Brozas es una villa y municipio español, de la provincia de Cáceres, Comunidad Autónoma de Extremadura. Tiene 1911 habitantes en 2017. Tradicionalmente ha estado vinculado a la llamada Tierra de Alcántara, ostentando el título de villa desde 1537. Actualmente, se encuentra encuadrada dentro de la Mancomunidad Tajo-Salor. Es lugar de paso entre Alcántara, Garrovillas de Alconétar y Cáceres, próximo a la frontera con Portugal.
Capital de partido desde finales del siglo XVI hasta el siglo XIX, su situación geográfica, la amplitud de su término, idóneo para la agricultura y para la ganadería trashumante y su carácter de nudo de comunicaciones en el oeste extremeño convirtió a Brozas en una de las villas más importantes de la Extremadura moderna, siendo dominado su gobierno por una poderosa nobleza con lazos familiares con las aristocracias de Alcántara, Cáceres o Trujillo. Asimismo, fue sede de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, como lo demuestra el enorme Castillo de Brozas, situado en la parte más alta de la población.
Como consecuencia de esa historia, en la localidad queda un impresionante patrimonio histórico-artístico, con monumentos tanto civiles como religiosos, destacando entre ellos la iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción. En decreto de 13 de septiembre de 2016, el municipio fue declarado bien de interés cultural, con categoría de conjunto artístico.
Escudo de plata. Dos columnas corintias de piedra, y brochante sobre ellas un águila explayada de gules, armada y linguada de oro, sostenida de una cruz flordelisada de sinople. Al timbre, corona real cerrada.
La localidad de Brozas se encuentra al suroeste de la provincia de Cáceres y su término municipal, de 39.700 hectáreas, es el sexto más extenso de dicha provincia. El núcleo urbano se sitúa al noroeste del término. Sin embargo, al estar el pueblo en un lugar elevado, con una altitud superior a los 400 msnm, tiene una panorámica que abarca casi la totalidad de su territorio municipal. Con respecto a su localización administrativa e histórica, Brozas se encuentra al oeste de la Mancomunidad Tajo-Salor y en el centro de la antigua Tierra de Alcántara, a 15 km de Alcántara y a 47 km de la capital provincial. La frontera con Portugal está a 34 km.
La red hidrográfica del término municipal de Brozas pertenece íntegramente a la cuenca hidrográfica del Tajo, concretamente a su margen izquierda. El río Salor, afluente del Tajo, bordea el término por el Sur. En el municipio hay varios subafluentes del Tajo que atraviesan el término transversalmente, como son la rivera de Araya, el arroyo de Jumadiel y la rivera de la Mata, cada uno de ellos con sus correspondientes cauces y subafluentes. Sus cursos fluviales se caracterizan por la gran irregularidad, que en los arroyos y regatos lleva a la sequía en verano.
Junto a los cursos de agua, dos elementos hídricos destacan en Brozas. Por un lado, los numerosos pozos y fuentes de agua potable que se extienden principalmente por la parte septentrional del término y por el casco urbano. En segundo lugar, un elevado número de charcas artificiales, las cuales fueron en su mayoría construidas durante la Edad Moderna, y que tuvieron y tienen gran importancia en la economía local al ser usados como abrevadero para los ganados y como abastecimiento de agua para la población. Destacan entre ellas la charca de Greña, cabecera de la Rivera de la Mata; las charcas de Arce, sobre el arroyo Jumadiel; y la Charca de Brozas, una enorme extensión de agua de más de 50 hectáreas, la cual ha sido declarada, debido a su valor ecológico e histórico, parque periurbano de conservación y ocio por la Junta de Extremadura.
Los embalses o charcas de Arce son denominadas charca de Arce de Arriba y charca de Arce de Abajo y también son conocidas como charca Grande y charca Chica. Fueron mandadas construir en el siglo XVIII por Antonio Vicente de Arce y cuentan con sendos molinos harineros. El promotor solicitó autorización para construirlas ante la necesidad de contar tanto Brozas, como Navas del Madroño, con molinos donde moler el trigo para hacer el pan, pero también para utilizarlas para el riego de tierras y la cría de tencas y pardillas. El no contar con ríos o arroyos con caudal perenne, determinaba la necesidad de crear este tipo de infraestructuras.
Tal y como se ha explicado en el apartado sobre geología, al norte del término hay un paisaje llano, pero dominado por grandes rocas de granito de grano grueso con dos micas: biotita y moscovita. La altitud media de esta zona septentrional se encuentra en torno a los 400 msnm, teniendo su punto de mayor elevación en el cerro sobre el cual se eleva el pueblo, con una altitud máxima de 418 msnm. Esta altitud destaca aún más porque al sur se extiende la penillanura, los llamados "llanos", donde la altitud desciende hasta los 370-380 msnm; en esa zona apenas hay elevaciones como tal, lo cual permite una visión perfecta de las sierras que rodean dicha penillanura. Por último, se produce otro brusco descenso junto al río Salor, límite sur del término de Brozas, y que se encuentra profundamente encajonado en torno a los 340 msnm.
El clima de Brozas tiene unos rasgos muy definidos que dan lugar a un clima mediterráneo continentalizado. La temperatura media anual es de 16,1 °C, y lo continentalizado se manifiesta en los 168 días anuales en los cuales la temperatura es superior a 25 °C, la brusca bajada de temperaturas que se produce en otoño y la gran diferencia de temperaturas de 18 °C entre el mes más frío que es enero y el más caluroso que es julio.
Las lluvias son escasas e irregulares. En la segunda mitad de siglo XX, en Brozas cayeron menos de 500 mm de lluvia anuales en total, habiendo solamente 84 días anuales de lluvia y sólo 23 en los cuales cayeron más de 10 litros. Dentro del año, noviembre es el mes más lluvioso y julio el más seco; teniendo los demás meses lluvias regulares pero insuficientes para evitar la presencia de la estación seca, la cual puede prolongarse, en casos de sequía, durante gran parte del año.
En la fauna destacan las especies habituales de caza menor, perdiz, liebre y conejo.
Los Llanos de Brozas han sido siempre zona de avutardas (Otis tarda) y otras aves esteparias (sisón, alcaraván). Abunda la cigüeña blanca y no falta la cigüeña negra. Aquella anida en el pueblo y alrededores; ésta, en los alcornocales.
Las grullas y las palomas acuden todos los años a la bellota de invierno y las tórtolas, al trigo de verano. Las avefrías y muchas anátidas hacen aquí la invernada.
Entre las rapaces sobresalen el cernícalo (Falco tinnunculus), el milano y el águila calzada.
Últimamente se observa presencia de jabalí y meloncillo, especies hasta ahora inéditas en el municipio. No son raros el gato montés (Felis silvestris) y la gineta (Genetta genetta).
Hasta la década de los sesenta era frecuente el lobo, finalmente extinguido por la caza en batidas. En 1791 se premiaba "cada piel presentada con cuatro ducados si era de macho, ocho si de hembra y dos si de lobino. La de zorra merecía diez reales y la de zorrina, cuatro". Hoy siguen abundando los zorros (Vulpes vulpes).
La vegetación que hay en el término municipal de Brozas es el resultado de la acción continuada del hombre desde que esta tierra estuvo habitada por primera vez. Entre las especies de árboles destacan las encinas, que abundan en los suelos graníticos, dando lugar en la parte oriental del término a una dehesa de encinas y pastizal, y en la zona más septentrional a un rico bosque de encinas, aladiernos, olivillas, terebintos, perales y majuelos. En esta zona también pueden encontrarse los únicos lugares del término donde hay alcornoques, debido a que los suelos son más ricos y húmedos. No obstante, la vegetación más destacable del término municipal es la herbácea, que ha crecido como resultado de la degradación del bosque mediterráneo que había en el lugar inicialmente, y entre la cual los pastizales son las hierbas más destacables.
Geológicamente, el término se encuentra dentro del Macizo Hespérico o Hercínico, aunque dentro de esta unidad general se pueden apreciar dos sectores claramente diferenciados. Por un lado, la zona norte y este del término, en la cual se encuentra ubicado el núcleo urbano, está dentro de la zona de influencia del llamado dique Plasencia-Alentejo, y dentro del mismo forma parte del batolito granítico de Cabeza de Araya-Brozas-Mata de Alcántara, que se caracteriza por un relieve llano pero dominado por grandes bolos graníticos muy erosionados. El sur y oeste del término municipal, por el contrario, responden al típico paisaje de penillanura, con relieves planos con suaves ondulaciones y con predominio casi absoluto de la pizarra.
La mayoría de los suelos del término son bastante deficientes, debido al sustrato rocoso y al clima del lugar. Los suelos pizarrosos tienen una profundidad media de 40 centímetros, y dicha profundidad aumenta en una zona que, desde la Dehesa de Fuentemaderos situada al noroeste del término, se extiende alrededor de los huertos de regadío que rodean a la localidad, prologongándose hasta las zonas de llanura. Estos suelos suelen usarse como pastos, alcanzando su clímax edáfico con dehesas de encinas. Por otro lado, los suelos sobre granitos tienen una profundidad de entre 30 y 50 cm y se estructuran débilmente, al tener un drenaje rápido y ser pobres en materia orgánica y ácidos. Sin embargo, estos suelos son útiles como lugares de pastos y dehesas, situándose en ellos las mejores zonas de arbolado del término municipal, habiendo en estos encinas y alcornoques.
Hay pocos datos acerca de la ocupación humana del lo que ahora es término municipal de Brozas antes de la Edad Media, ya que en este lugar no hay restos arqueológicos anteriores al siglo XII a. C., en el periodo conocido como "Bronce Final Extremeño". De esta etapa son el yacimiento de Araya y la Estela de Brozas.
Según algunos autores, Brozas sería la antigua Concordia ElbocorisPlinio el Viejo; para ello se basan en una supuesta evolución del topónimo Elbocoris hasta Brozas que no se ve refrendada ni por la arqueología ni por la epigrafía existente en la zona. Cita (página 376 y 377):
citada porAlgo parecido sucede con la opinión que identificaba a Brozas con el nombre de Norba,,
tal como se cita:La antigua colonia Norba Caesarina, en la actualidad se considera completamente refutada al identificarse sin ninguna duda con la actual ciudad de Cáceres.
En todo caso, un ara votiva dedicada al dios Júpiter por los "vicani tongobricensis", así como diversos restos epigráficos hallados en el término municipal, podrían identificar a Brozas con una localidad denominada Tongobriga; de cualquier forma, la existencia de Brozas en época romana parece atestiguarse con los restos anteriormente mencionados y con la evidencia de que la llamada "calzada del Puente de Alcántara" o másrecientemente "Vía da Estrela" cruzaba la villa de sureste a noroeste. Los capiteles de mármol conservados en la iglesia parroquial de Santa María podrían mostrar asimismo una pervivencia del poblamiento en época visigoda.
La historia de la moderna Brozas empezó con la reconquista leonesa de la parte occidental de la moderna provincia de Cáceres, a principios del siglo XIII. Al tomar Alfonso IX de León la plaza de Alcántara en 1213, todo el oeste de la moderna provincia de Cáceres fue entregado a la orden de Calatrava, pasando en 1218 a la de San Julián del Pereiro, que desde entonces cambió su nombre por el de orden de Alcántara. Este territorio fue organizado, con capital en Alcántara, mediante una serie de núcleos poblados que fueron convertidos en cabezas de encomiendas, con funciones de defensa y repoblación. Éste fue el caso de Brozas, que aparece nombrada documentalmente como "Las Broças" por primera vez en 1237 y en 1244, convirtiéndose hacia 1270 en capital de la Encomienda Mayor de Alcántara. Su favorable emplazamiento, al situarse en una llanura donde se unían los caminos procedentes de Alburquerque, Cáceres y Alcántara, facilitó su poblamiento, que se aceleró a lo largo del siglo XV. Ese crecimiento se aceleró más al concentrarse en Brozas los habitantes de varios núcleos primitivos surgidos con la reconquista sin las ventajas de Brozas, que se convirtieron en encomiendas deshabitadas como Belvís, Navarra, la Puebla y Araya.
Durante el siglo XIV y el siglo XV, el lugar se vio afectado por varios conflictos bélicos que afectaron a Extremadura, sufriendo las incursiones del condestable portugués Nuno Alvares Pereira. Brozas fue invadida en 1431 por el infante Pedro de Aragón; y, décadas más tarde, fue un importante objetivo militar durante la guerra interna de la Orden de Alcántara que enfrentó a los partidarios del maestre Gómez de Solís contra los del clavero Alonso de Monroy. La consolidación en el trono de los Reyes Católicos abrió una larga época de paz para Extremadura que se tradujo a su vez en un gran crecimiento demográfico y económico. Brozas no fue ajena a esto y los Reyes Católicos aceptaron en 1495 a la petición de los vecinos de la localidad para construir una segunda parroquia debido al aumento de la población. También tuvo una población sefardita. El actual cantante israelí David Brozas, famoso en Israel por sus versiones de Juan Manuel Serrat, ha venido varias veces en busca de documentación que certifique el origen familiar en esta localidad extremeña. Dado que está en la Raya es lógico que haya población conversa en la zona.
Los conflictos con Alcántara sobre el uso de los baldíos y las tierras comunales hicieron que los brocenses iniciaron el proceso de emancipación mediante la adquisición del villazgo. Esto se consiguió en 1537 por una real cédula de Carlos I que costó 7500 ducados de oro. El villazgo implicó un gran crecimiento demográfico, que hizo que Brozas pasase de 2900 habitantes al emanciparse a 6240 habitantes según el Censo de la Corona de Castilla de 1591. El crecimiento hizo que hacia 1550 surgiese en la zona noreste del término de la nueva villa, junto a una venta y en un cruce de caminos, un nuevo núcleo de población, conocido por los brocenses como El Arrabal de Ventas y por sus habitantes como Navas del Madroño. Navas fue una localidad brocense hasta 1737, cuando se independizó como villa. La cada vez mayor importancia demográfica y económica de Brozas tuvo también repercusión en el ámbito político-jurisdiccional: en 1570, la Corona de Castilla hizo una reorganización mediante la cual el antiguo partido de Alcántara se dividió en cuatro nuevos: Alcántara, Valencia de Alcántara, Gata y Brozas. Brozas, junto con Navas del Madroño y Araya, pasó a ser gobernada por un alcalde mayor, gobernador y capitán de guerra, que era nombrado por el Consejo de las Órdenes y que se convirtió en la máxima instancia judicial del partido de Brozas.
La población comenzó a reducirse a finales de siglo XVI, cuando hubo una crisis agraria y llegaron enfermedades como la peste, que provocó una epidemia entre 1599 y 1601. Así empezó la crisis del siglo XVII, siglo durante el cual Brozas perdió casi la mitad de la población que tenía, debido estos factores y a otros como la expulsión de los moriscos que obligó a casi 300 personas a irse de la villa en 1609, la emigración a América y la Guerra de Restauración portuguesa (1640-1668). Esta crisis del siglo XVII aún continuó los primeros años de siglo XVIII debido a la Guerra de Sucesión Española, en la cual Brozas se convirtió en objetivo de los ataques de los portugueses contrarios a Felipe V. La villa fue invadida en abril de 1706, siendo saqueada e incendiándose numerosos edificios como la casa consistorial.
Al acabar la guerra en 1713 se inició una recuperación lenta, basada en el cultivo de nuevas tierras y en la paz que hubo en el país durante el siglo XVIII. El crecimiento demográfico provocó el estallido de un grave conflicto social que enfrentó a los labradores que querían nuevas tierras de cultivo contra la nobleza local y los ganaderos de la Mesta que defendían los pastos. Esto provocó motines como el de 1750 contra el administrador de la Encomienda Mayor en el cual participaron más de 100 labradores, así como ocupaciones de tierras entre 1793 y 1794 al amparo de una Real Orden que en 1793 que declaró todas las dehesas extremeñas de pasto y labor.
En el siglo XVIII se construyeron algunos embalses con presas de sillares graníticos, para mover molinos harineros (como los dos de Arce y el de Greña). Hoy tienen aprovechamiento pesquero (principalmente de la tenca, especie característica de la zona). En 1790 la fanega de garbanzos tenía precio corriente de 90 reales, la de trigo 24, la de centeno 14, la de cebada 13, la arroba de miel 130, la de lana 88, la de aceite 70, la de vino 32, la de higos 9 y la de zumaque 5. Las dehesas de propios eran comunes en pastos y labores con las de Navas del Madroño, Alcántara, Mata de Alcántara y Villa del Rey.
El siglo XIX provocó un gran cambio en la evolución histórica de Brozas. La crisis agraria y epidémica de 1804 a 1806 supuso el fin del crecimiento demográfico, lo cual se agravó con las consecuencias de la Guerra de Independencia Española. Esta a guerra supuso también el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea, desapareciendo la sociedad estamental al perder la nobleza sus privilegios, aunque no su riqueza. Pero quien más sufrió estos cambios fue la Iglesia, al disolverse las órdenes religiosas, cerrarse sus conventos y desamortizarse todos sus bienes en 1836-1837.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituyó en municipio constitucional en la región de Extremadura, Partido Judicial de Alcántara, entonces conocida como Las Brozas, que en el censo de 1842 contaba con 1300 hogares y 7121 vecinos.
Otra medida liberal que tuvo mucho impacto en Brozas fue la desamortización de los bienes de propios que realizó Pascual Madoz en el Bienio progresista, entre 1855 y 1856. Se enajenaron casi 14 000 hectáreas municipales, las cuales se privatizaron. La nueva sociedad que se formó tras estas reformas seguía dominada por la misma oligarquía anterior a las mismas, y frente a los cuales se situaban los jornaleros sin tierras. Como consecuencia, surgió una conciencia de clase y organizaciones obreras. Brozas fue una de las localidades pioneras en el movimiento obrero extremeño, habiendo ya en 1877 una federación de la I Internacional en la localidad. La situación desembocó a veces en motines y altercados, como el que tuvo lugar en 1874 contra el sorteo de las quintas.
Los problemas sociales a los que dio lugar el período liberal alcanzaron su máxima expresión en el primer tercio del siglo XX. En Brozas tuvieron fuerza los principales partidos y sindicatos obreros de España, especialmente el socialismo sindical. También tuvo importancia el movimiento social católico, cuyo principal representante fue Carlos Barriga, párroco de la iglesia de Santa María, quien a finales del siglo XIX había fundado uno de los primeros sindicatos católicos de crédito agrícola de Extremadura. La situación política y social de esta época hizo que en 1931 se proclamase la Segunda República, durante la cual los partidos de izquierda llegaron por primera vez al poder, apoyados por sindicatos como el socialista Unión y Trabajo, que tenía casi mil afiliados. La principal característica de esta etapa fue la inestabilidad.
Tras el fallido pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936, tuvo lugar en España la Guerra Civil entre 1936 y 1939. En la parte controlada por el bando nacional, en la cual se encontraba la provincia de Cáceres, hubo una dura represión contra militantes y simpatizantes de los partidos de izquierda, la cual se prolongó hasta la Transición tras la victoria franquista en dicha guerra. Durante la dictadura de Franco se paralizó totalmente la vida política de Brozas, la cual se limitó a conflictos internos entre miembros de la oligarquía. Pese a que se emprendieron algunas obras públicas de cierta importancia, Brozas siguió siendo un pueblo cuya economía se basaba en la agricultura y la ganadería. Por este motivo, cuando en los años 1960 se inició el crecimiento económico del país, varios miles de brocenses abandonaron su pueblo buscando una vida mejor. Sólo tras la llegada de la democracia y, sobre todo, del ingreso de España en la CEE, se ha detenido, o por lo menos ralentizado, el descenso poblacional, beneficiándose Brozas de importantes inversiones en infraestructuras y actividad productiva.
Brozas ha tenido los siguientes datos de población desde 1900, según el INE:
En la siguiente tabla se muestran los votos en las elecciones municipales de Brozas, con el número de concejales entre paréntesis, desde las primeras elecciones municipales democráticas:
La población vive principalmente de la agricultura, cereales y olivar en secano más algunas huertas con pozos, y de la ganadería, con vacas y ovejas. Últimamente[¿cuándo?] está incrementándose la ocupación en el sector servicios, dada la proximidad a la capital. El paro registrado es[¿cuándo?] de 95 personas.
La principal carretera del municipio es la EX-207, que une Alcántara con Cáceres pasando por el norte de la villa de Brozas, donde es conocida como "carretera de Cáceres". Al noroeste, la EX-207 lleva a la EX-117, a través de la cual se va a Alcántara. Al este, lleva a Navas del Madroño y continúa por el sureste hasta llegar a la nacional N-521 a la altura de Malpartida de Cáceres, pasando por Arroyo de la Luz y Estación Arroyo-Malpartida; a través de la N-521 se va a la capital provincial. Por el oeste de la villa sale de la EX-207 hacia el sur la EX-302, que lleva a Herreruela; al este de la EX-302 sale del sureste de Brozas un camino rural que lleva a Aliseda, la carretera provincial CC-62.
Existe un centro educativo público, con 14 profesores y 176 alumnos.
Hay un consultorio médico, con dos médicos, dos ATS y con pediatra. También hay una residencia de mayores llamada: Fundación Condesa de la Encima Residencia de Ancianos "Nuestro Hogar" que cuenta con unas grandes instalaciones y amplios jardines.
Los Baños de San Gregorio, junto a la ermita de este santo, son una fuente de aguas mineromedicinales, transparentes, de olor sulfuroso y sabor sulfúrico, beneficiosas para el asma, la piel, los reumatismos crónicos y las obstrucciones tanto de vientre como de vejiga urinaria. Se utilizaban ya en época romana.
La principal iglesia de la localidad es la iglesia de Santa María la Mayor de la Asunción, cuya construcción abarcó desde finales del siglo XV hasta principios del siglo XVIII. La fachada de más monumentalidad es la de los pies, la cual muestra resabios góticos en su decoración, especialmente en su parte inferior. Dicha fachada fue replanteada por Pedro de Ibarra como una gran puerta de medio punto y abocinada abajo, seguida por un ventanal grande también de medio punto, y culminada con decoración escultórica.
El exterior de la iglesia tiene transparente abierto en el ábside. Su condición y formas son de estilo barroco, del siglo XVIII. En el interior destaca la bóveda de crucería sobre pilares compuestos. Alrededor de la iglesia hay varias capillas fúnebres construidas por los nobles entre el siglo XVI y el siglo XVIII. Las naves laterales rematan en varios recintos, una sacristía del siglo XVII y la capilla funeraria de los Flores, la cual está cubierta con bóveda de ladrillo sobre pechinas. En esta capilla se encuentra el sepulcro de Gonzalo Gutiérrez Flores, caballero de la Orden de Alcántara.
Los bienes muebles que hay en el interior de la iglesia son también muy importantes. El retablo mayor fue construido por el entallador Bartolomé de Jerez a mediados de siglo XVIII y es un buen ejemplo del arte barroco tanto por sus grandes dimensiones, 25 m de altura, como por su amplia decoración animal, vegetal y celestial. En el coro se encuentra un órgano tubular de la misma época que el retablo que fue construido en madera sin policromar por Francisco de Andía. Entre las esculturas, destaca la del Cristo de la Salud, del último cuarto del siglo XVI y perteneciente a la escuela andaluza.
La otra iglesia del municipio es la iglesia de los Santos Mártires San Fabián y san Sebastián, que se empezó a construir en 1495 sobre la ermita del mismo nombre. Las obras fueron paradas antes de llegar al hastial a mediados del siglo XVII, y no se reanudaron hasta los años 1960, cuando se terminó de construir de acuerdo con los planos originales del arquitecto local Juan Bravo. La iglesia es de una sola nave y en su interior se encuentra la capilla funeraria de los Argüello Carvajal, proyectada por Juan Bravo en 1590 y en la cual se encuentra la imagen del Cristo de la Expiración, talla de la misma época que la capilla y que fue realizada por Alonso Hipólito, situándose en un retablo barroco. En el ábside hay pinturas murales que representan a los santos a los cuales el templo da nombre. Por el estilo, dichas pinturas podrían haber sido realizas por el pintor extremeño Juan de Ribera, que trabajó en la zona a finales del siglo XVI, realizando trabajos en lugares como Portaje, Villa del Rey y la actual capital provincial.
En Brozas existen varias ermitas dedicadas al culto, aunque también hay que señalar que otras han desaparecido y algunas han cambiado de uso tras la desamortización.
Una de las ermitas dedicadas al culto es la ermita del Buen Jesús del Humilladero, levantada hacia 1530 por iniciativa de Fray Gonzalo de Nebrija, de planta cuadrada y construida con sillares, que ha sido expoliada al robarse imágenes que se encontraban en su techumbre. Destaca en su interior la imagen de Jesucristo amarrado a la columna, en alabastro y obra de Guillén Ferrant. No se debe confundir por el nombre con la ermita del Humilladero, construcción barroca de mediados del siglo XVIII que mezcla elementos tradicionales de la zona con influencias portuguesas y andaluzas.
Otra de las ermitas destinadas al culto es la ermita de la Soledad, del siglo XVI. Se sitúa entre canchos del ejido municipal. También existen la ermita de San Antón abad, con una imagen de dicho santo de 1700 y una sacristía adosada. Al otro lado del montículo del Humilladero está la ermita de Santa Lucía. En el término hay dos ermitas que se usan para romerías: la ermita del Padre Eterno y la ermita de San Gregorio.
Las ermitas con un uso distinto al del culto son cuatro. Una de ellas es la ermita de san Juan, de finales del siglo XV, de estilo gótico, con un ábside plano y una sacristía amplia. Conserva el arco toral y portadas de medio punto, así como una decoración a base de bolas típica de finales del gótico. La ermita se usa como cementerio.
Otra ermita en desuso es la ermita de Santa Bárbara, fundada por Ana de Silva en 1646 y que destaca por su cúpula de media naranja. La ermita de Santa Bárbara fue transformada en fragua. En el actual convento franciscano se encontraba antiguamente la ermita de Nuestra Señora de la Luz. También fue ermita la actual iglesia de los santos Fabián y Sebastián.
Las ermitas que ya no existen son la ermita de los Santos Abdón y Senén, cuyo lugar ocupa el Paseo de los Santos al norte de la localidad; la ermita de San Marcos, al sur de la localidad, donde tenían lugar los cultos míticos cristianizados del Toro de San Marcos; y la ermita de la Virgen de la Hoja, cuyas ruinas se conservan en la finca llamada Hoja de Santa María de Guadalupe situada al sur del término, en la llanura del río Salor.
Uno de los tres conventos de Brozas es el convento de nuestra Señora de la Luz,provincia de San Gabriel para los franciscanos descalzos. El convento fue fundado por iniciativa de la villa en 1554 y con licencia real, aprovechándose la ermita de la Virgen de la Luz que antes había donde ahora está el convento. Se construyó entre el siglo XVI y el siglo XVIII. El convento se divide en dos grandes sectores: la iglesia por un lado y el convento por otro. La iglesia del convento es una nave con tres tramos, coro, capillas, falso crucero y presbiterio, junto al cual hay un camarín cúbico; a todo esto se añaden la capilla de santa Rosa y otro oratorio más. El convento se articula alrededor del claustro y originalmente lo diseñó Pedro de Ibarra. El claustro es cuadrangular y tiene dos cuerpos. Alrededor del claustro estaban las dependencias conventuales. En el siglo XVII se ampliaron las celdas y fue construida una nueva enfermería en un piso alto, junto con un pórtico orientado al sur.
el cual llegó a ser cenobio capitular de laOtro convento de la localidad es el convento de las Comendadoras de Alcántara. Este convento fue fundado por frey Pedro Gutiérrez Flores, sacristán mayor de la orden de Alcántara, sobre una construcción anterior que puede que hubiese sido el Convento de la Madre de Dios, fundado por el capitán Antonio de Lebrija, nieto del gramático Elio Antonio de Nebrija. La nave del templo fue reconstruida en el siglo XVIII. La iglesia es de la primera mitad del siglo XVI, destacando en ella su portada renacentista, obra de Guillén Ferrant. Las dependencias del convento están actualmente muy transformadas, conservándose sólo un pequeño claustro, varias dependencias como el refectorio, cubierto con bóveda de arista, la sala capitular y un pequeño pórtico que da al patio. En el convento también destacan varios letreros e inscripciones que tienen lemas y citas de Nebrija.
El otro convento de la localidad es el convento de Nuestra Señora de los Remedios, cuyo estado de conservación es lamentable. Lo fundó Fray Alonso Flores, prior de Magacela, y su iglesia la diseñó el maestro mayor de la orden Gaspar López a principios de siglo XVII. Tiene grandes proporciones y su planta es rectangular y está completamente destruida. El convento se usa como cuadra y como vivienda privada.
Con la fundación como tal de Brozas hacia 1220 comienzan a levantarse distintos edificios públicos necesarios para la vida de sus habitantes; de esta época se conserva solamente la Torre del Homenaje del castillo de la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, una sólida construcción de forma trapezoidal coronada con almenas, fechada a principios del siglo XIV con mampostería y sillería en las esquinas; dispone de un aljibe en la parte inferior y de tres cuerpos a los que se accede por una escalera de caracol adosada.
El Castillo Palacio de la Encomienda Mayor de Alcántara. Su proceso constructivo abarca desde el siglo XIV hasta el XVII. A la primera etapa pertenece la torre del homenaje ya comentada; a finales del siglo XVI se reconstruye casi íntegramente el edificio, siendo la reforma diseñada por Juan Bravo en 1593; se construye así una nueva muralla cuadrangular, jalonada por grandes cubos semicilíndricos y construida con mampostería y sillería. En la muralla se abren tres puertas, una al sureste, actualmente en servicio, con arcos de medio punto y bovedilla en el muro, y dos en el muro occidental, una de las cuales es la principal, sobre la que se encuentra el escudo de Felipe II flanqueado por los del comendador mayor Cristóbal de Moura. En el interior se construyeron varias dependencias palaciegas, como las caballerizas, los llamados “cuarto viejo”, con portadas góticas, y “cuarto nuevo”, donde se localiza el escudo de don Juan de Zúñiga, y el patio al que dan ambas estancias, del que se conservan dos alas, ambas porticadas con columnas toscanas La última fase constructiva corresponde a mediados del siglo XVII, justo antes de la guerra con Portugal, en la que la muralla se refuerza exteriormente con cinco grandes baluartes, dos en diamante y tres triangulares, construidos con mampostería y con el objetivo de ampliar la superficie amurallada y facilitar la defensa.
Uno de los palacios de la localidad es el palacio de los Argüellos Carvajal. Empezó a construirse a finales de siglo XVI, aunque su aspecto actual corresponde a un palacio barroco del siglo XVII que fue modificado en el siglo XVIII y en el siglo XX.
Otro palacio es el palacio de los Condes de Canilleros, del siglo XVI y completamente reformado a finales del siglo XVII. En el exterior destacan la labor de forja de los vanos y un enorme escudo de esquina que tiene las armas de los Porres, los Montemayor, los Maraver, los Silva y los Acuña, hecho a finales del siglo XVII. En el interior sobresale un patio con dos galerías: una baja en arquería y una superior adintelada, sosteniéndolo todo columnas toscanas.
El palacio de los Condes de la Encina es el mejor ejemplo de arquitectura residencial del municipio. Se construyó a finales de siglo XVI con las características arquitectónicas típicas del siglo XVII. En el siglo XVIII sus propietarios alcanzaron su máximo poder, al convertirse Juan Sebastián Bravo en conde de la Encina en 1778. Al exterior destaca una fachada sencilla construida completamente con sillares de granito. El palacio tiene dos plantas y se remata con una cornisa voladiza en cuyo centro está el escudo de Juan Sebastián y de su esposa Isabel Topete. En el interior hay un amplio patio con cuatro grandes arcos rebajados sobre pilares.
Un cuarto palacio es el palacio de los Orive Salazar, el cual se encuentra dividido en dos partes. Una es la que contiene la fachada principal íntegramente de sillares y con los escudos de los Orive y Paredes. En el interior hay bóvedas de cañón sobre lunetos y el espacioso patio, hoy muy transformado. En esquina con la calle Constitución se encuentra otra ala del edificio, que fue adquirida como vivienda a principios de siglo XIX por la familia riojana de los López de Tejada, que colocaron en la fachada un balcón de esquina y un gran escudo de su familia de 1804.
Además de estos palacios, se encuentra en la localidad la casa palacio de los Arce, perteneciente primero a la familia Paredes y Ulloa y construida en el siglo XVII. En el edificio destacan las forjas de hierro de las balconadas. En el siglo XVIII esta familia enlazó con los Arce, como demuestra el escudo en esquina de mármol.
Antonio Vicente (González) de Arce y Porres fue teniente general de los Reales Ejércitos en Extremadura. Nació en Brozas en 1743, siendo hijo de Manuel Baltasar (González) de Arce y Paredes y de Luisa de Porres y Eraso, hija del II conde de Canilleros, ambos nacidos en Brozas. Antonio Vicente se casó en 1773 con María Josefa de Ovando y González-Castejón, VI marquesa de Camarena la Vieja, con quien residió en Cáceres en el conocido como Palacio de la Generala, apodo que tenía la marquesa. María Josefa falleció en 1775 con 24 años al nacer en Brozas su hijo Antonio María (1775-1832), por lo que éste fue VII marqués de Camarena la Vieja desde su nacimiento y V marqués del Reyno.
La principal casa noble de la localidad es la casa de los Flores, situada en la calle Ramón y Cajal. La casa tiene dos partes claramente diferenciadas y perpendiculares entre sí. En la más antigua hay varias estancias muy amplias. En el primer cuarto de siglo XVII el palacio fue considerablemente ampliado, siendo su dueño Pedro Alfonso Flores, vizconde de Peñaparda. Se construyó un gran ala de dos pisos, con enormes estancias con chimeneas, y grandes vanos de granito con cierres de forja. En esta época también se construyó la monumental entrada del edificio.
Otro edificio es la casa de los Ortiz, la cual se construyó a principios de siglo XX por la familia que le da nombre. En el pueblo se conoce como "la casa de los ladrillos". En este edificio se mezclan elementos del modernismo en su decoración con una estética neomudéjar en su interior.
A estas casas palaciegas hay que añadir la casa de el Brocense, que aún se conserva en la localidad y está construida íntegramente con sillares, destacando por su chimenea de ladrillo.
Además de los palacios y las casas nobles, hay que añadir a esta lista una construcción muy peculiar situada en la finca "Greña". Se trata de un palacio campestre construido por Santiago Burgos de Orellana a principios de siglo XX, y que no puede clasificarse dentro de ningún estilo arquitectónico definido, si bien el edificio parece estar influido por el modernismo e incluso por Gaudí.
Brozas ofrece una gastronomía basada en productos del cerdo y del cordero, con platos como la prueba y la caldereta, así como las exquisitas tencas que se pescan en sus charcas. Entre sus postres más típicos se pueden degustar los fritos y las torrijas.
El municipio cuenta con un equipo de fútbol que en la temporada 2010/11 juega en la Primera Regional, el CP Brocense. En la actualidad cuenta también con equipos de voleibol desde la categoría prebenjamin hasta seniors, también cuenta con equipo de basket, y fútbol sala y futbol.in
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