La canícula, período canicular, o días de las canículas, es la temporada del año en la cual el calor es más fuerte, tanto en el hemisferio Sur como en el Norte (desfasados seis meses entre sí). La duración oscila entre cuatro y siete semanas, dependiendo del lugar.
La canícula comienza unas semanas después del solsticio de verano (que ocurre el 21 de junio en el hemisferio norte y el 21 de diciembre en el hemisferio sur); es la época en la que el sol del mediodía está a la máxima altura posible sobre el horizonte. Una fecha aproximada es a mediados de julio en el hemisferio norte y a mediados de enero en el hemisferio sur.
De la expresión canícula, derivada de canes (perros) y su alusión al fenómeno de calor abrasivo, existe un fundamento astronómico: alude a la constelación Can Mayor/Canícula y su estrella Sirio, La Abrasadora, cuyo orto helíaco coincidía con el fenómeno de calor abrasivo. Así lo ratifica el astrónomo Joachim Herrmann (1986):
Sin embargo, debido a la precesión del eje terrestre, actualmente reaparece Sirio en el cielo matutino a principios de septiembre. Según comenta Herrmann (1986):
Por otra parte, la gente de campo, sobre todo las personas mayores que se acostumbraron a iniciar la siembra de sus cultivos mirando a las estrellas en los países de América Central, notaban que cerca del 15 de julio el clima se secaba y no era conveniente sembrar. Este tiempo seco terminaba cerca del 15 de agosto, en cuya fecha reiniciaban la siembra. Este tiempo parecía coincidir con la posición de la constelación del Can Menor en el cenit a la media noche, aproximadamente de los 15 grados a los -15 grados del cenit. A este tiempo se le denominaba canícula (can pequeño), por referirse al Can Menor.
Hace 5.300 años, el fenómeno de la canícula abrasadora aparecía hacia el 21 de junio (en el solsticio de verano boreal), en coincidencia con el evento estelar de la reaparición matutina, el orto helíaco de la estrella Sirio, La Abrasadora (Herrmann, 1990), de la constelación Canícula / Can Mayor (orto del astro que se produce casi una hora antes que la salida del sol). Sin embargo, actualmente, debido a la precesión del eje terrestre, Sirio reaparece en el cielo matutino a principios de septiembre (Herrmann, 1986), a la vez que el tiempo de más calor comienza 75 días antes, el 21 de junio: el solsticio de verano.
Mediante una sencilla regla de tres, si se sabe que hace miles de años el orto de la Canícula ocurría el 21 de junio y en la actualidad tal hecho astronómico sucede el 5 de septiembre, hay un desfase de 75 días. Conocido el período de la precesión de 25.770 años (las constelaciones se van corriendo con los años, y volverán a coincidir transcurridos 25.770 años, es decir tendrán un desfase de 365 días), para el desfase de 75 días, la cantidad de milenios pasados, en números redondos, es de 5.300 años (25.770 × 75 / 365 = 5.295).
Por lo cual, hace 5.300 años, al fenómeno de la canícula se le habría denominado así porque sólo entonces era cierto que la canícula / el tiempo de más calor era coincidente con el orto helíaco de la constelación Canícula, al que debe su nombre, y también con el orto de la estrella Sirio, La Abrasadora.
Gran parte de la importancia del término está relacionada con que durante el período canicular aparecían enfermedades, como la peste, derivadas del elevado calor. Según aporta Saz Saz (1985, 12), en el Corpus Hipocraticum se documenta:
La causa de que haga más calor o frío en determinado lugar de nuestro planeta no depende de que se esté más cerca o más lejos del Sol sino de la inclinación del eje terrestre con respecto a este astro. Por ello cuando en un hemisferio se sufren las mayores temperaturas en el opuesto se alcanzan las mínimas.
El solsticio de verano, que ocurre alrededor del 21 de diciembre - 21 de junio (hemisferios sur y norte, respectivamente), denota el día que en esas semiesferas terrestres se reciben más horas de luz solar y marca el inicio del verano. Respecto de esto último, si el 21 de diciembre - 21 de junio es el día que se reciben más horas de radiación solar, la razón de que a esta fecha se le considere el inicio del verano, no su máximo, se explica por el comportamiento de los océanos. Puesto que estas enormes masas hídricas se calientan y se enfrían lentamente, el 21 de diciembre - 21 de junio, fecha de inicio del verano, los océanos continúan aún templados, lo cual retrasa los días de mayor calor.
A los días sumamente calurosos se les denomina caniculares. Ocurren más de un mes posterior al 21 de diciembre - 21 de junio. En las zonas de clima continental este efecto es menos acusado, y las temperaturas máximas suceden antes. De esta manera los océanos funcionan como amortiguadores de la temperatura global del planeta, y evitan cambios bruscos de temperatura entre una estación del año y la siguiente. Esto es posible gracias a que el calor específico del agua es muy grande. El calor específico de una sustancia indica cuánta energía calorífica se requiere por unidad de masa para que esa sustancia eleve su temperatura un grado kelvin. De igual modo los días muy fríos del invierno serán (en promedio) un mes más tarde.
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