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La y (en mayúscula Y, nombre i griega o ye, plural yes)[1]​ es la vigesimosexta letra del alfabeto español, y la vigesimoquinta del alfabeto latino básico. Sus nombres son: ye; en plural yes,[2]​ o bien i griega. La Ortografía de la lengua española (2010), publicada por la Real Academia Española, propone ye como nombre recomendado para esta letra.[1]

En español representa usualmente un fonema consonante.

La y proviene de la letra griega ípsilon (ὖ ψιλόν) —«y simple», para distinguir de la grafía «oi» (οι), que representaba el mismo sonido que la ípsilon en griego antiguo tardío)[3]​—, que se pronunciaba /u/, más tarde /y/ (como la u francesa o la ü alemana) y actualmente /i/. Inicialmente los romanos la transcribieron con el grafema 'V', del mismo origen (la wau fenicia, '𐤅‏‏'); hacia mediados del siglo I a. C. los romanos introdujeron la letra 'Y' para transcribir palabras de origen griego en las que se hallaba presente. Por ello, se corresponde con la letra Y del alfabeto latino o romano moderno.

La introducción en el Imperio romano se dio en un periodo tardío en cuanto al desarrollo del alfabeto, por lo que la /y/ pronunciada como "U" produjo confusiones entre las grafías "Y" y "V", lo que hizo que, por ejemplo, palabras como "Satura" también pudieran escribirse "Satyra", "Sulla" también "Sylla", etc.

En el año 1726, la Real Academia Española separó los usos de las íes y las yes: decidió que sólo la i se usase como vocal. Así, todavía hoy es posible leer Yglesia en las fachadas de algunas viejas iglesias. Algunos apellidos, como Ybarra, han conservado la antigua grafía.

La y hace las veces de consonante y de vocal (concretamente la i semivocal) en diptongos y triptongos al final de una palabra (como en hoy, buey), aisladamente el signo y, tiene el valor vocal equivalente a la i plenamente vocal.

Como consonante, su valor fonético suele ser el correspondiente a un fonema de articulación palatal sonoro, generalmente fricativo y, según los casos, su articulación es más o menos abierta y llega a tener, en español, una sonoridad semejante a la j inglesa y francesa, aunque suele ser más próximo al valor fonético de la j alemana.

Precedida de un sonido nasal, la y se vuelve africada.

En gran parte de Argentina y Uruguay la y se articula con rehilamiento, de modo que el sonido resultante es una fricativa postalveolar sonora [ʒ] (comparable a la "j" francesa de jardin [ʒaʀdɛ̃] o el sonido de la palabra inglesa vision [ˈvɪʒən]); cada vez más común entre los habitantes de la capital argentina es un ensordecimiento de dicho sonido, dando lugar a la pronunciación de la y como fricativa postalveolar sorda [ʃ], (como la "ch" francesa de chanson [ʃɑ̃sɔ̃], o bien la "sh" inglesa de shirt [ʃɜːt]). Por ejemplo: yerba se asimilaría a "sherba" y no a "ierba" ni "hierba".

En español, la y es la conjunción copulativa que une palabras o cláusulas en concepto afirmativo; forma grupos de palabras; da énfasis o fuerza de expresión a lo que se dice a principio de período o cláusula (¿Y si acaso no me ama?) o denota la idea de repetición indefinida (horas y horas esperándola). Para evitar aliteraciones cacofónicas, la y se cambia en e ante palabras que comienzan en i (José e Isabel) o hi (aguja e hilo). Sin embargo, tal cambio no se efectúa cuando la i es vocal plena no con un valor semiconsonante (por ejemplo, se dice y escribe: oro y hierro), o cuando la palabra comenzada con i carece de valor tónico en una interrogación, por ejemplo: ¿Y Ivana?.

En alfabeto fonético aeronáutico se le asigna la palabra Yankee. En código Morse es: -·--

Banderas de señales

Alfabeto semáforo

Lectura Braille

Alfabeto manual



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