La archidiócesis de Madrid (en latín: Archidioecesis Matritensis) es una jurisdicción eclesiástica de la Iglesia católica en España. Es la sede metropolitana de la provincia eclesiástica de Madrid con dos diócesis sufragáneas: Getafe y Alcalá.
La jurisdicción de la archidiócesis comprende los municipios del norte de la Comunidad de Madrid, siendo la zona más poblada la del Área Metropolitana de Madrid (la zona sur del área metropolitana pertenece a Getafe).
La sede episcopal de Madrid fue establecida el 7 de marzo de 1885 con el nombre de «Diócesis de Madrid-Alcalá». El 25 de marzo de 1964 fue elevada a archidiócesis con el nombre de archidiócesis de Madrid-Alcalá; pasando el 23 de julio de 1991 a denominarse archidiócesis de Madrid, reduciéndose su territorio al crearse la diócesis de Alcalá de Henares.
El actual arzobispo metropolitano, monseñor Carlos Osoro Sierra, fue nombrado el 28 de agosto de 2014 y tomó posesión de la archidiócesis el 25 de octubre siguiente. La sede titular del arzobispo es la catedral de Santa María la Real de la Almudena, más conocida popularmente como «Catedral de la Almudena».
Para formar a los seminaristas, el arzobispado cuenta con dos seminarios diocesanos. La archidiócesis posee una gran riqueza arquitectónica en templos y santuarios, de los que varios han sido declarados monumento nacional, varios de ellos son basílicas menores.
Históricamente el territorio de la archidiócesis formaba parte de la jurisdicción de la archidiócesis de Toledo. A la muerte del cardenal Pedro González de Mendoza, los Reyes Católicos realizaron consultas al Consejo de Castilla sobre la posibilidad de dividir el inmenso territorio para una mejor atención pastoral del territorio. A comienzos del reinado de Carlos I, se barajó la posibilidad de establecer la nueva sede episcopal en Talavera de la Reina, Alcalá de Henares o Madrid. El nombramiento del extranjero Guillermo de Croy en 1520 como nuevo arzobispo no fue bien acogido por parte del cabildo primado de Toledo, pero terminó aceptándolo a cambio de una serie de condiciones, entre las cuales estaba la paralización del proceso de desmembración del territorio.
Durante el reinado de Felipe II la corte se trasladó a Madrid en 1561, si bien eclesiásticamente la ciudad siguió dependiendo de Toledo. Durante el resto de la Edad Moderna, Toledo sufrió un lento declive. Aunque la diócesis se mantuvo durante más tiempo, poco a poco fue perdiendo peso ante otras más pujantes.
La corte llevaba ya tres siglos en Madrid, y el clero madrileño y la corte empezaron a insistir en la necesidad de crear una diócesis que fuera capaz de abastecer las necesidades pastorales de esta zona. A pesar de esto, los arzobispos de Toledo, primados de España, se oponían a la creación de la diócesis, temerosos de perder su influencia en la corte.
En el Concordato de 1851, entre sus puntos figura explícitamente la creación de tres nuevas diócesis: Madrid y Ciudad Real (desmembradas de Toledo) y Vitoria.
La inestabilidad política en España hizo que no se pudiera retomar la cuestión hasta 1882, gracias a la colaboración del entonces nuncio en España, arzobispo Mariano Rampolla, y de Benito Isber, auditor de la Rota Romana. La reina Isabel II instó al papa León XIII a que crease la diócesis. Pero el proyecto sólo se pudo desbloquear tras el fallecimiento en 1884 del cardenal primado Juan Ignacio Moreno y Maisanove, que era detractor de la desmembración.
El 4 de abril de 1883, el rey Alfonso XII colocó la primera piedra de la que sería la actual catedral de Santa María la Real de la Almudena.
La nueva diócesis fue creada el 7 de marzo de 1884 mediante la bula Romani Pontifices Praedecessores. Se le dio el nombre de diócesis de Madrid-Alcalá, para presentarla como continuadora de la histórica diócesis de Complutum. Aun así, sería creada como sufragánea de la archidiócesis de Toledo, perteneciendo a su provincia eclesiástica, y dependiendo así todavía en parte del primado de España. El 19 de junio de 1885 se realizó el acto de desmembración, estableciéndose su jurisdicción sobre la totalidad del territorio de la provincia de Madrid.
León XIII nombró como primer obispo a Narciso Martínez Izquierdo, entonces obispo de Salamanca, que tomó posesión el 25 de julio siguiente en la catedral provisional de San Isidro (hoy colegiata de San Isidro). Este primer obispo madrileño no tuvo apenas tiempo de crear y consolidar las estructuras de la nueva diócesis, pues fue asesinado el Domingo de Ramos de 1886 por un sacerdote perturbado. Su labor sería continuada por sus sucesores.
En 1911 se celebró en Madrid el Congreso Eucarístico Internacional, lográndose así que la diócesis comenzase a cobrar mayor importancia.
De los seis sucesores de Martínez Izquierdo, tres de ellos recibirían después el capelo cardenalicio: (Ciriaco María Sancha y Hervas, José María Justo Cos y Macho y Victoriano Guisasola y Menéndez). Todos estos, junto con José María Salvador y Barrera y Prudencio Melo y Alcalde fueron promovidos posteriormente a la archidiócesis de Valencia, a excepción de José María Cos, que fue trasladado a Valladolid.
El último obispo de Madrid-Alcalá sería Leopoldo Eijo y Garay, quien hasta la fecha ha sido el prelado que más tiempo ha ocupado la cátedra episcopal madrileña, durante poco más de 40 años. Su largo episcopado fue testigo de la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la Guerra Civil, y la consolidación del régimen franquista en el poder. Además, ostentó desde 1946 el título de patriarca de las Indias Occidentales, siendo el último titular de este patriarcado puramente honorífico. Antes de él, otros dos obispos madrileños habían ostentado el mismo título, Ciriaco y Victoriano, aunque ninguno de ellos lo hizo siendo obispo de Madrid.
Cabe mencionar que el segundo obispo de la diócesis, Ciriaco María Sancha y Hervás, fue beatificado en Toledo el 18 de octubre de 2009.
Al año siguiente del fallecimiento del patriarca, el 25 de marzo de 1964, la diócesis de Madrid-Alcalá fue desgajada de la provincia eclesiástica de Toledo y elevada al rango de archidiócesis inmediatamente sujeta a Roma, es decir, sin diócesis sufragáneas y sin constituir provincia eclesiástica. El 9 de mayo de 1964, Casimiro Morcillo González tomó posesión como primer arzobispo, nombrado por el Papa Pablo VI.
La creación de la Conferencia Episcopal Española en 1966 (formalmente en 1977) favoreció notablemente a la diócesis ya que, de los nueve presidentes que ha habido hasta la fecha cuatro de ellos han sido arzobispos de Madrid . Esto dio un cierto prestigio a Madrid, ya que el presidente de la CEE actúa como cabeza de los obispos españoles, papel que en su tiempo desempeñaba el arzobispo primado de Toledo. El arzobispo Morcillo fue elegido 2.º presidente de la CEE en 1969, pero no llegó a completar su mandato.
El 30 de mayo de 1971 falleció Casimiro Morcillo, y Pablo VI nombró sucesor suyo al cardenal de Toledo, Vicente Enrique y Tarancón, quien tomó posesión de Madrid el 9 de enero de 1972. En este mismo primer año de su mandato, la Delegación de Sociología religiosa de la archidiócesis realizó un estudio sociológico y demográfico de la provincia, que reflejaba la necesidad de reestructurar la archidiócesis. Desde sus inicios, la jurisdicción no varió pero si que fue aumentando demográficamente su población, tanto en la capital como en los núcleos periféricos. Para hacer frente a este problema, el cardenal Tarancón propuso crear 10 diócesis distintas con carácter colegial entre ellas, propuesta que fue rechazada debido a la anárquica distribución de la periferia de Madrid. Se crearon las vicarías territoriales, siendo un total de nueve hasta el 20 de enero de 1978, cuando se crearon las vicarías X (Alcalá de Henares), XI (Alcorcón-Móstoles) y XII (Legazpi-Villaverde). Aun así, las constantes reestructuraciones delos límites de las vicarias reflejaron la necesidad de la creación inmediata de nuevas diócesis. Se nombró un vicario general para las vicarias del sur y el este, cargo que desempeñó José Manuel Estepa Llaurens. En 1983 Ángel Suquía Goicoechea pasa a ser arzobispo de Madrid, y durante su mandato se creó la comisión de estudio para la división de la archidiócesis.
En 1979 la Asamblea Plenaria de la CEE, siguiendo los principios de la Christus Dominus, inició un estudio sobre la planificación de las diócesis de provincias eclesiásticas, con el objetivo de revisarlos, dividir, desmembrar o unir límites. La Comisión Central para el estudio de los límites de Diócesis y Provincias eclesiásticas encargada propuso estudiar las alternativas de división de la archidiócesis. Entre las principales razones se encontraba el hecho de que según el Código de Derecho Canónico, toda archidiócesis tiene que tener diócesis sufragáneas con las que conforme la provincia eclesiástica.
En 1982 se produjo el primer viaje de Juan Pablo II a España. Durante los diez días que estuvo, la mayoría los pasó en Madrid, donde celebró una misa en el Paseo de la Castellana. También inauguró la sede de la Conferencia Episcopal Española.
El 12 de abril de 1983, Juan Pablo II aceptó la renuncia de Tarancón y nombró a Ángel Suquía Goicoechea como tercer arzobispo de Madrid. Tomó posesión el 11 de junio.
En 1985 el Consejo Episcopal de Madrid-Alcalá acordó crear una comisión para estudiar la división. Se empezó a recopilar información de las distintas vicarías. La primera idea era crear una nueva diócesis, pero, visto el gran crecimiento demográfico de la archidiócesis de Madrid, se decidió crear una segunda diócesis al sur de Madrid. En 1986 se realizó una encuesta al clero con el fin de consultarles sobre una posible incardinación en las futuras diócesis. En abril de 1988, la Conferencia Episcopal Española, reunida en asamblea plenaria, aprobó la creación de la nueva provincia eclesiástica, cuya cabeza sería Madrid. El cardenal Suquía se reunió en el seminario de Rozas de Puerto Real con el clero de las vicarias XI y XII, para comunicarles la división de la archidiócesis. Pese al manifiesto rechazo, el clero asumió la decisión.
El 23 de julio de 1991, Juan Pablo II promulgó las bulas In hac Beati Petri Cathedra por la que creaba la diócesis de Alcalá de Henares y Matritensem praeclaram por la que creó la diócesis de Getafe. La archidiócesis cedió parte de su territorio para la erección de ambas diócesis y adquirió el rango de archidiócesis metropolitana de la provincia eclesiástica de Madrid. Se concedió un periodo de cinco años para que los clérigos que quisieran pudieran incardinarse en cualquiera de las nuevas diócesis. Al frente de la diócesis de Getafe, Roma designó a Francisco José Pérez y Fernández-Golfín, que desde 1985 ejercía como obispo auxiliar de Madrid.
El 15 de junio de 1993 el papa Juan Pablo II consagró la catedral de Madrid en su cuarto viaje a España. La hasta entonces catedral de San Isidro recuperó su rango de colegiata.
El 28 de julio de 1994, el cardenal Suquía fue sucedido por Antonio María Rouco Varela, nombrado por Juan Pablo II. Tomó posesión el 22 de octubre.
En el año 2003 se produjo el quinto y último viaje de Juan Pablo II a España. Solo estuvo en Madrid, donde presidió una misa en la que canonizó a: José María Rubio, Genoveva Torres Morales, Ángela de la Cruz, Pedro Poveda y la Madre Maravillas de Jesús.
En el año 2006 tuvo lugar en Madrid el tercer sínodo diocesano,
en que los católicos pudieron expresar su parecer respecto a diferentes aspectos de la vida de la Iglesia en Madrid. Entre los años 2006 y 2008 se llevó a cabo en la archidiócesis una Misión joven. En 2007 una sentencia del Tribunal Supremo confirmó la sentencia que declaraba al arzobispado de Madrid, presidido en ese momento por Antonio María Rouco Varela, como responsable civil subsidiario de un caso de abusos sexuales continuados a un menor por parte de un sacerdote madrileño en el caso de que no fueran satisfechas las responsabilidades civiles.
En el año 2011 la archidiócesis de Madrid recibió un decreto de la Congregación para la Educación Católica, por el que se creaba la Universidad eclesiástica san Dámaso. En este mismo año 2011 la archidiócesis se hizo cargo de organizar la acogida de la Jornada Mundial de la Juventud de 2011, a la que acudieron unos dos millones de jóvenes de todo el mundo, convocados por el papa Benedicto XVI. El cardenal Rouco Varela es el único arzobispo que ha organizado dos Jornadas Mundiales de la Juventud, al haber organizado también la de Santiago de Compostela de 1989.
El 28 de agosto de 2014 se hizo pública la designación por el papa Francisco de Carlos Osoro como arzobispo metropolitano de Madrid, sucediendo al cardenal Rouco Varela, que pasó a ser arzobispo emérito. Tomó posesión el 25 de octubre.
Además desde el 9 de junio de 2016, Carlos Osoro es a la vez que arzobispo de Madrid, ordinario para los fieles de rito oriental en España.
La archidiócesis de Madrid actualmente cuenta con los siguientes obispos:
Además, el cardenal Antonio María Rouco Varela funge como arzobispo emérito de Madrid.
El 7 de marzo de 1885, se creó la diócesis de Madrid-Alcalá; posteriormente, el 25 de marzo de 1964, fue elevada al rango de archidiócesis por Pablo VI. La sede episcopal de Madrid ha estado gobernada por doce prelados, los cuales son:
Leopoldo Eijo y Garay fue el prelado que por más tiempo gobernó la sede episcopal de Madrid, pues estuvo desde 1923 hasta 1963. En cambio, Narciso Martínez Izquierdo fue quien menos tiempo estuvo al frente del episcopado, pues duró desde su posesión el 2 de agosto de 1885, hasta su fallecimiento ocurrido el 18 de abril de 1886, menos de un año.
Cuando Madrid fue elevada a archidiócesis en 1964, se nombró a Casimiro Morcillo González como primer arzobispo.
La archidiócesis de Madrid está situada en el centro de España, en la Comunidad Autónoma de Madrid. Geográficamente, se encuentra en el centro de la Meseta Central, en la parte septentrional de la Submeseta Sur, en el Sistema Central (al norte y noroeste). Limita al norte y al oeste con Castilla y León (con las provincias de Segovia y Ávila) y al este con Castilla-La Mancha (con Guadalajara). La jurisdicción del arzobispado abarca aproximadamente 3,663 km², que comprende el territorio de 77 municipios.
La archidiócesis limita por el norte con las diócesis de Segovia, por el oeste con la de Ávila, por el este con las diócesis de Sigüenza-Guadalajara y Alcalá de Henares y por el sur con la diócesis de Getafe.
La ciudad de Madrid, cuyo nombre asume el arzobispado, es la capital archidiocesana, y como tal, alberga la curia arzobispal y la catedral. En el Madrid de los Austrias se encuentra el palacio Arzobispal de Madrid, residencia del arzobispo.
La provincia eclesiástica de Madrid está formada por la archidiócesis de Madrid —que es la sede metropolitana— y las diócesis sufragáneas de Getafe y Alcalá. Además, el arzobispo de Madrid es el metropolitano de la provincia y tiene autoridad muy limitada sobre las diócesis sufragáneas.
La provincia fue creada visto el gran crecimiento demográfico de la archidiócesis de Madrid que, a principios de los años 1990 llegaba ya a los 5 millones de habitantes, de los cuales alrededor del 90 % eran considerados católicos. Actualmente, la provincia tiene alrededor de 693 parroquias, abarca unos 8.556 km² en donde habitan aproximadamente 6 530 248 de personas de los cuales 5 692 161 son católicos, o sea el 87,16% de la población.
Para efectos de su organización interna y la provisión de los servicios pastorales a los fieles, la archidiócesis está dividida en arciprestazgos y Madrid, ante su inmensa dimensión tanto demográfica como territorial, se divide en ocho vicarías episcopales de zona.
Para atender las aspiraciones al ministerio presbiteral, el arzobispado cuenta con tres centros de formación sacerdotal:
La archidiócesis cuenta con trece basílicas menores, diez de las cuales se ubican en Madrid:
En sus comienzos, la sede episcopal de Madrid abarcaba el actual territorio de la provincia eclesiástica de Madrid (8 556 km² de territorio), y hoy en día solo cuenta con 3 663 km².
Además, según fuentes oficiales, en el curso 2017-18 se formaron 213 seminaristas mayores en la diócesis: 121 en el Seminario mayor diocesano, 68 en el Seminario Redemptoris Mater local, 14 en el Seminario castrense (situado en Madrid) y 10 en el Colegio Mayor Comillas.
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