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AP-8



La Autovía del Cantábrico (A-8)/Autopista del Cantábrico (AP-8)[3]​ es una vía terrestre de calzada y sentido dobles, que se extiende a lo largo del norte de España, paralela a la costa cantábrica, y que está dividida en dos vías, siendo la primera una autopista de peaje (AP-8), que recorre el País Vasco desde la frontera francesa hasta Bilbao, y la otra una autovía sin peaje (A-8) desde Bilbao recorriendo el resto de la cornisa cantábrica hasta Galicia.

La Autopista del Cantábrico o AP-8 es una autopista de pago que se extiende a lo largo de la costa del País Vasco (España). Comienza en la unión con la autopista A-63 francesa, en el denominado «Puente Internacional de Biriatou» (frontera con Francia) en Irún (Guipúzcoa) hasta Bilbao (Vizcaya), donde enlaza con la AP-68. A partir de ahí se designa Autovía del Cantábrico o A-8. Tiene una longitud de 116 km, de los cuales 37 km son de triple carril por sentido Bilbao - Durango, así como el tramo San Sebastián (Arriceta) - Orio y en construcción de triple calzada Durango - Éibar.

La Autovía del Cantábrico o A-8 es una vía terrestre de doble calzada y sentido que se extiende a lo largo de la costa del Mar Cantábrico, que comienza en Bilbao en la unión de la AP-8 con la AP-68 y acaba en Baamonde (provincia de Lugo) en donde se une a la A-6. Tiene una longitud de 468 km. Paradójicamente, pese a denominarse «Autovía del Cantábrico», se trata de una autopista (cumple los requisitos técnicos que definen una vía como autopista, diferenciándola de una autovía).[4]

La AP-8 (de peaje) se construyó en la década de 1970 como la primera fase de la Autovía del Cantábrico, con la adjudicación del contrato de concesión administrativa en el año 1968.[5]​ Esta primera fase se encargó de cubrir las necesidades de las grandes ciudades del norte. La conservación, explotación y mantenimiento de la AP-8 se divide en dos tramos y a su vez en dos sociedades públicas que las gestionan. En Vizcaya se encarga la sociedad pública Interbiak y en Guipúzcoa, la agencia guipuzcoana de infraestructuras, Bidegi. Aunque su identificador debería ser AP-8, mantiene el identificador A-8 al ser una autopista de titularidad del Gobierno Vasco, por medio de las diputaciones forales, la cual no se ha adaptado al cambio de denominaciones de autovías y autopistas del 2003 (solo se ha adaptado la denominación a AP-8 en los tramos donde se ha mejorado la autopista, en el segundo cinturón de San Sebastián y en la Variante Sur Metropolitana de Bilbao al ser variantes nuevas, conservando el nombre de A-8 en los tramos tradicionales más antiguos). Además, en los carteles informativos del segundo cinturón de San Sebastián se puede considerar que la AP-1 recorre la AP-8 desde Francia hasta el enlace 15A donde se separa hacia Vitoria. Su identificador europeo es E-70 (en todo su recorrido) y también al compartir trazado con la AP-1 tiene como identificadores europeos la E-5 y la E-80.

El tramo Yurreta - Abadiño está libre de peaje para recorridos internos, al igual que los orígenes que provienen de Bilbao con destino Hospital de Galdácano - Vitoria (por N-240).

En el entorno de Bilbao, conviven la A-8 tradicional, sin peaje, con la nueva Variante Sur Metropolitana de Bilbao, de peaje, con la denominación E-70/AP-8. A partir de Bilbao la autopista pasa a denominarse A-8 (no tiene peaje) y continúa hacia Galicia pasando por Torrelavega -donde enlaza con la Autovía Cantabria-Meseta (A-67)-, Gijón y Avilés. En la ronda de Gijón conecta con la AS-I (Autovía Minera) que comunica con Langreo, Mieres y León. También en la circunvalación gijonesa enlaza con la AS-II (Autovía Industrial), nuevo eje de comunicación entre Gijón y Oviedo. A las afueras de Gijón está el nudo de Serín que conecta con la A-66 en dirección Oviedo y León. Termina en Baamonde desembocando en la A-6 entre La Coruña y Lugo.

Los tramos originales que transcurren por San Sebastián reciben la nomenclatura de GI-20 debido a la inauguración del nuevo cinturón de la ciudad.

En Asturias la construcción de la Autovía del Cantábrico tardaría más tiempo por varias razones, destacando su sinuosa orografía, las vicisitudes políticas y judiciales y el hecho de que es en esta comunidad en la que la autovía tiene más recorrido (más de 230 km de los casi 590 totales, contando desde Biriatou hasta Baamonde). Desde la apertura de la famosa «Y» asturiana el 13 de febrero de 1976, habrían de esperarse más de veinte años para la apertura del segundo tramo. De esta forma, y hasta 2005, los tramos inaugurados se centraron básicamente en conectar el centro de Asturias con la Asturias oriental, quedando como sigue;

Hasta que se constituyó la Autovía del Cantábrico como nombre específico (incorporado a cartelería) para esta vía, podríamos hablar de dos A-8. La primera, la ya mencionada de la frontera francesa a Bilbao, y luego estaba el tramo Avilés - Gijón, con kilometraje propio (el kilómetro 1 se situaba en Gijón). Cuando se abrió el tramo que va desde la desviación de la A-66 hacia Santander hasta Lieres, se denominó A-8 en origen, usando el kilometraje de la N-634. Hasta que se terminó el tramo Lieres - Villaviciosa y se renombró como A-64, la A-8 se encontraba dividida en 3 partes, pero con el cambio de denominación de autopistas y autovías por decreto ley de 2003, la Ronda Sur de Gijón, que anteriormente era designada como parte de la N-632, pasó a formar parte de la A-8, mientras que los tramos de la A-8 que pasaban por el concejo de Siero recibieron la denominación de A-64. Ello se debió a dos razones: la primera, de orden práctico, por cuestiones de pura lógica; la segunda, por el hecho de que en un primer momento no estaba asegurada la conexión Grases-Infanzón, de modo que se pensaba que la A-8, una vez enlazada con la A-66 en Matalablima (cercanías de Oviedo), compartiría con esta parte del trazado hasta Avilés. De esta forma, el tramo de entrada a Gijón desde Lloreda quedaba renombrado como autovía GJ-81, como parte del tramo de la «Y» asturiana desde el centro ciudad hasta su entronque con la A-8.

Desde 2005 se consumó el parón en la zona oriental de Asturias en el tramo Llanes-Unquera, convirtiéndose este en un verdadero embudo de la N-634, especialmente en períodos vacacionales, siendo el tráfico de vehículos pesados particularmente intenso en cualquier época del año. Por ello, los esfuerzos se dirigieron hacia la zona occidental de esta comunidad, abriéndose los tramos de forma progresiva tal como sigue:

A partir de abril de 2009, y coincidiendo con la crisis económica, las obras sufrieron un parón importante, lo que llevó al retraso en su apertura. La judicialización del tramo Llanes-Unquera y la evidente necesidad de agilizar las obras, llevaron a dividir este tramo en dos: Llanes-Pendueles y Pendueles-Unquera, que acabaron abriéndose a su vez en dos subtramos. Por otro lado, si bien el tramo Navia-Tapia de la autovía no ofrecía mayormente dificultades, los dos tramos restantes supusieron la construcción de sendos viaductos de gran envergadura: el viaducto sobre el río Barayo en el caso del Otur-Villapedre y el de la Concha de Artedo en el caso del Muros-Las Dueñas, ambos de gran complejidad técnica y una altura considerables.

Finalmente, acabando el año de 2014, se ponía fin a la agonía de los tramos orientales, permitiendo conectar a Asturias con la red europea de autopistas por la alternativa A-67 / S-30 / S-10, a falta de terminar los tramos cántabros. Con todo, el tramo Pendueles-Unquera se caracterizó en su construcción por la abundancia de percances, principalmente debidas a los deslizamientos de la ladera de Villasola, situadas entre las localidades de El Peral y Bustio, del concejo de Ribadedeva que, debido a su inestabilidad, obligaron a un modificado del proyecto para adecuarlo a las normas de seguridad vigentes. Además, resultó compleja la construcción del túnel de Santiuste y el viaducto sobre el río Cabra, en las proximidades de La Franca. De esta forma, la cronología de los tramos restantes queda como sigue:

En Galicia, la Autovía del Cantábrico transcurre enteramente por la provincia de Lugo, desde el Puente de los Santos, entre Figueras (Castropol) y Ribadeo, hasta su entronque con la Autovía del Noroeste (A-6) en Baamonde. El primer tramo en inaugurarse es el Ribadeo-Reinante en mayo de 2007. Desde esta fecha se pone en marcha la inauguración de los tramos gallegos, que queda como sigue:

Desde mayo de 2007 hasta noviembre de 2008, los tramos abiertos al tráfico permiten descongestionar la N-634 a su paso por la comarca de la Mariña Oriental, así como desde Villalba hasta su entronque con la A-6. La crisis económica hará mella y ralentizará la apertura de nuevos tramos, por lo que habrá que esperar dos años para que se inauguren la mayor parte de los tramos de la comarca de Tierra Llana, de escasa complejidad técnica, al discurrir prácticamente en llano. Tras la apertura casi irrelevante del Lorenzana-Mondoñedo, habrá que esperar bastante tiempo para dar por finalizada la construcción de la autovía por Galicia precisamente por los tramos más complejos, especialmente el Mondoñedo-Lindín, ya que el Lindín-Careira, aunque más adelantado, no procedía su utilización al conectar únicamente con vías de comunicación locales, difícilmente operativas para el tráfico que se pretende que deberían acoger. De ahí que los dos tramos fuesen inaugurados conjuntamente, aunque las frecuentes nieblas de la zona obligan a reducir la velocidad, cuando no a cerrar al tráfico el tramo, obligando al uso de la antigua N-634. Las nuevas medidas de seguridad, consistentes en una reducción de velocidad mayor y elementos reflectantes en la calzada parecen no haber dado, por ahora, resultado.

En Cantabria la apertura del subtramo entre Solares y San Vitores, más conocida como la variante de Sobremazas, se lleva a cabo el 7 de agosto de 2014, al mismo tiempo que el tramo Pendueles-La Franca. Restaba por abrir el recorrido entre Sierrapando y San Vitores, correspondientes a los tramos Solares-La Encina y La Encina-Torrelavega, que fueron definitivamente terminados en octubre de 2015.

Respecto al tramo Guitiriz-Lavacolla, que prolongaría la Autovía del Cantábrico hasta Santiago de Compostela, no existe una redacción de proyecto, toda vez que el conductor tiene o va a tener a su disposición dos alternativas a la N-634: una, ya operativa y parcialmente de peaje, mediante la Autovía del Noroeste (A-6) y la Autopista del Atlántico (AP-9) y otra gratuita en un futuro a medio plazo, a través de la Autovía del Noroeste (A-6) y la Autovía Lugo-Santiago (A-54).

En cualquier caso, la finalización de esta autopista/autovía, marca un hito, un antes y un después y, muy probablemente contribuirá a la vertebración de las comunidades de Galicia, Principado de Asturias, Cantabria y País Vasco, con unas relaciones más intensas, especialmente en lo relativo a los territorios del occidente asturiano y los del norte de Galicia, que presentaban más deficiencias en sus comunicaciones. La culminación de la autovía a su paso por Cantabria en octubre de 2015 y, excluyendo el tramo Guitiriz-Lavacolla, habrá supuesto una importante inversión en la construcción de esta infraestructura, salvar dificultades técnicas de gran envergadura (túneles, viaductos de gran altura, paso por zonas muy densamente pobladas, etc.) y superar los vaivenes de las crisis políticas y económicas para una obra que habrá tardado cuarenta y cuatro años en realizarse y de la que todavía quedan retos pendientes (prolongación de la Supersur en Bilbao, ampliación a tres carriles en tramos cántabros y vascos, intervención y posible ampliación a tres carriles del tramo de la A-8 de la «Y» asturiana etc.), bien como su adecuación a las circunstancias que vaya marcando el tráfico en cada momento.

Los 593 km de esta vía están construidos en su totalidad.



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