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Elecciones provinciales de Buenos Aires de 1987



Las elecciones generales de la provincia de Buenos Aires de 1987 tuvieron lugar el domingo 6 de septiembre del mencionado año con el objetivo de renovar las instituciones provinciales, y se realizaron al mismo tiempo que las elecciones legislativas a nivel nacional. Se debía elegir al Gobernador y Vicegobernador, y renovar 23 de los 46 escaños del Senado Provincial, y 46 de los 92 escaños de la Cámara de Diputados, conformando los poderes ejecutivo y legislativo de la provincia para el período 1987-1991. Al mismo tiempo fueron renovadas las 126 intendencias de todos los partidos que componían la provincia y se renovó la mitad o el total de los Concejos Deliberantes.

Estos comicios se realizaron en el marco del profundo debilitamiento sufrido por el gobierno de Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical (UCR), debido a las dificultades económicas que atravesaba el país y a dos leyes impopulares (la Ley de Obediencia Debida y la Ley de Punto Final) conocidas como las "leyes de impunidad", que pusieron fin a los procesos judiciales en contra de los militares partícipes en el terrorismo de estado cometido durante la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional. En ese marco, Antonio Cafiero, del opositor Partido Justicialista (PJ) y apoyado por el Frente Justicialista Renovador (FREJURE),[1]​ resultó elegido gobernador por holgado margen del 46.48% de los votos contra el 39.66% obtenido por el oficialista Juan Manuel Casella, apoyado por el alfonsinismo y por el gobernador saliente, Alejandro Armendáriz. En tercer lugar, Federico Clerici, de la Unión del Centro Democrático (UCeDé), obtuvo el 4.83% , seguido del intransigente Mariano Lorences. La participación electoral fue del 86.31% del electorado registrado.

Sin embargo, el plano legislativo fue diferente. Aunque el PJ obtuvo 12 de las 23 bancas senatoriales en disputa, contra 11 de la UCR, el radicalismo conservó la mayoría absoluta en el Senado gracias a su aplastante resultado de 1985, con 27 bancas contra 19. En la Cámara de Diputados, la UCR obtuvo 23 bancas contra 21 del justicialismo y dos de la UCeDé, conservando la mitad de la cámara. El Partido Intransigente (PI), que había logrado cuatro bancas en las anteriores elecciones, no repitió su resultado y no consiguió nueva representación. En el plano municipal, el peronismo obtuvo 62 intendencias contra 59 del radicalismo, dos de la intransigencia, y uno de la coalición Unidad Socialista (US). Dos partidos, Adolfo Gonzales Chaves y Tigre fueron ganados por partidos comunales, la Unión Vecinal de Gonzalez Chaves y la Acción Comunal de Tigre, respectivamente. Los cargos electos asumieron el 10 de diciembre. La victoria peronista puso fin a los cuatro años de predominio radical, y abrió casi tres décadas de hegemonía del PJ sobre la provincia de Buenos Aires, no interrumpidos hasta 2015.

La provincia de Buenos Aires es, por amplia diferencia, el distrito más poblado de la República Argentina, y alberga por sí sola a un 38% del electorado registrado del país, lo que la convierte en un distrito clave y casi completamente definitorio para los procesos electorales argentinos. A día de hoy, solo dos candidatos (Hipólito Yrigoyen en 1916 y Mauricio Macri en 2015) han sido elegidos para el cargo de presidente de la Nación Argentina sin haber triunfado en la provincia de Buenos Aires. Del mismo modo, ganar y retener la gobernación bonaerense se considera clave para la estabilidad de cualquier gobierno electo.[2]​ Al igual que en el resto de los territorios del país, el distrito bonaerense se vio intervenido durante la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, que gobernó el país durante casi ocho años entre el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, y finales de 1983, cuando finalmente el régimen colapsó tras su derrota en la Guerra de las Malvinas, lo que forzó una apresurada transición democrática.[3]​ En ese contexto, la Unión Cívica Radical (UCR) obtuvo una amplia victoria en las elecciones nacionales, incluyendo en Buenos Aires, con Alejandro Armendáriz como candidato, en sintonía con Raúl Alfonsín, quien fue elegido presidente.

Durante el gobierno de Alfonsín, Argentina debió afrontar severas crisis, con planteos militares, dificultades económicas heredadas de la dictadura, y sucesivos paros generales encabezados por los sindicatos peronistas, relacionados con el Partido Justicialista (PJ). La provincia fue escenario de muchas de estas cuestiones. Simultáneamente, en 1986, Alfonsín lanzó el Plan para una Segunda República Argentina, que incluía, además de una profunda reforma constitucional, el traslado de la capital a la ciudad de Viedma, entonces capital de la provincia de Río Negro, también gobernadada por el radicalismo, y la constitución de una "Provincia del Río de la Plata" en el territorio de la ciudad de Buenos Aires sumando el conurbano bonaerense. Este plan solo era posible con el control de ambas provincias y una mayoría en la Cámara de Diputados de la Nación, (el Senado estaba bajo control justicialista desde la restauración constitucional por haber ganado la mayoría de las elecciones provinciales). Eso convirtió a la elección de medio término de 1987, en la que también se renovarían todos los gobiernos provinciales, en unos comicios clave de cara a este plan, y de cara a las elecciones presidenciales de 1989.

A partir de 1986, el gobierno radical ya empezaba a dar muestras de agotamiento debido a las dificultades económicas, y la mala relación con los sindicatos y las Fuerzas Armadas. Durante la Pascua de 1987, meses antes de las elecciones, se produjo un motín militar encabezado por el teniente Aldo Rico, en Campo de Mayo, provincia de Córdoba. Los amotinados, denominados Carapintadas, exigían el cese de los juicios contra los militares acusados de crímenes de lesa humanidad, al poco tiempo de haberse aprobado la Ley de Punto Final, que establecía la caducidad de la acción penal (prescripción) contra los imputados como autores penalmente responsables de haber cometido el delito complejo de desaparición forzada de personas. Luego de varios días de incertidumbre, ante la incapacidad de Alfonsín de sofocar la rebelión por falta de subordinación suficiente,[4]​ el asunto se resolvió debido al rechazo casi absoluto de la élite política y de la población civil, dejando a los militares sin apoyo alguno.[4]​ El propio Alfonsín se dirigió desarmado al Campo de Mayo a exigir la rendición, lo cual fue visto como un acto de debilidad política. Si bien finalmente los amotinados se rindieron y se entregaron, este escenario, sumado a la aprobación de la Ley de Obediencia Debida de vida poco después, socavó severamente la popularidad del gobierno radical.[5]

Sin embargo, lo que más afectó a la UCR de cara a las elecciones legislativas y provinciales fue el campo económico. El Plan Austral de 1985 había contribuido a una recuperación económica leve en 1986; pero las frecuentes congelaciones salariales ordenadas por el ministro de Economía, Juan Sourrouille, impidieron que los salarios reales subieran, y el PIB permaneció por debajo de su máximo de 1980, en cualquier caso. Una fuerte caída en los precios mundiales de los productos básicos había evaporado el superávit comercial de 4 mil millones de US$ en 1987, y los pagos de intereses de la deuda externa solo podrían financiarse con más deuda pública, lo que ayudaría a reducir a la mitad el valor del austral argentino después de mayo. La inflación (4% mensual en mayo) aumentó a 14% en agosto, y aunque el PIB creció modestamente, los salarios reales cayeron alrededor de 8%.[6]

Después de su derrota en 1983, el Partido Justicialista (PJ) comenzó a atravesar un profundo proceso de cambio interno, que posteriormente se describiría en el campo histórico como la "Renovación Peronista". En este marco, las elecciones legislativas de medio término de 1985, además de ser un plebiscito sobre el gobierno de Alfonsín, sirvieron como una suerte de interna peronista. El sector "renovador" era liderado por Antonio Cafiero, presidente del partido desde febrero de 1985, mientras que el sector "ortodoxo" era liderado por Herminio Iglesias, candidato derrotado por Armendáriz en 1983. Ambos encabezaron listas separadas para la Cámara de Diputados en Buenos Aires, al mismo tiempo que se conformaban listas separadas en todas las provincias. Aunque esto prácticamente significó un monocolor radical en las elecciones, ganando en casi todos los distritos y arrebatando incluso la mayoría al justicialismo gobernante en varias legislaturas provinciales, los comicios consolidaron al sector renovador, que quedó en segundo lugar detrás del radicalismo, y Cafiero se perfiló como líder indiscutido del justicialismo. Cafiero defendía la transición del peronismo de un movimiento político hegemónico basado en los sindicatos a un partido político común y corriente dentro de una poliarquía multipartidista. Esto significaba desligar al Partido Justicialista de las características que lo hacían parecer autoritario, como la falta de democracia interna, ya que el sector renovador consideraba que era precisamente el haber sostenido candidaturas impopulares ante el electorado la causa de la derrota peronista. Luego de una fuerte puja interna, Cafiero logró recibir la candidatura a gobernador de Buenos Aires por el partido y evitar un cisma que mantuviera la división.[1]

Por su parte, la Unión Cívica Radical experimentó una dura interna entre varios sectores para escoger la candidatura. Finalmente, salió elegido el alfonsinista Juan Manuel Casella, que defendía fuertemente el proyecto político del presidente. Casella había sido elegido como diputado nacional por la provincia en 1983, pero había renunciado a su banca al cabo de un año para ocupar la cartera de Ministro de Trabajo de la Nación en el gobierno de Alfonsín.[7]

Entre las demás fuerzas políticas participantes, la Unión del Centro Democrático (UCeDé), había empezado a tener acercamientos con otras fuerzas de carácter conservador para fundar una coalición de cara a las elecciones. Finalmente, se constituyó en la provincia la Alianza de Centro, que posteriormente se recrearía a nivel nacional. Además de la UCeDé, estaba compuesta por el Partido Demócrata Progresista (PDP), la Unión Conservadora (UC), y la Unión Cristiana Democrática (UCD). Dicha formación presentó la candidatura del liberal Federico Clerici para la gobernación, y presentó una lista legislativa unificada.

Las elecciones municipales de la provincia de Buenos Aires de 1987 se realizaron el 6 de septiembre de 1987. Se eligieron 126 intendentes, concejales y consejeros escolares.



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