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Elecciones presidenciales de Francia de 2017



Las elecciones presidenciales de Francia de 2017, undécimas elecciones presidenciales de la Quinta República Francesa y décimas mediante sufragio universal directo, fueron un proceso electoral en cuya primera vuelta tuvo lugar el domingo 23 de abril y la segunda vuelta el domingo 7 de mayo[nota 1][36][37]​ que permitió elegir al presidente de Francia para ejercer un mandato de cinco años. El presidente hasta entonces en el cargo, François Hollande, decidió no presentarse a la reelección, hecho inaudito para un presidente de la Quinta República que estaba finalizando primer mandato. Otro hecho inaudito fue que esta elección se desarrolló bajo estado de emergencia decretado después de los atentados de noviembre de 2015 en París.

Antes de las elecciones hubo tres elecciones primarias en las que pudieron participar simpatizantes y no solo militantes de los diferentes partidos políticos: la «primaria de la ecología» del partido Europa Ecología Los Verdes[nota 2]​, la «primaria abierta de la derecha y el centro» de Los Republicanos y la «primaria ciudadana» del Partido Socialista. La campaña electoral fue perturbada por los escándalos políticos y judiciales en torno a François Fillon y su familia y en torno a Marine Le Pen y su partido.

En la primera vuelta se enfrentaron once candidatos. Emmanuel Macron obtuvo la mayor parte de los votos por encima de Marine Le Pen pasando ambos a la segunda vuelta. Aun así, junto con François Fillon y Jean-Luc Mélenchon, el porcentaje entre los votos de los cuatro candidatos fue extremadamente cerrado (4.43 % de diferencia entre el primer y el cuarto candidato).

Por primera vez, ninguno de los candidatos de los dos partidos políticos que habían ostentado hasta ese entonces la presidencia de la Quinta República se encontraba presente en la segunda vuelta. Esta segunda vuelta tuvo lugar el 7 de mayo y el resultado fue la victoria de Emmanuel Macron con 66.1 % de los votos contra 33.9 % para Marine Le Pen. La votación estuvo así mismo marcada por una fuerte abstención (25,4 %) para una segunda vuelta presidencial y por un récord de votos en blanco o nulos, los cuales fueron contabilizados en más de 4 millones.

En la toma de posesión, el domingo 14 de mayo, Emmanuel Macron se convirtió en el más joven jefe de estado francés de la era republicana desde Napoleón Bonaparte (quien tenía 30 años en 1799).

Después de estas elecciones el 11 y el 18 de junio de 2017 se siguieron unas elecciones legislativas para elegir la Asamblea Nacional, en la que el partido de Emmanuel Macron obtuvo una mayoría por lo que existe la posibilidad de que aplique gran parte de su programa.

La campaña y la designación de los candidatos rompieron con las normas de las elecciones presidenciales anteriores, dándole un carácter imprevisible y anunciando una recomposición del paisaje político francés. Por primera vez bajo la Quinta República el presidente que estaba terminando su mandato François Hollande, escogió no ser candidato para sucederse. El resultado de las elecciones primarias abiertas de los dos grandes partidos fue igualmente una sorpresa: Los favoritos (Alain Juppé, y en una menor medida Nicolas Sarkozy; para Los Republicanos; Manuel Valls y Arnaud Montebourg para el Partido Socialista) fueron eliminados por candidatos menos esperados (François Fillon y Benoît Hamon). Marcada por varios giros así como de presuntos hechos de favoritismo, de corrupción y de empleos ficticios (por parte de François Fillon y de Marine Le Pen), se previó, según las encuestas, una baja intención de votos para los dos grandes partidos, en provecho de candidatos de partidos que nunca habían estado en el poder (Emmanuel Macron para En Marcha y Marine Le Pen pata el Frente Nacional). Varios partidos del paisaje político tradicional francés no fueron directamente representados en las elecciones (Europe Ecologie Los Verdes, Modem, la UDI o incluso el Partido Comunista), optando cada uno por un sistema de alianzas con otros movimientos.

Las elecciones de 2017 intervienen en un contexto agitado: la presencia de una crisis migratoria en Europa que afecta directamente a Francia, cuestionamientos cada vez más fuertes a la globalización con llamados al proteccionismo,[38][39]​ cuestionamientos sobre el futuro de la Unión Europea sobre todo después de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y de manera general a una subida de las incertidumbres geopolíticas, notablemente después de los atentados yihadistas, al aumento de poder de China y la cuestión de las relaciones de la Unión Europea con Rusia después de la crisis ucraniana, así como incertidumbres sobre el futuro después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.[40]​ Todas estas inquietudes favorecen el rearme del ejército. En Francia, el jefe de Estado mayor de los ejércitos, en un artículo publicado en diciembre de 2016, pidió un aumento del presupuesto de defensa.[41]​ En los asuntos interiores, Francia también esta confrontada a numerosos desafíos: una elevada tasa de desempleo, la sostenibilidad del régimen de pensiones y el de seguridad social, problemas de equilibrio presupuestario y de deuda pública, problemas de inseguridad, de polución, etc.

En un contexto de gran vigilancia de las fuerzas de policía, dos hombres sospechosos de preparar atentados en relación con la elección presidencial fueron arrestados el 18 de abril, algunos días antes de la primera vuelta.[42]

El encuestador Jérôme Fourque reveló que, como pudo verse en las votaciones en el extranjero del año 2016 — el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, las elecciones presidenciales de Austria de 2016 y las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016 —, « la variable del nivel del diploma (nivel educativo) es un dato de más en más importante» e impone «una nueva segmentación de las sociedades occidentales entre los ganadores y los perdedores de la globalización» que «compite con; y a veces suplanta a la tradicional oposición entre la izquierda y la derecha». en el escrutinio francés, esta línea de fractura se observa particularmente entre Marine Le Pen (Claramente a la cabeza entre los candidatos menos diplomados) y Emmanuel Macron (claramente en cabeza entre los candidatos más diplomados), que además ambos abogan por un reemplazo del desacuerdo entre izquierda y derecha por uno nuevo; entre los "globalistas" y los "patriotas" para la primera; entre los "progresistas y los "conservadores" para el segundo.[43]

Mientras que Rusia fue acusada de interferencias en las elecciones estadounidenses y que ¡En Marcha!, partido del candidato Emmanuel Macron, la acusó en febrero de 2017 de tentativas de desestabilización por medio de ciberataques, el ministro de Relaciones Exteriores Jean-Marc Ayrault declaró que París «no aceptara intromisión alguna en el proceso electoral» y una sesión del consejo de Defensa y de Seguridad nacional fue organizado por el presidente para abordar el problema.[44]​ En marzo de 2017, el jefe de la comisión de inteligencia del Senado de los Estados Unidos, Richard Burr, afirmó que Rusia estaba «activamente implicada» en la elección presidencial francesa.[45][46]​ La prensa rusa, particularmente Sputnik y RT, sostienen la candidatura de Marine Le Pen — recibida por Vladímir Putin el 24 de marzo de 2017 — y alimentan una campaña negativa contra Emmanuel Macron.[47][48]​ Según un estudio llevado por la firma británica Bakamo, publicado cuatro días antes de la primera vuelta, un cuarto de los enlace= compartidos por los internautas franceses sobre la campaña electoral entre el primero de noviembre y el 4 de abril eran contenidos falsos («Fake News») y favoreciendo en gran medida los candidatos euroescépticos; en el seno de esta categoría, un enlace sobre cinco estaba ligado a una agencia de noticias estatal rusa.[48]

El primero de diciembre de 2016 a las 20 horas locales, el presidente en el cargo, François Hollande, anuncia públicamente en una alocución solemne que renunciaba a solicitar un segundo mandato presidencial, ocurriendo esto por primera vez en la historia de la Quinta República.[49][50][51]​ Varias razones podrían explicar esta decisión: el nivel de popularidad del presidente se encontraba muy bajo en las encuestas, el efecto perjudicial contra su imagen del libro publicado por su exesposa, Merci pour ce moment, o el de dos periodistas de más reciente publicación, titulado Un président ne devrait pas dire ça....[52]

El politólogo Eddy Fougier afirmó que en la historia de la Quinta república, las elecciones sin presidente saliente, «que se produjeron en 1969, en 1974 y en 2007, fueron un poco diferente de las demás. Contribuyeron a una renovación del personal político con candidatos que se presentaron por primera vez a las elecciones presidenciales, que pertenecían a una nueva generación y que experimentaron una gran voluntad de desempolvar la manera de hacer política (con Valéry Giscard en 1974 o con Sarkozy en 2007). Estas elecciones también en gran medida favorecieron a el centro político, más específicamente a la centro derecha como lo demuestran los ejemplos de Alain Poher quien se hizo presente en la segunda vuelta de 1969, la victoria de Valéry Giscard en 1974 y el buen resultado alanzado por François Bayrou (19%)»[53]

Antes de esta elección, varios partidos políticos organizaron elecciones primarias para poder nombrar el candidato de su partido para las elecciones presidenciales

El partido de Los Republicanos organizó por primera vez una primaria abierta para una elección presidencial, la Primaria francesa de la derecha y el centro Primaria francesa de la derecha y el centro, tal como lo había hecho en 2011 Europa Ecología Los Verdes, así como el Parti,f v,. v,.ds v.d m cdo Radical de Izquierda también en 2011; la primaria fue ganada por François Fillon. En la izquierda fue organizada una «primaria ciudadana».

El politólogo Pascal Perrineau observó una «izquierda francesa que implosiona al mismo tiempo tanto en el terreno económico y social (la Ley Macron y la Ley El Khomri como ejemplos) como en el terreno de los valores (perdida de la nacionalidad francesa). Frente a este proceso que no paro de acentuarse y más allá de la fractura entre la derecha tradicional y el Frente Nacional, el fraccionamiento de las derechas, si es real, puede parecer relativamente modesto. Es más el fruto de un choque entre las personas y de las ambiciones personales que ellos cargan que de un afrontamiento entre diversas ideas». El constato a nivel global «un contexto de relativo cansancio de los programas políticos tal como fueron reconstruidos y creados después de la Segunda Guerra Mundial», valorando que ellos «entraron en crisis e hicieron objeto de cuestionamientos muchas veces profundos».[54]

El periodista Éric Dupin subrayo que «el elector francés no [...] tuvo nunca que elegir entre un candidato de la izquierda liberal, de la izquierda socialista y de la izquierda radical» (a través de las candidaturas respectivas de Emmanuel Macron, Benoît Hamon y Jean-Luc Mélenchon).[55]

En encuestas anteriores se determinó que Macron era el candidato junto con Marine Le Pen que más atraía a los franceses estando los dos bastante parejos, estando bastante cerca ambos.[56]

En un sondeo de la empresa OpinionWay publicado por Les Échos el 18 de enero de 2017, 89% de las personas cuestionadas pensaron que los responsables políticos no se preocupaban suficientemente de lo que «piensa la gente como nosotros», y 70% opinó que la democracia no funcionaba particularmente bien, 56% declaró interesarse en la política y el 46% estimó que el voto en las elecciones es la mejor manera de hacerse entender.[57]

Según la ley francesa, para que un ciudadano francés pueda participar como candidato a las elecciones presidenciales debe presentar en su solicitud de inscripción un total de 500 firmas de apoyo por parte de funcionarios públicos locales electos popularmente adheridos a su candidatura, llamadas en francés "patrocinios" (parrainages); tales adhesiones deben provenir, en función de la región representada electoralmente por dichos funcionarios, de al menos 30 Departamentos o Comunidades Ultramarinas diferentes de Francia, y ninguno de dichos departamentos puede acumular más del 10% de los adherentes a dicha candidatura, es decir, no puede haber más de 50 adhesiones a la candidatura por departamento.

El 1 de marzo, el Consejo Constitucional notificó haber confirmado la solicitud de inscripción a la candidatura de las elecciones de 25 aspirantes a candidatos con sus respectivas adhesiones confirmadas hasta ese momento, de las cuales, solo una, la de François Fillon, candidato oficial por el partido Los Republicanos tenía confirmado un número de adhesiones suficientes para ser inscrito como candidato,[58]​ a pesar de que para ese mismo momento el candidato conservador había sido citado por la Fiscalía Financiera del país a causa de una investigación en su contra por presuntos cargos de corrupción,[59]​ por lo cual varios de sus aliados de campaña le habían solicitado que retirara su candidatura.[60][61]

Durante las discusiones sobre la viabilidad de la retirada de Fillon de la carrera presidencial, múltiples comentaristas hablaban de sustituir su figura por la de Alain Juppé,[62]​ quien quedara en segundo lugar en las primarias gaullistas, y quien de hecho, a pesar de no verse presentado oficialmente como candidato presidencial, según la actualización del 3 de marzo del Consejo Constitucional tenía registrada una adhesión para su inscripción.[63]​ Juppé desestimó tales expectativas al descartar su posible nominación como sustituto a la candidatura de Fillon pocas horas antes de una reunión plena del comité político de LR, en la que Fillon aseguró haber recibido respaldo "unánime" para mantener su candidatura.[64]​ A pesar de ello, la actualización del 10 de marzo del Consejo Constitucional aseguraba que la inscripción de Juppé ya alcanzaba los 288 apoyos.[65]

La divulgación del Consejo Constitucional del 7 de marzo corroboraba que tanto el socialista Benoît Hamon como el exsocialista y autodeclarado socio-liberal de centrado Emmanuel Macron habían rebasado los 1000 patrocinios políticos, mientras que los candidatos minoritarios Nicolas Dupont-Aignan (derecha) y Nathalie Arthaud (comunista) habían conseguido rebasar por pocas firmas el mínimo requerido de 500 apoyos, por lo que los cuatro pasaban a engrosar la lista de candidatos inscritos.[66]​ El candidato regionalista Christian Troadec, con pocas decenas de apoyos recogidos, anunció pocas horas después su retirada de la carrera presidencial, alegando verse perjudicado por la divulgación pública de las identidades de los patrocinadores políticos, asegurando que tal disposición cohibía a sus potenciales partidarios de concederle sus votos electorales.[67]​ Para la actualización del 10 de marzo, los candidatos ultranacionalistas Marine Le Pen y François Asselineau se sumaron a la lista de los aspirantes que rebasaban el mínimo requerido para sus inscripciones, sumando 7 candidatos oficiales a una semana del cierre del proceso de inscripciones.[68]

Opinion polling for the French presidential election, 2017.png

Le Monde estimó que «raramente el soberanismo estuvo tan presente en una campaña presidencial».[70]​ Ciertos especialistas consideraron que esta elección condujo a una notable progresión del soberanismo y el populismo.[71][72]Olivier Costa demostró que «los desafíos europeos surgieron como telón de fondo en la campaña, en el contexto de la subida del populismo y de el euroescepticismo en el continente europeo»: cuando cinco candidatos apostaron explícitamente por la salida de Francia de la Unión Europea (François Asselineau, Jacques Cheminade, Nicolas Dupont-Aignan, Marine Le Pen, Philippe Poutou), mientras que solamente François Fillon, Benoît Hamon y Emmanuel Macron adoptaron una «posición moderada» con respecto a la Unión Europea.[73]

Hubo manifestaciones de violencia policíaca en Rennes y París la noche del 24 de abril.[74][75]

Desde el anuncio de los resultados de la primera vuelta, grupos de muy diversa índole, como por ejemplo militantes antifascistas y partidarios de Jean-Luc Mélenchon se reunieron en el este de París para protestar contra la presencia de Marine Le Pen y de Emmanuel Macron en la segunda vuelta. Degradaciones en el mobiliario urbano, tiendas y vehículos particulares tuvieron lugar al margen de estas manifestaciones, en ciertos barrios de París (como por ejemplo Stalingrad o Belleville).[76]

El lunes 24 de abril, el índice CAC 40 ganó 4,1 % desde su abertura, empujada hacia arriba por los valores bancarios cerrando con promedios de entre 7 y 9 %; los mercados ganaron confianza con la que fue considerada una probable victoria de Emmanuel Macron.[77]



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