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Amposta



Amposta es un municipio y localidad española de la provincia de Tarragona, en la comunidad autónoma de Cataluña. Es capital de la comarca del Montsiá. Situado a una altitud de 8 metros sobre el nivel del mar, a orillas del río Ebro, el término municipal cuenta con 21 115 habitantes (INE, 2020). De su actividad económica destaca la agricultura (cultivo del arroz) y los servicios. En los últimos años del siglo XX, surgió un pequeño pero importante sector industrial basado en la industria alimentaria, papelera y de embalajes, muebles y multitud de pequeños talleres de maquinaria.

La ciudad está situada en el margen derecho (o sur) del río Ebro, en el límite entre la plataforma continental y el delta del Ebro; de hecho, la parte más oriental de la ciudad está construida sobre una zona pantanosa. El término municipal es el mayor de toda la comarca del Montsiá, de la cual Amposta es la capital. La población limita al norte con el río Ebro; al este con San Jaime de Enveija y con el mar Mediterráneo; al sur con el mar Mediterráneo y con San Carlos de la Rápita; y al oeste con Freginals, Masdenverge y Tortosa.

Amposta cuenta con tres entidades de población, la propia ciudad y los núcleos de Balada y Poblenou del Delta, este último fundado en los años 1950 por el Instituto Nacional de Colonización con el nombre de Villafranco del Delta, en honor al dictador Francisco Franco.

La principal vía de comunicación con la que cuenta la ciudad es la carretera nacional N-340 y la autopista AP-7.

Existen abundantes vestigios y restos arqueológicos, como un poblado íbero con siete silos de grano en la zona del castillo, otro en la zona del Pla d'Empuries y una necrópolis en la Oriola, que hacen que algunos historiadores como Esteve, Schulten y Bosch apoyen la teoría de que en el actual término municipal de Amposta se ubicaba la ciudad de Hibera, capital del territorio de los ilercavones antes de la conquista romana, y el primer gran asentamiento ibérico de la península. La situación de la población de Hibera es disputada por las poblaciones de Amposta, San Carlos de la Rápita y Tortosa.

Durante la segunda guerra púnica se produjo en 215 a.C. la batalla de Dertosa, (algunos expertos la denominan también la batalla de Hibera), que enfrentó a cartagineses y romanos. La ciudad, aliada de los cartagineses fue destruida por las tropas romanas, con lo que los habitantes de la ciudad huyeron y se perdió el rastro de Amposta. La cultura ilercavona se perdió absorbida por la romana.

Los romanos establecieron un poblado cerca de la Torre de la Carrova y también establecieron una posada de vigilancia en una terraza sobre el río Ebro, en el núcleo antiguo de Amposta, de aquí proviene el origen del término Amposta, "Amni Imposita" (en latín, "puesta sobre el río").

Durante la conquista árabe, éstos establecieron una fortaleza en el mismo lugar donde estaba la posada romana, hecho confirmado por los posteriores hallazgos arqueológicos.

El conde de Barcelona Ramón Berenguer III, fracasó en el intento de apoderarse de Amposta los años 1095 y 1097, pero pese a ello, infeudó la ciudad al monasterio de San Cugat en 1097. Sin embargo, en 1098, hizo enfeudación a favor de Artal II de Pallars Sobirá a cambio de que este se comprometiera a construir un castillo. Es su hijo Ramón Berenguer IV quien lo consiguió en el año 1148. Como recompensa a su ayuda en sus conquistas, Ramón Berenguer IV dio en el año 1149 (1150 según el calendario actual) el castillo de Amposta y las tierras que lo rodean a la Orden de San Juan de Jerusalén, quienes convirtieron el castillo en el centro y capital de todas la posesiones de los Hospitalarios en la Corona de Aragón. Durante ese período, el castillo alcanzó gran prosperidad e importancia, el título de castellán de Amposta es sinónimo de gran poder dentro de la Corona de Aragón, ya que era el representante de la orden ante el monarca, como lo fue Juan II de Ribagorza. El año 1280, el castillo pasó a control de la corona tras ser cambiado a los Hospitalarios por las villas de Onda y Gallur, por lo que la villa pasó a regirse por los Usatges de Barcelona.

Posteriormente, el sitio dejó de tener tanta importancia, hasta 1461, cuando durante la Guerra civil catalana la ciudad tomó partido por el hijo de Juan II de Aragón, Carlos de Viana contra el otro pretendiente, el que luego sería el rey Fernando el Católico. Por este motivo el castillo sufrió un asedio que empezó el 2 de octubre de 1465, y no fue hasta ocho meses después, el 21 de junio de 1466, cuando el castillo fue tomado, siendo seriamente destruido y la ciudad perdió la categoría de plaza fuerte.

En la edad moderna, ya sin la protección del castillo, la ciudad entró en un período de decadencia, siendo destruida hasta tres veces por piratas turcos y berberiscos que saqueaban las costas a lo largo del siglo XIV. Posteriormente vino un período de lenta recuperación durante los siglos XVII, XVIII y XIX, cuando se empieza a explotar las tierras del delta y el puerto de los Alfacs.

Durante las guerras carlistas, la ciudad fue un importante punto carlista y que las tropas reales llegaron a someterla a asedio varias veces.

Durante el siglo XIX comenzó el crecimiento urbano y demográfico de la ciudad. En 1860 se acordó comenzar a cultivar la zona del delta y cultivar arroz. Amposta también contaba con algunas industrias como molinos de aceite y arroz, y de construcción, aprovechando las materias primas del delta como la caña y la sosa.

Con el saneamiento del delta y el cultivo del arroz, la ciudad alcanzó los 4000 habitantes a principios del siglo XX. La ciudad empezó su desarrollo con la construcción del puente colgante promovido por el alcalde Joan Palau, las escuelas, abastecimiento de agua y electricidad. El desarrollo de la población sólo se vio interrumpido por la guerra civil, en la que el puente colgante resultó destruido el 10 de marzo de 1938 por un ataque de la aviación italiana. El 18 de abril de 1938 la ciudad fue tomada por el ejército sublevado, comandado por el general Rafael García Valiño.

Tradicionalmente, el sector económico más importante ha sido la agricultura, sobre todo del arroz y los regadíos, así como otras actividades relacionadas como la maquinaria. Sin embargo, a principios del siglo XXI se puede decir que la actividad económica se ha diversificado, y aunque la agricultura sigue existiendo, la baja rentabilidad y la mecanización han hecho que descienda en número de personas empleada en el campo. No obstante, la Cambra Arrosera del Montsià es una de las cooperativas más grandes de España y la mayor de Cataluña, además de ser una de las mayores empresas de la ciudad.

La industria ha pasado a ocupar un lugar más importante en la economía. Las industrias que tradicionalmente han existido en Amposta han sido las de talleres de maquinaria, industria papelera y alimentarias. Los últimos años estas empresas han evolucionado de forma notoria y han aparecido nuevas industrias, como las dedicadas al mueble, el metal y la construcción.

El sector terciario también está muy desarrollado, siendo la ciudad un centro importante de servicios, tanto de la comarca como de toda la región. Además de disponer de servicios propios de una ciudad capital de comarca, es un importante centro comercial para la zona y tiene un sector turístico embrionario que empieza a desarrollarse con el Delta y su parque natural y la costa.

Edificios religiosos:

Museos:

Patrimonio civil:

Amposta se distingue por tener un gran número de sociedades culturales y cívicas, pero destacan las sociedades musicales La Lira Ampostina (del 1916) y La Sociedad Musical Unión Filarmónica (de 1917), conocidas por «La Lira» y «La Fila» respectivamente. Ambas tienen bandas de un gran nivel, escuelas de música, y unas sedes sociales que organizan continuamente actos abiertos a la población; las dos, también, han recibido la Cruz de San Jorge de la Generalidad de Cataluña.



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