El término Generación del 27 en España es comúnmente asociado al grupo de escritores varones pero también hay escritoras que compartieron las mismas inquietudes y espacios. Desde 2016, tras la publicación del libro Las Sinsombrero de Tània Balló, las escritoras y poetas de esta generación han recibido también el nombre de Las Sinsombrero, aunque bajo este nombre hay también artistas plásticas y pensadoras.
El nombre con el que se conoce a esta generación de artistas es debido al acto de rebeldíaMargarita Manso y Maruja Mallo (ambas residentes en la Real Academia de San Fernando) junto a Salvador Dalí y Federico García Lorca al descubrirse la cabeza al quitarse el sombrero cuando pasaban por la Puerta del Sol, lo que provocó insultos y que les apedreasen los demás viandantes.
que protagonizaronA la crisis de 1898 se sumó la cuestión femenina ya que el movimiento feminista, nacido en Inglaterra y Estados Unidos, que incorporó a la mujer al mundo laboral provocó la aparición de una mujer nueva que, sobre todo a partir de la Primera Guerra Mundial, fue asumiendo un papel cada vez más relevante en la sociedad.
La creación del Lyceum Club Femenino, en 1926, bajo la dirección de María de Maeztu fue un aglutinante del despegar cultural y vital femenino. También en pocos meses aparecieron cinco revistas femeninas que abarcaban todo el espectro político: Mujer (republicana), Nosotras (marxista), Aspiraciones (extrema derecha), Ellas (derecha) y Cultura integral y femenina (republicana). Las de izquierdas querían favorecer la liberación de la mujer, las de derechas apoyar el papel tradicional.
La reducción de la natalidad permitió a la mujer reducir la estancia en el hogar dedicado al cuidado de los hijos.
En 1927 Elisabeth Mulder publicaba Sinfonía en rojo y Josefina de la Torre, Versos y estampas. Pilar de Valderrama tenía ya dos poemarios, Las piedras de Horeb de 1923 y Huerto cerrado de 1925. Ernestina de Champourcín En silencio de 1926, Concha Méndez, Inquietudes de 1926, Cristina de Arteaga, Sembrad de 1925, Josefina Bolinaga Alma rural de 1925, Casilda de Anton del Olmet había publicado sus dos cancioneros, Cancionero de mi tía en 1917 y Nuevo Cancionero de 1929. Carmen Conde publicó en 1929 Brocal. Hay hasta casi 40 mujeres editando sus primeras obras al tiempo que los integrantes varones del 27, muchas de ellas en las mismas imprentas y moviéndose en los mismos círculos.
Rosa Chacel colaboró activamente en revistas como La hora de España, Revista de Occidente y Ultra. María Teresa León, fundadora de las guerrillas de teatro que actuaban en el frente de guerra para entretener a los soldados, fundó la revista Octubre y El mono azul. Ernestina de Champourcin, escribió artículos de crítica en periódicos y revistas, en especial El Heraldo y La Época, donde profundizó en cuestiones como la naturaleza de la poesía pura y la estética de la poesía nueva que cultivaban en esos años los jóvenes del 27. En Héroe, la revista que se imprimió en la imprenta de Concha Méndez y Manuel Altolaguirre, publicaron Ernestina de Champourcin, Rosa Chacel o Margarita Pedroso. Y en La Gaceta Literaria dirigida por Ernesto Giménez Caballero publicaron entre otras Ernestina Champourcin, Concha Méndez, María Luisa Muñoz, Margarita Nelken y Rocha Chacel. Lucía Sánchez Saornil nunca publicó un libro, todos sus poemas aparecieron en revistas como Grecia, Los Quijotes, Cervantes y Ultra.
María Teresa León fue la primera española en conseguir un doctorado en Filosofía y Letras y Concha Méndez obtuvo la carrera de Literatura geográfica y el título de Profesora de español. María Cegarra fue la primera licenciada de España en Ciencias Químicas. Cristina de Arteaga obtuvo la licenciatura en Historia con premio extraordinario en 1921.
Se dedicaban mutuamente poemas. Así Concha Méndez dedicó poemas en su libro Canciones de mar y tierra 1930 a Maruja Mallo, Rosa Chacel y Carmen Conde. Rosa Chacel, a su vez, dedicó poemas a María Teresa León y María Zambrano. Ernestina de Champourcín y Carmen Conde mantuvieron una relación de amistad epistolar a lo largo de toda su vida, como también la mantuvo Conde con María Cegarra. Champourcín compartía tertulias con María Teresa Roca de Togores.
Muchas viajaron por Europa con las becas de la Junta para la Ampliación de Estudios, como corresponsales o por investigación. Concha Méndez incluso se atrevió a viajar sola, lo cual supuso un escándalo en su época.
Los espacios comunes en los que compartían intereses fueron la Residencia de Señoritas y el Lyceum Club Femenino.
En 1930, Ángel Valbuena Prat publica un estudio titulado La poesía española contemporánea en el que solo aparecen tres nombres femeninos: Josefina de la Torre, Ernestina de Champourcín y Concha Méndez. Gerardo Diego los redujo a dos: Josefina de la Torre y Ernestina de Champourcín en la Antología poética española contemporánea (1915-1934) en 1934. A lo largo del siglo XX las antologías de la Generación del 27 no suelen tener nombres femeninos y si los tienen, son estos y, a veces, Carmen Conde y Rosa Chacel, a excepción de una antología hecha por César González Ruano en la que incluyó a más de 250 autores.
Pepa Merlo en su antología Peces en la tierra recoge los poemas de las siguientes poetas:
VV.AA Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27. Edición de Pepa Merlo Fundación José Manuel Lara. Sevilla. 2010
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