El homenaje, palabra proveniente del provenzal homenatge, en el contexto del feudalismo (la Edad Media y su extensión en determinados usos durante el Antiguo Régimen) era el primer paso de la ceremonia de homenaje e investidura por la que se establecía un vasallaje. También refiere a la ceremonia completa e, incluso, a los propios conceptos de vasallaje e infeudación y, por extensión de sentido, a cualquier juramento que implicara una obligación de cumplimiento, o a los actos de sumisión, veneración y respeto.
Se utiliza con el verbo rendir («rendir homenaje» u «homenajear») y con la expresión pleito homenaje.
Se realizaba en un lugar específico, la torre del homenaje del castillo del señor. Consistía en una doble promesa verbal y gestual, ante libros o reliquias sagradas, mediante una serie de gestos muy ritualizados y codificados: el vasallo se arrodillaba, colocaba sus manos en posición vasallo y declaraba: «Je deviens votre homme» («Me hago vuestro hombre»). El señor cerraba las manos sobre las de su vasallo en señal de aceptación (inmixtio manum -véase apretón de manos-), y se daban un beso (osculum).
Etimológicamente proviene del provenzal homenatge, en francés hommage (término con el que se utiliza en la mayor parte de los textos, pues es una institución que se extendió especialmente en ese ámbito lingüístico) y latinizado como homagium. Se ha asociado al significado de homme (hombre); aunque su vinculación con el latín homo es muy tardía (hominaticum -en un texto de 1035-, u hominium ).
Recibía diferentes denominaciones debidas a las partes que comprendía: encomendación, investidura, humillación o arrodillamiento -véase proskynesis-, espaldarazo, osculum, inmixtio manuum. También se denominaba sacramentum (no en el sentido de sacramento, sino de juramento) o infeudatio (infeudación, inféodation, enfeoffment).
El vasallo se encomendaba al señor (de ahí el término commendatio -véase encomienda, comendador y encomendero- o el de patrocinium -véase patrocinio, patronazgo y patrón-), pero de una manera totalmente diferente a como lo hacía el colono en el colonato romano o el siervo en la servidumbre feudal (cuya condición social era la propia de un campesino); pues el vasallaje se entendía como un contrato sinalagmático entre iguales (nobles ambos). Por tal contrato, el vasallo recibía del señor un feudo (feudum, beneficium, fief) para su mantenimiento (simbolizado en unas hojas de hierba o un puñado de tierra) y quedaba obligado a guardar fidelidad a su señor y darle, cuando este se lo demandara, auxilium et consilium (servicios militares y políticos). El incumplimiento por cualquiera de las partes suponía la ruptura del contrato y obligaciones del vasallaje por incurrir en felonía.
Una de las primeras referencias a la ceremonia de homenaje la hace Eginardo en sus Anales, donde describe el homenaje de Tasilón III de Baviera a Pipino el Breve (año 757):
A imitación suya se establecieron otros juramentos de fidelidad en otras instituciones (eclesiásticos, órdenes militares), e incluso, como parodia o solemnidad invertida, en la brujería (pacto diabólico, osculum infame), en asociaciones delictivas (mafia) y en reconstrucciones literarias (libros de caballerías y el propio Don Quijote de la Mancha).
Fuera del contexto histórico, en la actualidad se utiliza el término para denominar la celebración (acto público -civil, militar o religioso-, desfile, conferencia, banquete) en la que se "homenajea" o "rinde homenaje" a una persona o institución con motivo de alguna ocasión especial.
Hay ciertas celebraciones patrióticas que se denominan "homenajes" (homenaje a la bandera, homenaje a los caídos -Ceremonial en Homenaje a los Caídos por España-, etc.).
En contextos artísticos, dentro de las obras de arte (muy frecuentemente en las de la música y el cine), se denomina "homenaje" a una forma de cita, alusión, imitación o paráfrasis de una obra artística previamente famosa en otra posterior; cuando la intertextualidad no se produce ocultamente (como plagio) sino abiertamente (como reconocimiento), sabiendo que va a ser apreciada por los que conocen la primera (como complicidad o guiño). Que un autor "rinda homenaje" a otro de esta manera se interpreta como un reconocimiento de prelación o superioridad equivalente al que un vasallo hacía a un señor, en este caso de un discípulo a un maestro.
Además de esta, hay otras formas de recursividad en el te como tema del arte); especialmente, la difusión de los tópicos literarios. Otros asuntos importantes en la teoría del arte y la teoría literaria son los que se identifican con expresiones del tipo "obra dentro de la obra", "cuadro dentro del cuadro", "teatro dentro del teatro", "novela dentro de la novela", etc. La poesía como tópico autorreferencial es en sí misma una sucesión de homenajes.
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