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Cueca chilena



La cueca es un género musical y una danza de parejas sueltas mixtas de fines del siglo XVIII.[4]​ Los bailarines, quienes llevan un pañuelo en la mano derecha, trazan figuras circulares, con vueltas y medias vueltas, interrumpidas por diversos floreos. Generalmente, se considera un baile de conquista del hombre a la mujer, aunque no necesariamente tiene un motivo amoroso. Su origen está cuestionado y existen diversas teorías o corrientes sobre su origen y evolución.[1][2][3]

Se baila «bajo denominaciones más o menos diferentes» desde Colombia, pasando por Perú y Bolivia, hasta Argentina y Chile, y tiene distintas variedades, tanto en el ritmo como en la coreografía, según las regiones y las épocas, «lo único que les diferencia es el color local que van adquiriendo en distintos sitios, así también como el número de compases que varía de unas a otras».[5]

El 6 de noviembre de 1979 fue oficialmente declarada «danza nacional de Chile».[6]​ En 1989 el gobierno chileno declaró el 17 de septiembre como «Día Nacional de la Cueca».[7]​ El gobierno de Bolivia declaró la variante boliviana patrimonio cultural e inmaterial del país el 30 de noviembre de 2015;[8]​ además, declaró «Día de la cueca boliviana» al primer domingo de octubre.

El origen de la cueca, «danza extraordinaria, la más compleja del mundo en su género, la más profunda y noble de América»,[9]​ no está totalmente definido[1]​ y existen varias teorías o corrientes sobre él y su evolución.[1][2]​ Entre sus estudiosos, hay diversas opiniones: Pedro H. Allende y Vicente Salas Viú (1911-1967) indican su origen español —el primero la deriva de la zambra y el segundo, del fandango—, Pablo Garrido Vargas (1905-1982) propone su origen negro y Eugenio Pereira Salas sugiere su ascendencia peruana.[3]

Una de ellas postula que sería posible considerarla una representación del cortejo entre el gallo y la gallina: los pañuelos podrían simbolizar las plumas o las crestas, dentro de una coreografía que se caracteriza por ser de «pareja suelta interdependiente», tal como lo indica Carlos Vega.[10]

Otra indica que se remontaría a las formas musicales pertenecientes a la tradición gitano-andaluza llevada por los españoles a Chile,[11][12][13]​ que tendría sus antecedentes en el elemento morisco de la zambra[1]​ (del árabe hispánico zámra, y este del árabe clásico zamr, 'tocata').[14]​ A aquello se sumarían «dos elementos, el coreográfico y el sentido pasional de la cueca, [que] son derecha e inmediata consecuencia del fandango» según Carlos Vega.[9]

Otra propone que se habría originado en Chile por los esclavos negros que estaban de paso camino a Perú.[15][n 1]​ En su ensayo La zamacueca y la zanguaraña (Juicio crítico sobre esta cuestión internacional) (1882), el historiador Benjamín Vicuña Mackenna afirmó que «[t]rajéronla a Chile, primero que al Perú, a fines del pasado siglo [XVIII], los negros esclavos que por esta tierra pasaban via Los Andes, Quillota y Valparaíso, a los valles de Lima, en viaje desde los valles de Guinea [...L]a primera tradición escrita que de ella hemos encontrado [...] está ubicada en Quillota».[4]​ Esa referencia es una relación escrita por el comerciante francés Julien Mellet, apodado El Americano, que viajó por Chile y Perú, y que narra que vio bailar la «zamacueca» o «zamba cueca»[16]​ en 1813 en Quillota y luego en El Almendral:

Entonces, era bailada en chinganas, algo indecoroso; fijó su domicilio en Perú, destino final del viaje de los negros esclavos.[15]​ Luego, «semiennoblecida la zamacueca en Lima, pasó a Chile el año 1824 o un poco antes, como cosa de negros, y como tal fueron los negros del famoso batallón número 4 los que la trajeron en su banda».[4]​ El escritor e historiador mexicano Moisés Ochoa Campos (1917-1985) documentó que la «chilena» había llegado a Acapulco en 1822 con la escuadra chilena, enviada por el general Bernardo O'Higgins para apoyar a los insurgentes en la guerra de independencia de México.[17]

Otra sugiere que se habría originado en la zamacueca. El músico y compositor José Zapiola escribió: «Desde [1823], hasta hace diez o doce años, Lima nos proveía de sus innumerables i variadas zamacuecas, notables e injeniosas por su música [...] La especialidad de aquella música consiste particularmente en el ritmo i colocacion de los acentos propios de ella, cuyo carácter nos es desconocido, porque no puede escribirse con las figuras comunes de la música[18]​ [...] Al salir yo [en] mi segundo viaje a la República Argentina, Marzo de 1824, no se conocia ese baile. A mi vuelta, Mayo de 1825, ya me encontré con esta novedad (ortografía original)».[4]​ El escritor Eduardo Barrios sostuvo que la cueca chilena poseía características distintivas que la diferenciarían de la zamacueca peruana: Un baile más estilizado, con menos insinuación sexual, con mayor relevancia al canto y a la danza, y sin movimientos exagerados.[19]

Con el tiempo, habría desarrollado características y modalidades propias, y se habría convertido en una variante local, siendo conocida como «zamacueca» o «cueca» —por aféresis—, y en otros países como «zamacueca chilena», «cueca chilena» o «chilena».[20][21][22]

Esta danza, llamada «zamacueca» o «cueca»,[20]​ se instaló, desarrolló y difundió a lo largo del siglo XIX en las cantinas y chinganas,[23]​ lugares que se transformaron en centros de entretenimiento y fiesta popular.[24]

Durante su estadía en Chile entre 1844 y 1848, el inglés Fred Walpole describió algunas de las características del baile: acompañamiento de arpa o guitarra, marca de tiempo con un golpeteo de palmas o tamboreo de la guitarra, canto en el registro más agudo posible y una particular forma de tañer la guitarra, que consiste en «deslizar la mano derecha a través de todas las cuerdas de la guitarra, volviéndola cada vez con un golpe en la caja».[25]

En 1822, por medio de los marineros chilenos,[17]​ y entre 1848 y 1855, con los inmigrantes y aventureros chilenos durante el auge de la fiebre del oro de California,[26][27]​ llegó a las costas de los estados mexicanos de Guerrero y Oaxaca, donde fue conocida como «chilena».[22]​ Entre 1837 y 1839, junto con las tropas chilenas del Ejército Unido Restaurador que lucharon en la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, la «zamacueca chilena» o «cueca chilena» llegó a Perú.[28]

Asimismo, durante la segunda mitad del siglo XIX, esta danza tuvo gran éxito al difundirse por diversos países latinoamericanos sencillamente como «chilena».[21]​ Ingresó a Argentina por Cuyo —allí se documenta su presencia aproximadamente en 1840 y en la provincia de Buenos Aires, en 1850—, donde fue conocida como «cueca», mientras que en las provincias del noroeste argentino y en Bolivia fue llamada «chilena».[20]​ Durante las décadas de 1860 y 1870 se convirtió en la forma más popular en Perú,[29][30]​ donde se hizo conocida entonces como «chilena»[31][32][33]​ —en marzo de 1879, los bailes llamados «chilenas» fueron rebautizados como «marineras»[20][21][28][34][35]​ por el escritor y músico peruano Abelardo Gamarra—.[31][32]

Fue asociada al roto, con quien se trasladó durante el siglo XX a las zonas urbanas preindustriales, donde se cobijó en la periferia santiaguina y en barrios como La Vega, Estación y Matadero.[11]

Pese a estar presente durante gran parte de la historia del país, la cueca fue oficializada como «danza nacional de Chile» a través de un decreto publicado en el Diario Oficial el 6 de noviembre de 1979.[6]​ Diez años después, se declaró el 17 de septiembre como «Día Nacional de la Cueca».[7]​ Aunque es tradicionalmente bailada para las Fiestas Patrias en septiembre,[36]​ existen lugares en la capital chilena donde es posible bailarla durante todo el año.[37]

Musicalmente, su ritmo es de 6/8 con una duración menor a dos minutos.[38]​ Métricamente, su texto se compone de catorce versos divididos en cuatro estrofas —una copla, dos seguidillas y un pareado o remate—,[38][39]​ como en el siguiente ejemplo («La rosa y el clavel», Jorge Martínez Serrano, 1962):

La primera estrofa, de cuatro versos octosílabos, es una copla con rima par ABCB; es decir, riman los versos segundo y cuarto:

La segunda estrofa, también de cuatro versos, alterna versos heptasílabos y pentasílabos con rima par DEFE (riman los versos segundo y cuarto, los de cinco sílabas) —es decir, una «seguidilla arromanzada»—:

La tercera estrofa también es una seguidilla arromanzada con rima par EGHG. El primer verso de esta estrofa es exactamente igual al último de la estrofa segunda, pero finaliza con un «mi alma» o un «ay sí», que lo transforman de un verso pentasílabo a uno heptasílabo:

Finalmente, el pareado o remate, formado por un verso heptasílabo y otro pentasílabo, idealmente con rima consonante GG:

Hoy en día, la cueca puede tratar de cualquier tópico contemporáneo;[11]​ sin embargo, en la cueca tradicional es común encontrar los siguientes temas: geográficos, históricos, picarescos y románticos.[39]

Según Salas y Pauletto, la tonalidad «más común» de las cuecas es la menor; no obstante ello, «se encuentran algunas en tonalidad mayor; [...] en cuanto a la medida, se emplean el 3/4 o 6/8».[5]

En su versión más difundida, la de la zona Central de Chile, los instrumentos tradicionalmente empleados para tocar cueca son los de cuerda pulsadaarpa, guitarra y guitarrón chileno— y los de percusiónpandero y tormento—; en ocasiones, también se utilizan el acordeón, la bandurria chilena, la batería, el contrabajo, el piano y la vihuela.

Para referirnos al estilo, debemos fijarnos en el modo de bailar. Tipos hay varios, pero en cuanto a los estilos, «hay tantos como parejas que la bailen». Generalmente se pueden encontrar desplazamientos y argumentos que aducen a «una pantomima amorosa y equilibrada». Corporalmente la mujer se muestra erguida y realiza más movimientos estilísticos que el hombre, aunque con pasos «cortos, caminados, valseados, escobillados, zapateados con rebote y a veces a pequeños saltos».[cita requerida]

Se llevan a cabo cuatro competiciones nacionales con parejas representantes de todas las regiones del país:[40]

La cueca no solo es bailada a lo largo de Chile, sino también por miembros de las comunidades chilenas en el extranjero, donde igualmente se llevan a cabo campeonatos de esta danza.[42]

La cueca se desarrolló a lo largo de Chile, adquiriendo características propias en cada región del país. Así, según la ubicación geográfica, presenta diferencias que llevan a distinguir las siguientes variaciones respecto de la cueca tradicional. Hay 17 tipos de cueca,[cita requerida] entre los cuales están:[38]

Entre las más conocidas cuecas chilenas se encuentran:[45]

También existen algunas danzas derivadas de la cueca, llamadas «variantes». Entre estas se encuentran la cardita, la cueca ligera, la ingeniera, la porteña (no confundir con la cueca porteña) y el perseguidor (variante de la porteña).[cita requerida]

A lo largo del siglo XIX, esta danza se difundió con éxito por diversos países latinoamericanos sencillamente como «chilena».[21]

En 1822, por medio de los marineros de la escuadra chilena, enviada por el general Bernardo O'Higgins para apoyar a los insurgentes en la guerra de independencia de México,[17]​ y entre 1848 y 1855, con los inmigrantes y aventureros chilenos durante el auge de la fiebre del oro de California,[26][27]​ la cueca llegó a los puertos de Acapulco (Guerrero), Huatulco y Puerto Ángel, (Oaxaca), donde se combinó con las tradiciones mestizas de la región suriana y dio origen en México al nuevo género musical denominado «chilena».[22]

Este género musical surgió específicamente en lo que hoy comprende el estado de Guerrero y muy pronto se expandió por toda la zona conocida como la Costa Chica, que comprende los estados de Guerrero y de Oaxaca. En otros estados de la República Mexicana y en Estados Unidos, la «chilena» llegó a implementarse como un género musical más, debido a las migraciones en masa de pobladores provenientes de las regiones de la costa durante las décadas de 1980 y 1990.

Hacia el final de la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), junto con las tropas chilenas del Ejército Unido Restaurador,[28]​ la «zamacueca chilena» llegó al Perú, donde se convirtió en la forma más popular durante las décadas de 1860 y de 1870,[29][30]​ y se hizo conocida entonces como «chilena»[31][32][33]​ —en marzo de 1879, los bailes llamados «chilenas» fueron rebautizados como «marineras»[20][21][28][34][35]​ por el escritor y músico peruano Abelardo Gamarra el Tunante—.[31][32]

Las primeras marineras fueron publicadas en el diario El Nacional en marzo de 1879: el día 8,[49]​ «La Antofagasta», puerto boliviano ocupado por Chile en esos días, escrita por el Tunante con música de Nicanor Núñez del Prado; y el día 15,[49]​ «Ciruelas de Chile», escrita y musicalizada por José Alvarado, Alvaradito.[50]

Hay fuentes que señalan que la marinera «viene de la jota aragonesa, de la zamacueca y de la chilena, se desliga de su nombre anterior ("chilena"), como consecuencia de la guerra con Chile y asume una connotación nacionalista para convertirse en una versión de música peruana con identidad propia».[51]

Su presencia se documenta en Cuyo aproximadamente en 1840 y en la provincia de Buenos Aires en 1850.[20]​ Ingresó a Argentina desde Chile por Cuyo —primero como «zamacueca» y posteriormente como «cueca chilena»—, donde conservó el nombre de «cueca».[20]

La cueca cuyana es esencialmente cantada, con acompañamiento de guitarra —antiguamente también se usaba el arpa—, y puede llegar a tener una extensión de 40 o 48 compases.[20]​ Presenta diferencias musicales y coreográficas con la actual «cueca chilena»; musicalmente, posee la bimodalidad de la antigua zamacueca, pero en modo menor.[20]

También existe la «cueca norteña», o «chilena» a secas para los habitantes de las provincias del noroeste argentino y Bolivia,[20]​ variante que ingresó a la provincia de Jujuy a través de Bolivia directamente desde Perú —en este último país, «hasta [marzo de 18]79 era más generalizado llamarl[a] chilena»;[31][32]​ desde entonces, allí ha sido denominada marinera—[21][28][34][35]​ y en el último cuarto del siglo XIX alcanzó las provincias de Salta y Tucumán.[20]

Entre los subgéneros de esta variante se encuentran:

Entre las diez más famosas «cuecas cuyanas» se encuentran:

En 1865 ingresó a Bolivia desde Perú[20]​ —en este último país, «hasta [marzo de 18]79 era más generalizado llamarl[a] chilena»;[31][32]​ desde entonces, allí ha sido denominada marinera—.[21][28][34][35]​ En general, se puede afirmar que en Bolivia es una danza que se baila en acontecimientos sociales, especialmente familiares, así como en celebraciones patronales como el carnaval de Oruro, festividad de Urkupiña y la fiesta del Gran Poder. El 30 de noviembre de 2015, el gobierno boliviano declaró la cueca boliviana patrimonio cultural e inmaterial del país a través de la ley 764;[8]​ asimismo, declaró «Día de la cueca boliviana» al primer domingo de octubre.

Entre los subgéneros de esta variante se encuentran:

Según el tipo de cueca representada, cambia el vestuario utilizado: la mujer viste de chola boliviana chuquisaqueña, potosina o paceña usando una pollera relativamente larga y botas; mientras tanto, en Tarija las polleras son más cortas y la chaqueña utiliza una falda larga floreada. El varón se viste con un pantalón, camisa, chaleco y sombrero. La cueca en Tupiza (Sud Chichas) también es alegre y saltada, la mujer viste pollera corta y sombrero alón blanco, el varón viste pantalón camisa, poncho colorado y sombrero alón blanco.

Entre las diez cuecas bolivianas más populares y de renombre se encuentran:



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