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Elecciones internas de Uruguay de 2009



Las elecciones internas de Uruguay de 2009 fueron una instancia electoral llevada a cabo el domingo 28 de junio de ese año, en la que los uruguayos fueron convocados a las urnas con la finalidad de elegir en los respectivos partidos políticos de su preferencia, el candidato único a la presidencia de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2009. Habitualmente se las conoce como «Elecciones internas», sin embargo, de hecho son al mismo tiempo elecciones primarias e internas, ya que además de elegir a los candidatos únicos para disputar la presidencia, los electores también definen la conformación del «Órgano Deliberativo Nacional» y de diecinueve «Órganos Deliberativos Departamentales» (uno por cada departamento).[1]​ El primero, tiene la potestad de establecer el candidato a presidente (si ningún precandidato logra las mayorías necesarias) y a vicepresidente, completando de esta forma la fórmula presidencial que los partidos políticos presentarán a sus electores en las elecciones nacionales.[1]​ Por su parte, los ODD tienen un papel relevante a la hora de definir la o las candidaturas a intendente de los distintos partidos de cara a las elecciones municipales de 2010.

Esta instancia electoral fue creada a partir de la reforma constitucional de 1997 y, si bien sus características generales permanecen inalteradas respecto a las dos instancias anteriores en que se realizó (internas de 1999 e internas de 2004), presentó algunas características particulares que la diferenciaron de los comicios precedentes. Entre estas últimas se encuentran el elevado abstencionismo registrado, la gran cantidad de hojas de votación distintas que presentaron los partidos políticos y la cuotificación de género.

Se presentaron un total de 17 precandidatos por 8 partidos. Sólo hubo competencia significativa entre los tres partidos más importantes: resultaron ganadores José Mujica en el Frente Amplio, Luis Alberto Lacalle en el Partido Nacional y Pedro Bordaberry en el Partido Colorado. Los otros 5 partidos sólo participaron en esta instancia a los efectos de cumplir con lo preceptuado en la Constitución de la República;[2]​ quedaron habilitados para participar en octubre el Partido Independiente y Asamblea Popular.

Los diversos caudillos políticos locales pudieron medir su poder de convocatoria, perfilándose múltiples reordenamientos al interior de los partidos: en el Frente Amplio, el MPP confirmó su favoritismo, con otros sectores cayendo en votación; en el Partido Nacional, Unidad Nacional desplazó de la mayoría a Alianza Nacional; y en el Partido Colorado, arrasó la novel agrupación Vamos Uruguay, desplazando a los históricamente fuertes Foro Batllista y Lista 15.[3]

La presentación de hojas de votación fue superior a la de anteriores elecciones internas, totalizando 2.803 en todo el país.[2]​ En esta elección interna comenzó a regir la obligatoriedad de la cuota mínima femenina, es decir, por cada dos candidatos hombres, debe haber como mínimo una mujer.[4]

La Corte Electoral suministró los resultados finales de la votación. Posteriormente, el Órgano Deliberativo Nacional de cada partido definió su candidato a vicepresidente. Por lo tanto, quedaron conformadas las fórmulas presidenciales para los comicios de octubre:

Se trató de una jornada cívica tranquila y ordenada, con un índice de abstención mayor al esperado por los encuestadores. En particular, sorprendió a muchos el hecho de que el Partido Nacional votase mejor que el Frente Amplio.[3]

Estas elecciones, surgidas a partir de la reforma constitucional de 1997, tienen la finalidad de que los ciudadanos elijan a la persona que oficiará de candidato único del partido de su preferencia en las elecciones presidenciales de octubre de 2009. En caso de que el precandidato respectivo alcance los apoyos necesarios (mayoría absoluta de los votos o 40% de éstos con una distancia mínima del 10% con el segundo lugar) es electo candidato a las elecciones nacionales. En caso de que esto no suceda, la definición del mismo deberá ser resuelta por un organismo llamado “Órgano Deliberativo Nacional”.[2][5]

Otra de las finalidades de estas elecciones es definir las respectivas integraciones del "Órgano Deliberativo Nacional" (comúnmente llamado "Convención nacional"), y de los "Órganos Deliberativos Departamentales" (comúnmente llamados "Convenciones departamentales"). El "Órgano Deliberativo Nacional" tiene la potestad de resolver quién será el candidato a presidente de cada partido si el mismo no alcanzó los mínimos requeridos para ser directamente proclamado, así como de completar la fórmula presidencial de los respectivos partidos políticos con la elección del candidato a vicepresidente.[2]​ Cada "Órgano Deliberativo Departamental debe elegir los candidatos a Intendente que disputarán las elecciones municipales del 2010. A diferencia de lo que sucede con el candidato a presidente, estos órganos podrán elegir hasta tres candidatos a Intendente.[2]

Es obligatorio presentar el día de la votación la hoja en la cual se encuentra descrito el Órgano Deliberativo Nacional, pero no lo es en lo que respecta a la hoja donde se encuentra descrito el Órgano Deliberativo Departamental.

A diferencia de las presidenciales y las departamentales en Uruguay, estas elecciones no son obligatorias, por lo que la participación histórica ronda en el 50% de los habilitados para votar.[5]​ No obstante, debido a la cercanía temporal con las elecciones presidenciales, los resultados de las internas juegan como un elemento más en la campaña electoral hacia octubre, y es habitual que los distintos precandidatos no solo convoquen a adherir a su candidatura, sino a que la votación general de su partido sea la mayor posible. Asimismo, hay estudios de opinión que asignan porcentajes mayores a algunos candidatos si la votación de su partido es alta, por lo que para ellos, esta instancia tiene una importancia extra.

En esta ocasión, la participación ciudadana fue muy inferior al 50%; y el opositor Partido Nacional obtuvo el primer lugar.[6]​ Si bien esto no es un indicador premonitorio de victoria en las elecciones nacionales de octubre, el efecto psicológico es notable, tanto en la dirigencia partidaria, como en el electorado. La noche de la elección interna, las imágenes televisivas mostraban, por un lado, a un Partido Nacional exultante de júbilo, con sus dos dirigentes más destacados abrazándose públicamente en un gesto de unidad; y, por el otro, a un Frente Amplio con dirigentes cansados, enojados y preocupados, destacándose además la ausencia del precandidato derrotado Danilo Astori.[cita requerida]

Una característica destacable es que, aunque las internas se llevan a cabo en un solo acto eleccionario, cada partido elige su candidato en una elección independiente, realizándose un escrutinio por cada partido que se presente.[7]

Para que un partido político sea habilitado a esta instancia debe haber cumplido ciertos requisitos entre los que se cuentan la realización de una Asamblea Constitutiva, la creación de estatutos, una Carta Orgánica que especifique cómo será su organización y funcionamiento, una Declaración de Principios y la existencia de un órgano ejecutivo provisorio que regirá hasta que se realicen estas elecciones.[7]​ Asimismo, luego de que estos requisitos sean certificados por la Corte Electoral, el partido deberá tener un apoyo superior a los quinientos votos en las internas para poder presentarse en las elecciones nacionales de octubre.[5]

No es la primera vez que las empresas encuestadoras reciben críticas durante la campaña acusadas de «flechar la cancha»; sin embargo, al interior de cada partido se confirmaron ampliamente las expectativas y los pronósticos que arrojaban sistemáticamente las encuestas de los cinco meses anteriores al acto comicial: victoria muy clara de Pedro Bordaberry en el Partido Colorado, y victoria más competitiva de Mujica y Lacalle en sus respectivos partidos.

Lo que nadie preveía, era que el Partido Nacional superase claramente en votación al Frente Amplio.[6]​ Esto, por su parte, tuvo un efecto inmediato en las encuestas de opinión inmediatamente posteriores a las elecciones internas, que arrojaron una intención de voto de 38% para el Partido Nacional y de 45% para el Frente Amplio. Todo esto equivalió a un tembladeral a nivel del ánimo de los políticos oficialistas, que temieron perder las elecciones de octubre.[8]

El 24 de marzo de 2009 se aprobó la «Ley de personas de ambos sexos»,[9]​ por la cual se cuotifica la participación femenina en los órganos electivos nacionales y departamentales y de dirección de los partidos políticos.[10]​ Por tanto, estas elecciones serán las primeras en las que, cada tres candidatos que integran una lista, deben existir en forma intercalada personas de ambos sexos.[11]​ Esto se hará aplicable también a las elecciones nacionales, a partir de las elecciones del 2014.[4]

Luego de la aprobación parlamentaria, la ley pasó a la Corte Electoral para su reglamentación, la cual generó polémica entre las legisladoras integrantes de la Bancada Bicameral Femenina (integrada por diputadas y senadoras de todos los partidos) y los miembros de la Corte, a quienes acusaron de definir “criterios discriminatorios en su reglamentación, totalmente reñidos con el espíritu con el que los legisladores redactaron la norma”.[12]​ Dicha reglamentación especifica que la obligatoriedad de la norma establece que haya hombres y mujeres intercalados, pero no exige que dicha alternancia sea entre los titulares, lo que permite que en la construcción de las listas queden todas en el lugar de los suplentes, lo cual, afirman las legisladoras, va en contra de la intención original de la ley. Para modificar esto último, la Bancada Bicameral presentó una nueva reglamentación,[13]​ que exige que exista participación femenina tanto en los lugares destinados a los suplentes como a los titulares.

Una particularidad de estas elecciones internas, fue el alto número de hojas de votación registradas ante la Corte Electoral el cual se eleva a la cifra récord de 2.803 hojas validadas; las mismas se reparten de la siguiente forma:[14]

La Corte Electoral de Uruguay aprobó la presentación a esta instancia del Frente Amplio, Partido Nacional, Partido Colorado, Partido Independiente, Asamblea Popular, Cuatro Puntos Cardinales,[7]Partido de los Trabajadores[15]​ y Partido Comisiones Unitarias Antiimperialistas.[16]​ Otros partidos, como el Partido Federal y el Partido GAC Alternativa de Cambio, no fueron habilitados. Por su parte, los partidos Intransigente, Unión Cívica, Liberal y Humanista, que participaron de las elecciones de 2004, no se presentaron como tales.

El Frente Amplio es un partido político fundado el 5 de febrero de 1971 fruto de la coalición de varios partidos de izquierda como el socialista, el comunista y el demócrata cristiano y sectores provenientes de los partidos tradicionales Blanco y Colorado.[17]​ También se sumaron ciudadanos sin identificación partidaria como el Gral. Líber Seregni, quien fue su primer candidato a la presidencia y es considerado su líder histórico.

Luego del golpe de estado de 1973, fue proscrito junto al resto de los partidos políticos de Uruguay, y varios de sus líderes fueron encarcelados, como Líber Seregni, Víctor Licandro y Enrique Erro o incluso asesinados, como Zelmar Michelini. A partir del final de la dictadura, este partido político contó con un creciente apoyo electoral, obteniendo primero la Intendencia del departamento de Montevideo en 1989 (que concentra más de un tercio de la población del país), y mejorando continuamente su participación parlamentaria hasta obtener la presidencia de la República en el año 2004 con Tabaré Vázquez.

Poseedor de un carisma que le permitió ampliar la base de votación de la izquierda, así como lograr la victoria del Frente Amplio en varias intendencias del interior del país en las elecciones municipales,[20]​ y mantener unido al Frente Amplio en situaciones de crisis,[21]Tabaré Vázquez mantuvo, desde el principio de su gestión presidencial, índices de popularidad a nivel nacional en el entorno del 55%,[22]​ y guarismos de aprobación dentro de su fuerza política cercanos al 75%.[23]​ Como ningún otro político del Frente Amplio concitaba tanta adhesión, y como forma de que la izquierda capitalizara políticamente la buena imagen de Vázquez, durante el 2007 y 2008 se habló de una posible reforma constitucional con el fin de posibilitar la reelección presidencial, para lo cual varios ciudadanos lanzaron un movimiento por la reelección.[24]​ Si bien el presidente Tabaré Vázquez descartó varias veces que fuera a embarcarse en esa tarea,[25]​ el movimiento reeleccionista continúo recolectando firmas y logrando el apoyo de varios Ministros del Gobierno. El 3 de marzo de 2009 el «Movimiento Reeleccionist'» dio por concluida su tarea entregando cerca de 105.000 firmas recolectadas (menos de la mitad para habilitar un plebiscito) al Presidente del Frente Amplio, Jorge Brovetto, y lamentaron no haber logrado «conmover al FA».[26]

Paralelamente a la recolección de firmas, comenzaron a tomar fuerza como precandidatos las figuras de José Mujica y Danilo Astori, quienes fueron los dos ministros de mayor visibilidad de la administración Vázquez.[27]​ Debido a que ninguno de los dos por separado concitaba el apoyo de toda la fuerza política, hubo repetidos intentos de lograr una «fórmula de consenso» que los incluyera a ambos, aunque en última instancia ésta no se logró debido a la negativa primero de Astori,[28]​ y luego de Mujica, a ocupar un posible segundo lugar en dicha fórmula presidencial.[29]

Por consiguiente, el Frente Amplio se abocó desde fines de 2008 a un proceso de definición de precandidaturas, en el cual cada político propuesto midió sus fuerzas en los órganos de decisión de esa fuerza política. El 6 de diciembre de 2008, el Plenario Nacional del Frente Amplio propuso a Danilo Astori, José Mujica, Daniel Martínez, Marcos Carámbula y Enrique Rubio para que fueran considerados por el Congreso de esa fuerza política como posibles precandidatos.[30]​ Dicho Congreso, llevado a cabo los días 13 y 14 de diciembre de 2008, además de resolver el programa de gobierno de cara a un nuevo período, proclamó a José Mujica como el candidato oficial del Frente Amplio, aunque habilitó a los otros cuatro candidatos a presentarse a las elecciones internas del año 2009 en igualdad de condiciones.[31][32][33]​ El 23 de enero de 2009 Enrique Rubio desistió de su candidatura en una carta entregada al presidente del Frente Amplio Jorge Brovetto.[34][35][36]​ El 3 de febrero del mismo año, Daniel Martínez, al igual que Rubio, hizo pública su decisión de bajarse de la candidatura y expresó que su voto en las internas sería para el candidato que apoyase el PS.[37]

El origen del Partido Nacional se remonta al momento de la creación del Estado uruguayo. Su fundación tuvo lugar el 10 de agosto de 1836; su ideología estuvo siempre vinculada al pensamiento liberal en Uruguay, el cual surgió en el siglo XIX como una reacción al estatismo y al mercado intervenido, promovido principalmente desde los gobiernos de Montevideo y, en el siglo XX, como una reacción contra el proyecto reformista y benefactor que personificó el batllismo a lo largo de décadas. Con base en la oposición al centralismo, son defensores de la descentralización y el desarrollo del interior del Uruguay. Los blancos son vinculados con lo rural, lo «criollo», la ganadería y la tierra. En consecuencia, la base de su popularidad nace en los pueblos rurales, localizados en el interior del país.

Actualmente el Partido Nacional se autodefine como liberal, nacionalista, panamericanista y humanista,[84]​ destacándose referentes políticos de derecha como Luis Alberto Lacalle,[85]​ y de centro como Jorge Larrañaga.[86]

Desde las elecciones de 2004, el Partido Nacional se ha posicionado como el principal actor de la oposición. Históricamente sus dirigentes fueron conocidos por su estilo pasional para dirimir disputas públicamente; sin embargo, esto ha cambiado en los últimos años, lo cual ha redundado en una mejor imagen pública. En una primera instancia, a las precadidaturas de Jorge Larrañaga y Luis Alberto Lacalle, debió sumarse la del Intendente de Durazno y escindido del Herrerismo, Carmelo Vidalín. Éste, al cosechar magros apoyos a nivel nacional, decidió el 22 de diciembre de 2008, volver a apoyar a Lacalle, pero esta vez desde su propio grupo político «Soplan Vientos Nuevos».[88]​ En este escenario de paridad entre Larrañaga y Lacalle, el resto de las figuras políticas del Partido Nacional han volcado su apoyo a uno y otro lado.[89]​ No obstante, a mediados de febrero de 2009[90]​ el ex intendente de Rocha Irineu Riet Correa, hizo público su interés de presentarse a estos comicios, liderando el Movimiento Federal Saravista,[91]​ y definiéndose como el candidato más a la izquierda en el Partido Nacional.

Luis Alberto Lacalle 48%, Jorge Larrañaga 42%, Carmelo Vidalín 2%, otros 5%, no sabe o no responde 3%

Considerado uno de los partidos tradicionales de Uruguay, el Colorado es uno de los partidos políticos más antiguos de ese país, y el que más años ha obtenido su presidencia. Su fundación, al igual que la de su histórico opositor, el Partido Nacional, se remonta a las luchas de independencia de Uruguay. La rivalidad entre ambos se expresó militarmente en una serie de enfrentamientos que tuvieron lugar en la mayor parte del siglo XIX, teniendo su punto culminante en el levantamiento de 1904 y, políticamente, en la conformación del bipartidismo que existió en Uruguay hasta fines del siglo XX.

Históricamente vinculado a los intereses de los grupos populares urbanos e industriales de la ciudad de Montevideo, el partido delineó a partir de la primera presidencia de José Batlle y Ordoñez, una corriente de pensamiento que transformó el Estado uruguayo introduciendo distintas reformas sociales, económicas y políticas. Entre éstas se encontraban una fuerte estatización, el Estado de bienestar y la democratización de la política, que culminaron en la constitución de lo que se conoce como el «Estado moderno» uruguayo.

Históricamente el partido que más décadas estuvo en el gobierno, desde 2004 enfrenta una encrucijada sin precedentes debido a su bajísima votación en ese año (10%) y a su imperiosa necesidad de renovación para volver a ocupar lugares de relevancia en la escena política. Al momento de la elección interna, aparecía como un partido atomizado, con notoria dispersión de esfuerzos, y no lograba remontar posiciones en la opinión pública.[112]​ Dentro del Partido Colorado, las preferencias para junio se volcaron hacia Pedro Bordaberry, que lideró las encuestas con alrededor del 50% de las intenciones de votos al frente de su sector Vamos Uruguay. El resto de las inclinaciones se repartieron entre otras figuras pertenecientes a históricos sectores de extracción batllista del Partido, como Luis Hierro López del Foro Batllista y José Amorín Batlle de la Lista 15. Es en función de esta raíz común que distintos políticos colorados como Jorge Batlle o Manuel Flores Silva,[113]​ sugirieron la creación de un «Polo batllista»,[114]​ para enfrentar electoralmente Bordaberry, aunque esta no se concretó para esta instancia.[115]

Asimismo, se manejaron otros potenciales precandidatos, como el exsenador Manuel Flores Silva y el exministro de Economía Luis Mosca,[116]​ aunque finalmente no lanzaron su campaña. Por otra parte hubo figuras políticas que, si bien en su momento manejaron su postulación como precandidatos, posteriormente abandonaron la contienda. Entre estos se cuentan el escindido del Foro Batllista, Washington Abdala,[117]​ y el exministro de Ganadería, Agricultura y Pesca en el gobierno de Jorge Batlle, Martín Aguirrezabala[118]​ (este último, sin embargo, presentó listas apoyando a otros precandidatos, marcando su presencia en esta instancia).

El Partido Independiente se creó a partir de un grupo del Nuevo Espacio que estuvo en desacuerdo con la alianza que ese partido se aprestaba a celebrar con el Frente Amplio de cara a las elecciones nacionales de 2004. La meta fue construir una alternativa a la coalición de izquierda Frente Amplio y a los partidos históricos Colorado y Nacional. Se nutrió de dos vertientes originadas en la Lista 99 y el Partido Demócrata Cristiano del Uruguay.[131]​ En las elecciones nacionales del 2004 este partido obtuvo el 1.84% de los votos,[132]​ obteniendo un escaño en la Cámara de Representantes, convirtiéndose de esa forma en el cuarto partido político por orden de adhesión pública.

En su seno coexisten posturas socialdemócratas, representadas por el diputado y único representante nacional Iván Posada, y socialistas cristianas, representadas por su líder Pablo Mieres.[131]​ Este último ha planteado que el partido se ubica en la centro-izquierda del espectro político,[133]​ aunque mayoritariamente la población uruguaya lo identifica políticamente como de centro-derecha.[134]

El 18 de agosto de 2008 recibió la adhesión del Movimiento de los Comunes que desde hacía años votaba bajo el lema Unión Cívica, pero que no estuvo de acuerdo con el apoyo de esta última al Partido Nacional.[135]

El Partido Independiente tiene como líder a Pablo Mieres, a quien presentó como precandidato único a estas elecciones, con la finalidad de cumplir con la formalidad requerida por la Constitución.

El partido político de izquierda denominado Asamblea Popular surgió el 21 de abril del 2006 por iniciativa de varios grupos y personalidades de izquierda.[136]​ Posteriormente se incorporó el Movimiento 26 de Marzo, recientemente escindido del Frente Amplio por diferencias sobre la conducción del gobierno, el maoísta Partido Comunista Revolucionario, el Partido Humanista, escindidos de la Corriente de Izquierda como Helios Sarthou,[137]​ y otras organizaciones de izquierda.

Se presentan como una alternativa de izquierda al gobierno del Frente Amplio, al que consideran que ha virado hacia posiciones políticas de derecha,[138]​ como refleja, a su modo de ver, el permiso para la instalación de la planta de producción de pasta de celulosa de la empresa Metsä-Botnia, el envío de tropas militares en el marco de las misiones de paz de la ONU a Haití y el Congo,[139]​ o la continuación del relacionamiento con organismos como el BID o el FMI.[140]

Para estas elecciones presentaron como candidato únicamente a Raúl Rodríguez Leles da Silva.[141]

El Partido de los Trabajadores es un grupo político de orientación trotskista nacido en 1984 (con dirigentes desencantados del Frente Amplio), que ha venido concitando un escaso respaldo de la ciudadanía en las sucesivas elecciones.

A pesar de haber sido reconocido por la Corte Electoral para participar de estas elecciones, realizó contactos con Asamblea Popular con la finalidad de presentarse bajo ese lema común.[15]​ Finalmente dicho acuerdo no fructificó y presentaron a Rafael Fernández como precandidato único a la presidencia de la República. No alcanzó el mínimo de 500 votos requerido para continuar a las siguientes instancias del proceso electoral.

El partido Comisiones Unitarias Antiimperialistas (COMUNA) fue formado en el año 2008 por un conglomerado de organizaciones sociales y políticas de izquierda, entre las que se encuentra el Movimiento Revolucionario Oriental (MRO),[142]​ además de escindidos del Frente Amplio en desacuerdo con su actuación en el gobierno.[143]

Se autodefine como «izquierda de intención revolucionaria»,[144]​ y tiene como consigna la «Liberación Nacional y el Socialismo», para lo cual pretende unificar un «espacio clasista, antiimperialista y anticapitalista».[145]​ En marzo de 2009 recibió la habilitación de la Corte Electoral para participar en estas elecciones internas.[16]

El 2 de mayo de 2009 este grupo definió que su candidato único para esta instancia sería Mario Rossi Garretano.[146]​No alcanzó el mínimo de 500 votos requerido para continuar a las siguientes instancias del proceso electoral.

El partido Cuatro Puntos Cardinales firmó su Declaración de Principios el 2 de febrero de 2003 en la ciudad de Pando.[147]​ No obstante, fue para estas elecciones cuando realizaron los trámites destinados a su presentación ante la Corte Electoral, la cual fue aprobada a principios del 2009.[148]​ Se autodefinen como el «partido del sentido común» y en su presentación enfatizan distintos elementos como «la juventud», «la experiencia» y «la reflexión», que identifican con los puntos cardinales este, oeste y sur respectivamente, para alcanzar lo que llaman «el norte perdido».[15]​ Entre sus objetivos prioritarios se encuentran la educación,[149]​ la seguridad,[150]​ y la justicia social,[151]​ identificados con las consignas «Educar para cambiar», «Equidad verdadera» y «Una República segura» respectivamente.

Presentaron a Alejandro Sánchez, su presidente, como precandidato único para estas elecciones. No alcanzó el mínimo de 500 votos requerido para continuar a las siguientes instancias del proceso electoral.



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