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Cocito



En la mitología griega, el Cocito (en griego Κωκυτός Kôkutos, ‘lamentación’) es un río del Hades, el país de los muertos, por cuyas orillas vagaban los que no podían pagar a Caronte, según la mayoría de las fuentes, durante 100 años. Era un afluente del Aqueronte (y trae el agua de la Estigia) y era alimentado por las lágrimas de los ladrones, los pecadores y de todos aquellos de mala conducta. Presumiblemente su padre era, como con los demás ríos, Océano.

En la tradición romana (notablemente en Virgilio), el Cocito se convirtió en el principal río del Hades.

Como parte de la mitología griega, y según algunas tradiciones, el Cocito era el río que delimitaba la frontera entre el reino de los vivos y los muertos, en continuidad con el famoso Aqueronte, del que era un afluente. Los muertos condenados a cruzarlo debían pagar un óbolo al barquero Caronte; aquellos que no podían permitirse pagar el coste eran obligados a vagar, como sombras, alrededor de sus orillas. Muchas otras tradiciones, sin embargo, atribuyen el papel de cuenca del infierno greco al río Estigia, y otras al Aqueronte. Además de éstos, otros ríos infernales de la mitología griega eran el Flegetonte y el Lete

En la visión del Infierno dada por Dante en su Divina Comedia, el Cocito es un inmenso lago congelado, situado en el noveno círculo del Infierno. Aquí, según Dante, se castiga a los traidores, sepultados por el hielo y continuamente afectados por las frías ráfagas de viento producidas por las inmensas alas de Lucifer. En la descripción de Dante, Cocito es retratado como un lugar terrible, cuyo aire se hace eco de las quejas de las almas que sufren continuamente torturadas por la picadura de las heladas, con extremidades y rostros congelados por el extremo frío.

Según Dante, aquí se castigaban a los pecadores, culpables de traición a la patria, enterrados en el hielo a distintas profundidades, dependiendo de la gravedad de su delito. En consecuencia, Cocito estaría dividido en cuatro zonas circulares concéntricas (4 esferas o secciones) entre ellos:

En el corazón de la Judeca, la última de las cuatro zonas concéntricas se encuentra Lucifer, inmerso en una pequeña capa de hielo hasta la cintura. Estos lo describen cómo un enorme trifronte que, con su tremenda boca mastica continuamente en cuestión de segundos a los tres mayores traidores de la historia: Cayo Casio Longino y Marco Junio Bruto, traidores del César y, en la boca central Judas Iscariote, el traidor de Jesús.[1]



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