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Zeferino González



Ceferino González y Díaz Tuñón, O.P. (Villoria, 28 de enero de 1831-Madrid, 29 de noviembre de 1894) fue un sacerdote dominico que llegó a ser cardenal, así como arzobispo de Sevilla y Toledo. Era conocido como Fray Zeferino.

Fray Ceferino González y Díaz Tuñón[2]​ nació en El Campal, en la parroquia de Villoria en el concejo asturiano de Laviana, en un humilde hogar de labradores.

Estudia en Ciaño e ingresa en el convento de Ocaña perteneciente a la orden de los predicadores el 28 de noviembre de 1844. Estudia Filosofía sintiéndose atraído por el tomismo, corriente que defendería gran parte de su vida.

En febrero de 1849 su congregación le traslada como misionero a Filipinas, adonde llegó el 9 de febrero de 1849 tras una accidentada travesía de ocho meses. Allí prosiguió sus estudios filosóficos en la Universidad de Manila y se interesa por otras materias como la física o la química. En 1854 es ordenado sacerdote. Explicó filosofía los primeros años y teología durante los ocho últimos de su estancia. También comienza a publicar sus primeros escritos: «Los temblores de tierra» (Manila, 1857) y «La electricidad atmosférica y sus principales manifestaciones».

En 1851 es nombrado profesor de Humanidades en la universidad y dos años más tarde en 1853 es nombrado profesor de Filosofía. En 1859 se le nombra catedrático de Teología en la Universidad de Santo Tomás. En 1858 sufre la pérdida de su amigo y compañero Melchor García Sampedro, martirizado en Vietnam. En 1864 publica su primera obra importante, Estudios sobre la Filosofía de Santo Tomás, acogida con agrado por Marcelino Menéndez Pelayo y por el Papa León XIII.

Pese a las ocupaciones propias de la cátedra y de los importantes cargos que hubo de desempeñar en el convento de la Orden —siempre con una salud muy delicada—, aún pudo escribir los notables Estudios sobre la filosofía de Santo Tomás. Pero su fama de filósofo y de escritor correctísimo se extiende después de que en 1866 regresase a España. Entonces, comienza a publicar en periódicos como La Cruzada, La Ciencia Cristiana, La Ciudad de Dios, o La Raza Latina, además de escribir una serie de brillantes artículos sobre filosofía, historia y economía política, parte de los cuales recopiló bajo el título de Estudios religiosos, filosóficos, científicos y sociales. Otra de sus obras más difundidas fue la Philosophia elementaria. Muchos de sus trabajos fueron traducidos al italiano, alemán, francés, ruso y otros idiomas.

En diciembre de 1866 sale de Filipinas por orden de sus superiores al empezar a tener problemas de salud, llegando a España en diciembre de 1867. Una vez establecido en Madrid tiene lugar el contundente enfrentamiento con Segismundo Moret en el escenario del Ateneo de Madrid y traba amistad, formando un círculo de filosofía, con Alejandro Pidal y Mon, Carlos María Perier, Eduardo Hinojosa, Antonio Hernández y Fajarnés, Juan Manuel Orti y Lara.

El 16 de junio de 1874 es preconizado para el obispo de Málaga cargo que logra evitar al estar más interesado en su labor de escritor. Además movió todas sus influencias para poder renunciar a la Cátedra de Astorga.

El 5 de julio de 1875 es promovido para el cargo de obispo de Córdoba por orden del Papa Pío IX siendo consagrado el 24 de octubre de 1875. Se dice que Beato Pío IX resolvió así:

Durante su obispado logra conjuntar su labor de obispo con la de filósofo escribiendo numerosos textos y realizando labores en la diócesis.

El 15 de marzo de 1883 es nombrado arzobispo de Sevilla, rechazando el cargo de senador que le correspondía. Una vez en posesión del cargo se dedica de pleno a sus labores eclesiásticas e intelectuales que son premiadas un año más tarde por el Papa León XIII con el cardenalato. Así el 10 de noviembre de 1884 es promovido para el puesto del cardenal obteniendo la titularidad de Santa Maria sopra Minerva el 17 de marzo de 1887. Continúa en Sevilla hasta el año siguiente en el que se traslada a Toledo al ser promovido por el rey Alfonso XII para arzobispo de Toledo. El 27 de marzo de 1885 es promovido para el cargo obteniendo además el título de patriarca de las Indias, capellán mayor del rey y vicario general castrense. El poeta Campoamor escribió:

En 1886 regresó a Sevilla debido a su mala salud y renunciando finalmente al obispado por cuestiones de salud el 28 de noviembre de 1889.

Fallece debido a un cáncer de maxilar en el convento de la Pasión de Madrid asistido por el obispo de Oviedo Ramón Martínez Vigil el 28 de noviembre de 1894 siendo enterrado en la iglesia de los Padres dominicos de Ocaña.

Fray Ceferino fue académico de la Romana de Santo Tomás de Aquino, de la de Buenas Letras de Sevilla, de la de Ciencias Morales y Políticas (1873), académico de la de Historia y senador del Reino. Ocupó silla también en la Real Academia Española (1893). Dejó redactado su discurso de ingreso, pero no pudo llegar a tomar posesión. En 1885 había sido nombrado hijo adoptivo de Manila, y era caballero del collar de la Orden de Carlos III y caballero gran cruz de la Orden de Isabel la Católica. Su retrato, pintado por Muñoz de la Espada, fue puesto en el salón de consejos de la Diputación Provincial de Asturias.

En la actualidad una de las principales calles de Oviedo lleva su nombre.




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