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Bahía Hudson



La bahía de Hudson es una gran bahía localizada en el noreste de Canadá. La bahía de Hudson forma parte del océano Ártico. Por su tamaño, es un auténtico mar interior de Canadá. Conecta por el este con el océano Atlántico a través del estrecho homónimo, y por el norte con el resto del Ártico, a través de la cuenca Foxe, que no se considera parte de la bahía. Administrativamente, sus costas forman parte de las provincias de Ontario, Quebec, Manitoba y Nunavut. Todas las islas de la bahía pertenecen a Nunavut. Las aguas de la bahía está localizadas entre los 78-95° O y 51-70° N. Lleva su nombre en honor al explorador inglés Henry Hudson.[1]

La bahía de Hudson tiene una superficie de 1,23 millones de km², con cerca de 1000 km de anchura, en dirección E-O y casi 700 km de N-S. Su cuenca es poco profunda, siendo su profundidad media de 125 m, y en general inferior a 80 m hasta unos 100 km de la costa, y la máxima alcanza los 257 m. El fondo es poco accidentado con algunas depresiones y bancos poco profundos. La razón es que se formó durante la última glaciación por el cepillado del Escudo Canadiense durante el Precámbrico por los glaciares.

Si se observa el mapa de la bahía se puede apreciar que la parte sudeste tiene forma de semicírculo llamado Arco de Nastapoka. Aunque ninguna prueba lo apoya, una hipótesis avanza que esta forma sería el cráter de uno de los mayores impactos de un meteorito del mundo, con un diámetro de unos 300 km.[1]

El flujo de las aguas del ártico del norte de la bahía y de las aguas dulces provenientes de los muchos ríos que desaguan en ella, como el río Churchill y el río Nelson, mantienen un nivel de salinidad mucho más bajo que el nivel medio de los mares. Las aguas de la bahía vierten hacia el océano Atlántico, cruzando el angosto estrecho de Hudson, aunque a causa del estrechamiento y el tamaño excepcional de la bahía, la masa de agua puede dar muchas veces la vuelta antes de salir.

El agua de la bahía comienza a congelarse a principios de noviembre y termina por completarse en diciembre. El hielo persiste hasta junio, aunque se forman polinias por el viento en el hielo, incluso durante lo más frío del invierno. El contraste entre estas aguas expuestas al aire libre cuya temperatura es de aproximadamente -2 °C y el aire del ambiente mucho más frío bajo las aberturas, genera precipitaciones de nieve importantes pero muy localizadas.

Tras el deshielo, se produce una circulación marítima limitada. Además de los kayaks inuits, los botes amerindios y barcos de cabotaje de todo tipo, las embarcaciones de la Guardia Costera canadiense abren canales en el hielo y abastecen a los pueblos costeros. Algunas embarcaciones de altura también hacen escala en Churchill (provincia de Manitoba) para el transporte del trigo que proviene de las Praderas canadienses.

Las especies de peces más abundantes son el salvelino (salvelinus alpinus) o trucha ártica, el capelán (mallotus villosus), el bacalao polar (boreogadus saida) y el bacalao de Groenlandia (gadus ogac). Cerca de 20.000 belugas (Delphinapterus leucas) o ballenas blancas, pasan el verano a lo largo de la costa oeste de la bahía; los grupos del estuario del río Nelson son probablemente los más importante del mundo.

El oso polar es otro importante habitante de la bahía. Cerca de la ciudad de Churchill, estos osos pasan la temporada estival hibernando, al contrario que otros osos, y pariendo a sus pequeños. Los vertederos son un lugar de cita en otoño en el momento de la vuelta hacia la bahía, hasta que el hielo sea bastante sólido para soportarlos. Tratan así de encontrar un poco de alimento después de 6 meses de ayuno antes de poder cazar su presa favorita: la foca. Esto causa problemas en las relaciones humano-oso.

Las marismas de la bahía de Hudson son frecuentadas por algunas de las poblaciones más importantes de aves acuáticas. En particular anidan allí las famosas barnaclas canadienses (branta canadensis) y una de las poblaciones más importantes del mundo de halcones peregrinos.

Las tierras ribereñas de la bahía cubren 324.000 km², son relativamente llanas y cubiertas de ciénagas ácidas. La bahía de Hudson se sitúa en general al norte del límite de los árboles. La vegetación al sur es de tipo muskeg, una mezcla de turba con algunos árboles. Los indios Cree lo llaman wiinipekw, agua cenagosa, el mismo nombre que para el lago Winnipeg. Avanzando hacia el norte de la bahía se encuentra la tundra y el permafrost donde el termómetro está la mayor parte del año bastante por debajo del punto de congelación.

Esta bahía lleva el nombre del explorador inglés Henry Hudson que, en 1610, a bordo de su buque Discovery, fue el primer navegante conocido en adentrarse en sus aguas.[2]​ En su cuarto viaje, Hudson partió a la búsqueda del ansiado Paso del Noroeste. Bordeó la costa occidental de Groenlandia y tras cruzar a mediados de año el estrecho que ahora lleva su nombre, se internó en la bahía. Pasó tres meses explorando y cartografiando gran parte de su costa oriental.[2]

En la creencia de que se encontraba en el Pacífico, navegó rumbo sur hasta la bahía de James. En noviembre el Discovery quedó aprisionado en el hielo, y la tripulación sobrevivió en tierra.[2]​ Cuando en la primavera despejó el hielo, Hudson quería explorar el resto de la zona y navegar discretamente hacia la India.[2]​ Sin embargo, después de pasar tres meses en un duro invierno a causa del frío y la escasez de alimentos, la discordia se generalizó entre la tripulación, acabando con un motín el 22 de junio de 1611.[2]​ Hudson, su hijo y otros siete miembros de la tripulación fueron abandonados a su suerte en un pequeño bote.[2]​ Nunca más se supo de ellos y se presume que murieron de hambre y frío.[2]​ Los pocos amotinados que consiguieron sobrevivir pudieron llegar a Inglaterra gracias a la habilidad del piloto Robert Bylot, y fueron encarcelados. Bylot logró el indulto por su hazaña y en 1612, regresó a la bahía de Hudson, esta vez con Thomas Button. Llegaron a la desembocadura del río Nelson, donde pasaron el invierno. En la primavera de 1613 continuaron al norte, llegando a una latitud de 65°, antes de regresar a Inglaterra.

Dos exploradores ingleses más emprendieron la busca del Paso del Noreste en mayo de 1631. El capitán Thomas James partió de Bristol para una travesía de dos años con un solo buque, el Henrietta Maria. James exploró la bahía, en especial la parte meridional que ahora lleva su nombre (bahía James), tras haber sido atrapado por el hielo el 1 de septiembre de 1631.[3]​ Paso el invierno en isla Charlton antes de continuar su viaje en el océano Ártico en el verano de 1632.

Luke Fox zarpó el 28 de abril de Londres y el 5 de mayo dejó Deptford, dos días después de la salida de James de Bristol. Después de sobrevivir a un calvario a causa de los hielos, llegó al estrecho de Hudson el 22 de junio y emprendió un reconocimiento en sentido contrario a las agujas del reloj de las costas de la bahía de Hudson. Comenzó siguiendo la costa meridional de isla Southampton, luego descendió a lo largo de la costa occidental de bahía hasta Port Nelson. Más al sur, se encontró los días 29 al 31 de agosto con Thomas James: Fox siguió navegando hacia el este y el norte, y James hacia el este y el sur, adentrándose en bahía James.

Fox continuó su exploración al norte, siendo el primer navegante en adentrarse finalmente en cuenca Foxe y recorrer la costa occidental de isla Baffin, hasta que se vio obligado a regresar a causa del hielo, a 66° 47' N, volviendo a Inglaterra el 31 de octubre. Tuvo más reconocimiento el viaje de James probablemente porque su narración del viaje estaba mejor escrita —El extraño y peligroso viaje del Capitán Thomas James («The Strange and Dangerous Voyage of Captaine Thomas James»), publicado en 1633 a su regreso— aunque los logros de Fox también fueron destacados: fue el primero en circunnavegar la bahía de Hudson, en investigar la zona del canal de Foxe y también regresó sin haber perdido ni un solo hombre de su tripulación.

La bahía de Hudson está históricamente asociada con la lucha franco-inglesa por América del Norte en los siglos XVII y XVIII, pues daba acceso a los vastos territorios de comercio de pieles en los que cada país quería conseguir la exclusividad. Los franceses, establecidos en el valle del San Lorenzo (Nueva Francia), enviaron a menudo expediciones para desalojar los puestos de tratado de pieles que los Ingleses habían erigido allí bajo la protección de la Compañía de la Bahía de Hudson. Los ingleses hicieron lo mismo con los puestos franceses. La situación no se solucionó hasta después de la cesión de este territorio a la Gran Bretaña en 1713 por los Tratados de Utrecht.



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