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Biblioteca Nacional de Colombia



La Biblioteca Nacional de Colombia[1]​, BNC, fue una de las primeras bibliotecas públicas fundadas en América, después de la biblioteca palafoxiana. El edificio actual fue diseñado por el arquitecto Alberto Wills Ferro en 1933 y fue declarado Monumento Nacional de Colombia mediante el decreto 287 del 24 de febrero de 1975.[2]

Se encuentra en el barrio Las Nieves de la localidad de Santa Fe en la ciudad de Bogotá.

La Biblioteca Nacional de Colombia, es considerada una de las bibliotecas más antiguas de América.

Fue fundada como Real Biblioteca por el virrey Manuel Guirior en 1776, aunque fue al virrey Manuel Antonio Flórez Maldonado a quien le correspondió abrir al público la biblioteca, el 9 de enero de 1777.

La colección bibliográfica inicial de la institución fueron los 4.182 volúmenes, según inventario ordenado por el virrey Pedro Mesía de la Cerda, expropiados a la comunidad jesuita, expulsada en 1767 de todos los dominios del Imperio español como resultado de la orden dada por el rey Carlos III.

La Real Biblioteca comenzó a funcionar en la casa del Seminario, hoy Palacio de San Carlos, actual sede de la cancillería, inmueble que había sido enajenado a los jesuitas en 1767.[3]​ En 1789, trece años después de su fundación, fue organizada de una manera práctica,[4]​ al estilo de las bibliotecas europeas por Manuel del Socorro Rodríguez quien fue nombrado bibliotecario por el virrey José de Ezpeleta y permaneció en el cargo hasta su muerte en 1819.

En 1823 y gracias a la gestión de Francisco de Paula Santander la biblioteca se estableció en las aulas del Colegio de San Bartolomé, [5]​ recibió la biblioteca de José Celestino Mutis[6]​ y cambió su nombre a Biblioteca Nacional de Colombia.

El 25 de marzo de 1834 se decreta la primera ley de Depósito Legal. Esta impuso, como obligación, remitir a la biblioteca toda publicación impresa producida en el país. Esto determinó la misión de la biblioteca la cual, a partir de este momento, se convirtió en la entidad encargada de custodiar el patrimonio bibliográfico y documental de Colombia.[7]

El 20 de julio de 1938, bajo la dirección de Daniel Samper Ortega, la biblioteca se traslada a su sede actual diseñada por el arquitecto Alberto Wills Ferro.[8]

En el año de 1954 en los sótanos de la biblioteca se dio inicio a la televisión nacional. La televisora nacional, y posteriormente Inravisión, funcionaron allí hasta 1993.

Desde 1941 y hasta 1952, la Biblioteca Nacional de Colombia sostuvo una pequeña editorial bajo el nombre Prensas de la Biblioteca Nacional. En 1947 la editorial de la Biblioteca pasó a manos de la Secretaría General del Ministerio[9]​ y cambió su nombre a Prensas del Ministerio de Educación-Departamento de Extensión cultural y Bellas Artes. En el artículo 7 de dicho decreto se eliminó el nombre de la Biblioteca Nacional y se reemplazó por el del Ministerio de Educación.[10]

Desde la inauguración del edificio en 1938, la Biblioteca Nacional albergó varias exposiciones de arte. El 20 de julio de 1938, junto a una exhibición de libros de diferentes países, sus corredores y salas exhibieron obras de arte de diversas épocas y corrientes. Desde objetos religiosos coloniales hasta escultura, la inauguración contó con una importa selección de obras de arte. En agosto de 1939 se inauguró una exhibición de la obra escultórica del artista español Victorio Macho. A la inauguración asistieron el presidente Eduardo Santos y el botánico y sacerdote Enrique Pérez Arbeláez.[11]

La Ley de Depósito Legal está regulada por la Ley 44 de 1993, la cual consiste en que cada uno de los editores de obras impresas, productores audiovisuales, productores fonográficos, y de videogramas debe entregar cierto número de ejemplares de sus obras impresas, audiovisuales o fonográficas, ya sean producidas dentro del territorio colombiano o importadas.

La Biblioteca Nacional puede rechazar los ejemplares entregados en calidad de depósito legal si no están en buenas condiciones para su conservación y preservación; igualmente no se recibirá un solo ejemplar cuando la ley disponga que el depósito legal es de dos ejemplares, excepto cuando llegue por correo, en cuyo caso se hará la solicitud del ejemplar faltante y si pasados tres meses no se ha recibido, este título será ingresado por Donación, entendiéndose que no ha cumplido con el Depósito Legal.

Gracias a la Ley de Depósito Legal, a las compras y a las donaciones, la Biblioteca Nacional cuenta con más de tres millones de impresos, dentro de los cuales se pueden encontrar verdaderas joyas editoriales de la historia colombiana y universal.

Su colección incluye: 51 libros incunables universales, 610 volúmenes de manuscritos, numerosas ediciones elzevirianas, y cerca de 30 mil libros publicados antes de 1800. Las primeras publicaciones colombianas, que datan de 1738, son unas pequeñas novenas religiosas, impresas en Santafé, en la imprenta de la Compañía de Jesús. La Hemeroteca Manuel del Socorro Rodríguez cuenta con una completa colección de prensa colombiana que incluye el Aviso del terremoto, la primera publicación de noticias conocida en la historia de Colombia y que data de 1785. Más de 3500 títulos del siglo XIX, y publicaciones de las principales ciudades del siglo XX y XXI.

Los más de 25 fondos particulares proceden de compras y donaciones de personalidades de la vida política y social colombiana:

También posee obras pictóricas de valor histórico como las acuarelas de la Comisión Corográfica de mediados del siglo XIX, las ilustraciones de Alberto Urdaneta, José María Espinosa y Bernardo Rey.

Igualmente, cuenta con una amplia cantidad de fonogramas procedentes de la ley de depósito legal. En el año 2014 un inventario realizado reveló, entre otros tesoros, la existencia de aproximadamente 2000 libros escritos en idioma alemán y letra gótica donados por la Alemania nazi, a través de Wilhelm Faupel, para el 400 aniversario de la fundación de Bogotá.[12]

Dentro de sus ejemplares más valiosos se encuentran la edición de 1539 de Los Cuatro Libros del Amadís de Gaula, de la cual no se conocen otros ejemplares; la primera edición de 1613 de las Novelas Ejemplares de Miguel de Cervantes, de la cual sólo se conocen cinco copias en todo el mundo; la primera edición de La hermosura de Angélica de 1602 y de Jerusalén conquistada de 1609, ambas de Lope de Vega; la primera traducción de Petrarca al español, y Los triunfos, de 1512.



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