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Alhama de Salmerón



Vista general de Alhama de Almería con la sierra de Gádor al fondo

Alhama de Almería es una localidad y municipio español de la provincia de Almería en la comunidad autónoma de Andalucía situado en la Alpujarra Almeriense y el valle del Andarax. En 2017 contaba con 3653 habitantes. Su extensión superficial es de 26 km² y tiene una densidad de 140,5 hab/km². La localidad se encuentra situada a una altitud de 520 m s. n. m. y a una distancia de 25 km de la capital de provincia, Almería.

La localidad se ha denominado a lo largo de su historia: Alhama la Seca, Alhama de Salmerón y Alhama de Almería y es conocida por ser la localidad natal del que fuera presidente de la Primera República Española, Nicolás Salmerón Alonso (1838 - 1908).

En los alrededores del municipio, hallamos restos prehistóricos (como la necrópolis de la Loma Galera), no obstante en el vecino pueblo de Santa Fe de Mondújar se encuentra el poblado de los Millares. Hay pruebas evidentes de la existencia de un asentamiento romano, como atestiguan numerosos hallazgos, sobresaliendo la aparición, en 1984, de una estatua de mármol de figura femenina, la Dama de Alhama, encontrada en las cercanías del manantial hidrotermal. Mismamente, bajo el Frontón municipal se halló los restos de una imponente villa romana.

Sobre la cristianización del municipio no existen dudas, pues también se hallaron restos de lucernarios con el característico Crismón (signo de Jesucristo). Desde antiguo perteneció a la Diócesis de Urci (Pechina).

Sin embargo, el nombre de Alhama viene del árabe alhamman que se traduce por agua sagrada, lo que da a entender la relevancia que tuvo el llamado hoy día Balneario de San Nicolás que aún se conserva. La existencia de una fortaleza de carácter defensivo (que ocupa un promontorio a unos 50 m de las últimas casas del pueblo y que fue construida sobre un asentamiento de la edad del Bronce), su enclave estratégico y sus baños termales contribuyeron a dotar de importancia y prestigio al pueblo. Esta fortaleza, conocida como Los Castillejos, construida a finales del S. XIII, era el cuartel general del mítico Señor de Alhama, Azomar. Este árabe osó rebelarse contra el poderoso califa cordobés Abderramán III, muriendo tras una oposición de más de seis años.

Al-Idrisi, famoso geógrafo árabe de la segunda mitad del siglo XII, nos ofrece algunos datos sobre la Alhama ocupada por los musulmanes: A seis millas de Pechina está Alhama, fortaleza situada en lo alto del cerro. Los viajeros de lejanos países relatan que no existe en el mundo otra que sea más sólida ni otro lugar cuyas aguas termales manen a tan cálidas. Desde todos los puntos cardinales acuden ahí enfermos que permanecen allí hasta verse aliviados de sus dolencias o completamente curados. Los habitantes de Almería venían antes a reposar con sus mujeres e hijos. Empleaban allí grandes sumas en comer, beber y otros placeres y el alquiler de una habitación podía alcanzar los 3 dinares almorávides al mes. Los cerros que rodean Alhama son muy ricos en yeso; esa sustancia se extrae, se quema y se transporta hasta Almería para ser utilizada en el ensamblaje de las piedras de los edificios y para enyesarlos. Su abundancia hace que resulte muy económica.

En esta época, y como recoge Luis Mármol de Carvajal en su HISTORIA DE REBELIÓN Y CASTIGO DE LOS MORISCOS DEL REYNO DE GRANADA, la cría de gusanos de seda era también un floreciente comercio en el municipio. Actualmente, siguen conservándose centenarias moreras y la cría de estos gusanos, aunque ya no con fines comerciales, sino como entretenimiento infantil.

     Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001) según los censos de población del INE.[1]      Población según el padrón municipal de 2017 del INE.

     Deuda viva del Ayuntamiento de Alhama de Almería en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.[2]

Si bien existe pruebas de la presencia cristiana antes de la invasión mahometana, no se conoce ningún dato sobre la organización religiosa o la existencia de lugares de culto en Alhama.

Tras la reconquista, el Papa Alejandro VI (1492 - 1503), creó la parroquia de Alhama mediante una Bula del 1 de julio de 1500, concediendo el Señorío a Gutierre de Cárdenas y sus sucesores. Desde un principio se consideró miembro de la diócesis de Almería, pero el Arzobispo Hernando de Talavera, como metropolitano en visita pastoral, incorporó estas tierras a su Archidiócesis granadina. Tras su muerte, el deán de Almería, Francisco de Ortega se apresuró a tomar posesión de la parroquia el 27 de mayo de 1507, en nombre de su tío el Obispo Juan de Ortega (primer obispo almeriense tras la reconquista y que nunca se dignó a pisar su diócesis). Sin embargo, todas las parroquias pertenecientes al Señorío de los Cárdenas, incluida la de Alhama, continuó siendo parte de la Archidiócesis de Granada. Hasta 1953 no volvió Alhama a ser parte de su primitiva diócesis almeriense, siendo su primer obispo Alfonso Ródenas (se hizo cargo de la Diócesis entre 1947 y 1966).

El levantamiento morisco de 1568 acabó con la vida de los cristianos de Alhama, a cuya cabeza estaba el beneficiado Juan Luque. Todos se refugiaron en el torreón de los PP Agustinos de Huécija (que aún se conserva). Como los moriscos no podían llegar a ellos por la fortaleza de la torre, tomaron el piso bajo y levantaron una gran hoguera, martirizándolos a todos de esta cruel manera. En 1588 Jeronimo Briceño de Mendoza, compró al Rey, el cargo de Alférez Mayor del Consejo de Alhama para su hijo Iñigo Briceño de la Cueva. La Guerra Civil Española (1936 - 1939) no se cobró ningún mártir, pues el mismo presbítero fue puesto en alerta por sus verdugos.

El Siervo de Dios, Federico Salvador Ramón (1867 - 1931), fundador de las Esclavas de la Inmaculada Niña (Divina Infantita) y en proceso de beatificación, fue párroco de Alhama en 1927. El actual Pro Vicario General de la Diócesis, así como Vicario para la Acción Pastoral y Clero y canónigo de la S. A. I. Catedral de la Encarnación de Almería, el presbítero fondonero Juan José Martín Campos fue también párroco de Alhama. De esta parroquia han salido tres presbíteros: Rafael Zurita Jiménez, Rector del Santuario de Ntra. Sra. del Saliente, arcipreste de Albox y párroco de Santa María de Albox; Francisco Escámez Mañas, canónigo archivero de la S. A. I. Catedral de la Encarnación de Almería y párroco de Santiago el Mayor de Almería y Antonio Jesús Saldaña Martínez, párroco de Cristo Resucitado de Puente del Río y de Ntra. Sra. Santa María de la Vega de La Curva.

Actualmente, el párroco de Alhama se encarga de las parroquias de Huécija, Alicún y Bentarique. Las antiguas cofradías son sustituidas por pujantes Mayordomías. La vitalidad parroquial se percibe en los numerosos grupos de catequesis que imparte un gran número de mujeres dirigidas por el párroco. El 20 de febrero de 2007 quedó constituido su Consejo Pastoral Parroquial.

Entre los años 2009 a 2012 los Padres Agustinos Recoletos (O.A.R.) se hicieron cargo de la Parroquia. Rafael Rodríguez Sierra, presbítero diocesano, es el actual párroco.

Primeramente el culto se desarrolló en la Mezquita, dedicándose a Santa María de la Encarnación, según el deseo de la piadosa Reina Católica Isabel I de Castilla. Luis Mármol de Carvajal en su HISTORIA DE REBELIÓN Y CASTIGO DE LOS MORISCOS DEL REYNO DE GRANADA, recoge que la prueba del levantamiento morisco en las Alpujarras (Pascua de 1568) que fue enviada al gobernador de Almería fue el misal roto de la Parroquia de Alhama.

El terremoto de 1522 y la Rebelión de las Alpujarras dieron el templo al traste, si bien en 1578 el Alfonso López de Carvajal, en nombre del Arzobispo Juan Méndez de Salvatierra, declaró que la iglesia se había salvado de la quema, aunque estaba hundida y convertida en corral de aves. La negación de los Señores de Cárdenas a reedificarla, atrasó mucho su reparación.

Finalmente, hacia 1650 se levantó una de nueva planta, modificada en 1747 ante las necesidades de una mayor población. Este templo, salvo la rapiña de los franceses, era el que existió casi intacto hasta 1936. Un precioso artesonado mudéjar lo cerraban a los vientos. Para entonces el templo se consagró a San Nicolás de Bari.

La Guerra Civil convirtió al templo en el mercado municipal, quemando todas las imágenes y ropas litúrgicas, si bien el Archivo pudo salvarse engañando a los incendiarios, que se contentaron con un único libro.

Tras la contienda, con gran esfuerzo, volvieron a recuperarse enseres de culto e incluso José Artés de Arcos (natural de Alhama) donó un espléndido retablo.

El mal estado del artesonado, y la penuria del tiempo, unido a las exigencias que se creía pedía el Concilio Vaticano II, obligaron al párroco Andrés Anés a llevar, en 1968, a cabo una nueva reforma. Finalmente el templo, libre de imágenes (excepto la de los santos patronos y el crucifijo), así como retablos, tribunas o púlpitos, presentó una planta de cruz latina, sobria y clara. El obispo Ángel Suquía bendijo el reformado templo en 1969.

En 2005, el párroco Rafael García Yebra, comenzó una nueva reforma que continuó el siguiente párroco Juan José Martín Campos y posteriormente Ángel Beltrán Velasco.

Gracias a la generosidad de José Antonio Picón, Hijo Predilecto del Pueblo, y gracias al valor e ilusión del párroco, Ángel Beltrán Velasco, se retomaron las obras con mayor vigor. Se llevó a cabo un ambicioso proyecto de rehabilitación del templo. Se instaló un moderno sistema anti-humedad, calefacción, megafonía, iluminación, solado, revestimiento de paredes, retablo, baptisterio, lámparas, revestimiento de techumbre, mobiliario. El excelente resultado dejó un templo de aspecto contemporáneo, formado por elementos elaborados del municipio, como el hierro, el vidrio, el mármol y la madera. Actualmente, la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari de Alhama de Almería es un referente artístico de destacada importancia en la Diócesis de Almería.

El 29 de noviembre de 2008, día en que comienza el Septenario a los Santos Patronos, se fijó la fecha para la Consagración y Dedicación de la Iglesia y el Altar. A pesar del frío y las amenazas de lluvia, toda la liturgia católica se desplegó para solemnizar el rito y la Santa Misa. Monseñor González Montes, Obispo de Almería, presidió una emocionante y dignísima celebración litúrgica. Además, el Sr. Obispo quiso participar en la ilusión de los hijos de Alhama, obsequiándolos con una reliquia de San Isidoro de Sevilla, colocada junto a las otras bajo el altar.

El culto a este obispo turco del S. IV, fomentó desde tiempo inmemorial en Alhama, hasta llegar a ser el titular de la Parroquia. El 28 de enero de 1704 se fundó su Cofradía, que en noviembre de 1783 consiguió la rúbrica del Arzobispo que declaraba patrón de Alhama a San Nicolás de Bari, tras la votación de todo el pueblo (incluidas las mujeres y niños). Actualmente la Asociación Cultural San Nicolás de Bari se ocupa de velar por esta secular tradición, si bien se están dando los pasos para constituir una Hermandad.

La imagen primitiva del Santo ardió en 1936, sustituyéndose por otra de estilo bizantino, rechazada por el pueblo que quería una imagen barroca como la pérdida. En 1949 la actual imagen fue donada por Mario López (natural de Alhama), espléndida talla estofada en oro del imaginero sevillano Antonio Castillo Lastrucci.

Los cultos a San Nicolás de Bari, siempre unidos a los de la Inmaculada Concepción de la Virgen, decaídos a finales de los setenta se retomaron en los ochenta y cada año toman nuevo vigor. Actualmente se realiza un septenario y solemnes Misas y procesiones los días 6 y 8 de diciembre. El 6 de diciembre de 2005 la celebración de San Nicolás de Bari fue presidida, por primera vez, por el obispo de la diócesis, ya que tuvo la caridad de presidirla Adolfo González Montes.

Además del templo, existen otros lugares donde se realiza el culto el día de su titular (Santa Misa y procesión), realizándose antes alguna devoción y festejos típicos (verbenas). De todo esto se encargan los Mayordomos, que recogiendo limosnas mantienen las ermitas y sufragan la fiesta. Normalmente, en estas fiestas, suelen repartirse roscos o panecillos bendecidos por el sacerdote, guardándose al menos uno de los obtenidos durante un año para que la prosperidad no falte a la casa que los guarda.

Existen dos Mayordomías dedicadas a la Santa Cruz (3 de mayo), de gran tradición; sobresale la de San Antonio de Padua (13 de junio) que comenzó en el S. XVIII y la romería de la Virgen del Río (fuera del casco urbano), donde se celebra la Asunción de Ntra. Sra. (15 de agosto); es muy típica la de San Marcos Evangelista (25 de abril), donde tiene lugar la bendición de los animales. Recientemente se fundó la de San Juan el Bautista (24 de junio), cuya futurista ermita, obra de la joven arquitecta local Mª Dolores Martínez López, fue bendecida el 23 de junio de 2007.

Mención aparte merece la de las Ánimas Benditas del Purgatorio, bajo la protección de Ntra. Sra. del Carmen. Alejada de fiestas y cultos, es la más visitada por todos los alhameños de toda condición, que dejan generosas limosnas por los fieles difuntos y los que aún viven. Otrora poderosa Hermandad (llegó incluso a poseer los Baños, actual Balneario), sus bienes se limitan hoy en día a la Ermita del S. XIX, pero muy reformada.

Si bien la Semana Santa, decayó significativamente en los años sesenta, se anuncia un despertar. Es de destacar la afluencia al Vía Crucis de la madrugada del Viernes Santo, muy sobrio. Lo que más sobresale es la procesión del Domingo de Resurrección, la del Niño Dios, que ante la devoción de los alhameños debe anunciarse en la Vigilia Pascual para calmar los ánimos. Esta emotiva tradición, que hacía las delicias del mismísimo y anticlerical Salmerón, consiste en procesionar al son de pasodobles una imagen del Niño Dios (ataviado con un racimo de uvas que simboliza el municipio) y otra de su Madre Santísima, entre carreras y gozosos bailes y encuentros de las imágenes mientras los alhameños se encargan de que no cese una enorme lluvia de papelitos. Prohibida, por considerarse obsceno el típico grito de: ¡Viva la pitica del Niño Dios! que suele decirse en la procesión, se recuperó ante la insistencia del pueblo en 1977.

Otra fiesta muy entrañable es la de la Candelaria (2 de febrero), que conmemora la Presentación del Niño Jesús al Templo y la Purificación de María. En ella tiene lugar la presentación de los bebés y la bendición de sus madres. Igualmente se sortea entre los niños la conocida como torta de la Virgen (una tarta de muchos pisos) y dos pichones (en alusión a la ofrenda de San José de Nazaret por el Niño Jesús en el Templo de Jerusalén) entre los recién nacidos.

En la víspera de San Antonio Abad (16 de enero), se reúnen los vecinos por barrios y acumulan maderas y objetos fuera de uso para prenderlos por la noche, mientras observan el espectáculo de fuego con cantos típicos y dulces. Esta fiesta se conoce como las barbas de San Antón.

El jueves último antes del miércoles de ceniza (que abre paso a la Santa Cuaresma), es conocido como jueves lardero. En este día las excursiones al campo y los cortijos son los protagonistas, junto con los tradicionales dulces conocidos como papaviejos.

Ligado al comienzo de la Santa Cuaresma católica, se encuentra el Carnaval. Casi desaparecido, últimamente se ha retomado con nuevo vigor y las comparsas recorren las calles del municipio satirizando los sucesos de todo el año.

La naciente Asociación de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa ha fomentando con ahínco e ilusión esta devoción mariana, agrupando a un considerable número de personas durante todo el año que se dedican a actividades piadosas. Celebran sus cultos en el Triduo de los días 25, 26 y 27 de noviembre.




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