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Bandera republicana



La bandera de la Segunda República Española fue la bandera nacional de España en el período comprendido entre 1931 y 1939 durante la Segunda República que aconteció en el país. Se trata de una bandera tricolor horizontal compuesta por los colores rojo, amarillo y morado, siendo la franja superior de color rojo, la central de color amarillo y la inferior de color morado, las tres del mismo ancho. Podía incluir como blasón en el centro de la franja amarilla el escudo de la Segunda República.

Con el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, la propia Casa de Borbón en España vio que su prestigio en la sociedad española general se hallaba en sus cotas más bajas. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, los republicanos vencieron en número de votos en las grandes ciudades. La situación se fue haciendo cada vez más caótica: en varias ciudades se proclamó la República y en sus ayuntamientos ondeaba la bandera tricolor. El 14 de abril, el rey optó voluntariamente por el exilio y se proclamó oficialmente la Segunda República.

Mientras los acontecimientos se sucedían, una parte del pueblo enarboló la nueva bandera en las principales plazas de algunas grandes ciudades españolas. Éibar fue la primera localidad en izar esta enseña desde su Ayuntamiento, el día 13. Luego le siguieron ciudades importantes, como Madrid o Barcelona, con manifestaciones multitudinarias.

Oficialmente fue adoptada por decreto del 27 de abril de 1931 de la Presidencia del Gobierno Provisional de la República:

Posteriormente este cambio fue institucionalizado en el primer artículo de la Constitución de 1931 que señalaba:

La bandera que la Segunda República adoptaba como propia, era la misma que numerosos grupos republicanos habían venido usando como alternativa a la enseña rojigualda, que identificaban con la monarquía borbónica en España. Debido a este uso previo, en abril de 1931 proliferaron ejemplares de la bandera, que fue adoptada de forma fulminante por el nuevo gobierno provisional. Además de simbolizar el cambio radical en el sistema de gobierno, la inclusión del tercer color buscaba el reconocimiento al pueblo de Castilla como parte vital de un nuevo estado, bajo el supuesto de que los colores rojo y amarillo representaban a los pueblos de la antigua Corona de Aragón, y creyendo —erróneamente— que la bandera de Castilla había sido morada.[1][2]

En el decreto de 27 de abril de 1931 que la impone, firmado por el Gobierno autoproclamado y provisional de la República,[3]​ se razona así la inclusión de la nueva franja:

Posiblemente se llevó a identificar el color morado con Castilla por su confusión con otros colores utilizados tradicionalmente en la heráldica de Castilla y del Reino de León, como fueron el púrpura o el carmesí.[1][2][4]

En 1209, el rey Alfonso VIII de Castilla hizo confirmar en su Carta Real a sus hombres de cámara o "Monteros de Espinosa", de las ordenanzas y privilegios ya dados por su abuelo Alfonso VI de León, en la que se incluye la obligación real de proveerles del mismo tejido hasta ahora estipulado "de color" (colorado o encarnado) para su vestir.

De lo que se aduce, si no fuera privativo exclusivamente para los Guardias de Cámara, que la librea y uniforme de la Casa de Castilla, ya era del mismo tradicional rojo.

Esta similitud cromática llevó a la suposición de que el pendón de Castilla era de color morado. La referencia al pendón surge, por una parte, de las enseñas de los comuneros erigidos en la conocida como Guerra de las Comunidades de Castilla contra el rey Carlos I entre 1520 y 1521, las que, sin embargo, según demuestran estudios, usaron cruces rojas contra las blancas imperiales, y no el color morado como emblema.[2][5]

En 1693, el tercio de Infantería de Castilla, actualmente denominado Inmemorial del Rey, considerado como el más antiguo del Ejército español, adoptó un uniforme morado. Al parecer en recuerdo de haber tenido origen en unas tropas reclutadas por un obispo castellano, que suelen usar el color morado como símbolo de su posición en la jerarquía de la Iglesia católica, ya en tiempos de Fernando III. De esta forma se conoció como el Tercio de Morados, que colaboró en asociar el color morado a Castilla en una unidad de importante prestigio, que fue imitada en otras unidades. En 1703, se crea el Regimiento de Reales Guardias de Infantería Española y usa el color morado para su bandera principal o coronela, en lugar de la blanca reglamentaria.

En 1821, con el llamado trienio liberal y el pronunciamiento del Coronel Rafael de Riego contra el absolutismo de Fernando VII, en un sector de los liberales exaltados existió una sociedad secreta que copiaba ritos de la masonería, aunque con fines más bien provocativos y menos filosóficos, conocida como Los Comuneros, que ya recogían la bandera morada con un castillo como emblema. Poco más de una década después, en 1831, Mariana Pineda en Granada borda una bandera morada, con un triángulo verde en el centro y las palabras bordadas en rojo Libertad, Igualdad y Ley para el levantamiento liberal que le costaría la ejecución.

En 1830, tras repetidas solicitudes, el Regimiento de Castilla adopta el morado para su bandera, que ya consideraba como propio, imitado en los años posteriores por otros cuerpos y unidades.

En 1833, cuando se produce la proclamación de Isabel II, se adopta un estandarte real morado, lo que reflejaba tanto un recuerdo del controvertido pendón como el apoyo del sector liberal a la reina niña frente a los carlistas tradicionalistas del Dios, Patria y Rey.

En 1843, la reina adopta como bandera nacional la bandera bicolor, utilizada como pabellón naval desde 1786.

La Revolución de 1868 propició un ambiente político en el cual fue constante la búsqueda de nuevos emblemas que no recordasen el pasado régimen borbónico. Así, en 1868 sectores republicanos propusieron una nueva bandera con tres franjas de colores morado, blanco y rojo. Igualmente, una comisión del Ayuntamiento popular de Madrid presentó una proposición a las nuevas Cortes Constituyentes de 1869 para que adoptase por bandera nacional un modelo ligeramente diferente, una tricolor con franjas roja, amarilla y morada que ya usaban los propios concejales del Ayuntamiento, propuesta que fue rechazada.[6]​ No obstante, una vez proclamada la República en 1873 se aceptó la proposición del Ayuntamiento de Madrid y la tricolor llegó a ondear puntualmente sobre el Congreso de los Diputados.[7]​ Sin embargo, la bandera roja, amarilla y morada, que desde la década de 1830 era la enseña de progresistas, demócratas y republicanos, no llegó a ser la bandera oficial de la Primera República.[8]

Surgirían proyectos posteriores, como el basado en los colores de la bandera de la República de Francia, como símbolo republicano de la famosa tríada jacobina de Libertad, Igualdad y Fraternidad, frente a la monarquía, pero nunca llegaron a ser legislados. Los franceses también tendrían problemas con la aceptación de la bandera nacional francesa hasta mediados de 1880[cita requerida], con la Tercera República Francesa.

Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la imagen de la monarquía fue perdiendo fuerza y respeto, y se mantenía un pequeño sector de ideología republicana, una parte de ella heredera del federalismo de Francisco Pi y Margall, por ejemplo. Progresivamente se fue adoptando la bandera republicana roja, amarilla y morada en distintos ateneos o casinos republicanos.

El gran fracaso de la guerra hispano-estadounidense, que se reflejó profundamente en el pesimismo de intelectuales de la época, la Generación del 98 que también demostraba un afecto especial por Castilla, la lenta agonía de la primera restauración borbónica en España y la caída de la Dictadura de Primo de Rivera, especialmente auspiciado por Alfonso XIII, terminó desprestigiando en amplios sectores sociales, políticos, militares e intelectuales a la monarquía y, por tanto, dando alas a la sustitución del régimen por un sistema republicano con nuevos símbolos.

De este modo, en vísperas del advenimiento de la Segunda República se producía la gran paradoja de que los republicanos progresistas, conservadores y militares coincidían en considerar el color morado como la pluralidad de los pueblos de España con la inclusión del morado del pueblo castellano, desde un espíritu a la vez rupturista y respetuoso con el pasado. En la promulgación oficial destaca Manuel Azaña como firme partidario de la adopción de esta bandera como su apoyo a la marcha militar del Coronel Riego como himno oficial.

Durante los primeros días de la Guerra Civil de 1936, el golpe de estado del bando sublevado se produciría en algunas partes del país con la bandera tricolor, pero tras las presiones y el apoyo de sectores monárquicos como los carlistas y la necesidad de identificar en los distintos frentes a las fuerzas rebeldes y a las fuerzas leales a la República, el 29 de agosto de 1936 –Decreto 77 (Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional n.° 14)– se restableció la bandera bicolor, roja y gualda, medida a la que se habían anticipado el día 15 los rebeldes de Granada y Sevilla; por Decreto de 2 de febrero de 1938 (B.O.E. 470) se sustituyó el escudo con la corona mural por el escudo con el águila de San Juan y la divisa "Una - Grande - Libre".

Durante la era del franquismo la bandera republicana fue utilizada por algunos núcleos de exiliados republicanos españoles en el extranjero, así como por ciertos grupos de combatientes antifascistas en la península, como los maquis, el FELN y el FRAP.

Con el desmantelamiento de la dictadura militar franquista durante la Transición española tras la muerte del general Franco en 1975, gran parte de la izquierda en el exilio todavía tenía como oficial la bandera de la Segunda República hasta que primero el PCE con Santiago Carrillo y luego el PSOE con la llegada de Felipe González acordaron mantener la actual bandera bicolor y respetar así la insignia tradicional oficialmente en la redacción consensuada de la nueva Constitución de 1978.

Sin embargo, durante todo el reinado de Juan Carlos I, el uso de esta bandera ha estado vigente en ámbitos no oficiales y entre la mayor parte de los grupos republicanos de izquierdas del país como símbolo reivindicativo de un cambio en el modelo de estado español hacia una nueva república. En 2009 el PCE, sintiéndose desvinculado de la Constitución Española de 1978, se separó de la bandera rojigualda reivindicando una nueva república junto a la tricolor[cita requerida].

La escarapela de la República Española es un símbolo referido a la Segunda República Española, y que está viviendo cierta expansión debido a cierto auge del republicanismo en España. Es muy usado en los partidos políticos republicanos de izquierda, como Izquierda Unida o Alternativa Republicana.

Históricamente, durante la Segunda República Española fue usada con carácter oficial. Su diseño muestra los colores republicanos, con el color morado en el centro.

El 6 de mayo de 1931 fue descrita con carácter general para el Ejército, con las mismas características anteriormente descritas, estando el escudo rodeado por una inscripción bordada con el nombre de la unidad, siendo negras las letras que figuraban en su mitad superior y blancas las que se sitúan sobre la franja inferior morada.

Otra novedad son sus menores dimensiones, de tan solo 1:1, así como la presencia de flecos dorados en el contorno de todas ellas, detalle hasta entonces sólo apreciado en algunas banderas del Ejército Español de África.

Bandera de la II República en un balcón de la sede de Izquierda Republicana en León

Manifestación a favor de la República en Madrid, 2006

Banderas tricolor en Oviedo, 2009

Manifestación a favor de la República en Santa Cruz de Tenerife, 2007

Manifestación a favor de la República en Sevilla, 2006

Bandera tricolor en Algeciras conmemorando el aniversario de la República, 2009

Manifestación a favor de la República en Madrid, 2006

Bandera tricolor ondeando por el aniversario de la II República en Éibar, 2008

Bandera tricolor tomada tras la Batalla del Ebro



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