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Catedral de Santa María de Tarragona



La Catedral Basílica Metropolitana y Primada de Santa Tecla -comúnmente conocida como Catedral de Tarragona-[2]​ es una catedral construida en el estilo gótico temprano, existente en la ciudad y provincia de Tarragona, en la comunidad autónoma de Cataluña, España. Se encuentra situada en la parte más alta de Tarragona, sobre un lugar que ya ocuparon con anterioridad un templo dedicado al culto imperial romano (el templo de Augusto),[3]​ una catedral visigótica y una mezquita árabe.

Según Francesc Eiximenis, en la organización de una ciudad y la posición de sus edificios, a la catedral le correspondía:

En su estado actual corresponde al periodo de transición entre el románico y el gótico.

El 3 de abril de 1905 fue declarada Monumento Nacional.

La ciudad de Tarragona, la antigua Tarraco de época romana, que era prácticamente la capital de los territorios hispánicos, había perdido buena parte de su esplendor tras la caída del Imperio romano como consecuencia de las invasiones germánicas. Ello se acrecentó con la conquista de la ciudad en el siglo VIII por parte de los musulmanes, además de por el hecho de convertirse rápidamente en un territorio fronterizo para la defensa de los territorios islámicos, todo ello hasta su reconquista en el siglo XII por los condes de Barcelona.

En 1154 se instala, por primera vez en la ciudad de Tarragona un arzobispo con residencia permanente, Bernat Tort, llegado desde la Abadía de Saint-Ruf, en la ciudad de Aviñón, hoy en Francia, y que era un territorio que por esas fechas tenía importantes vínculos con los condes de Barcelona. En las ordenaciones que el nuevo arzobispo dicta para regular la vida interna del reducido Capítulo Catedralicio, hace referencia a la construcción que estaba efectuando de una fortaleza para protegerse de las previsibles incursiones musulmanas, fortaleza asentada sin lugar a dudas entre los restos existentes en esa época de edificios de origen romano. Evidentemente esa pequeña fortaleza incluía una primera iglesia catedralicia, iglesia que estaba consagrada a santa Tecla.

No se tiene información exacta sobre el proceso constructivo de la nueva catedral gótica en la ciudad, puesto que los primeros datos conocidos corresponden a la fecha de su consagración, en 1331. Sin embargo, existen documentos anteriores que atestiguan la realización de las obras, como por ejemplo un legado testamentario que fue efectuado por Pere de Queralt en 1166 o el testamento del obispo de Tarragona, Hugo de Cervelló, quien fuera asesinado en 1171.[5]

Parece, pues, que las obras de la nueva catedral se iniciaron en una fecha imprecisa, pero siempre posterior al año 1171, y que dieron inicio por la cabecera del nuevo templo.

Hay noticias de la existencia de canónicos desde finales del siglo XI, pero la estructuración fue a partir del año 1154 por el arzobispo Bernat Tort, según la orden de san Agustín con monjes venidos del monasterio de san Ruf de Aviñón, orden a la cual pertenecía el obispo y que había impuesto la reforma gregoriana del siglo XI. El papa Clemente VII secularizó a los canónicos de la catedral el 4 de diciembre de 1530.

Para la vida comunitaria se dotó de las dependencias necesarias situadas alrededor del claustro, como el dormitorio, el refectorio, la bodega, la cocina y la sala capitular. Además del prior claustral, se nombraron las figuras del pavorde que administraba los bienes, el arcediano para la ayuda en la celebración de los oficios, el tesorero que se ocupaba de los gastos del culto, el sacristán mayor, que tenía a su cargo el servicio del culto, el camarero que cuidaba del vestuario, el capiscol (o chantre) dirigente del coro, el sub-capiscol que enseñaba los cantos, el hospitalario encargado del hospital de la catedral y el enfermero que cuidaba de la enfermería.[6]

Parece igualmente que la construcción inicial estaba prevista como una única nave, con un gran ábside, muros robustos y básicamente correspondiente a un estilo correspondiente al existente en su entorno por esas fechas, es decir, se trataría de una catedral románica, pensada además como elemento defensivo y, por ello mismo, provista de matacanes, almenas y camino de ronda, así como ventanas elevadas, fuera del alcance del enemigo (años después, con la seguridad ya garantizada, se abrirían bajo las anteriores tres nuevas ventanas en el ábside, de mayor tamaño y situadas más cerca del suelo).

A pesar de ello, no hay que suponer que se trataba de una construcción austera, puesto que recogía un buen número de elementos decorativos propios del románico, lo que daba al ábside de la catedral la debida prestancia.

Contemporáneos del ábside son la sacristía y el refectorio. La sacristía, emplazada junto al ábside mayor, es de planta rectangular, y posee bóveda de cañón apuntada. La sacristía ha sufrido a lo largo de los años diversas intervenciones que han modificado sustancialmente su aspecto.

El tamaño del refectorio (o comedor) indica que el número de canónigos y otros empleados de la catedral se había incrementado sustancialmente. A partir del siglo XVI, cuando los canónigos comenzaron a dejar de hacer vida en común, el refectorio acabó transformado en una capilla más de la catedral.

Se preveía igualmente la construcción de un campanario, que estaba previsto levantar junto a la sacristía; campanario que poseía igualmente carácter defensivo.

Hacia el año 1195 se produjo un cambio sustancial en el planteamiento de las obras, magnificándolas, lo que produjo fuertes problemas de tipo social en la ciudad, al quejarse los ciudadanos de Tarragona de los elevados gastos que comportaban las obras, gastos que debían ser sufragados con los correspondientes impuestos, lo que hizo que en 1214 el arzobispo de Tarragona decretase la voluntariedad de las aportaciones a las obras.[7]

Básicamente, el nuevo proyecto pretendía agrandar la catedral, para convertirla en un edificio formado por tres naves en planta basilical, con un crucero y cuatro nuevos ábsides secundarios, cubiertos con bóveda de crucería de estilo gótico. Por la disposición espacial anterior, el único lugar en el que era posible efectuar la ampliación era el punto en que se había dejado el patio destinado al futuro claustro, lo que hizo imposible la habitual alineación del crucero y los cinco ábsides. Por ello, los cuatro ábsides menores fueron escalonándose (como es perfectamente aperciable en el plano que se encuentra a la derecha), por lo que la absidiola norte es de menor tamaño que la meridional.

Los espacios de las naves fueron cubiertos con bóveda de crucería gótica, de no mucha altura. Parece haber semejanzas constructivas con la iglesia abacial de Santa María, en el monasterio de Santa Cruz de la Serós, en la Jacetania.[8]

Según Puig i Cadafalch, el plano de las catedrales de Lérida y Tarragona responde a un tipo bastante extendido sobre todo en la Francia septentrional (Normandía) y básicamente ligada a los monjes benedictinos, con características de grandes ábsides y un crucero de grandes dimensiones. El císter aportó además las soluciones tecnológicas para la sustentación de los edificios como el arco apuntado o la bóveda de crucería, así estas dos catedrales presentan la combinación de la arquitectura románica con elementos góticos.[9]

Los obispos y reyes como Alfonso el Casto y Pedro el Ceremonioso continuaron beneficiando con donaciones.

Con el obispo Aspàreg de la Barca (1215-1234) se abrió al culto la parte de la cabecera. En 1250 Pedro de Albalat encargó la construcción del cimborio al maestro de obras Bernat y en el año 1277, aproximadamente un siglo después del principio de la obra, se encargó la realización de la puerta principal al maestro Bartomeu de Gerona. Sin embargo el tímpano y el resto de los apóstoles tallados se deben a Jaume Cascalls y su taller (Jordi de Déu) durante los años 1375.[10]

En el año 1305 el obispo Roderic Tello se hizo cargo del pago del penúltimo tramo de la nave central y el arzobispo Juan de Aragón hijo de Jaime II, en junio del año 1331 consagró la nueva catedral.

Sin embargo, como era habitual en la construcción de las catedrales, las obras continuaron entre los siglos XIV y XVIII con construcciones en el interior y en las dependencias del claustro de capillas en los estilos gótico, renacentista y barroco.

Las obras de restauración y conservación se han llevado a cabo entre los años 1999 y 2001 por los arquitectos Joan Figuerola y Joan Gavaldá, así como posteriores campañas de excavaciones arqueológicas y restauración de capillas. Tras una prospección geofísica en el subsuelo de la catedral, en el año 2007, se han hallado indicios que bajo la misma se encuentra el templo romano dedicado a Augusto (63 a. C. – 19 d. C.) situado bajo la nave central. Ya se tenía noticias de este templo por las monedas en las emisiones realizadas en la época de Tiberio en las que hay referencias a la divinidad de Augusto y muestran un templo con columnas frontales que se construyó en su honor, como se cree que tiene el descubierto:

Es un templo de transición del románico al gótico. La nave central tiene una altura de veintiséis metros más doce del cimborio, por 16,50 metros de anchura. Las naves laterales miden trece metros de altura por 8,25 de anchura. La longitud es de unos cien metros desde el hastial hasta la cabecera.

Consta de planta basilical de cruz latina con tres naves y transepto bien definido que sobresale de las naves pero con brazos desiguales debido al claustro que se haya en la parte septentrional así como la absidiola de este mismo lado también es desigual a su pareja del lado opuesto. La cabecera contiene tres ábsides semicirculares escalonados con presbiterios profundos, destacando el central. El ábside central tiene tres ventanas en su parte inferior y siete en la superior de forma apuntada.

Sobre el tramo siguiente al ábside del lado de la Epístola se halla ubicada la torre del campanario.

Las naves están cubiertas con bóvedas de crucería de nervios moldurados sostenidos por pilares cruciformes con columnas adosadas por parejas y con capiteles decorados con reminiscencias del arte hispano-musulmán sobre los que reposan los arcos fajones y formeros de las bóvedas. Las ventanas se presentan principalmente de dos tipos las románicas con arquivoltas y las góticas con vitrales de tracerías caladas.

El cimborio es octogonal construido a mitad del siglo XIII con bóveda de crucería y soporte de trompas angulares, parteluces y vitrales de colores.

El presbiterio y el ábside central tienen un notable pavimento de la época románica, está formado por placas de piedra y mármol de diversos colores formando unos dibujos geométricos, en opus sectile en el que dominan los entrelazados sobresaliendo los colores, naranja, amarillo, blanco y negro. Es de una fabricación seriada y no totalmente artesanal ya que no hay gran variedad de piezas con formas diferentes. Pavimentos de esta misma clase se realizaban en la Edad Media como se demuestra en la basílica de Montecassino en Italia, de Santa María de Alaón en Sopeira o Saint-Benoît-sur-Loire en Francia.[12]

El coro antiguo, que conserva los muros de cierre del siglo XIV, se hallaba en la nave central. A ambos lados de la misma existe aun parte de la sillería de roble de Flandes, que fue tallada por Francesc Gomar entre 1478 y 1488, por encargo del arzobispo Pedro de Urrea (1445-1489). Los respaldos se decoran con tracerías góticas, mientras que los temas figurados se concentran en los medallones de los brazos. Las sillas pontificales las tallaron los escultores franceses Jean de Tours y Henri de Bourgogne en 1534. En el año 1963 una parte de la sillería se trasladó al nuevo coro, situado en el presbiterio. El muro occidental se desarmó y actualmente se guarda en el Museo Diocesano.

La construcción del órgano mayor de la Catedral es obra de diversos artistas del siglo XVI. El mecanismo musical estuvo a cargo de Salvador Estrada. La caja, de madera de roble de Flandes, de álamo y de chopo, la proyectó en 1560 Mossèn Jaume Amigó, el arquitecto introductor del Renacimiento en nuestras tierras. Las esculturas y los relieves se deben a Jeroni Sanxo y Pere Ostris o Perris Austris, que los realizaron entre 1562 y 1566. La pintura de las puertas o sargas, que son batientes, la contrataron el italiano Pietro Paolo de Montalbergo y el griego Pere Serafí en 1563, pero las cobró en solitario Montalbergo. Cerradas, representan la Anunciación. Abiertas, muestran la Adoración de los pastores a la izquierda y la Resurrección a la derecha, en un notable estilo manierista. Las puertas se abrían o se cerraban de acuerdo con el calendario y los oficios litúrgicos, razón por la cual los temas pintados visibles estaban vinculados al tiempo litúrgico. Montalbergo también pintó y doró los tubos del instrumento musical. En el año 1929 el antiguo mecanismo musical, así como los tubos, se sustituyeron por un órgano romántico, procedente de la finca Mar-i-Cel de Sitges, que fue donado al Cardenal Francesc d'Assís Vidal i Barraquer por Mr. Deering, un hispanista norteamericano. Posteriormente, en 1974 el órgano fue nuevamente reformado y es el que se mantuvo hasta el año 2010, cuando en ocasión de la IV fase de las obras de restauración de la Catedral se inició la restauración de la caja. El nuevo órgano con 2.712 tubos y 53 registros se inauguró el 16 de junio de 2013 y pretende ser el heredero del antiguo instrumento renacentista.[13]​ Es un órgano romántico llamado de mar y cielo.

(Descripción de la entrada principal hacia la cabecera del templo). En las capillas construidas a partir del siglo XIV, es donde se manifiesta más el cambio hacia el estilo gótico.

El presbiterio se encuentra presidido por un retablo gótico, encargado por el obispo Dalmau de Mur y realizado por el escultor Pere Johan entre los años 1426 y 1434, se conserva en su lugar original y es una de las joyas de la escultura gótica catalana, construido en alabastro policromado, consta de tres partes:

El retablo se alarga en ambos lados con un muro de piedra hasta cerrar el presbiterio.

El ara del altar de estilo románico arcaizante es de una sola pieza sobre columnas y un frontal con relieves de la vida de la santa titular de la catedral. El frontal es de mármol blanco monolítico, dedicado a san Pablo y a santa Tecla. Pertenece al mismo taller que la mayor parte de la escultura de figuras realizadas en el claustro; tiene forma rectangular y está enmarcado por molduras estando estructurado en dos niveles de compartimentos en ambos lados de uno central donde está representado san Pablo sentado bendiciendo a santa Tecla.

Los vitrales de la catedral de Tarragona son un magnífico ejemplo de la época gótica. Los de las capillas de las Onze Mil Vírgenes y de Santa María de los Sastres, realizados por Guillem de Letumgard, se datan de cerca del siglo XIV. De la misma época son los rosetones de cada lado del crucero. El ábside central tiene tres finestrales en la parte inferior y siete en el cuerpo superior.

La capilla de Santa María de los Sastres, tiene tres ventanales en el muro izquierdo, que fueron remodelados en épocas posteriores. Representan el tema de la Anunciación; las partes originales que quedan de Guillem de Letumgard son las de las tracerías superiores de los vitrales, y en cada una de ellas están representadas dos pequeñas figuras de ángeles, y en el lóbulo superior el escudo de la catedral tarragonina. El que representa al arcángel San Gabriel es una reforma posterior de los últimos años del siglo XV, obra probable de Gil Fontanet. Los colores que dominan son el rojo, el azul y el amarillo de plata, propio del siglo XIV.

Los rosetones de los lados norte y sur del transepto presentan importantes diferencias, debidas a las múltiples intervenciones hasta épocas recientes. Originalmente fueron obras del Maestro de San Silvestre, que también trabajó en la catedral de Barcelona. En el rosetón sur se representa la Virgen con el Niño entronizados. En el rosetón norte se representa la Resurrección de Jesús en el óculo central, a partir del cual se distribuyen dieciséis plafones radiales con ornamentación geométrica, motivos florales y el escudo de la catedral; en la parte ancha de estos plafones, todos tienen la cabeza de un personaje, seguramente un apóstol.

La figura de Santa Tecla es la representada en el vitral central del ábside, y está documentada hacia el final del siglo XVII, ya en la época barroca; también ha sido modificada posteriormente.

De la época renacentista son los tres vitrales de la capilla del Corpus Christi, en cada uno de los cuales está representada una figura de apóstol.

Se puede apreciar el ábside central de gran volumen, con una cornisa de molduras debajo un friso de dientes de sierra y una hilera de arcuaciones ciegas sostenidas por canecillos decorados con figuras humanas, animales o motivos geométricos.

La fachada principal consta de tres puertas que corresponden a las tres naves de la iglesia, la central y principal gótica, con arcada ojival y las laterales de estilo puramente románico.

Un gran rosetón está situado sobre la puerta principal, de diámetro casi como la anchura de la nave central tiene una tracería que recuerda al rosetón del monasterio de Sant Cugat del Vallés, de la iglesia de Santa María del Pino o el de la catedral de Mallorca. Tiene once metros de diámetro exterior i doce rayos con siete molduras circulares de un grueso de 1,3 metros. Los doce rayos representan las doce tribus de Israel o los doce apóstoles.

Sobre las otras dos puertas laterales también se encuentran dos rosetones de tamaño más reducido y de factura románica. Están realizadas las puertas en mármol blanco con arcos de medio punto y arquivoltas molduradas con dintel y tímpano. Empotrado en el muro sobre la puerta de la derecha se conserva el sarcófago de Bethesda, paleocristiano del siglo IV, representando escenas de la vida de Jesús.[19]​ La puerta del lado del evangelio, posee un tímpano esculpido con escenas que representan la Epifanía.

De estilo gótico con semblanzas a modelos franceses como la Catedral de Amiens y sobre todo la de Reims. La puerta principal de la catedral fue encargo del obispo Bernat d’Olivella al maestro Bartomeu en el año 1277 y la última relación documentada con este maestro es en el año 1291.

Presenta arcos apuntados en degradación, el gran arco principal avanza sobre el muro incluso llega a montar en algún punto sobre las puertas laterales que su gran suntuosidad hace anular a primera vista, por sus contrafuertes laterales es evidente que se emplean para sostener las cargas de la nave central del templo. Es posible que en principio la forma estructural de la fachada fuera más coherente y armónica entre las tres puertas. A pesar de dejarla inacabada, realizó bastantes esculturas de los apóstoles, situadas en las jambas de ambos lados de la portada descansando en basamentos corridos y sobre las figuras se encuentran doseletes, entre las figuras destacan las de san Pedro, san Andrés y santo Tomás situados en el bancal de la parte derecha de la puerta. Pero la gran escultura de la puerta es la Virgen del mainel, se ha señalado que deriva de un modelo francés, en el pedestal tiene representadas escenas del Génesis con la creación de Adan y Eva y el Pecado original.[20]

En el tímpano se representa el Juicio Final, presidido por Cristo con dos ángeles portadores de los atributos de la Pasión, con tracerías superiores para la inserción de un vitral, realizado por Jaume Cascalls y su taller hacia el año 1375, contratado por el obispo Pere de Clasquerí, así como el friso con la representación de los escogidos y los condenados.[21]​ En la parte interior del templo que corresponde al tímpano están representadas la Virgen entre san Pablo y santa Tecla con dos ángeles ceroferarios.

También de su taller son doce estatuas entre apóstoles y profetas que faltaban para la misma puerta al precio unitario de diecinueve libras y doce sueldos.[22]Jaume Cascalls estuvo acompañado por su yerno Guillem Solivella y su esclavo Jordi de Déu. Las esculturas realizadas por este equipo de artistas son las que se encuentran en las partes más externas de la puerta, son, como ya se ha dicho, doce, igual número que de bloques de piedra comprados en Albiol, cinco en el lado derecho y siete en el izquierdo, todas estas figuras igual que pasa con las hechas por el maestro Bartomeu, presentan el cuerpo realizado en piedra y la cabeza en mármol.

Las puertas, tiene revestimientos metálicos y de hierro forjado y fueron realizadas a finales del siglo XV, sufragadas por el arzobispo Gonzalo Fernández de Heredia.

A juzgar por las figuraciones heráldicas existentes en la catedral, consistentes en castillos y torres, se supone que las obras del claustro de la catedral de Tarragona se iniciaron bajo la prelatura de los obispos Ramón de Castellterçol y Ramón de Rocabertí, hacia 1194. Otras teorías, sin embargo, apuntan hacia el canónigo Berenguer de Castellet, y sitúan el inicio de las obras hacia 1214. En cualquier caso, el aludido Ramón de Rocabertí legó en su testamento la importante cantidad de 1000 sueldos para las obras del claustro.

El claustro se encuentra situado en la parte nordeste de la catedral, con planta rectangular de cuarenta y siete metros por cuarenta y seis, consta de cuatro galerías de seis tramos más los angulares comunes. Las divisiones quedan patentes por medio de pilares cuyos contrafuertes se asientan en el jardín del claustro. Parte de ellos incluyen canalones que vertían las aguas pluviales en dirección a la antigua cloaca romana, que se hallaba todavía en uso. Cubiertas con bóvedas de crucería siguiendo la tipología de los monasterios de Poblet y Vallbona de les Monges y con un gran patio central. Sus arcadas estas construidas por dos órdenes de soporte, en el superior hay grandes arcos ojivales ciegos con dos óculos de tracería calada colocados en el vértice central además de un friso con elementos polilobulados de ascendencia musulmana, que recorre toda la cornisa. En la parte inferior se distribuyen grupos de tres arcos de medio punto, decorados con puntas de diamante, sobre dobles columnas dentro de cada arco ojival ciego.[23]

La decoración escultórica del claustro es extensa y se encuentra en los capiteles, impostas, en las bases, los frisos de los pilares angulares así como en los canecillos de la cornisa, en las ménsulas y en sus claves de bóveda.

En los capiteles de las columnas y las impostas correspondientes hay grabadas escenas religiosas como la visita de los ángeles a Abraham, Caín y Abel, y profanas como la lucha entre guerreros, figuras de músicos o la representación de la lujuria y la avaricia, hay algunas con decoración de tipo vegetal y animal entre las que destaca la representación del entierro del gato por las ratas, historiada en dos escenas en los ábacos situados en la galería sur.(Ver sección curiosidades)

En los ángulos de la galería norte aparecen escenas del Génesis y del Nuevo Testamento, con la incredulidad de santo Tomás o la leyenda de san Nicolás, este último santo muy venerado por Alfonso II de Aragón que fue un gran benefactor del claustro. En el muro de la galería oeste se encuentra una inscripción árabe datada del año 960, resto de la antigua mezquita.

La puerta románica (del lado del evangelio), del siglo XIII da acceso al claustro desde la iglesia. Presenta un dintel de mármol y un tímpano esculpido con Maiestas Domini y el Tetramorfos, con tres arquivoltas de perfil semicircular con capiteles decorados con follaje naturalista copiado de monumentos romanos y con escenas de la visita de las tres Marías al sepulcro de Cristo, las impostas de esta puerta están decoradas con cenefas de hojas y palmas. El mainel está constituido por una columna de fuste monolítico con la base decorada con reptiles y el capitel piramidal invertido representando en sus caras escenas de la vida infantil de Jesús: la epifanía, la natividad, la adoración de los magos y la visita de los magos a Herodes. En la parte superior sobre esta puerta se encuentra un crismón con el anagrama de Alfa y Omega.[24]

Perteneciente al conjunto de dependencias del claustro, fue reaprovechada de una antigua capilla con planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón apuntado y una parte con techumbre de madera con policromía de motivos mudéjares. Forma parte del museo diocesano como sala del tesoro.

Corresponde a una de las dependencias de la canónica, la antigua sala Capitular construida a mitad del siglo XII, y se puede acceder a ella por el mismo claustro o por el crucero del templo. Es de planta cuadrada cubierta con bóveda de cañón y fachada con puerta central y ventanas geminadas en ambos lados, habiendo sido convertida en capilla del Corpus Christi en el año 1330, cuando el obispo Juan de Aragón concedió licencia a Guerau de Rocabertí y a su hermana para construir dicha capilla, añadiéndole un ábside poligonal de los terrenos del cementerio continuo y con bóveda de crucería en cuya clave de bóveda se muestra un Cristo en Majestad con la hostia consagrada en la mano derecha. En el principio de los arcos están colocados los símbolos del Tetramorfo sobre capiteles decorados con hojas —el ángel de Mateo, el águila de Juan, el león de Marcos y el toro de Lucas—. En uno de sus muros laterales, a media altura, hay un grupo escultórico de la Anunciación sobre unas peanas: el grupo está compuesto por dos esculturas, la de la Virgen María recibiendo la noticia de su próxima maternidad y el arcángel Gabriel con la mano levantada en actitud de saludo. Entre ambas figuras hay una ménsula para la colocación de un jarro con lirios que acompañaba la iconografía de esta escena con el símbolo del lirio como virginidad de María, según palabras del Cantar de los cantares: «Como un lirio entre los cardos es mi estimada entre las doncellas». En la parte inferior de esta pared hay una lápida funeraria de Alemanda de Rocabertí fallecida en el año 1373, con un relieve de la Crucifixión y la figura de la dama en actitud de oración.[25]

En los muros de lo que era la sala capitular construida durante la segunda mitad del siglo XII, hay —ubicadas a bastante altura— once esculturas de diversos santos del siglo XIV, seguramente realizadas cuando se añadió la capilla del Corpus Christi, algunas con restos de policromía, principalmente de verde, azul y oro: están puestas sobre ménsulas decoradas. Desde la entrada en el muro izquierdo se encuentran las representaciones de santa Ana con la Virgen María, san Bernardo, san Pablo, san Juan Bautista y san Agustín; a la derecha, también desde la entrada, santa Margarita de Antioquía, san Francisco, santa Inés, san Pedro mártir de Verona, san Pedro apóstol y un profeta que se cree que es Isaías. Todas estas imágenes están ubicadas sobre ménsulas muy parecidas a las del grupo de la Anunciación.[25]

Instalado desde el año 1914 en unas dependencias del claustro, fue formado por la colección del arzobispo Tomàs Costa i Formaguera, las donaciones de parroquias de la diócesis de personas particulares, con objetos del Seminario y de la antigua capilla de Santa Tecla en la que se guardaban piezas reunidas desde la desamortización. Permaneció cerrado por encontrarse las instalaciones en mal estado desde el año 1973 hasta 1992 que fueron restauradas.

Su colección consta de unas seis mil piezas de las que se muestran unas trescientas cincuenta.

Una importante colección de cincuenta y cinco tapices datados entre los siglos XV y XVIII, completan perfectamente este museo, donde puede seguirse la evolución de esta especialidad por diversas épocas. Se destacan las series de La buena vida, de la Historia de José y la de Los proverbios.

Situada en el interior del jardín de la catedral se encuentra la Capilla de santa Tecla la Antigua, construida en el siglo XIII y de estilo de transición del románico al gótico. Del antiguo cementerio de esta capilla, se guarda en el Museo Diocesano una lápida del año 1266, de mármol decorada con relieves escultóricos, perteneciente al canónico Raimon de Milà.

El año anterior a su muerte dispuso el obispo el lugar de su enterramiento en la capilla de Santa Tecla, el fallecimiento se produjo el 29 de octubre de 1287.

Se encuentra debajo de un arcosolio el sarcófago prismático sin decoración sobre unos pies en forma de león y sin inscripción. Se aprecia en la figura del obispo yacente, realizada por el maestro Bartomeu, la cabeza y las manos de mármol blanco con una yuxtaposición de materiales similares a los empleados por el mismo autor en la fachada de los apóstoles de la catedral. La cabeza está representada con una sonrisa, queriendo expresar una muerte santa. Llama la atención la fisonomía juvenil en que está obrada la cara del arzobispo, que en su fallecimiento, ya llevada treinta y tres años de mandato.

Situado sobre la absidiola sur e iniciado bajo el mandato del obispo Roderic Tello (1289-1308), con estilo gótico, la torre del campanario presenta una planta prismática acabada en un cuerpo octogonal. El cuerpo superior lo componen dos pisos, en el primero tiene unos pináculos adosados y con ventanales y en la parte superior es donde se encuentran las campanas. Este cuerpo se construyó en el siglo XIV bajo el obispado de Joan de Aragón y realizado por Guillem Clergue, aunque sin cambios en su estructura inicial. Sobre este cuerpo de las campanas hay un pequeño templete del año 1511 para las campanas del reloj. La torre del campanario tiene una altura total de unos setenta metros.

Las campanas de la Catedral son esenciales en el desarrollo de las principales fiestas del calendario, destacando especialmente en las Fiestas de Santa Tecla, fiesta grande de Tarragona.[27]





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