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Francisco de Bobadilla (gobernador)



Francisco Fernández de Bobadilla (Bobadilla, ca. 1448 – mar Caribe, 1502) fue un oficial castellano de la Casa Real y un caballero de la Orden de Calatrava, hermano de doña Beatriz Fernández de Bobadilla, marquesa de Moya y Peñalosa, protectora esta de Cristóbal Colón, dama y gran amiga de Isabel la Católica. Fue enviado como juez a la isla de La Española, donde arrestó a Colón por supuestas irregularidades en su gobierno. Ejerció el cargo de gobernador general de las Indias desde 1500 hasta 1502. Falleció en el mar, cuando una tempestad destruyó el barco donde navegaba.

Francisco Fernández de Bobadilla había nacido entre los años 1445 y 1450 en la localidad de Bobadilla, en territorios de la corona castellana. En 1480 lo nombraron comendador de la orden de Calatrava en Auñón, Berninches, Castellanos y El Collado, lo que permite suponer que era un hombre adulto con reconocimiento social, posición que no tendría un joven, por lo que contaría con entre los 30 y los 35 años de edad. En Auñón, se levantó una revuelta contra su política, ya que sus habitantes quisieron matarlo.[1]

Más tarde, el 21 de mayo de 1499, los Reyes Católicos lo nombraron juez pesquisidor para investigar los sucesos acontecidos en la isla de La Española, debido a las quejas continuas sobre la política que estaban ejerciendo Cristóbal Colón y sus hermanos en la isla (actuaciones venales, esclavitud a los indígenas, ocultación de quintos reales de perlas y de oro, la rebelión de Francisco Roldán[1]​ y por las acusaciones de traición y ataques de sus muchos enemigos).[1][2]

Así, Bobadilla zarpó hacia la isla a principios de junio, arribando a ella el 23 de agosto de 1500, llevando consigo a 500 hombres y 14 amerindios que habían servido de esclavos a Colón, y ahora se les devolvía a sus tierras. Ya en Santo Domingo se reunió con Diego Colón, quien ahora gobernaba la isla por la ausencia de su hermano Cristóbal (quien estaba en La Vega). Poco después del inicio de la reunión, Bobadilla obligó a Diego a abandonar la fortaleza en la que residía, pero este no reconoció su autoridad, ya que consideró que la de su hermano Cristóbal tenía más peso.[1]

Fernández de Bobadilla habría de hacer una investigación, basándose en denuncias que se habían hecho llegar a los monarcas, de esa forma recopiló gran cantidad de quejas contra Diego y Cristóbal, descubriendo que habían hecho una pésima administración, y con serios abusos de autoridad, por lo que ordenó su apresamiento y traslado a España.[2][1]​ Además, se incautaron todos los bienes de los hermanos Colón.[2]

Por lo mismo, por requerimiento de Fernández de Bobadilla, Cristóbal Colón compareció ante él en Santo Domingo en septiembre de 1500, siendo encarcelado como prisionero en la fortaleza junto a su hermano Bartolomé Colón, que había regresado a Santo Domingo, tras luchar contra los amerindios de Jaraguá. A principios de octubre, fueron enviados a España bajo la custodia del capitán Alonso de Vallejo y entregados al obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca, que era el encargado de dirigir los negocios de la América Española y que era un enemigo declarado de Colón. A pesar de todo, los Reyes Católicos trataron cordialmente a Colón y ordenaron liberarlo, rechazando que las acusaciones fueran argumento para encarcelarlo, aunque tampoco fueron desmentidas.[1]

Hernando Colón en aquel momento era paje de la reina Isabel I, y escribiría, en su Historia del Almirante, cómo los Reyes Católicos, al ver a turbas alteradas en la corte alegando la falta de pagos y por cartas enviadas hacia España de gente que se encontraba descontenta en La Española, decidieron mandar a un juez para que investigara lo que ocurría. Para Hernando, la visita de este juez hubiera sido de gran agrado para Colón, ya que el propio Almirante parecía hallarse disconforme con un grupo de personas rebeldes.[3]

Sin embargo, lo que ocurrió fue que, con la llegada a Santo Domingo de Bobadilla, este, al no encontrar a Colón, tomó posesión de su Palacio y de sus bienes y recibió y "recogió y favoreció a los rebeldes" y a todos los que aborrecían a Colón. Se nombró a sí mismo Gobernador y, para ganarse el afecto de la gente, dictó un bando eximiéndolos de tributo por 20 años. Mandó a fray Juan Trasierra a buscar a Colón con una nota de los Reyes Católicos, firmada el 26 de mayo de 1499, que explicaba que habían mandado a un juez a investigar por las noticias que llegaban hasta España y que compareciera ante él.[3]

Bobadilla ocupó el cargo de gobernador de La Española el 23 de agosto de 1500, poco tiempo después de su llegada. Durante su gobierno, incentivó la explotación privada y estableció una política según la cual los indígenas trabajarían fundamentalmente en la extracción de oro de los yacimientos existentes en Haina y en el Cibao. Según el relato de Hernando Colón, Bobadilla gastó rentas y tributos reales para conseguir el favor de la gente, alegando que los Reyes Católicos solamente querían tener esa tierra a su nombre, y que lo demás no les importaba.[3]

Con este argumento, también se dedicó a vender en subastas las tierras que el Almirante había conseguido para los Reyes Católicos, alegando que los monarcas no eran labradores ni mercaderes y que esas tierras debían servir para el bien de los vasallos. Asimismo dio indios a las personas ricas y poderosas con el pacto de dividir con él las ganancias que les proporcionaran esos indios. Para ganarse el afecto del pueblo, vendía las cosas a dos terceras partes de lo que realmente valían. Para Hernando Colón, Bobadilla alentó todo tipo de críticas, injurias y humillaciones contra Colón.[3]

Con el sistema de las encomiendas se mantuvo el repartimiento de los indígenas, incluso muchos de ellos fueron impulsados a establecerse en las zonas auríferas, desapareciendo así los poblados indígenas.[4]​ Francisco de Bobadilla ocupó el cargo de gobernador hasta abril de 1502, siendo reemplazado por fray Nicolás de Ovando, quien llegó en junio a la isla.

Cristóbal Colón fue liberado por mediación de Isabel I y logró financiación para la realización de un cuarto viaje a las Indias, donde le fue advertido no acercarse a La Española. Colón partió de Sevilla el 3 de abril de 1502, hizo escala en Cádiz y en Gran Canaria y llegó al Caribe, en las proximidades de La Española, el 29 de junio, donde apreció que se acercaba un huracán, debido a que ya había presenciado otros huracanes antes. Colón pidió permiso al gobernador de La Española, Nicolás de Ovando, para desembarcar, pero le fue denegado, por lo que tuvo que recalar en una costa cercana, para evitar el temporal. Pasado el huracán, sus barcos quedaron relativamente ilesos, mientras que Santo Domingo y los barcos que se encontraban en el puerto fueron arrasados.

Bobadilla embarcó de regreso a España en la flota que trajo a Ovando. Sin embargo, falleció en el naufragio de su barco, debido a la llegada del huracán que había previsto el propio Cristóbal Colón.[1]

Bobadilla era hermano de Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya y Peñalosa, dama de la reina Isabel la Católica, mujer influyente como ninguna (a tal extremo que, en aquellos tiempos, corría de boca en boca el refrán: «Después de la reina de Castilla, la Bobadilla») y de Juan de Bobadilla, regidor de Medina del Campo, corregidor de Madrid y alcaide de sus alcázares; era tío de Beatriz de Bobadilla y Ulloa, señora de las islas canarias de La Gomera y El Hierro. Se casó con María de Peñalosa y engendró a Isabel de Bobadilla y Peñalosa, quien se casó con Pedrarias Dávila a fines de 1485 o a comienzos del siguiente, en Alcalá de Henares.



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