunos historiadores sugieren que pueda ser un apéndice de la denominada Selva de Doramas. El pino en el que se apareció la imagen crecía en una zona conocida como Aterura, que en algunos escritos de la época aparece con las denominaciones Terore o Terori y que con el transcurso del tiempo quedaría fijado en la forma Teror que es la que ha llegado hasta nuestros días.

Esta leyenda, sin embargo, no aparece sino hasta el siglo XVII, ya que el acontecimiento de la aparición de la Virgen en el pino no recibe especial resonancia literaria durante el primer siglo y medio. Esto, al contrario de otras apariciones marianas de Canarias como por ejemplo la de la Virgen de Candelaria en Tenerife, que fue protagonista de obras monográficas desde el momento de la conquista de esta isla.[10]

Hace referencia al Pino, en el cual Nuestra Señora del Pino se apareció. El Pino de la aparición era una especie autóctona en Canarias, denominado científicamente Pinus Canariensis. Este hecho favoreció la aparición en la Villa Mariana, puesto que por siglo XV, dicha región canaria se caracterizaba por sus numerosos y ricos manantiales los cuales se hallaban cubiertos por abundante vegetación.

En el lecho de villa, destacaba la singularidad de un Pino que se alzaba como Rey del Bosque. Su voluminosidad era tal que la muchedumbre se sintió obligado en clasificarlo como Pinus thneda Canariensis, ya que el majestuoso árbol media 50 metros de alto y aproximadamente 32 palmos de circunferencia de tronco.

Cuentan que este majestuoso árbol fue el elegido para la aparición de la Virgen grancanaria y a su vez el hallazgo de una fuente matinal, de la cual brotaban chorros de aguas medicinales, rodeada de tres singulares dragos.

Dicha aparición mariana causó un terrible apogeo, por lo que numerosas personas se acercaban al lugar santo para beneficiarse de tan milagrosa fuente de salud, lo cual obligó que por mandato del Obispo Cristóbal de la Cámara y Murga, se construyera una cerca para limitar el acercamiento del lugar santo.

Debido a un fuerte vendaval, el 3 de abril de 1684, el Pino de las Maravillas fue arrancado del suelo fértil, lo cual causó una terrible desgracia para los vecinos de la Villa los cuales, alarmados pidieron la asistencia al lugar del Obispo por su enorme preocupación.

Actualmente, en el camarín de Nuestra Señora del Pino, se halla una cruz de madera, realizada con el tronco del majestuoso Pino de las Maravillas; es conocida como La Cruz Verde.

También se hace referencia a una fuente perenne de agua dulce, que manaba al pie del Pino de la Virgen, y las gentes llevaban a con virtudes curativas y milagrosas. Llegó un momento en que dicha fuente se consume y acaba, la cual fue causa de que se pusiese en custodia, y quien quisiera usar de ella, diera algo para el nuevo culto de la Virgen. El encargado de la custodia de la fuente fue el Señor Obispo Eclesiástico a petición del pueblo de Teror; comportamiento aprobado por algunos pero repudiados pos muchas más personas lo que provocó una terrible disputa. Con terrible disputa la fuente dejó de manar agua lo que produjo una revolución social en Teror y por consiguiente las primeras suposiciones.

Se refiere a los tres dragos de la especie Draco Palma canariensis que se habían originado en lo alto del Pino de las Maravillas donde se apareció la imagen de la Virgen María. Los historiadores mencionan que de los tres dragos mencionados, uno se había derribado a causa de los fuertes vientos, otro se secó, y el tercero cayó al suelo junto con el Pino.

Según cuenta la tradición, se afirma que en la copa del Pino donde se apareció la Virgen, se hallaba una peana en la cual quedaron plasmadas las huellas de sus pies. Con la caída del Pino de las Maravillas, la peana se perdió aunque, aún perduran las sospechas de si fue perdida o si fue robada.

Aterure, que significa las tierras rojas, había sido un santuario de los antiguos canarios por miles de años. Entre las raíces de los dragos había un grabado podomorfo (con forma de pies humanos) como los que se encuentran en Tindaya, en la isla de Fuerteventura. Sin embargo, arqueológicamente sólo se constatan grabados podomorfos en Canarias en las islas de Lanzarote y Fuerteventura y no en Gran Canaria. También a los pies del pino había una fuente que era sagrada para los antiguos canarios por sus propiedades medicinales.

Existe cierta polémica a la hora de dilucidar si la imagen actual de la Virgen del Pino es la imagen original aparecida, según la leyenda, en la eminencia de un pino. La mayoría de los investigadores que han tratado el tema coinciden en que hubo una imagen primitiva anterior a la actual. De hecho, en documentos antiguos se habla de la existencia de dos imágenes de la Virgen del Pino compartiendo el altar mayor de la primitiva ermita.[11][12]​ La imagen actual está datada en 1535[11]​ y puesto que la aparición aconteció en 1481, tuvo que existir otra talla anterior cuyo paradero se desconoce en la actualidad.[13]​ Se cree que esta imagen que se venera actualmente en la Basílica del Pino pudo ser llevada a la isla de Gran Canaria por Juan Pérez de Villanueva (el poblador más ilustre que había en Teror en el siglo XVI) para sustituir a la primitiva y pequeña imagen de Santa María de Therore aparecida en lo alto del pino en 1481.[14]

El investigador Julio Sánchez Rodríguez sostiene que hasta tres imágenes de la Virgen del Pino se veneraron en Teror a lo largo de los siglos; La primera es a la que se le atribuye la aparición en el pino en 1481 y que actualmente se desconoce su paradero. La segunda imagen es la que se venera en el barrio terorense de El Palmar, que procede de Flandes y a la que luego se le cambió el nombre por el de Virgen de las Nieves. La tercera imagen es la actual que se venera en la Basílica del Pino.[15]

Esta imagen que actualmente se venera en Teror es una talla realizada en madera policromada muy común y representativa su imagen, como las tallas religiosas de la Edad Media. Su altura es de 104 cm, sosteniéndose la talla en una peana de 30 cm. La efigie en sí, representa a la Virgen María adolescente, sosteniendo al Niño en sus brazos. La talla, atribuida a Jorge Fernández autor del retablo del Altar Mayor de la Catedral de Sevilla, posee un gran valor escultórico, siendo además una de las más antiguas que posee el archipiélago canario, puesto que la imagen data del siglo XVI.

Aunque la procedencia sea sevillana, el modelo iconográfico parece importado, teniendo en cuenta sobre todo que el artífice sevillano es de origen alemán, por lo que resulta normal que continuara realizando obras siguiendo el modelo aprendido en el norte de Europa.

Puede afirmarse pues que, la talla de la Virgen del Pino de Teror es una obra de transición definida por una simbiosis entre los modelos nórdicos y las propuestas hispanas.

La Virgen presenta la cabeza descubierta, quedando al descubierto sus dorados y ondulados cabellos. Destaca además los pliegues de su manto celeste y dorado. En el Niño (conocido también como El Infante), destaca la posición de sus articulaciones, puesto que la mano derecha se apoya en el pecho materno y su pie, queda apoyado en la mano derecha de la Virgen Madre.

Fray Diego Henríquez, declaró un manuscrito el cual se custodia en Londres, en el que hace una descripción detallada de la actual talla de la Virgen del Pino, venerada en la Basílica de la Villa Mariana de Teror:

En numerosas partes de la actual talla, se podían observar diferentes símbolos (en la actualidad desaparecidos),[16]​ en un lenguaje antiguo ya extinguido. Dichos jeroglíficos han sido traducidos, los cuales manifiestan las siguientes suscripciones:

La descripción hecha por el Ilustrísimo don Romero Zerpa en referente a las raras interpretaciones de las letras de la talla de la Virgen del Pino manfiesta exactamente lo siguiente:

Este tipo de inscripciones suelen aparecer también en otras imágenes de gran devoción en Canarias como la Virgen de Candelaria o el Cristo de La Laguna. Sin embargo, para el caso de la Virgen del Pino, el investigador terorense Gustavo A. Trujillo Yánez sugiere un motivo ornamental careciendo de cualquier sentido enigmático u oculto.[16]

Los andares y el baldaquino de la Virgen datan del siglo XVIII, considerados actualmente una de las más ricas obras de arte y antiguas de Canarias; se atribuye a Juan Asensio prestigioso soldado y platero quién los realizó en su taller de San Cristóbal de La Laguna (Tenerife).

En el año 1960, José Miguel Alzola escribe que toda una serie de profesionales de la Historia del Arte coinciden en que la talla de la Virgen del Pino debía tener procedencia sevillana, en relación a los autores y trabajadores del retablo mayor de la Catedral Hispalense en el año 1482. La imagen en sí, está datada en 1535 según las últimas investigaciones.[13]

Al igual que ocurre con determinadas imágenes que han llegado a las Islas Canarias, como la Virgen de la Peña de la localidad de Vega del Río Palmas en Fuerteventura o la Virgen de las Nieves de Santa Cruz de la Palma, el origen de la Virgen del Pino de Teror es incierto en la actualidad, llevándose una profunda confusión colectiva; aunque en la actualidad se comparten las apreciaciones y conclusiones planteadas por Hernández Díaz, el cual relaciona el origen de la talla de la Virgen al escultor de origen germano Jorge Fernández y realizada en 1535. Señalar que aún no es posible vincular, de modo profundo, una de sus obras con la talla de la Virgen del Pino, puesto que nunca llegó a catalogarla junto con sus demás obras.

La principal intervención que se le ha practicado a la talla fue realizada por el Departamento de Escultura del Instituto Central de Restauración de Madrid, en el año 1974. Consolidaron la efigie; retirando materiales dispares que se le habían añadido a lo largo del tiempo. Al Niño le quitaron el brazo izquierdo, reponiéndole el antiguo que, afortunadamente, se conservaba.

No fue esta la única ocasión. Se tiene constancia documental de lo que pudo ser una severa intervención por parte del artista Arsenio de las Casas Martín, en 1894. Bajo criterios de actuación decimonónicos modificó notablemente la percepción de determinados elementos originales, hasta que pudieron ser corregidos con la moderna restauración efectuada en la época que comentábamos. Esta actuación se llevó a cabo sigilosamente, en los salones del camarín de la Virgen y bajo palabra "que no se había de saber que dicha restauración".

La Basílica de Nuestra Señora del Pino de Teror fue creada parroquia en 1503 y la construcción del templo actual data de 1760. La riqueza artística del templo se manifiesta en el edificio, que posee tres naves ejecutadas en arcos de medio punto y cubierta de dos aguas, y una torre de sillería amarilla adosada en una esquina de su fachada principal. A propuesta del Obispo Marquina, fue declarada basílica en el año 1916.

El 13 de abril de 1916, la Santa Sede concede al templo mariano el título de basílica, al tiempo que se elevaba al rango de fiesta de doble precepto para los fieles de Gran Canaria, la Natividad de la Virgen María, 8 de septiembre que, en dicho año, ya comenzó a cumplirse. Este templo es el primer templo mariano en recibir el título de basílica por parte de la Santa Sede en el archipiélago canario y el segundo tras la catedral de Canarias en recibir esta dignidad de basílica en el archipiélago canario por parte de la Santa Sede.

Por Decreto del Papa Pío X el 16 de abril de 1914, se designa patrona principal de la Diócesis de Canarias (provincia de Las Palmas) a la Santísima Virgen del Pino.[17]​ La Virgen del Pino es la patrona de la Diócesis de Canarias, y patrona expecífica de Gran Canaria [1][2][3]​ junto con Santa Ana y San Pedro de Verona. Por ello el 8 de septiembre es día festivo en Gran Canaria en honor a la Virgen del Pino debido a la devoción popular. Por otra parte, la patrona del Cabildo Insular de Gran Canaria es Nuestra Señora de la Soledad de la Portería Coronada, que se venera en la capital de la isla.

El 9 de septiembre de 1763, el colegio de abogados de Las Palmas de Gran Canaria, acuerda unánimemente declararla patrona. El rey Carlos III les concede tal patronazgo el 14 de noviembre de 1766. Desde entonces acude corporativamente a la función solemne el domingo siguiente al 8 de septiembre, conocido vulgarmente como "Día de las Marías", fecha en que también la Villa Mariana de Teror celebra su fiesta patronal en honor a la Santísima Virgen del Pino. El mismo Carlos III, por real cédula de 19 de noviembre de 1767, regala a la Virgen del Pino 129 fanegadas de terreno baldío en el barranco de la Montaña o de la Virgen para sustento del templo, los ministerios y culto.

El patrimonio artístico de la Basílica de Nuestra Señora del Pino, es sin duda, muy valioso. Muchas son las obras que aún quedan en las dependencias del templo. Algunos de los tesoros que se encuentran en la Basílica y que poseen gran valor histórico en relación a la Virgen del Pino son los siguientes:

En 1904 se celebraba en la Iglesia las bodas de oro de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María. La Diócesis de Canarias solicitó con tal motivo la Coronación canónica de la imagen de la Virgen del Pino. El obispo fray José Cueto y Díez de la Maza elevó a la Santa Sede las preces de estilo. Fue concedida la gracia. Debía ser coronada en diciembre de 1904, pero el tiempo de invierno no era favorable. Por ello se estimó como más conveniente la fecha del 7 de septiembre de 1905, vísperas del Pino. El pueblo grancanario aportó las joyas necesarias para ello.

Desde el día en que se recibió el documento concesorio emitido por la Reverenda Fábrica de San Pedro por el cual concedían la coronación canónica de la sagrada imagen de la Virgen grancanaria, comenzaron las ofrendas de dinero para la construcción de las diademas y coronas. Estas coronas, fueron hechas en los talleres del orfebre don Casimiro S. Marquez, de Las Palmas, el cual utilizó para su construcción 800 gramos de or de 18 quilates, 34 brillantes, 56 esmeraldas, 180 granates y zafiros y 700 perlas.

El proyecto fue acogido en la diócesis con mucho entusiasmo, colaborado de tal manera todas y cada una de las parroquias de la Diócesis de Canarias, así como todos los ayuntamientos de la isla, asociaciones, comerciantes, corporaciones de diferentes ámbitos.

Resultó una fiesta de singular esplendor y devoción, no faltando, incluso, la ofrenda de la Diócesis hermana de Tenerife, concretada en un valioso cáliz con la siguiente inscripción:

Muchos fueron los periódicos que recogieron tal acto, puesto que era el medio más compacto y utilizado en el siglo XX. El periódico insular Diario de Las Palmas recoge las siguientes líneas de la descripción de tan emotivo acto:

Por último, siendo obispo de la Diócesis de Canarias Miguel Serra y Sucarrat, el rey Alfonso XIII concede a la Santísima Virgen del Pino los correspondientes honores reales y representación real regia, el 26 de julio de 1929. Dichos honores y representación real debían realizarse cada 8 de septiembre.

Para tal ocasión especial en Gran Canaria, devotos llegados de todas las islas derrocharon su afán y fe con la creación de loas y dedicatorias a la Virgen del Pino. Las oraciones y loas oficiales recogidas el día de la Coronación por la Reverenda Fábrica de San Pedro fueron:

Es la única coronación canónica concedida por la reverenda fábrica de san Pedro que se ha producido en la Diócesis de Canarias. El documento concesorio está emitido por dicha fábrica y así lo expone en su encabezamiento.

La devoción a la Virgen del Pino como principal imagen devocional de la isla de Gran Canaria arranca en el siglo XVII, cuando comienzan a llevarse a cabo las bajadas de la imagen a Las Palmas de Gran Canaria por motivos de rogativas. A partir de aquí comienzan a popularizarse también las peregrinaciones a su santuario de Teror la noche de la víspera de la fiesta, el 7 de septiembre.

Con la consolidación del majestuoso templo, la veneración de los grancanarios a la Virgen del Pino se vio incrementada en diversos ámbitos. Los donativos en metálico de los feligreses permitieron llevar a cabo la culminación y finalización de tan ansiado Templo, además de los regalos ofrecidos a la Imagen de la Virgen.

Los donantes más destacados mayoritariamente han sido los Obispos de la Diócesis de Canarias como el Ilustrísimo Fr. Joaquín de Herrera, que donó a la Virgen del Pino el manto de los Pinos, siento uno de los mayores tesoros que alberga la basílica de Teror.

Pero el culto a Nuestra Señora del Pino no sólo se basa en los donativos de calidad como dinero, alhajas, terrenos, mantos, candelabros, etc, sino que además de todas partes del archipiélago canario peregrinaban a Teror durante todo el año cuyo fin es recibir los Santos Sacramentos, celebrar los Novenarios, cumplir los votos de promesa.

La inmensa devoción a la Virgen del Pino ha permitido que desde épocas antiguas se la haya contado entre las devociones principales de las Islas Canarias, como también sucede con las imágenes tinerfeñas de la Virgen de Candelaria y el Cristo de La Laguna. Históricamente, estás tres devociones han sido las más representadas en cuadros, óleos, grabados y las que más difusión y referencias a sucesos milagrosos tuvieron en el archipiélago, sobre todo durante la época barroca de los siglos XVII y XVIII.

En 1991 tuvo lugar el hermanamiento de la Villa Mariana de Teror con la Villa Mariana de Candelaria (Tenerife), hecho que es considerado como trascendental en la historia religiosa, cultural y social de Canarias. Esto se debió principalmente a que en ambas villas se veneran las dos imágenes marianas más populares del archipiélago canario: la Virgen de Candelaria y la Virgen del Pino. Desde entonces una representación municipal de Candelaria encabezada por el alcalde acude y participa en las Fiestas de la Virgen del Pino en septiembre.

El trono, el baldaquino y las andas actuales son obra, de cuan prestigioso taller canario. Sus primeras elaboraciones data del siglo XVIII. A lo largo del año 1722 se iniciaron los trabajos del trono de plata y las andas para la Virgen del Pino. Su autor fue Juan Asensio quién los realizó en su taller de San Cristóbal de La Laguna en la isla de Tenerife, el cual lo realiza por encargo del prior D. Felipe Machado, mayordomo de la Basílica de Nuestra Señora del Pino. La Virgen del Pino es una de las primeras imágenes de la Virgen María en Canarias, en estar bajo baldaquino, siendo este uno de los más antiguos del archipiélago canario

El trono, baldaquino y andas de la Virgen del Pino, está compuesto además por ocho ángeles de madera policromada que rodean y custonian la talla revestida de la Virgen del Pino. Destacan sobre todo cuatro de ellos, que están presente en las esquinas superiores del baldaquino; éstos llevan sujetos en sus manos cada uno una rama de Pino, símbolo de tal Advocación Mariana, mientras que los otros cuatro portan un incensario cada uno, símbolo de alma pura y pureza divina. Todos y cada uno de ellos datan del siglo XVIII y sus alas de plata fueron confeccionadas por prestigiosos plateros de Madrid y Córdoba.

Si hay una cosa que caracteriza la Virgen del Pino de Teror, son sus indumentarias y mantos. A pesar de que la efigie fue vestida desde el siglo XVI, no se conservan hoy atavíos anteriores al siglo XVIII. Los mantos de Nuestra Señora la Virgen del Pino de Teror son: morado, verde, el de los Pinos, rojo salmón, dos mantos para diario (uno blanco y el de color salmón o manto rosa), uno de color lamé de plata, el celeste, el terno blanco y el manto de seda natural.

Son muchas personas las que a lo largo de la historia de la imagen de la Virgen del Pino, se encargan de su cuidado durante todo el año.

Actualmente, la camarera mayor de la Virgen del Pino es la señora Pino Escudero y del Castillo, encargada de vestir la talla de la patrona de la Diócesis de Canarias ; además del cuidado de su ajuar y del cuidado del Camarín.[29]

La aparición de la Virgen del Pino convirtió a Teror en el centro de peregrinación de toda isla. La historia de la festividad se remonta al siglo XVI, cuando la imagen era llevada a Las Palmas de Gran Canaria para hacer rogativas ante la falta de lluvias que se padecía en la época.

Sobresalen actos de índole festivo y religioso como:

Realizado cada 5 se septiembre en el cual la efigie de la Virgen del Pino es bajada desde su Camarín hasta su trono procesional para presidir los actos de su festividad.

La imagen de la Virgen procede a su bajada gracias a un mecanismo de railes instalados en la basílica para dicho acto.[30][31]

Acto lúdico y festivo realizado cada 7 de septiembre en el cual colaboran, todos y cada uno de los municipios de la isla, con representación del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria. Se trata de una de las romerías-ofrendas más multitudinarias de Canarias por su gran afluencia de personas.[32]​ Es tradicional también, la participación en la Romería-Ofrenda de la Villa Mariana de Candelaria (Municipio hermanado con Teror), así como una representación de cada una de las islas. Considerada una de las mejores romerías realizadas en el archipiélago, impulsada por el entonces cronista de Teror (Néstor Álamo) quién tomó como referencia la Romería de San Benito Abad de San Cristóbal de La Laguna en la isla de Tenerife.[33][34][35]

La romería-ofrenda sale el 7 de septiembre del Castañero Gordo y llega a las puertas de la basílica de Nuestra Señora del Pino, en la cual, es característico de las romerías canarias, que cada pueblo acuda con su propia representación, una carreta tirada por bueyes con una carroza que representa a la población, seguida de romeros.[36]

Como marca la tradición el 7 de septiembre se trasladan romeros de toda Canarias a cumplir las promesas. Antiguamente, todas y cada una de las personas que cumplían su promesa dicho día, debían de entrar en la basílica, caminando sobre las rodillas puesto que se considera el día del exvoto y la limosna, de los pies descalzos y las trenzas sueltas y del caminar mudo por las cumbres de la isla hasta llegar a la basílica.

Denominada también, Caminata del Pino, es celebrada desde los primeros años del siglo XVIII en el cual comienzan a realizarse las peregrinaciones del 8 de septiembre, aumentando la concurrencia de fieles. Hoy en día, la tradición manda ir andando hasta Teror la noche del 7 al 8 de septiembre. Con motivo de la multitudinaria presencia de peregrinos durante toda la noche de la víspera de las fiestas mayores de la Virgen del Pino, la imagen de la Virgen del Pino es trasladada al atrio de la basílica de Teror de manera que todas y cada una de las personas que se trasladan a Teror podrán acercarse a la imagen mariana sin tener que entrar en la Basílica. La imagen de la Virgen del Pino permanece en el atrio de la Basílica toda la noche hasta las 5 de la mañana , hora en que comienzan las Misas del alba de los peregrinos.[37]

Concelebración de la Solemne Eucaristía,[38]​ celebrada cada 8 de septiembre, festejando la Natividad de la Virgen María y también como Patrona de la Diócesis de Canarias. Dicha misa es presidida por el obispo de la Diócesis de Canarias y concelebrada por sacerdotes llegados desde diferentes puntos de las islas, también en dicho acto hay una representación de la Casa Real, como el presidente del Gobierno de Canarias, del cabildo de Gran Canaria y demás autoridades municipales insulares. Concluida la misa, procede la procesión, con la imagen de la Virgen del Pino por el casco histórico y cultural de Teror, en la cual, desfilan, entre otros ya mencionados, la Brigada del Ejército Español, concretamente el Regimiento de Infantería Ligera Canarias 50, con su Banda de Cornetas y Tambores y soldados, los cuales se encargan de escoltar la imagen en su recorrido procesional.[39][40][41]

En la solemne procesión de la Virgen del Pino, le acompañan el clero diocesano y desfilan personas de altos cargos políticos y sociales. El orden del cortejo en la Solemne Procesión es el siguiente:

Una vez la Virgen procede a la entrada a su basílica, hace acto de presencia el cuerpo de aire del ejército a manos de un F-18, los cuales ponen broche de oro a la finalización de la procesión con su desfile aéreo por la Villa Mariana de Teror.[42]

Culto litúrgico, en el cual, todos y cada uno de los barrios pertenecientes a la Villa Mariana de Teror, hacen acto de presencia y proclaman su intercesión dando gracias por los pagos recibidos en el año y también la diócesis de Canarias. Tiene lugar del 8 al 16 de septiembre de cada año.[43]

La festividad del Dulce Nombre de la Virgen María, también llamada también Fiesta de las Marías, es la fiesta patronal de la Villa Mariana de Teror, en honor a la Santísima Virgen del Pino. Se trata de una festividad exclusiva del municipio, puesto que, la festividad del Día del Pino, es de índole diocesana e insular. Se celebra la Eucaristía y procesión, en la cual, son lanzados numerosos fuegos artificiales.[44]

Al igual que ocurre con la Bajada de la Virgen del Pino desde su Camarín se trata de un acontecimiento único en Canarias, en el cual la efigie de la Virgen del Pino es subida desde su trono procesional hasta su camarín, por medio de un mecanismo de raíles instalados exclusivamente en la Basílica para dicho acto.[45][46]

Miguel Suárez Miranda, Bernardino del Valle y Tejera

Donde llena de gloria te vemos Deja ¡Oh Madre! que alegres cantemos

.

del grancanario solar protectora ¡Oh mil veces bendita la hora

del pino sacrosanto junto a tu dulce manto

de júbilo inundada al verte proclamada

tu Diócesis Canariense y escucha la plegaria

la Fe en que nos criamos que nunca la perdamos

si los férvidos romeros sus votos más sinceros

tu bendición Materna señal de vida eterna

nuestra luz siempre has sido y consuelo pues nos muestras la senda del cielo

de tu pino del verdor sacrosanto y hasta el cielo nos lleve tu manto

La sinfonía de este himno fue compuesta por el profesor del conservatorio de la Filarmónica y director de la Banda Militar de Las Palmas de Gran Canaria, José Moya Guillén.

Miguel Suárez Miranda

Madre del Amor, Eres, oh dulce, oh pía, oh clemente, De la grancanaria gente

.

Firme sobre el árbol de eterno verdor… Eres Tú la que vio de un santuario

.

Virgen Capitana, Reina de la paz; Seas Tú puerto fiel al que arriba

.

Necesariamente tocan nuestro mar… Cuando de rodillas caminado llegan Romeros de toda la isla a Teror, El perdón y la dicha les entregan

Protege a Gran Canaria y al pueblo natal; Que el rumor y el aroma de tu Pino

Santiago Tejera Ossavarry

Imán de Teror, Tu encanto divino

Tu santo escabel, Más rico que el oro,

Su madre y su vida Canaria rendida

Su ejemplo imitando Te dan cetro y mando

Tejera

blanca Estrella de amor encendida: Feliz puerto del mar de la vida

al anciano que apacienta la grey de tu Hijo: Haz que cese tu llanto prolijo

Era constante la práctica en los pueblos y regiones implorar la divina misericordia por las numerosas calamidades con oraciones colectivas, severas penitencias, y grandiosas peregrinaciones a los lugares y santuarios de mayor devoción.

Así lo practicaba el pueblo grancanario con la Virgen del Pino, pero cambiando los hechos, porque en vez de acudir a las masivas peregrinaciones a Teror, era la efigie de la Virgen, dejando su basílica, tomaba el camino de Las Palmas de Gran Canaria para recibir allí las quejas y los anhelos del pueblo angustiado.

Existe constancia escrita, que la primera bajada de la Virgen del Pino a la capital grancanaria, se realizó en 1607, domingo 20 de marzo por falta de lluvias. Cincuenta y un veces ha bajado la Virgen del Pino a Las Palmas de Gran Canaria desde su Basílica de Teror. Falta de lluvias, epidemias locales o peninsulares, guerras, volcanes, langosta, etcétera.

La primera de las bajadas supuso el inicio de una tradición, aunque los motivos que impulsaron las rogativas de la presencia de la Imagen en la capital grancanaria, fuera la falta de agua, guerras, enfermedades y epidemias, plagas, catástrofes, etcétera.

Encontramos justificación en la sociedad de la época, sociedad agraria y religiosa. Los factores y causas que juzgaron que la imagen de la Virgen del Pino fuera la imagen elegida para las peregrinaciones religiosas fueron: el misterio y milagroso acto de la aparición, la devoción del pueblo grancanario, pertenencia de la basílica de Nuestra Señora del Pino al beneficio de la catedral de Canarias.

En el año 2007, se celebró el 400 aniversario de la primera bajada de la imagen de la Virgen del Pino desde Teror a Las Palmas de Gran Canaria. Con motivo de tal aniversario, se han publicado recientemente varios libros que recogen la experiencia y el apogeo multitudinario a lo largo de estos 4 siglos.

Las peregrinaciones de la Virgen del Pino a Las Palmas de Gran Canaria con el paso de los años se ha convertido en una tradición.

Durante casi todo el siglo XIX, la sociedad había cambiado sustancialmente, y la necesidad de bajar la imagen por epidemias, guerras o sequías se consideraban insuficientes; con lo que durante el siglo XIX, la Virgen del Pino no realizó ninguna peregrinación oficial a Las Palmas de Gran Canaria.

Con la llegada de los mandos militares falangistas en el año 1936, consideraron oportuna la bajada de la Virgen del Pino. Proposición altamente política cuyo fin era implorar el fin de la Guerra Civil española y la victoria de los Nacionalistas. Aunque el clero no contaba con esa iniciativa, fueron rotundamente obligados a tramitar los preparativos de la bajada por la represión del momento.

Con tal complicado periodo de guerra y la fuerte represión interna, el obispo de la Diócesis de Canarias, Antonio Pildaín manifestó la necesidad con un mandato en que, la Virgen del Pino sólo fuera bajada a Las Palmas de Gran Canaria con motivos religiosos respecto a lo político. Y así fue, las bajadas de 1954 y 1965 tuvieron independencia absolutamente religiosa. Con la llegada de la Democracia, la Diócesis de Canarias, bajo el mandato del que fuera su obispo, Ramón Echarren apoyó la iniciativa y así se realizó en los años 1988, 2000 y posteriormente en 2014 con el obispo Francisco Cases Andreu.

En los pasados siglos, el acceso a la Villa Mariana de Teror era dificultoso. A lo largo de 1607 y 1815, las bajadas de la imagen de la Virgen del Pino a Las Palmas de Gran Canaria, coincidían con las mismas rutas; en cambio las Peregrinaciones han sufrido a lo largo de los años unos bruscos cambios de rutas.

La tradición de las primeras bajadas, la imagen de la Virgen del Pino, procesionaba desde Teror hacia la Fuente Agria; y desde allí hacia el Lomo Blanco, Macuervos, san José del Álamo, Las Canteras y san Lorenzo; desde san Lorenzo se remontaba hacia Tamaraceite y desde allí a Cruz de Piedra, las Rehoyas, san Nicolás y Vegueta.

Con la construcción de la carretera que unía los municipios de Teror con el de Las Palmas de Gran Canaria, las peregrinaciones marianas de los años 1936, 1954, 1965, 1988, 2000 y 2014 se vieron modificadas. Con estas nuevas construcciones viarias, las multitudinarias peregrinaciones se vieron obligadas a cambiar la ruta con la llegada al barrio capitalino de las Rehoyas, en el que, a la Virgen del Pino se le da la bienvenida oficial en el Castillo de Mata. Una vez y llegados al Castillo de Mata, continuaba por la calle Bravo Murillo, Triana y Malteses. Esta ruta sólo se ha visto alterada en dos ocasiones puesto que en los años 1954 y 1965, la Virgen del Pino, entraba a la ciudad por el barrio de Guanarteme.

Muchas son las bajadas que ha realizado la Virgen del Pino a Las Palmas de Gran Canaria para culminar rogativas en la Catedral de Canarias.

Libro: "La Virgen del Pino en la Historia de Gran Canaria"

Hasta llegado el siglo XX, la Virgen del Pino no continuó bajando a Las Palmas de Gran Canaria por las grandes lluvias que dificultaban el acceso a los caminos. Durante esta época, las bajadas de la imagen de la Virgen a Las Palmas fue sustituida por la Fiesta Votiva o del Agua.

Desde el año 1988, con motivo de su tradicional bajada a la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, comenzaron las primeras reuniones y manifestaciones en la que, se decidía, si la Virgen del Pino volvería a peregrinar a la capital para conmemorar la entrada al tercer milenio del nacimiento de Cristo. Por ello, no hubo ningún problema, puesto que en el año 2000, el Papa Juan Pablo II declaró el Año Jubilar, con actos religiosos por todo el mundo.

Para tal ocasión, los vecinos del municipio grancanario de Telde, manifestaron su enorme entusiasmo en que el Cristo perteneciente a dicha ciudad, peregrinara a la capital grancanaria; y así fue, el 12 de abril del año 2000, el Cristo de Telde, por primera vez en la historia de la Iglesia en Gran Canaria, emprendía su camino hacia la Catedral de Canarias. Importante además porque no había antecedentes recientes sobre cualquier visita a la ciudad de otra imagen sin ser la Virgen del Pino.

El Cristo de Telde, debía aguardar en la Catedral de Canarias la llegada de la imagen de la Virgen del Pino el 3 de junio en esta ocasión bajo una carroza confeccionada y dirigida por miembros militares para, después de 7 días juntos en el templo basílical y catedralicio, partirían juntos el 10 de junio hacia la Iglesia de Nuestra Señora de la Luz en La Isleta. Protagonizaron un peregrinaje conjunto de unas seis horas de procesión desde la catedral hasta la iglesia de la Luz, en el Puerto de la Luz y Las Palmas, en la que, se ofició una solemne misa en el parque Santa Catalina, sobre un escenario ubicado exclusivamente para tal ocasión.

El 17 de junio, la Virgen del Pino emprendía su viaje de regreso a Teror, la cual, por primera vez en su historia, puso atravesar el puente de Tenoya y dirigirse al municipio de Arucas, recibida con emoción por los vecinos de Arucas y hospedándose durante una noche en la iglesia de san Juan Bautista de Arucas mientras; que el Cristo de Telde permaneció en la Catedral de Canarias hasta el 29 de junio.[51]

El 12 de octubre de 2019 con motivo de los incendios desatados en agosto del mismo año, Nuestra Señora del Pino realizó una peregrinación histórica a los municipios afectados por tal incendio. Peregrinación que hasta la fecha nunca se había realizado debido a que no se trasladó a la Catedral de Santa Ana. Desde el día 12 y hasta el 20 de octubre la Virgen recorrío los 8 municipios más afectados. Siendo Agaete (el día 12), Gáldar (el 13), Santa María de Guía de Gran Canaria (el 14), Villa de Moya (el 15), Vega de San Mateo (el 16), Tejeda (el 17), Artenara (el 18) y Valleseco (el 19), respectivamente para finalmente el 20 de octubre regresar a la Villa Mariana de Teror en peregrinación desde Valleseco y acompañada por más de 5.000 devotos venidos desde diferentes puntos de la isla.

A fecha de 12 de mayo de 1929 acudió a Teror el gobernador civil Don Mariano de Caceres Martínez cuyo objetivo era el de consagrar la Nueva e Ilustre Provincia de Las Palmas a la que ya era y es Patrona Principal de la Diócesis de Canarias, la Virgen del Pino. La ciudad fue consagrada solemnemente por el ayuntamiento de la capital, su respectivo clero y el multitudinario pueblo, los cuales se trasladaron hasta la Basílica de Nuestra Señora del Pino en Teror y terminada la solemne eucaristía se leyó a los pies de la imagen de la Virgen del Pino, el acto de consagración litúrgica.

Siempre, en el pasado, todos los caminos de Gran Canaria condujeron a Teror. Hoy, también es la Virgen del Pino el centro de la devoción mariana de la misma, mejorando y acreciendo el culto y la presencia de los grancanarios. Y también los extraños que hacen de Teror estación obligada a la Virgen del Pino. Todos los días están los fieles al pie de la Virgen. Los domingos y festivos del año es masiva y devota aquella presencia, testimonio inequívoco de crecimiento en la devoción. Como ocurre en multitud de diócesis, el santuario del Pino es el centro de atracción y cariño hacia la imagen de la Virgen al igual que una gran fuente de renovación de vida cristiana. Los obispos grancanarios así lo testificaron en numerosas ocasiones, purificando, estimulando la verdadera doctrina mariológica de la Iglesia.

No fueron ajenos los obispos de la Diócesis de Canarias ante el hecho y culto a la Virgen del Pino. Fue muy importante, además, la asistencia constante del cabildo catedralicio. No falta por supuesto la voz del pueblo, su piedad y folklore. Incluso la meteorología se integró en la Virgen de Teror, al calificar las violentas pleamares de septiembre como "Mareas del Pino". Otros obispos canarienses contribuyeron a impulsar la devoción y el culto a la Virgen del Pino. Así, el franciscano fray Juan Bautista Cervera (1769-1777), que acudía siempre con fervor a las fiestas del Pino del ocho de septiembre, o Antonio Martínez de la Plaza, quién donó a las andas de la Virgen la segunda basa de los fanales y la mesa de las andas de plata. El santo obispo Buenaventura Codina y Augerolas (1847-1857), devotísimo de la Virgen del Pino, quien donó el reloj que se encuentra en la fachada del templo basilical y el grueso de la obra se lleva a cabo en 1853.[52]

Se trata de uno de los principales actos religiosos de la festividad en honor a la Virgen del Pino de Teror al que acuden, todos aquellos creyentes que se acercan a la basílica de Nuestra Señora del Pino para cumplir con la promesa en agradecimiento al favor concedido por la Virgen o, atraídos por el fervor religioso de la festividad mayor. Su origen se remonta a muchos siglos atrás y está inspirado en las costumbres griegas y romanas de celebrar nueve días de para apaciguar a los dioses. La Iglesia no concede una indulgencia a una novena hasta el siglo XVII, siendo Papa Alejandro VII. La primera de ellas corresponde a la "Novena de Gracia", en honor a San Francisco Javier.

Es en el siglo XVIII cuando se publica la primera novena en Honor a la Virgen del Pino.

Sobresalen dos Novenas, ambas escritas en el siglo XVIII. La primera de ellas fue escrita y publicada por el barroco racionero de la catedral de Canarias, licenciado Diego Álvarez de Silva en 1755. Son muy raros los ejemplares existentes. En 1782, por el también prebendado de la catedral de Canarias, licenciado Fernando Hernández Zumbado, fue escrita y publicada la segunda, debidamente aprobada.

La devoción y el cariño que el pueblo grancanario ha manifestado a lo largo de los siglos a la Virgen del Pino de las islas Canarias, ha dado lugar a un rico patrimonio musical. Partiendo de las primeras noticias referentes a los músicos de la Catedral de Canarias que atendían la liturgia de esta advocación mariana en la Villa Mariana de Teror, podemos encontrar diferentes tonalidades y variedades musicales desarrolladas a lo largo de la historia de las islas Canarias, tomando como referente, la imagen de la Virgen del Pino.

La festividad de Nuestra Señora del Pino de Teror, como muchas otras advocaciones marianas españolas, como la Virgen de Covadonga o la Virgen de los Llanos, se ubicó el día 8 de septiembre, que en el calendario litúrgico gregoriano se corresponde con el de la Natividad de la Virgen María. Esta fiesta cristiana conocida en todo el mundo, destaca por los cánticos, antífonas e himnos alusivos al nacimiento de la Virgen.

En la festividad mayor de la isla de Gran Canaria, las plegarias de las horas canónicas de maitines, laudes, vísperas y completas cobran especial solemnidad. Entre estas piezas debemos destacar el himno Ave, maris stella, el cántico del Magníficat y la antífona mariana Salve Regina, como pilares básicos en el marco litúrgico de la festividad del Pino en Gran Canaria.

Desde que la fiesta del Pino adquirió un mayor relieve comenzaron los desplazamientos de músicos de la Catedral de Canarias a Teror para atender la festividad y colaborar en las fiestas de la patrona diocesana.

El 4 de septiembre de 1620, por primera vez, en la historia de la Iglesia de Gran Canaria, fueron concedidas las licencias a los músicos de la Catedral para ir a atender la Solemnidad en Teror, comenzando así, con las colaboraciones de demás parroquias para desarrollar la festividad de la Virgen del Pino.

El archivo de música de la Catedral de Canarias conserva numerosas y valiosas obras únicas marianas polifónicas y hasta policorales. Algunas del siglo XVII corresponden a los maestros de capilla Miguel de Yoldi, Juan de Figueredo Borges y Diego Durón. En el siglo XVIII, destacan las sinfonías del maestro Joaquín García quien, trayendo un estilo musical completamente nuevo caracterizado por la retórica instrumental tardobarroca, conferirá a estas obras una dimensión más solemne y enriquecida. Su sucesor Francisco Torrens, cuya música apunta a las nuevas estéticas del clasicismo, creó nada menos que siete piezas marianas del ciclo de la Natividad de la Virgen, para diferentes agrupaciones vocales e instrumentales.

En el contexto del siglo XVIII surge en la Catedral de Canarias la figura de Mateo Guerra. Entre la docena larga de obras suyas que conservamos, existen al menos cuatro piezas destinadas a Teror y a la Virgen del Pino: dos diferentes Salves para voces y orquesta, un Ave, maris stella donde coro y orquesta alternan con un coro gregoriano, y un excelente villancico de calenda titulado "Qué nueva alegría".

Ya en el siglo XIX, son numerosos los compositores catedralicios que aportan nuevas creaciones al repertorio terorense, como José María de la Torre Parlar y los maestros Miguel Jurado Bustamante y Benito Lentini, entre otros.

La imagen de la Virgen del Pino ha sido fuente de inspiración para un gran número de artistas que la han reproducido en diversos mandos, como es sin duda el carácter pictórico. La mayoría de las representaciones pictóricas de la Virgen del Pino reproducen a la Virgen cubierta con sus ricos y antiguos ajuares, aunque una unanimidad de las representaciones pictóricas han representado la talla de la Virgen de manera subliminal. Las pinturas sobre Nuestra Señora del Pino pueden reunirse en tres grupos:

El único actualmente conocido, que representa a la patrona con la cabeza cubierta, abierta en la barbilla, es el de la parroquia de san Francisco de Asís de Las Palmas de Gran Canaria. Recoge el pintoresco atuendo al que se refiere el inventario del año 1558, la Virgen se manifiesta con "mantillina de tafetán y gorguera y cofia de hilo de oro". En este lienzo, aparece la Virgen de busto, completando la majestuosa y delicada pintura una cenefa de flores con tonos claros. Este cuadro ubicado en la parroquia de San Francisco data de la segunda mitad del siglo XVII y procede de un legado hecho por doña Ana Sánchez de Orellana.

Son los más abundantes y representan a la Virgen tal y como se la venera actualmente. En estas pinturas, el rostro aparece totalmente enmarcado por un grueso y valioso galón. El cuadro más destacado y significativo de este grupo es el de la Catedral de Canarias, colocado en la capilla del altar de san Fernando. Se le atribuye al pintor tinerfeño José Rodríguez de la Oliva. Esta pintura denota un reposado estudio del modelo que no se limitó a la imagen revestida, sino que también comprendió la escultura desprovista de sus complicados ajuares añadidos. La rigidez facial, los ornamentos verdes, las joyas, todo, está expresado con fidelidad y gracia, sin durezas ni envaramiento.

De esta misma época existen diversas pinturas, todas ellas de robusta calidad. Tenemos el de la familia Rivero Yánez, de Teror, y el de la parroquia de Agüimes. El primero de ellos data del siglo XVIII; el de Agüimes, prolonga el busto de la Virgen cuya característica importante es la representación del infante, en donde se la enfoca un poco de lado, dando a la imagen del Niño una gracia singular.

Otro cuadro de gran interés iconográfico es el de la iglesia parroquial de Gáldar, en el que se representa a la Virgen del Pino de cuerpo entero, rodeada por un sol procesional y a sus pies los retratos del capitán don Esteban Ruiz de Quesada y de su tercera esposa doña Catalina Victoria. La obra carece de firma, pero está fechada en el año 1793, aunque se atribuye a Cristóbal Afonzo.

Pero sin duda alguna, uno de los cuadros más importantes hasta nuestros días que representa a la Virgen del Pino es el que en 1905 pintó Enrique Lafont para conmemorar la solemne coronación canónica de la imagen de la Virgen grancanaria. Representa a la Virgen, de cuerpo entero, ya coronada y en el que se manifiesta en la parte alta del lienzo los escudos de S.S. Pío X; del cardenal arcipreste de san Pedro; del cabildo de san Pedro y del obispo padre Cueto. El cuadro es sin duda el mayor que se ha pintado de la Virgen del Pino puesto que mide 3 metros de alto por 2 metros de ancho; y en esto radica su mérito inconfundible. Fue realizado para ubicarlo en el frontis de la Basílica de Nuestra Señora del Pino, el día de la coronación canónica. Actualmente, este majestuoso cuadro encuentra en la sacristía de la basílica y constituye uno de los más valiosos tesoros que posee la basílica de Teror.

El pintor Rodríguez de Lozada, realizó dos cuadros de la Virgen en el Pino de las Maravillas; ambos están inspirados en el Grabado de Fatjó. Son pinturas que recogen la tradición en toda su gracia y pureza.

Una religiosa del convento del Císter en Teror, Sor Anunciación Cardoso, pintó en el año 1934 una ingenua composición que representa la prodigiosa aparición, con todos los elementos señalados año tras año como marca la tradición. También ha pintado varios cuadros de la Virgen con sus ajuares, atuendos y joyas.

Los grabados oficiales realizados y estudiados por la Real Sociedad Económica de Amigos del País y por la Academia de Dibujo de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, se perfila por la estética clasicista.

En Las Palmas de Gran Canaria, se conservan actualmente, dos grabados realizados por el gabador real don Manuel Salvador. Uno de ellos se encuentra bajo custodia del ayuntamiento capitalino y el otro bajo custodia de la Casa de Colón:

Año de 1363

Con motivo de la coronación canónica y la proclamación de la Virgen del Pino como patrona principal de la Diócesis de Canarias (provincia de Las Palmas), la vera imagen de la Virgen del Pino no sólo ha sido representada en las vidrieras de su basílica, sino que, en favor de la profunda devoción, ha sido representada en muchos templos cristianos de la diócesis.

Como muchas de imágenes cristianas, la Virgen del Pino ha sido representada en vidrieras de diferentes templos:

La advocación de la Virgen del Pino no es la única que al parecer se halla aparecido, venerada o aclamada en un árbol. Muchas Advocaciones han sido relacionadas con la Virgen del Pino por su singular historia y sus curiosas representaciones:

Las islas Canarias se caracterizan a lo largo de todo el año por los profundos cambios que el tiempo atmosférico que las afectan. Este es el caso, por ejemplo de Las Mareas del Pino.

Las mareas del Pino, hace referencia al fenómeno meteorológico en el cual, durante el mes de septiembre, coincidiendo con la festividad de la Virgen del Pino, las mareas fluctúan de manera exagerada ocasionando las denominadas bajamares y pleamares exageradas.[53]

Aunque no es el único fenómeno a destacar, puesto que hay otros fenómenos relacionados como El Viento de las Nieves en agosto, las mareas del Pino en Canarias son conocidas popularmente, de tal manera que las generaciones pasadas interpretaron el fenómeno meteorológico como un acto sobrenatural que manifestaba la necesidad de acudir a la Villa Mariana de Teror, durante el periodo de duración de la novena de la Virgen del Pino.

A la Virgen del Pino no sólo se le da culto en la Villa Mariana de Teror, y en toda la Diócesis de Canarias de la que es patrona. También se hallan en muchos lugares tales como las Islas Canarias, la península ibérica y América.

En Gran Canaria, además, se le rinde culto a la Virgen del Pino en la zona capitalina de Mesa y López. También, en el municipio de Agüimes, concretamente en el barrio de Arinaga acoge la festividad de la Virgen del Pino, la cual también es venerada en dicha localidad.

En la isla de Tenerife, concretamente en la localidad de san Juan de la Rambla se halla una imagen de origen desconocido en la cual se le rinde culto. En la villa de la Orotava, se custodia una imagen de la Virgen del Pino, elaborada a mediados del siglo XVIII.

En la isla de Lanzarote, se localiza una talla de la Virgen de Pino en la localidad de Haría, procedente de la Villa Mariana de Teror. En san Bartolomé, más concretamente en el museo Tanit, se encuentra una pequeña imagen contemporánea de la Virgen.

En la isla de Fuerteventura, se encuentra una talla de la Virgen del Pino esculpida y policromada, en la parroquia Ermita de Puerto Lajas.

En la isla de La Gomera, se encuentra una talla de la Virgen del Pino, en la ermita del Pino, en el barrio de El Cercado en el municipio de Vallehermoso. Este barrio perteneciente al municipio norteño de Vallehermoso celebra sus fiestas patronales en honor a Nuestra Señora del Pino el último fin de semana del mes de julio.

En Sevilla se encuentra a disposición al culto, una copia exacta de la Virgen del Pino grancanaria, revestida también con singulares ajuares. Se le rinde culto en la parroquia de san Nicolás. Dicha obra fue realizada en el año 1990 por Miguel Bejarano Moreno.

En Venezuela se rinde culto a la Virgen del Pino, la cual fue penetrando en el país por medio de emigrantes canarios que quisieron rendir honores en su tierra a la patrona grancanaria. Se realizan múltiples actos de índole festivo y religioso en su honor.[54][55]​ Su imagen más destacada en el país es la que se venera en el Hogar Canario-Venezolano de Caracas junto a las patronas insulares del resto de las islas del archipiélago canario.

En La Habana (Cuba), existe una talla contemporánea de la Virgen del Pino, realizada por el galdense Juan Borges Linares. Dicha imagen fue bendecida en San Lorenzo (Las Palmas de Gran Canaria), y enviada a Cuba, para, desde 1992 rendírsele culto en la isla. Se localiza en la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.

En California, se encuentra también una pequeña talla de la Virgen de Teror. Dicha imagen llegó a tierras americanas con motivo de rogativas de canarios emigrantes en América por su devoción popular.

En México, se rinde culto a una representación pictórica de la Virgen del Pino en la parroquia de santa Ana en Michoacán. Preside un altar consagrado a su culto y se encuentra en la parroquia de Santa Ana del pueblo de Tzintzuntzán, en Michoacán, fundada por los frailes franciscanos que misionaron en la región desde el año 1531. Este retrato de la Virgen del Pino de las Islas Canarias es obra del pintor mexicano Juan de Dios Mercado y fue hecho en la ciudad de Valladolid en el año 1790.[56]



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